Leñador es una novela sobre la quietud, la certeza y la textura de las cosas.
Después de derribar un árbol, ellos se inclinan sobre el tocón y leen los aros concéntricos. Es la literatura del leñador. Leen los siglos, leen el pasado, el clima, el fuego, la sequía, los diluvios, el hielo, la ceniza y la peste. Lo leen todo hasta llegar al último aro, ahí se ven inscritos, hacha en mano. Ahí leen la muerte.
Esa mañana nos levantamos temprano. El bosque estaba callado, extrañamente quieto. Una niebla matinal se alzó de los pantanos, ésos que están colina abajo. Entramos al
bosque, los leñadores repartidos. La niebla no me permitía ver a los otros, pero escuchaba sus pisadas, a veces captaba una silueta lejana.
Íbamos más lejos esta vez, en busca de pinos antiguos, de corteza negra, más altos, más amplios. Avanzaba atento, temía perderme, aquellas pisadas eran lo único que me indicaba el camino.
En el bosque, en la niebla, en la desolación pálida me sentí solo, estaba solo, verdaderamente solo. Era lo que buscaba,
un vacío terrible y precioso, una vacuidad que me vaciara a mí también. Me sentí bien, sereno, duró un instante, menos de un instante, pero lo sentí en el bosque, lo sentí en la niebla.
Hermosa obra de Wilson. Él mismo dijo en una entrevista que la novela “no es sobre la naturaleza, sino sobre el lenguaje”
En ésta, el protagonista deja todo, escapa de su pasado y se convierte en leñador, en los bosques de Yukón, haciéndose uno con la naturaleza.
Como lo narra? Juega entre pasajes enciclopédicos sobre el oso, el hacha, las enfermedades DE los bosques, los insectos, los árboles, etc e intercala pequeños pasajes íntimos en donde dialoga de una manera casi poética, buscando su yo interior, tratando de ver el sentido del ser y de “captar certezas” como dijo en la mencionada entrevista.
Es un libro extraño, no había leído nada igual. Es un libro que se siente, te llega.
Recomiendo buscar notas en Youtube. Muy interesante lo que dice. A seguirlo.
Una lectura introspectiva, intensa y de sentir profundo. En un inicio cuesta tomarle gusto porque parece que estás leyendo una enciclopedia; pero luego aprecias el viaje introspectivo del narrador que te introduce en su mundo y en su momento compartiendo la cultura, le lenguaje y costumbres de quienes habitan el Yukon. He aprendido una enormidad de detalles de la flora, la fauna, la conservación de alimentos, medicina, costumbres, nutrición, etcétera; cada capítulo te deja algo. Solo hubo 2 que odie cuando habla de la taxidermia y de las ballenas. Diferente en estilo a todo lo que he leído, lo cual la hace autentica y la he sentido honesta.
An introspective, intense reading and deep feeling. At first it's hard to take pleasure in it because it seems you're reading an encyclopedia; but then you appreciate the introspective journey of the narrator who introduces you into his world and in his moment sharing the culture, language and customs of those who inhabit the Yukon. I have learned an enormity of details of the flora, the fauna, the conservation of foods, medicine, customs, nutrition, et cetera; Each chapter leaves you something. There were only 2 that I hate when he is talking about taxidermy and whales. Different in style to everything I've read, which makes it authentic and I've felt honest.
En cierto sentido, esta novela está compuesta por dos libros entretejidos. Por un lado, es la historia de un hombre del que se sabe poco: tras haber peleado en una guerra (quizás en las Malvinas) y haber probado suerte como boxeador, llega a los bosques del Yukón para trabajar como leñador en un intento de huir de su pasado y de sí mismo. Por otro lado, es una compilación enciclopédica de los muchos aspectos que implica el oficio del leñador: sus herramientas, su vivienda, su dieta, sus costumbres y sus tradiciones, la flora, la fauna, su entorno y los riesgos que encierra, entre muchos otros.
Es un libro lento y denso como el bosque mismo, que exige cierta calma para asombrarse con toda su belleza. Su estructura (que me recordó un poco a la de Moby Dick) avanza intercalando unas pocas líneas en primera persona sobre el protagonista, seguidas de varias páginas sobre aspectos técnicos sobre su oficio y entorno, a veces salpicadas por alguna acotación personal. Entre esas pocas líneas elípticas y esas páginas abultadas de conocimiento, se va armando la historia de un hombre en busca de certeza y que encuentra cierta paz al sumirse en la naturaleza, tratando de hacerse uno con el paisaje.
Se necesita paciencia para adentrarse en estas páginas, pero es bien recompensada. Es un libro deslumbrante y, sin duda, uno de los más hermosos que he leído.
Esencialmente es una enciclopedia del mundo de los leñadores del Yukon mezclado con una intuición de las texturas de la existencia. Si el lector no tiene una gran afinidad con la naturaleza y con lo críptico, la experiencia de lectura será abandonada prontamente, abrumado por datos y por quizá la intermitencia del narrador. Gran ejercicio producto de una estructura muy extraña, pero tal cual como la vida de los leñadores: no es para cualquiera.
El protagonista se aleja de las ciudades, y de su pasado en una guerra, en una fábrica, en una ciudad. Se aleja hasta los bosques del Yukón y lee un almanaque agrícola, observa a otro viejo leñador dibujar monótonamente en su cuaderno, y él mismo bosqueja números en el suelo.
Le ocurre una enciclopedia de la vida salvaje y del bosque. El libro se convierte en una enciclopedia.
Leñador es un compendio fascinado y sorprendido ante la acojonante naturaleza, y de una certeza lisérgica aunque evidente: la unidad de la existencia, sus ciclos y comportamiento.
La entrada para “Bosque” sólo se encuentra al final, una vez que el protagonista consigue difuminar su presencia entre los árboles. Yéndose.
No me ha gustado nada. No lo entiendo. ¿Es un manual para ser leñador? ¿Es un intento de hacer literatura que no es ficción, no es no-ficción? Demasiado postmoderno, seguramente ha llegado a mí porque está de moda el rollo natural-Thoreau, pero este libro te dan ganas de irte a cruzar la Gran Vía en navidad. Y las últimas 10 páginas...
1/5 en goodreads. 0/10 si me tomo la libertad de puntuarlo en sistema decimal.
Que manera de engañarnos tan vilmente por parte del autor Mike Wilson. Lo abandono al 33%, es decir, más de 170 páginas que bien parecen un copia/pega de un enciclopedia. Más que Leñador, debiera haberse llamado "Manual del leñador del Yukón". Ve a un cajón de la cocina, abre un cajón, saca el libro de instrucciones de cualquier electrodoméstico y ponte a redactar sobre lo que lees. Eso es este libro. Bueno, entre uso correcto del lavavajillas y mantenimiento del mismo, introduce algunas líneas sobre lo que ve en ese momento, ya sea un rio, un ciervo, la niebla o un barbudo escribiendo una nota. Podría decir que es la parte de novela de verdad, un 5% del tocho, unas 25 páginas si lo extrapolamos a mi experiencia sobre lo que he sido capaz de soportar.
Ejemplo: libro ficticio inventado por mí sobre la marcha llamado "Administrativo".
[...Una de las herramientas más frecuentemente usadas por un administrativo es el bolígrafo. Es una herramienta que puede ser de plástico, madera, acero, aluminio u otros metales o materiales y consta de 3 partes fundamentales: punta, cuerpo y tapa. El cuerpo se compone de un cilindro hueco donde de manera imperceptible a simple vista, aunque no en todas las ocasiones (en los bolis bic o similares, que son transparentes), dispone de un tubo interior lleno de tinta liquida que puede ser azul, negra, roja, verde o de otro color. La más utilizada es la azul, seguida bien de cerca por la negra. La tinta roja suele utilizarse para resaltar textos, ya sea para corregirlos o darles importancia. Esta tinta, a consecuencia de la gravedad de la tierra (tercer planeta del sistema solar comenzando desde el Sol, la estrella que le da nombre), que es de 9,8 m/s y empuja en dirección vertical y hacia abajo, esta accede a la punta, normalmente formada por..............]
Pues esta mierda que yo he escrito, pero con un 2000% más de detalles es lo que te vas a encontrar. ¿Y así me va a tener el señor Wilson por más de 500 páginas? Y un capullo.
¿Y la sinopsis? Una mentira de principio a fin. Para empezar, en la primera línea pone que es una novela. Mis cojones.
¿Y las reseñas sobre lo maravilloso que es? Me quedo bobo leyéndolas.
Nótese mi enfado con el manual, el autor y conmigo mismo por haber perdido mi tiempo. Y voy a dejar de escribir, que me caliento por segundos. No se lo recomendaría a nadie que no lo quisiese utilizar para calzar un mueble.
Nada más empezar a leer, me escamé y fui a ver quién era este Mike Wilson. Rápidamente me di cuenta de que lo que había empezado a contar no eran vivencias suyas en los bosques del Yukón, si no un ejercicio intelectual aplicado a la literatura. Y por qué me escamé? Porque me parecía que me la estaban dando con queso. Un poquitín de floritura y supuesta poesía profunda y un mucho de texto que parecía sacado de la wikipedia. Que sí, que seguramente esté superdocumentado y todo lo que cuenta sea verdad, pero la forma de presentarlo me ha aburrido. Y mira que a mí me gusta leer sobre bosques y naturaleza, pero aquí he sido incapaz de interesarme con algo. Cada capítulo consta de una especie de haiku en prosa donde el protagonista (leñador) cuenta lo que le transmite el bosque, lo pequeño que es ante las tormentas o lo en paz que está en el mundo. Unas poquitas líneas y ya está. Luego viene el extracto tocho, que yo acabé leyendo en diagonal, sobre temas como el afilado de un hacha, las características de los acuíferos o las costumbres de un oso. Así contado a saco, como quién escribe un libro de texto de la ESO. Y de repente, el protagonista, del que sabemos poco, sólo que huye de un pasado tormentoso y tal, le da el satán y se echa al monte en busca de una inuit que le vendió un par de chuches. Se tira unas semanas por ahí, hasta que encuentra un pino y dice “aquí me quedo”. Y se tira 15 páginas describiendo exhaustivamente, movimiento por movimiento, contracción de músculo a contracción de músculo, la acción de talarlo. Madre mía, qué intensito. Lo siento, pero a mí me ha dejado como estaba. Y ya, que me voy de rebajas a ver si encuentro una de esas camisas de franela de cuadros negros y rojos. Para pasar un verano recocido en mis propios jugos y sentimientos más profundos.
No es del todo una novela ni tampoco una enciclopedia. Es una obra bestial sobre el pasado y especialmente el presente, la soledad y la compañía, el conocimiento y el aprendizaje, pero sobre todas las cosas es un libro que trata sobre la búsqueda de la abstracción y la experiencia total de existir. No es fácil al principio y puede parecer incomprensible, pero todo tiene una finalidad y la recompensa es maravillosa.
JUAN MANUEL VIAL en LA TERCERA: "Leñador es también el recuento de un viaje sin vuelta atrás, el de un hombre dañado que, a través de una calculada frialdad, va expresando sentimientos íntimos a medida que más se adentra en el bosque. El libro ofrece un final abierto, al cual se accede luego de una elaborada y conmovedora frase que se extiende por 29 páginas. Un desenlace digno, en cuanto a forma, arrojo y contenido, para una novela sencillamente magistral."
PATRICIA ESPINOSA en LUN: "Leñador es una novela que experimenta con la forma, que se atreve con soltura a desmontar el género en el que se inscribe, mediante la proposición de una escritura que tensiona sus procedimientos al máximo. El personaje realiza un itinerario existencial, donde la racionalidad y su historia personal van desprendiéndose de su ser de manera progresiva. El abandono de cualquier tipo de comunidad y la opción por la soledad se compensan con el profundo diálogo que establece con la naturaleza, llegando en múltiples ocasiones al éxtasis místico. Leñador es una de esas raras novelas que no quisiéramos que terminara, una novela tremenda, no sólo por los riesgos formales y temáticos que corre, sino también por lo sólido, conmovedor y al límite de su propuesta filosófica."
PEDRO GANDOLFO en EL MERCURIO: "Leñador, cuya estructura y prosa mantienen un alto nivel a lo largo del texto, por un lado describe un movimiento de aprendizaje (el movimiento más visible), pero por otro, por su envés, va describiendo una suerte de olvido, un desaprender, un despojamiento, que culmina en una vacuidad, en un vacío casi místico, un vacío de ese pensamiento que es agitación, duda y separación del entorno, la naturaleza y el ser. Este olvido de sí, o este desprendimiento de la parte más intelectual y subjetiva de la interioridad, concluye con una suerte de fusión con el entorno, una certeza de su presencia: el protagonista es bosque dentro del bosque. En el hermoso fragmento final -en que describe detallada y conmovedoramente la tala de un gran pino-, la supresión del "yo" egocéntrico se traduce, naturalmente, en la sustitución de la primera persona del narrador por una tercera. Leñador es una novela serena, entrañable y delicada que de una manera oblicua e inteligente elabora un personaje y su mundo con realismo y cariño."
Buen libro, para llenarse de costumbres lejanas y de diferentes conocimientos universales. Todo esto orbitando la vida de alguien a quien el mundo civilizado le ha dado más de una razón para olvidarlo. De como todo se conecta en este mundo. Bien narrado y amigable. Un libro objeto por naturaleza.
Me demoré más de tres años en leer esta novela, y por eso le tengo un cariño gigante.
La compré en 2022 junto con otros 4 libros cuando me propuse volver a leer después un extendido periodo de desafección por la lectura. Me llamó la atención la portada y el hecho que la contratapa lo retratará como "un libro único", sumado a que se encontraba en oferta.
Lo primero que me di cuenta al abrirla es que está escrita como una enciclopedia: contiene diferentes entradas (musgo, hacha, Guiness, entre muchísimas otras) seguidas de páginas de información escrita en registro científico, a las cuales se intercalan breves acotaciones sobre la vida diaria del narrador, quién se encuentra viviendo entre los leñadores en los bosques del Yukon.
Cuando comencé a leerlo lo encontré el libro más aburrido de la historia. No me interesaba aprender sobre el cuidado de las hachas, como se confecciona un estofado, la importancia de la vestimenta en capas, las creencias espirituales y los ritos de los leñadores, las diferentes especies de flora y fauna presentes en el bosque, etc. Por ende, lo abandoné.
Ahora, 3 años después, solo por curiosidad intenté volver a leerlo. Lo que originalmente había sido un tedio tremendo se transformó en curiosidad y asombro: estas entradas enciclopédicas permitían imaginarse de la forma más viva posible el lugar que ocupaba el personaje. Cada intervención del narrador era enorme, aunque no fuera más larga de 15 líneas, porque uno podía concebir perfectamente la forma del bosque que lo rodeaba, los olores, la forma en la que iba vestido, que es lo que iba a comer esa noche, los ruidos que podía estar escuchando, el clima, lo que estaba ocurriendo en el campamento de leñadores, los diferentes animales que habitaban el mismo bosque, las supersticiones en las que creían los leñadores, etc.
Yo no sé nada de literatura, por eso todas mis calificaciones se basan en si volvería a leer el libro, si lo recomendaría, si me arrepiento de comprarlo o si me es indiferente.
A este debo darle 5 estrellas porque, independiente de como está escrito, para mi refleja un desarrollo en mi apreciación de la literatura; y como a veces es bueno volver a revisar empresas pasadas que hemos dejado de lado.
Este es uno de esos libros que cuando lo vi me atrajo. Sin saber nada de él ni tener muy en claro de qué iba, durante un par de años estuve leyendo extractos al asar. Hasta que este año decidí leerlo. Al principio me desconcertó y tengo que admitir que después de haber leído quizás unas ciento veinte páginas decidí dejarlo en pausa y seguir con lecturas más ágiles según mi parecer. Porque Leñador no es una novela tradicional, probablemente si comienzas a leerla pensando en autores como Jack London, te lleves una decepción. La estructura de Leñador consiste en situarnos junto a su protagonista, el narrador, en medio del Yukón, en un territorio habitado por leñadores, un grupo variopinto de hombres de todas partes del mundo que han elegido un tipo de vida extremo. Viven aislados, en medio de una naturaleza salvaje, con temperaturas bajo cero, en un medio donde la vida está en continuo riesgo. Un sitio con reglas claras qué hay que respetar para sobrevivir. El narrador nunca nos cuenta por qué eligió abandonar su antigua vida, ni como era ésta. Su búsqueda se va haciendo patente a lo largo de la lectura, porque comienzas a empatizar con el ambiente, empiezas a ver el mundo sin disfraces y la suya se vuelve también tu búsqueda. Lo entiendes sin que te diga más, solo mostrándote. Para ello tienes que atravesar largas páginas que se podrían clasificar casi como enciclopédicas. Donde cada elemento, cada detalle, requiere una explicación, una disección. Y en breves párrafos, sucede la novela. Una vez que aceptas esto comienzas a experimentar el resto del libro, la historia tras la historia de cada lugar, de cada cosa, de cada modo. Y se vuelve fascinante. Mi lectura fue pausada, las primeras cien páginas, cómo les dije, las leí en un par de semanas meses atrás. Las últimas doscientas o trescientas páginas las devoré en tres o cuatro días. Terminé amando el libro, fascinada con su estructura, con la experiencia, con su filosofía. ¿Es un libro para todos? No, es un libro para lectores pacientes, para intrépidos, para aquellos que disfruten de descubrir nuevas formas de contar, para minuciosos. Esos encontrarán gran placer y, sobretodo, solaz.
Ciertamente no es un libro para prestar a un lector de novelas a ciegas, pero si que es un libro para lectores en general: Leñador nos mete en otro ritmo tanto de lectura como de pensamiento, a la vez más pausado, a veces tedioso, pero la mayoría de las veces nos permite entrar en otras formas de ver/percibir/entender (no se si agregar "mundo", "realidad" o "las ideas" ya que desde cierto punto de vista es muy mental, pero a la vez también es muy físico, táctil, aromático en sus descripciones, uno casi está ahí). Además cuando uno ya se acostumbro a ese zaping de información (alguna mucho más interesante que otra, incluso releible independiente de la novela, como la parte de las hiervas para té o los totems) hacia el final todo cuaja como una promesa nunca explicitada "¿ves?" nos dice sin decirnos quien narra, con una sensación de comunión, cercanía a la muerte y experiencia mística.
No hay emoticón que describa lo que siento! . Un hombre decide abandonarlo todo e irse al norte de Canadá a los legendarios bosques de Yukón para vivir entre leñadores y encontrar un sentido nuevo y radical para su vida. . Este es un libro de introspección, un libro de aventuras, un relato de filosofía, un manual de supervivencia, una bitácora de viaje, una lección, una enciclopedia. . No hay trama que organice la lectura sino "entradas", palabras que permiten adentrarse en distintos tópicos que alternan entre la fauna, el oficio, la supervivencia, y mucho más . . Este libro te hace sentir la parsimonia del bosque, la vibración de las pisadas, la llegada del invierno, los saltos de los peces del río, el olor a naturaleza viva.
Un libro distinto, con un estilo particular. Se hace algo aburrido y tedioso por momentos, pero que a termina atrayendo. Un diccionario o manual de uso que explica cada cosa con objetividad y sin asumir ningún conocimiento previo del lector. El lenguaje frío del diccionario se combina con íntimas y breves reflexiones del narrador. Relata el viaje interior de un hombre que busca dejar atrás la civilización y los recuerdos dolorosos, y termina encontrando la redención en la naturaleza salvaje y la vida simple. Relata una transformación personal en la que el sujeto deja de ser tal y pasa a formar parte de la Naturaleza misma. La fusión con la naturaleza como una forma de ser y estar.
"Dormí y soñé, no me acuerdo con qué, pero era algo bueno, algo de ese lugar, algo sin preguntas ni respuestas, un lugar en el que mi presencia no era una singularidad, no se distinguía del entorno, era más bien un matiz tácito del paisaje."
Estoy enloquecido con este tipo. Al principio parece que estas leyendo una enciclopedia pero está tan maravillosamente escrito... me impresiona la capacidad de escribir con estilos tan diferentes en cada uno de sus libros. Escritorazo.
La idea en como se plantea el relato es buena, pero luego de leer 480 páginas de descripciones te hace creer que lees un diccionario y no una novela y termina siendo un ladrillo que se sostiene únicamente por las pequeñas luces que asoman en los diálogos del Leñador.
Dos libros en uno. Una guía o manual de los leñadores en Yukon y un diario personal del autor que nos comparte su percepción y sus sentimientos durante ese periodo que vivió en el bosque.
La calma y quietud del bosque de Yukón se reflejan en la palabra escrita del autor, quien logra crear un documento apócrifo que sin embargo entrega esa realidad.
Me es difícil abarcar este libro porque siento que hay dos formas de hacerlo: reflexivamente o puntual.
Puntalmente esta novela, que a la vez no lo es, no es de consumo fácil. No es compleja, posee un ritmo lento y espaciado que divide el libro en dos grandes categorías, donde lo que pasa por el protagonista es sumamente breve mientras que el otro, su entorno, es sumamente detallado y catalogado. Linealmente no presenta acontecimientos dignos de empatía con el personaje o sus vivencias. El personaje es, vive y no concreta nada. Es por esto que no merece una lectura entusiasta, periódica en plazos breves. En definitiva, no es una lectura recreativa. Ahora, después de que ha pasado un día de terminar su lectura y haber puntuado el libro con dos estrellas, puedo pensar un poco más reflexivamente. Contaminando mi opinión con dichos del autor y crítica literaria, puedo afirmar que sí, es un libro reflexivo, de más de una lectura y que se debe estar, al igual que consumir poesía, en un estado afín para llenarlo de significación y trascendencia. Pasé por estas dos etapas mientras leía el libro. Antes de leer los análisis realmente compartía esta opinión del viaje introspectivo del leñador. No importa de dónde escapa ni hacia donde irá, es el lugar donde se desenvuelve lo que nos lleva a reflexionar.
Amé muchas descripciones y otras simplemente las odié, también hubo algunas donde leía automáticamente sin comprender demasiado porque los datos, a pesar de ser amigables, se volvían irrelevantes para un fin mayor al que nunca más volvería a indagar. Entendía y me dejaba llevar por este proceso enciclopédico para poder comprender y sentir de una forma diferente los entornos y sus ciclos, pero a veces me fatigaba.
No discutiré la veracidad de la información, que de haberla tuvo que ser investigada. No iba a ser mi tarea comprobarlo, pero lo que más me impactó, quedando un tercio por acabar el libro si no mal recuerdo, fue este error donde el leñador destaca que en situaciones puntuales para obtener agua en el desierto era necesario matar a un camello para sacarla de su joroba. Me impactó tanto esta información errada que desde ahí cuestioné la magia intermitente que me entregaba el libro. No pude confiar en él pese haberlo asumirlo como ficción. El dato lo sé desde niño, y puede ser igual de infantil desafiar el encanto del libro con un error así, pero simplemente ocurrió. Cuestiono este hecho, pero a la vez lo dejo pasar porque siempre el libro se valora en sus dos procesos, durante y finalizado.
No sé si volvería a leerlo. Me gustaría pensar que sí, que debería estar en mi biblioteca y no en digital, tocarlo y hacer una parodia de su existencia y su forma de ser, porque el respiro que hace a la narrativa es lo más objetivo que podría existir dentro de mis conocimientos hasta ahora. Su cubierta es hermosa y el símil con el almanaque encontrado por el leñador lo hace un objeto apreciable y anecdótico, incluso olvidable para luego volver a ser recordado.
Un día después podría corregir mi valoración a 3 o 4 estrellas. En realidad no importa la valoración. Espero que quien se atreva a leerlo ignore lo bueno y lo malo o cualquier dicho antes de hacerlo.
No tengo ganas de puntuarla. Además, no la termine. Entiendo la estructura de enciclopedia, al principio me pareció una genialidad, pero falla, no se soporta. Primero, se hace repetitivo: habla sobre un objeto hasta que deriva en una viñeta en primera persona sobre la experiencia de alguien que se está adaptando a la cultura de los leñadores. Esto sucede una y otra vez hasta donde leí, entonces, se genera una expectativa y la gran parte de explicaciones pasan desapercibidas. Segundo, como leí en otro comentario, no tiene ciertas características de enciclopedia; no entendí la selección de temas. Por ejemplo, te habla de las herramientas al principio, pero después te explica cómo se forma el viento. Me parece que llega a un punto de irrelevancia con las definiciones, en donde termina ensayando sobre conceptos muy básicos que cualquier persona conoce, y los ofrece como nuevos. ¿Qué tipo de enciclopedia es? ¿Para quién? Siento que el autor no tenía muy claro. Hubiese editado el material. Tercero, la prosa es monótona. A propósito, claro, para simular la escritura de una enciclopedia. ¿Pero entonces por qué no escribió una enciclopedia y ya?
Leñador es una novela para lectores de tranco largo- y a los que las extensiones áridas no les hagan mella- pues si bien la descripción perpetua parece un campo de nunca acabar, insertos casi como un adorno se pueden encontrar preciosos pasajes de introspección y literatura en que por momentos dejan ver al narrador.
Una forma de (des)cribir experimental o sencillamente aburrida la mayor parte del tiempo, no deja de cumplir su objetivo, ese que fija su punto de vista en la existencia y significados de las cosas(por minúsculas que sean) en los rituales de lo habitual, y que si bien esa especie de escape a la naturaleza parece cada vez más un tópico, no deja de ser entrañable la mayor parte del tiempo.
Uno de los fragmentos que mas me gustó:
"Alguien una vez dijo que nos hacemos preguntas erróneas, preguntas sin respuestas. Que el problema no es la dificultad de la indagación, sino que la pregunta en si misma está mal formulada;que si no hay respuesta es porque no existe la pregunta, que forzar una es crear un problema ficticio, un engaño del lenguaje."
Un libro que no consigue construir un relato creíble. Intenta seguir el sistema enciclopédico, pero las entradas no están ordenadas de ninguna manera, a pesar de existir llamadas entre ellas (véase x, por ejemplo, pero es imposible encontrar x). El autor mantiene muchísimas muletillas que dificultan la lectura, porque no alcanzan a configurar un estilo de redacción. El único momento en que el libro se hace un poco más interesante es al final, en el relato sin interrupciones de la tala de un árbol. Si el libro hubiera sido así, habría tenido la posibilidad de construir algo interesante. Sólo lo terminé porque tiendo a darle una oportunidad a los libros que comienzo. Valió la pena? Definitivamente no.
Al principio lo de las definiciones era entretenido. Ya en la mitad del libro me cansaron. Al final fueron insoportables. Lo que hay entre las definiciones es lo que realmente hay que leer. En 250 páginas hubiese sido perfecto.