Los integrantes de un modesto despacho de abogados de provincias se verán envueltos, sin quererlo ni desearlo, en un caso que les supera totalmente: drogas de diseño, blanqueo de capitales y corrupción a gran escala…
Efrén Porcina, un tipo encantador que ronda los ciento treinta y ocho kilos, sigue una dieta por internet y lleva una vida tranquila, y su única socia, Salomé, una secretaria cuando menos particular que cambia de novio cada dos por tres, junto con la inestimable ayuda de un ex policía borrachín, serán los encargados de arrojar luz y buscar la verdad en un intrincado caso con ramificaciones internacionales.
Las vidas de unos y otros estarán pendientes del acierto de un juez, la cordura de un jurado popular y el misterioso jurado número diez…
Me llamo Reyes por mi abuela sevillana, pero nací en el corazón de Castilla: Valladolid, donde dicen, se habla el mejor castellano y se practica el más puro laísmo. Guardo grandes recuerdos (y amigos) de esa ciudad. Allí estudié, trabajé algunos años, y me casé, con notable éxito, por cierto: llevamos 28 años juntos y tenemos 9 hijos (también juntos).
Después, me trasladé a Navarra y me quedé. Hace veinte años que aprendo más que enseño de mis estudiantes de UNAV, y tengo la suerte de vivir en un pueblecito en pleno Camino de Santiago, flanqueado por dos iglesias medievales y con los gorriones por despertador.
Estudié Economía porque me lo aconsejaron y Filosofía porque quise. Devoro los tratados de Derecho y Política para situarme en el mundo y escribir con algo (un poco, al menos) de sentido.
Aunque soy de secano, adoro el mar, especialmente las costas gallegas y San Sebastián. Me atrae su inmensidad de tal manera, que me baño en cualquier época del año: ¡espero no acabar como Alfonsina! Por lo demás, me encantan las tertulias y la siesta de los domingos, cocinar para mi gente, cantar si alguien rasga una guitarra, viajar con la familia, el cine, leer sin mirar el reloj, y, naturalmente, escribir.
De niña, siempre tenía la cabeza llena de historias fantásticas, pero me suspendían los trabajos manuales y mi ortografía dejaba mucho que desear. De mayor, enseñaba Matemáticas o Economía, ciencias poco amigas del arte. Con estos antecedentes, me aseguraron que la literatura y yo éramos seríamos con MacHor e Iturri, caminos paralelos. En 2000, decidí que seguiría la regla de escuchar a todos y hacer lo que me diera la gana, y contra viento y marea, entregué a imprenta mi primera novela. Acabo de publicar la séptima, tengo dos terminadas en lista de espera y algunas traducidas a otros idiomas. Espero tener tiempo suficiente para vaciar mi cabeza antes de morir.
No me importa cómo escribo sino para quién escribo. Por eso, repaso mil y una veces lo escrito, me pateo personalmente todos los escenarios, y me rodeo de benditos y generosísimos amigos: jueces, forenses, policías, fiscales o médicos, que pulen las distintas aristas de mis ideas y suplen mis torpezas. Por eso me llena de alegría que quien me lee me escriba y me cuente sus impresiones, que mis obras pasen de mano en mano o que visites este sitio web.
Lola MacHor, el padre Chocarro, Iturri y Jaime o el doctor Wilson no pagan impuestos ni tienen DNI, pero son tan parte de mi vida como mis compañeros de despacho, mis alumnos o mis colegas de la CPEN. Espero que lo sean también de la tuya y con-sintamos juntos.
Dícese de cómo unas personas normales y corrientes se ven metidas en un lío muy peligroso y que les viene muy grande. Básicamente de esos trata la novela. Bien contada y con personajes bien definidos, tiene todos los elementos para pasar un rato de lo más entretenido e incluso para reírte un poco.
Efrén Porcino desarrolla su profesión de abogado en un modesto piso remodelado por él mismo y su secretaria Salomé. Salomé será la que lo involucre en un complicado caso en el que tendrá que dar uso de toda su pericia para intentar no salir demasiado perjudicado.
Si os fijáis en la portada y el título pensaréis que tenéis ante vosotros un thriller, novela negra o algo similar. Pues sí, así es, pero tanta ironía, sarcasmo y toques de humor lo único que ha conseguido es que me termine saturando y aburriendo a ratos. A quien le guste las series como "Aquí no hay quien viva" (no malgastaré ni un segundo de mi valioso tiempo en ver algo así) o películas con un humor similar, posiblemente disfrutará mucho con este libro. Aunque tengo mucho sentido del humor y me encanta reír, no soy de series, películas y/o libros donde predomine el toque humorístico y, como he dicho anteriormente, al final termina por aburrirme.
Si a todo lo anterior le sumamos los personajes tan surrealistas, al estilo de los cómics como mortadela y filemon, ya me termina de rematar. Que sí, que siendo niña sí leí cómics de esos, pero realmente no es el tipo de lectura que más me atraía.
Si habéis llegado hasta aquí pensaréis que no me ha gustado absolutamente nada este libro. Pues os equivocáis; sí me ha gustado (en parte) ya que está bien escrito, se lee rápido y la trama principal es buena. Lo único que le sobra ya os podéis imaginar qué es, verdad? Sí, los toques de humor 😜.
Un libro entretenido y amable pero que no me ha terminado de gustar. Ni la historia, ni principalmente el estilo en el que está escrito. No me gusta demasiado que en los libros se dirijan a mí y en esta historia sucede en demasiadas ocasiones, como lector siempre me ha parecido un poco tramposo, un artificio fácil para acercar más la historia al lector. Esa camaradería que posiblemente busca la autora con el lector me sobra.
En cuanto al libro en sí es bastante correcto aunque no terminé de entrar en una historia que me resultaba poco creíble y demasiado artificiosa. En fin que esta primera incursión en los libros de Reyes Calderón no me ha dejado demasiado satisfecho, aunque quizás no esté de más dar una segunda oportunidad.
Reconozco que, como profana de temas jurídicos, las novelas cuya trama principal tiene por desarrollo un juicio no me convencen demasiado, pero aún así decidí comenzar a leerlo por sus buenas reseñas. La historia en sí misma es bastante absurda (un abogado que se "apropia" del dinero y drogas de un camello muerto en accidente de tráfico!) y los personajes son más propios de un cómic que de un thriller judicial (un abogado obsesionado por su gordura, una secretaria que parece Ofelia -la de Mortadelo y Filemón- y un detective que si tuviera capa sería Superman...). En cualquier caso lo peor de esta novela es que el hilo de la historia se pierde continuamente con detalles absurdos e historias paralelas que poco aportan a la principal y que alargan y aburren sobremanera. Aburrida y con un final muy soso.
Todo lo que había leído hasta ahora de Reyes Calderón eran casos de las jueza Lola MacHor. Este no tiene nada que ver con ella y también lo he disfrutado. Me ha recordado a las novelas que le cogía a mi padre del abogado Perry Mason (Erle Stanley Gardner)
Definitivamente me rindo a la evidencia, esta escritora me ha ganado. Creo que si le diera por escribir como hay que rezar un rosario sería capaz de hacerlo interesante. Es capaz de engancharte desde la primera línea hasta la última solo por su forma de redactar.
Muy flojo; un libro que lo terminé porque no me gusta dejar ninguna lectura incompleta. Muchas vueltas con una trama que no convence. Se hace demasiado largo y cansa.
Interesante libro donde los haya, mantiene la tensión y engancha. Sin embargo todo lo que pasa, pasa porque el protagonista no puede estarse quietecito. Se mete en camisa de once varas por no ser capaz de llamar a la policía al principio y claro, luego al final tiene que confesar. El libro es bueno y está bien escrito, pero no deja con buen sabor de boca y no merece la pena la tensión para el final que tiene. Es una pena pero es así.
Una larga y enrrevesada novela de abogados, con escasa fortuna en la descripción de situaciones y personajes, escrita de forma algo torpe, con una trama poco creíble, un juicio tedioso y ausencia notable de tensión dramática o de interés por lo que les puedan pasar al Sr. Porcino, a su secretaria Salomé, a su amigo Paco, al abogado Fulano de Tal (sic) y al policía corrupto Torino. No pierdan el tiempo.
Me sorprendió el libro, al principio no parecía un libro que fuese a engancharme, pero el personaje principal me gustó tanto que terminé atrapada en sus redes. Parece una historia sencilla pero se va complicando por momentos hasta engancharte.
Le tenía unas ganas tremendas a este libro, pero al final me ha decepcionado :-/ Me gustan más los libros protagonizados por la jueza Lola MacHor. Puntuación: 2/5