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136 pages
First published January 1, 1973
La envidia que algún mal encantador debe de tener a mis cosas, todas las que me han de dar gusto trueca y vuelve en diferentes figuras que ellas tienen...Los reflejos quijotescos son fragmentarios pero lo suficientemente fuertes para que tenga plena aplicabilidad al libro de Liendo el análisis que tan acertadamente hizo el académico costarricense Rafael Ángel Herra en Encantadores me persiguen: Autoengaño y ficción en Don Quijote (http://www.acl.ac.cr/d.php?rah ):
¿Quién nos induce al engaño, quién?, se pregunta don Quijote. «¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos envidiosos que me persiguen?». Nuestra existencia parece estar dominada, minuto a minuto, si le creemos al Caballero, por una raza: «Raza maldita, nacida en el mundo para oscurecer y aniquilar las hazañas de los buenos, y para dar luz y levantar los fechos de los malos».Desborda la ironía y el humor en esta despiadada crítica de la televisión como portador de anti-valores, objeto y mediador de una sociedad de consumo cada vez más frenética y fuera de control. Finalmente vale la pena reproducir una pequeña cita del lapidario epílogo al pánfleto que deja para la posteridad Ceferino, epílogo supuestamente escrito a modo de juicio póstumo por Z3, un plutariano alienígena:
...en nuestros estudios hemos podido verificar que la insuperable genialidad creadora de los terrícolas fue siempre directamente proporcional a la estupidez con la que luego utilizaba sus grandes inventos