Una mañana del año 1923, Juan Crisóstomo Gómez aparece apuñalado en su cama del palacio Miraflores. Terrible asesinato: Juancho Gómez no solo era el Primer Vicepresidente de la República y Gobernador de Caracas, sino también hermano de Juan Vicente Gómez, amo y señor de Venezuela.
Poco más tarde, Vito Modesto Franklin, duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia se entera del asesinato al tiempo que empieza a vestirse con sus extravagantes galanuras. La noche anterior había estado departiendo con el vicepresidente en los salones del teatro Olimpia, e incluso éste le había regalado un bastón [...]
A mediados de 1923, bajo el régimen de Juan Vicente Gómez, el país amanecía con la noticia de que el Primer Vicepresidente de la República y Gobernador de Caracas, Juan Crisóstomo Gómez, había sido apuñalado en su habitación en el Palacio de Miraflores.
Así, tomando a un pueblo con aspiraciones a ciudad como telón de fondo, Santaella recrea el cuento para volverlo un enjambre de intrigas, que remite a la traidición de la narrativa folletinesca del siglo XX, haciendo un homenaje a los grandes clásicos de lo que hoy se conoce como novela negra, tomando como eje al curioso y extravagante Vito Modesto Franklin, duque de Rocanegras y príncipe de Austrasia, leyenda urbana de la Caracas de entonces.
El escritor habla de una Caracas decadente, a principios del siglo XX, completamente atemporal, atrapada por lo que fue. Vivía el inicio de la riqueza petrolera, con la decadencia de barrios emblemáticos y el surgimiento de nuevas urbanizaciones de clase. "Recuerdo que conseguí un artículo de Rocanegras donde escribía sobre lo horrible que era el uso del chicle en todas partes, hasta en los teatros. Considerando que él venía de la Caracas guzmancista, tan europea, era natural que rechazara todo lo yanqui", dice.
La capital de Rocanegras vivía una transición, llena de diversos cambios socioeconómicos como consecuencia de la explotación petrolera. "Cuando empieza a morir la Caracas de El Paraíso y surgen las nuevas urbanizaciones de Altamira, barrios como El Silencio antes de Villanueva eran muy decadentes. En la novela hay muchas referencias a la miseria y muerte que reinaban en los burdeles de sus calles era un barrio de mala vida muy pobre", agrega el escritor.
La narrativa de Santaella es ligera, poco complicada y se inmiscuye en temas de historia para volverlos interesantes e intrigantes. En definitiva, la primera novela de este autor te atrapa, pues está llena de curiosidad y aventura, en una Caracas pueblerina, con aspiraciones a metrópolis, llena de tranquilidad, pero que también se presenta compleja, oscura y peligrosa. Se lee rápido y se disfruta muchísimo. Más que recomendado.
Rocanegras es un libro interesante. Entretenido. Sin embargo, no avanza más. La recta final me hizo alzar una ceja, las dos y el ceño siendo mi tercera ceja. Hay personajes fantasmas que realmente de daban completamente igual. ¿Cómo te puede doler lo que le ocurra a Rocanegras si no conectas del todo? ¿Cómo te puede doler un amor que no es descrito más que en una página y no es mencionado en absoluto hasta el final? En fin. Es una lectura chévere que teniéndo el personaje que tiene merecía ser más.
P.D: Asco la edición de abediciones, de la U.C.A.B. Debería darles pena imprimir un libro con tamaña cantidas de palabras con letras faltantes o signos de exclamación o interrogación que brillan por su ausencia en ciertos parlamentos.
Fedosy y su narrativa nunca desentonan. Por medio de una novela ambientada en la Venezuela gomecista, Santaella nos pone ante lo mejor y lo peor que puede hacer su escritura (tan importante y destacada para la comunidad de escritores de la Venezuela actual) en "Rocanegras": Una lectura amena, rápida, con tensión desde el inicio hasta el final; bajo esa fascinante forma de describir escenarios físicos y mentales, pero que lastimosamente se contrastan demasiado con poco digeribles escenas de lucha, intriga y reflexión por parte del venezolano. Aún así, una excelente muestra de un libro histórico ficcional, ya que rescata elementos fácticos de los tiempos relatados, y los mezcla perfectamente con personajes verdaderamente interesantes. 3.5/5.
Fantômas reescrito por Quentin Tarantino en la precaria y sórdida Caracas de Juan Vicente Gómez. Truculento relato de folletín plagado de las convenciones y guiños al género.