Un pueblo del Sur - la España de 1960- acorralado entre el casticismo del Antiguo Régimen y el cosmopolitismo de la Década Prodigiosa. Los personajes del libro son los jóvenes que en febrero de 1956 se sublevaron por primera vez contra el status quo clerical implantado por la guerra civil: los mismos que veinticinco años más tarde empuñaron las riendas de la España democrática.
Fernando Sánchez Dragó nació en Madrid en 1936, aunque es hijo adoptivo de Soria desde 1992. Hombre de cultura y formación multidisciplinar que se ha ido formando una larga y respetada carrera a lo largo de su vida. Se considera, con palabras de Baroja, hombre humilde y errante, escritor y viajero. Pretende ser un hombre sin etiquetas, que no tiene ni dios ni ley ni patria ni rey ni frontera ni bandera, que va a pecho descubierto y desnudo por el mundo.
De pequeño ya apuntaba maneras, pues a los cinco años fundó, dirigió y redactó un periódico autógrafo: 'La nueva España'. Licenciado en Filología Románica y Lenguas Modernas (Sección de italiano), ha sido profesor de Lengua, Literatura e Historia de España en universidades de diversos países como Japón, Senegal, Marruecos y Kenia, además de dirigir Cursos de Verano en El Escorial, Almería, Sevilla, Cuenca y Ávila. Como escritor ha cultivado la narración, la reseña literaria, el ensayo y la colaboración en prensa y revistas. Desde mayo de 2001 dirige el Colegio de España en París.
A lo largo de su vida ha sido una persona comprometida con diversas causas, como su intervención en las algaradas antifranquistas de finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta, lo que le valió cinco procesos, diecisiete meses de cárcel y siete años de exilio. En su juventud fue un hippy izquierdista de los que se apuntaban a mayo del 68 y se dedicaban a correr mundo con la mochila cargada a sus hombros. Hoy, él mismo se define como anarcoindividualista. Como los años no pasan en balde, Sánchez Dragó ha sabido adaptarse a la evolución de la sociedad, hecho que no sido bien visto por todos. Sin embargo, desde su izquierdismo antifranquista de la juventud hasta su condición liberal –en el sentido amplio de la palabra- de estos últimos tiempos, ha recorrido un camino que le ha conducido hasta llegar al orientalismo espiritual.
Viajero infatigable, ha recorrido cien países. Ha sido enviado especial en numerosos destinos de Asia, África y América como colaborador de prensa. Su vida literaria ha estado frecuentemente ligada con su quehacer en medios de comunicación, tanto visuales como escritos, habiendo trabajado en televisión también en el extranjero, como en la Radiotelevisión Italiana y en la Japanese Broadcasting Corporation (NHK). Ha sido colaborador habitual de El Mundo, Época, Onda Cero, la COPE, y otros medios de información. En 1955 fundó la Revista Aldebarán; de 1963 a 1967, y de 1969 a 1971 fue colaborador de la RAI (Radiotelevisión italiana); trabajó en la televisión japonesa desde 1967 hasta 1971; fue columnista de las revistas en las publicaciones del Grupo 16, donde fundó el suplemento de libros ‘Disidencias’, en la SER, en Radiocadena (donde obtuvo el premio Ondas 1988 por su programa 'El mundo por montera') y en Televisión Española (con programas como ‘Encuentros con las Letras’, ‘Tauromagia’, ‘Biblioteca Nacional’, ‘La Noche - El Mundo por Montera’, ‘La Tabla Redonda’, ‘Negro sobre Blanco’). Actualmente, dirige y presenta en Telemadrid el programa literario ‘Las Noches Blancas’.
Podría bastar hablar solo de la cubierta de esta edición de ‘Eldorado’, con el nombre del autor con un tipo de letra mucho más grande que la del título, o con esa ilustración que es de ésas de las que ahora se dice eso de “hoy día no se publicaría (algunos comentarios sobre las mujeres del texto seguramente tampoco). El caso es que en 1960, casi al mismo tiempo que Juan Goytisolo, Sánchez Dragó escribió también su Gran Novela Torremolinense. ‘Eldorado’ casi la publica Barral pero Dragó no quiso cambiar ni una coma. La brigada político-social requisó después todas las copias menos una y no se publicó ya hasta 1985 con cierto aire de novela entre mítica y contracultural. . No está nada mal escrita aunque resulta siempre un poco contradictorio que en una novela de formación el protagonista parezca que ya se las sabe todas a los 20 años. Los amores veraniegos de un joven madrileño de clase media con aires de héroe romántico entre cínico y existencialista admiten muchas lecturas. A mí, por encima de la que encuentra en la Costa del Sol un paraíso para el hedonismo y la libertad sexual, me interesa la del turismo como nuevo colonialismo, que ve en los “nativos” o los “aborígenes” “un mundo distante y nebuloso, de cuya esencia y existencia nada se sabía ni se quería saber en los pimpantes vestíbulos de los hoteles de relumbrón”. Porque ellos, los elegidos, “vivían con languidez y sin prisas, abúlicos, perezosos, tirados en la playa, derrumbados en las hamacas, recostados en las terrazas de los cafés, escuchando sin movernos las desfallecidas canciones de Nat King Cole y bebiendo a menudo ginebra o coñac”.
En sus líneas, el autor demuestra una profunda y asombrosa capacidad descriptiva que logra transmitir al lector una brisa de juventud, libertad y valentía proveniente de una época menos tecnológica, donde las relaciones personales eran protagonistas.
Empezamos mal si en la nota del autor ya empieza con esa soberbia; quiero darle una oportunidad para ver si sus obras son o no tan aborrecibles como era él. Libro a la altura moral del escritor, verborrea intrascendente, demasiado adjetivo y palabra culta que encajan mal en una descripción soporífera y nada atrayente. No comprendo que se tuviera como un gran escritor, es nefasto.
La valoración tan baja de este libro, 2,83 en marzo del 2025, me ha hecho recordar inmediatamente la frase de la comediante Lily Tomlin “Reality is nothing but a people hunch – La realidad/la verdad no es más que una impresión de la gente/de la mayoría o generalizada”. Nos movemos por emociones, y en el caso de Fernando Sánchez Drago entiendo que resulta difícil separar la persona del personaje y del escritor. Estoy convencido que la baja valoración del libro se deba a ello. Mezclamos todo con todo y se genera así una confusión tal que resulta muy difícil entenderse. Yo a la persona no la conozco, aunque me he formado una idea a través de lo que me llega del personaje. Al personaje lo he ido explorando más y más últimamente y se ha ganado todo mi respeto. Es una gozada escuchar y ver en YouTube los debates y entrevistas de sus programas en TVE o en Tele Madrid “Negro sobre blanco”, “Encuentro con las letras” o “El faro de Alejandría” por ejemplo, y ya en sus últimos años de vida las entrevistas que Luis Anchondo, profesor mexicano de español en la universidad estadounidense de Arizona le ha hecho en el canal de YouTube “Libros con Uasabi”.
El libro es literatura de muy alto nivel, de la que ya no hay. Hoy, con todo el respeto, que ya me gustaría a mi ser capaz de publicar algo, se publica a cualquier tuercebotas. Sin ir más lejos después de El Dorado de Drago he leído El padre del fuego del ‘periodista’ Sergio C. Fanjul y no podía creer que “eso” pudiese ser publicable.
Pero vamos al libro: La historia es autobiográfica y describe las andanzas de Drago en Torremolinos en un verano de inicio de los anos 60 finales de los 50. Resulta casi increíble que lo haya escrito a los 24 años, porque encierra tal número de referencias culturales, históricas y filosóficas que resulta difícil creer que se pueda conocer tanto a tan temprana edad. Por otra parte, siendo en ese momento ya licenciado en literatura española y un devorador de libros pues, que se yo, a lo mejor si se puede. Describe muy bien la época de lo que muchos han llamado “la dictablanda”, cuando después de pasar las miserias e injusticias de postguerra civil, la dictadura se quedó, pero la gente empezó a vivir como quería y a tener su proyecto de vida, siempre que no se metiese en política y que no se cuestionasen los principios católicos de comportamiento, particularmente desfavorables para las mujeres. Esos principios eran en cualquier caso solo aparentes. Muchas cosas no se aceptaban socialmente, tampoco legalmente, pero se hacía todo y más: sexo, drogas, contrabando, alcohol, “party after-hours”… el ligue con las turistas, particularmente las escandinavas, que no venían a España precisamente por la represión o para ir a misa y rezar el rosario después ... La gente, como le escuche una vez decir al filósofo Gustavo Bueno, quien más y quien menos se las apañaba para comprarse un 600, a veces un piso a plazos, y a llevar un billete de la lotería en el bolsillo (una alegoría muy bien traída que yo interpreto como el símbolo de la ilusión de una vida mejor cuanto menos imaginable). Yo he disfrutado mucho este libro y tengo ya otro suyo en la lista de espera, aunque será una espera larga porque antes hay al menos otros 3 o 4 que le preceden. Para mí un libro 5 estrellas.