El lector se encuentra con un relato en el que el protagonista, Pedrito de Andía, vive y sufre un verdadero camino iniciático que va desde la inocencia infantil, hasta conseguir el conocimiento de sí mismo y de la complejidad de su mundo. Ese camino se divide en dos partes que corresponden a periodos temporales: la primera transcurre durante los meses de junio y julio del año 1923, y la segunda, los meses de agosto, septiembre y octubre del mismo año. La división viene determinada por la enfermedad que sufre el protagonista.
La nueva vida de Pedrito de Andia es una novela escrita por Rafael Sánchez Mazas (amigo personal de JAPR y uno de los fundadores de Falange) que versa sobre la adolescencia de un niño llamado Pedro dentro de la sociedad aristocrática (creo que decadente) de principios del siglo XX. Especialmente la novela se centra en la relación de casi-devoción ~o sin el casi~ que sufre el protagonista por una muchacha cuya familia carlista está ligada a la familia de Pedrito,siendo estos liberales. Me parece que la obra combina momentos graciosos y simpáticos con otros muy tristes y desesperanzadores. Pedrito vive atormentado por la falta de reciprocidad en su amor a Isabel, la que parece que desde que creció en altura pasa completamente de él. Esta es quizá la parte de la obra que menos he comprendido,como la altura de Pedrito podría tener tanta significancia en el relato.También me cuesta comprender la intromisión de algunas historias como la de las guerras carlistas o algunos sueños extraños del protagonista,a los que veo que falta desarrollo y significado.En lo que sí creo que acierta claramente la obra es en hacer una especie de retrato “etnográfico” de esa sociedad aristocrática vizcaína de los años 20.Las descripciones de lugares como Andia,Mendive,Bilbao u otras zonas de Vascongadas me resultan muy entrañables y acertadas. Como también me resultan los personajes del Padre Cornejo o de Don Agustín.Creo que después del protagonista son los dos personajes que más brillan.Echo en falta un mayor número de apariciones del Padre Cornejo,que si bien aparece mentado muchas veces a lo largo de la novela,es Pedrito el que acaba “robando” el protagonista al sacerdote,cuyas reflexiones considero las de más valor de la novela. Es interesante como Sánchez Mazas ilustra la concepción que tiene de Dios el protagonista como una especie de lámpara mágica. Considero que es una visión muy recurrente y errónea de la divinidad y el Padre en su última intervención corrige bien. Son interesantes también los comentarios sobre literatura y autores que aparecen a lo largo de la novela. Pienso que esta obra es una especie de Werther en negativo,con un cariz más católico y “esperanzado”,pero solamente al final. Coincide con que es quizá la parte que más me ha decepcionado.No comprendo como una novela de esta dimensión pueda tener un final tan poco desarrollado,cuando es probablemente el momento que todos estamos esperando desde el comienzo de la novela y la presentación de lo que luego sería el desarrollo. También me vuelve a sorprender la intención ecléctica que tienen estos escritores de posguerra que intentan aunar una serie de estilos y de temas en pocas páginas con un resultado algo dudoso. Pese a todo,es un libro que he disfrutado bastante y del que se pueden extraer grandes cosas. Pedrito es un personaje genial,con mucho humor escondido dentro de todos sus dramas y con una capacidad intelectual sorprendente para un niño de su corta edad (obviamente sabiendo que es una ficción).Ha conseguido adentrarme mucho en la obra e interesarme por conocer toda esa zona del norte de España,gracias a la incesante aparición de paisajes geniales tanto de mar como de montaña. Me gustaría continuar leyendo a todos estos autores de posguerra afines al régimen (Foxá,García Serrano,Sánchez Mazas)aunque de momento,si tuviese que quedarme con uno me quedaría con este.
Tenía ganas de leer este libro desde hacía tiempo, y la verdad, me ha decepcionado: un adolescente emperrado a lo largo de toda la novela con una novia de la infancia, lo cual resulta bastante pesado, y todo narrado entre una atmósfera de las guerras carlistas (que no me interesan lo más mínimo)