През една зимна сутрин Делфин дьо Виган намира майка си мъртва в дома ѝ. След ступора, след мъката, след отказа да повярва в неотвратимото, тя взема трудно решение – да проучи и опише живота на майка си, да разбере кое я е накарало да направи такъв радикален избор. Заемайки се с тази задача, писателката разказва обикновената и необикновена история на своя род – без излишна сантименталност, без самосъжаление. Без да укорява и без да идеализира. Постепенно пред читателя се очертава силният и очарователен образ на една изстрадала, но и пълна с живот жена.
"Семейството ми въплъщава най-шумната, най-зрелищната радост и заедно с това в него отеква неуморимото ехо на мъртвите и отзвукът на многобройни катастрофи. Днес знам също, че то онагледява, като много други семейства, унищожителната сила на словото – и на мълчанието. Люсил почина на шейсет и една години, преди да се превърне във възрастна дама. Люсил умря както желаеше – жива. Днес вече съм в състояние да се възхитя на смелостта ѝ." - Делфин дьо Виган
Delphine de Vigan is an award-winning French novelist. She has published several novels for adults. Her breakthrough work was the book No et moi (No and Me) that was awarded the Prix des Libraires (The Booksellers' Prize) in France in 2008.
In 2011, she published a novel Rien ne s'oppose a la nuit (Nothing holds back the night) that deals with a family coping with their mother's bipolar disorder. In her native France, the novel brought her a set of awards, including the prix du roman Fnac (the prize given by the Fnac bookstores) and the prix Renaudot des lycéens.
No les voy a engañar, no fue una gran lectura, y aun así tengo que agradecer y felicitar a la autora por la elección de ese tono contenido que no hace excesiva sangre del drama que es su historia familiar o la situación que vivió ella misma mientras componía y escribía el libro.
Lo que ya no sé si fue realmente una libre elección de la autora son los muchos caminos alternativos que va dejando la historia a medida que se adentra en el drama. Caminos que me desconciertan por su sordidez como para no estar convencida de su veracidad. Quizás es inevitable hacer concesiones o quizás son muchos los testigos para plasmar una única verdad (y esa imposible convergencia de verdades se nota quizás en lo nebuloso que quedan dos personajes tan protagonistas como su madre: sus abuelos).
No obstante, no es la verdad el objetivo de escribir este libro, sino construir ese ataúd de papel a su madre, como nos dice la propia autora, aprovechando para meter en él mucho del peso del que ella misma necesita desprenderse. En este sentido, es llamativa la anécdota con aquel taxista que, tras comentarle ella su oficio de escritora, él le pregunta: ¿A qué se debe?. La respuesta es el centro del libro.
4,5. La lectura de esta historia me ha dejado completamente hecho polvo. Sonará a masoquista, pero me encanta cuando un libro me hace sentir tanto como para alterar mis emociones. En "Nada se opone a la noche" Delphine de Vigan nos va a hablar de la vida de su madre, Lucile. Un día, después de varios otros sin noticias de ella y preocupada, decide ir buscarla a su casa, donde la encuentra muerta. Meses después, luchando por superar la trágica decisión de su madre de no seguir viviendo, decidirá empezar a escribir la historia de esta, en un último intento por conocerla y entenderla como nunca lo hizo en vida.
Delphine se valdrá de los testimonios de todos aquellos que conocieron a su madre, sus tíos, sus amigos, su hermana o los recuerdos que ella misma poseía, para formar una guía por donde recorrer la vida de la inestable Lucile. Desde su más tierna infancia ya se nos presenta como una niña diferente. Creció en una casa con ocho hermanos, y siempre prefirió el silencio en la soledad, que el murmullo inagotable de una casa con tantos niños. Poco a poco iremos conociendo a sus padres y a sus hermanos, que miembros marcaron más su vida y que sucesos la convirtieron en la persona que fue.
Lo primero que marcó la vida de la Lucile niña fue la muerte. Desde muy joven tuvo que lidiar con esta en su vida, con unos padres poco atentos y con una gran responsabilidad para con sus hermanos menores desde pequeña. Todo estoy la irá sumiendo cada vez más en una especie de hastío ante todo y se plantará en la juventud siendo una joven cansada. Poco a poco iremos viendo aquellos momentos que señalaron su vida: los amores que tuvo y perdió, el alcoholismo, el nacimiento de sus dos hijas (una de ellas la autora) o su lucha imparable contra un transtorno bipolar que la sumía constentamente o bien en la apatía o bien en la euforia extrema.
La he disfrutado y sufrido a partes iguales. Me ha parecido muy valiente el retrato crudo que hace la autora sobre su familia, como muestra la violencia de unos y como otros se alejan y aceptan esta violencia. Todo se mantiene en silencio, nadie habla, nadie denuncia la realidad. Creo que el camino hacia esa catarsis que la autora parece buscar, ese intento por entender porque su madre sufría esos extraños ataques, que le dejaron tal huella, que nunca consiguió sentirse unida a ella, está tan honestamente reflejado que la verdad traspasa las páginas y me ha emocionado en muchas ocasiones.
Pero no solo me ha transmitido sentimientos negativos, como la tristeza o la impotencia, también tiene un toque esperanzador que la autora refleja a través de la lucha de su madre, por avanzar, por estar bien, por superar todos sus tormentos. La fortaleza de la imagen que se proyecta de Lucile es brutal. Las últimas páginas me han tocado profundamente. Maravillado me hallo con la escritura de Delphine de Vigan, así que planeo leer toda la obra de esta gran escritora.
Al principio me molestó que se tratara de otro libro de autoficción, con la misma formula en donde ella, narradora-escritora-personaje cuenta algo que la involucra (como Binet, o Carrere), y luego cuenta su proceso al hacerlo, sus conflictos, lo que le va sucediendo alrededor (como en Hhhh de Binet, que es básicamente igual), igual aclaro que me encantan tanto Carrére como Binet, pero igual porque ya los había leído veo una fórmula ahí. Pero la historia está buena, y escribe bien, así que me fue conquistando, y ahora digo, mira, su historia esta buena para contarla, y el hecho de que la involucre a ella la hace más emotiva. Su familia tiene una historia compleja y traumática, así que, qué mejor que poder contarla de la manera en como lo hace, y que quede una buena historia además.
Being a part of any community, let it be marriage, family or close circle of friends, does not entail an alignment of thoughts and values - however it often feels this way and forms the basis for connecting. Everyone knows an unsettling feeling that a certain kind of recognition brings, when all of a sudden your world becomes more parallel than related to that of others and an abyss opens to show you that an intersection of beliefs is made of so completely different directions that three dimensions are suddenly not enough to describe the space we live in.
This was the feeling of reading this book. After an initial story about a family that is at least close if not happy, where the joys and tragedies are described from a chronological and personal distance, it makes an abrupt switch to the consequences of a dark, previously unmentioned family secret, that weaves its web on generations to come. From an idealistic family portrait we are dragged into the personal lives of traumas and their tangible realities. The fundamental loneliness of each of us, that is never felt deeper than in a company of deft listeners, is shown within all its reach - to the point I wondered if perhaps it is not the author's fault to make the threads that link solipsistic planets so little known. As in life, I was left to fill the blanks myself.
Esta es la historia (tan real como la ficción, tan ficticia como la realidad) de la madre de la escritora Delphine de Vigan, que murió dos veces: una vez como la figura de la madre que estaba llena de energía, cuidaba de sus hijas y en quien ellas podían confiar plenamente (asesinada por el trastorno bipolar); y una segunda vez físicamente, definitivamente, como la nueva persona que renació de la enfermedad.
Esta es la historia de las dudas que corroen a la autora sobre su madre, su vida, su enfermedad y las causas de la misma. Es también la historia de la propia Delphine y de su familia materna, un grupo de personas que siempre parecen estar al filo de la tragedia.
Esta también es la historia de cómo, tras el primer ataque psicótico, su madre dejó de ser su madre, pero al mismo tiempo no. Y de cómo sus hijas tuvieron que aprender no solo a convivir con esa nueva persona, sino a aceptar que nunca más volvería su antigua madre, y que por el resto de sus vidas iban a tener que estar pendientes de ella, porque un día deja de tomar la medicación y se pierde por París y aparece de repente con un ojo morado porque al parecer Lacan le ha pegado un puñetazo.
Esta es la historia de cómo tener una persona con un trastorno mental en la familia no es una película de Hollywood de los 90. No se va a solucionar, no va a desaparecer, la situación no va a volverse de color de rosa mágicamente. Es complicado, y frustrante, y doloroso, y sí, incluso puede llegar a rozar cotas del más perfecto absurdo, y a veces a todos les entran ganas de tirar la toalla. Porque sí, es tu madre, pero tú tienes tu vida y tus preocupaciones y no siempre tienes las energías (o las ganas o el amor) suficientes para cuidar de una persona como si fueras su carcelero. Y la persona que sufre el trastorno tampoco tiene siempre las energías de seguir, porque vivir, a veces, se hace demasiado costoso.
Esta es la historia real con toques de ficción (o ficticia con toques de realidad) de una vida, de una relación entre una hija y una madre (y entre esta madre y el resto de su familia), que a pesar de resultar dura (de Vigan no maquilla lo feo), triste (incluso lacrimógeno en ocasiones) y difícil de digerir, tiene partes donde se vislumbra la luz y el calor, porque pese a que el trastorno bipolar fue gran parte de la vida de la madre de la autora (y de la vida de la autora misma), esa mujer fue más que eso, fue una mujer con sus luces y sus sombras a quien Delphine de Vigan trata de descubrir mientras escribe. Y tal vez no lo consiga del todo. Pero se acerca mucho. Tanto como humanamente puede.
Brutal. No se puede definir de otra manera lo tremendamente doloroso y valiente que es este libro, esta historia en carne viva. Me ha dolido, me ha encantado y me ha vuelto a doler. Va directo a mis mejores lecturas del 2017, con los ojos cerrados.
Compelled to write this book as a result of her mother’s suicide, French writer Delphine de Vigan weaves together fiction, biography and memoir to delve into the cracks of her family’s increasingly dark history. In the time after discovering Lucile's (her mother) body, Delphine initially resisted the idea of writing her mother, but simply felt it had to be done. Though the testimonies of family members, de Vigan also relies on a collection of home movies, letters, and photos to achieve her goal. To read this precise, moving, and sometimes unsettling book, one feels like a silent witness to an ever so private affair, that is an exploration of life, of individual suffering, and a sort of investigation looking into the morality, ethics and motivation of writing. de Vigan doesn't want any sympathy (although I'm sure for some that would be hard not to feel), all she asks for is the reader's full attention. This is indeed a heart-wrenching story, and although there are bright moments, I found it difficult to hang on to them for very long. For the most part we get a raw and unsettling monologue that reflects on the many difficult and uncomfortable questions that are asked of members of her dead mother’s family, with the answers not always forthcoming. Parts of of it that detailed incest and rape had me almost gasping aback in horror, and of nine children, there were three deaths by suicide, another death after a child falls into a well, and after we get confirmation of the terrible abuse inflicted by her father, it goes some ways to explain Lucile's long suffering mental illness. Although her mother is the centre of the story, as the narrative progresses we start to learn more about Delphine too, including bouts of anorexia, and we are constantly remained that the families of her mother and grandmother are all too flawed to be any but real, so I don't know why it's described as a novel by some. And yet, the author doesn't call it a memoir. Because there is a question hanging over certainly the first part of book - just what is truth? Early on, the portrait and history of a family, combines factual accounts that de vigan, either from not being born or being far too young, didn't witness, so it's a case of imagining in the minds of people who were alive at the time. Because she openly discusses her rights and responsibilities in trying to reconstruct the family in which her mother grew up, there's no moral anxiousness, and because of her being a novelist first, taking advantage of invention, her imagined passages of writing were far more satisfying on the eye to me than the second half of the book, were she tends to just stick to the painful facts of her mother's unstable decline in a rather dry and unengaging way. The longer it went on, the wearier I became. Overall, I likened it to a journey, were I wanted to turn around and do the first part all over again. I didn't want the destination, even though I knew it was unavoidable. Reading this will certainly have me trying one of her novels at some point, because there is clearly talent there. This was painful to read, but you can bet it's nothing compared to pain de vigan must have felt whilst writing it, so for that she gets my deepest respect.
Nada de lo que yo pueda reseñar le haría justicia a este libro: solo puedo decir que si alguna vez se cruzan con él, no duden en leerlo. Delphine escribe con el corazón en la mano, pero con la razón como estandarte.
Le meilleur roman de la rentrée ! Après quelques romans un peu superficiels, louvoyant du côté de Olivier Adam et de Anna Gavalda, Delphine de Vigan explose avec cette autobiographie douloureuse de sa mère. Le début du roman est solaire : on y découvre une famille merveilleuse, comme seul le baby boom pouvait en enfanter. Une grand-mère généreuse, un grand-père séduisant, sept enfants, pas moins ... Mais les fêlures apparaissent peu à peu : la mort accidentelle d'un enfant, l'adoption d'un autre, son décès dans des circonstances scabreuses, la naissance d'un enfant trisomique, des révélations étouffées sur ce grand-père ambigu... Delphine de Vigan raconte, sans fard, l'histoire de sa famille. Elle raconte aussi les difficultés que lui a causées l'écriture de ce roman si intime et pourtant si pudique. Ce n'est pas une famille abstraite, irréelle, fictionnelle, qui nous est décrite, c'est une vraie famille, avec ses qualités et ses défauts, ses zones d'ombre et ses éblouissements. Et, comme dans les livres que j'ai lus ces jours derniers et qui m'ont tant plu (Carrère, Binet ...), c'est la présence de l'auteur au cœur de son livre qui lui donne, de mon point de vue, tout son sel. En se plaçant au centre de son roman, l'auteure décuple l'effet de réalité. Elle nous fait partager non seulement la folie de sa mère mais la souffrance qu'a coûtée à sa fille cette folie et la confession de cette folie.
الرواية أجزاء من السيرة الذاتية ومذكرات الكاتبة الفرنسية دلفين دو فيجا عن والدتها بدءا من طفولتها وحتى انتحارها تحكي عن نشأة الأم في عائلة تبدو في الظاهر سعيدة.. حياتها بما فيها من حزن وإخفاقات ومرض وما فيها أيضا من فرح ونجاح وترابط ثم معاناتها هي وأختها بعد ظهور أعراض مرض الاضطراب ثنائي القطب على والدتها وتصرفاتها في نوبات المرض المتغيرة ودخولها المصحة النفسية تكشف الكاتبة بصراحة عن مشاعرها ورؤيتها الخاصة لأمها وعلاقتها بها في مراحل العمر المختلفة في محاولة للخلاص من الألم والحزن بعد وفاتها
Delphine de Vigan schreibt autobiographisch über drei Generationen ihrer Familie. Der Grund dieser Geschichte ist der Freitod ihrer Mutter Lucile, die sich mit nur 61 Jahren das Leben nahm. Das "Warum" treibt De Vigan an und sie durchleuchtet das Leben ihrer Mutter anhand von Interviews mit Familienangehörigen und alten Freunden, alten Kassetten und indem sie in ihrem Tagebuch blättert. In drei Kapiteln versucht sie die Vergangenheit ihrer Familie zu rekapitulieren.
Lucile, eines von insgesamt neun Kindern, ist wunderschön und macht bereits mit 8 Jahren Karriere als Kinderstar. So kommt Geld in die eher maue Haushaltskasse. Sie ist ein faszinierendes, introvertiertes Kind und der Liebling ihres Vaters George.
Die Familie ereilen viele Schicksalsschläge.
"Was ist passiert, als Folge welcher Störung, welchen schleichenden Gifts? Ist der Tod eines Jungen eine hinreichende Erklärung für die Bruchlinie, die Bruchlinien? Denn die Jahre danach sind nicht zu beschreiben ohne die Begriffe Tragödie, Alkohol, Irrsinn, Suizid, die genauso zu unserem Familienwörterbuch gehören wie die Wörter Fest, Spagat und Wasserski".
Wie konnte es zu diesem und auch anderen Suizids kommen? Sind Traumata erblich? Delphine versucht dem Ursprung all des Leids in der Familie auf den Grund zu gehen. Tod, Missbrau, Geistesgestörtheit, Inzest, hier gibt es einige Baustellen.
Delphine de Vigan schreibt dieses Buch als Selbsttherapie um nicht am eigenen Schmerz zu zerbrechen und auch um ihre faszinierende Mutter kennenzulernen. Das Verhältnis zu ihr war zu Lebzeiten eher distanziert. De Vigan schreibt auch von ihren Selbstzweifeln, die Erinnerung objektiv wiederzugeben und reflektiert immer wieder ihre eigenen Schwierigkeiten mit und in der Geschichte.
Ich finde es immer schwierig eine Auto- oder Biografie zu bewerten. Delphine de Vigan erzählt die Geschichte nüchtern, manchmal sogar wie ein Protokoll, ohne Vorwürfe oder Selbstmitleid.
Sensibel, spannend und beeindruckend. Am Ende war ich, trotz der teilweisen sachlichen Herangehensweise, sehr aufgewühlt. An ein paar Stellen war mir die Selbstreflektion der Autorin zu viel. Das Buch ist aber auf jeden Fall empfehlenswert und ich freue mich auch schon auf "Dankbarkeiten ".
Hier noch ein Zitat von Kafka, dass ich der Rezension von "Sauerkirsche " stehlen musste, da sie den Grund des Schreibens von De Vigan, meines Achtens, damit auf den Punkt brachte:
"Ein Buch muss die Axt sein für das gefrorene Meer in uns".
Aquí nos aproximamos al núcleo familiar De Vigan y en concreto a su madre, se trata de hechos autobiográficos. Le reconozco a la autora lo bien escrito que está, variando de la tercera a la primera persona, y encontrando la voz adecuada para narrar desde distintos enfoques la compleja vida de la madre y su trágico fin, así como las peculiaridades de la familia materna y las innumerables tragedias en el entorno familiar. También valoro las muchas horas de investigación y las vueltas que reconoce dio hasta encontrar la voz narrativa. Son hechos reales, parcialmente novelados.
Sin embargo, le encuentro dos problemas:
1. La temática. Está muy desgastado ese tema de novela, la investigación del pasado de un padre o una madre, etc, lo que en talleres de escritura se conoce como “Secretos de familia”. Imbuirte como lector en anécdotas infantiles y dramas familiares de la madre de la autora, por momentos me resultó odioso. Ya hemos leído todas las facetas de la vida de Ernaux (bueno, reconozco que yo me resisto) y buena parte de la vida personal de otros tantos autores; solo pido algo de originalidad. Ese detalle fue el que me impidió entrar a fondo y sin miramientos en lo que pretende contarnos De Vigan, aunque como indicaba al comienzo, creo que está trabajado y bien escrito. No obstante, reconozco que en varias ocasiones estuve a punto de abandonarlo.
2. Por momentos también encontré una seria contradicción y no entendí que la autora no quisiera entrar en una visión más global o completa de la protagonista absoluta del libro: su madre. De hecho, lo trata de explicar:
“Con el fin de demostrar una pretendida coherencia en mi actitud, no he interrogado a ninguno de los hombres que compartieron la vida de Lucile (…). Así podré argumentar a mi padre que no es objeto de ninguna medida discriminatoria (…). No quiero saber que clase de esposa o amante fue Lucile. Eso no me concierne” ¿??
Creo que tal acercamiento a Lucile De Vigan como mujer, amante o pareja, o sus inquietudes existenciales y no solo como madre, o visto desde un punto distinto de los ojos de la autora como hija, hubiera aportado algo de claridad a la historia. Sinceramente creo que esa investigación le resultaba poco deseable a De Vigan y tal vez comprometido (a nivel familiar), haber intentado alejarse de esa investigación con el núcleo familiar de tíos, hermana, etc. Investigar al padre de Lucile, o con las parejas de la madre; o bien, haber buceado en la posible historia de abusos sexuales de su abuelo Georges a buena parte de las hijas, incluida Lucile, pero eso apenas se menciona de pasada. O haber hablado con las parejas de las adicciones de Lucile y como pudieron contribuir en sus psicosis y enfermedad mental. Lamentablemente lo deja pasar. Lo cierto es que si se trata de buscar los puntos oscuros o las sombras de un personaje, se debe obviar el grado de parentesco o las fuentes de que proceden, o en caso contrario, dejar pasar la historia. No soy un lector que disfrute de ese barro en las historias, pero si la autora apunta una línea, luego la debe seguir, no pasar por encima de puntillas hurtando información y haciéndose trampas al solitario.
“Esperaba que la escritura me permitiera escuchar lo que se me había escapado, esos ultrasonidos indescifrables para oídos normales, como las horas pasadas registrando cajas o sentada delante del ordenador pudiesen dotarme por fin de una audición particular, más sensible (…). No estoy segura de que la escritura me permita llegar más allá de la constatación de una derrota”.
Querida Delphine, si de verdad querías hablar del mal de tu madre, pues ya está reflejado. Ahora bien, si querías tratar de desentrañar el misterio que suponía la enfermedad mental que sufría y que la arrastró, su origen, etc, o bien, las inquietudes más interiores de tu madre, en ese caso creo que debiste agotar todas las fuentes de conocimiento de que disponías, y dejarte de “ultrasonidos indescifrables”, dejar de lado los diarios de niña y el adorno literario de la locura, arremangarte y meter las manos en el barro hasta los codos.
Pudo haber sido un enorme libro, que se queda en un libro aseado y bien construido.
Toutes les familles ont des problèmes, des fantômes dans leurs placards ; certaines en ont, visiblement, plus que d'autres. Il y a une dizaine d'années déjà, quelqu'un est mort chez moi, dans des circonstances troubles. La police est venue, et tous les enfants du village colportaient évidemment les rumeurs les plus glauques, de meurtre, de suicide sanglant. On a taché de vivre avec nos souvenirs. Quelques années plus tard, je travaillais en Corse lorsque ma tante est venue me rendre visite ; lors de mon jour de repos, elle m'a offert un tour en catamaran, nous devions longer les côtes, admirer les plus beaux rochers, déjeuner dans une crique, et autres moments ensoleillés. Nous étions toutes les deux, allongées sur des transats, en train de parler de tout et de rien, quand elle a ponctué le plus naturellement du monde son discours d'un : "C'est ce jour là que j'ai dit à ton frère qu'il était mort accidentellement." J'ai laissé une minute passer, puis je l'ai reprise : mais ce n'était pas un accident, tu le sais bien. Elle m'a contredit. J'ai répondu : mais pourtant, mais si ! Mais tu le sais, et je sais que tu le sais, pourquoi tu ne peux pas tout simplement l'admettre ? Et, après quelques minutes de conversation animée, ma tante m'a dit, très clairement : "Je ne peux pas admettre qu'il puisse être mort autrement parce que je ne peux pas imaginer qu'il soit mort autrement. C'est un accident, rien de plus ; et c'est ma vérité." Ma vérité, comme s'il pouvait y en avoir plusieurs ! Ma vérité, comme si elle pouvait être changée ! Pourtant, moi, j'étais là – j'ai vu – je sais – je comprends ce qu'il s'est passé. Ma vérité n'est pas seulement à moi, elle est la seule, celle qui colle à la réalité, celle qui devrait être reprise par tous. Mais est-ce vraiment le cas ? Finalement, le temps nous éloigne des moments douloureux, chacun se reconstruit avec son souvenir – sa vérité. Qui pourra avoir raison ? Est-ce que, parce que ma tante a eu si mal, parce qu'elle a reconstruit son souvenir et qu'elle s'est reconstruite avec, elle aurait forcément tort ? Ne pourrait-il exister autant de souvenirs, que de personnes existant pour se les rappeler ?
C'est ce qu'a compris avant moi Delphine de Vigan. Dans Rien ne s'oppose à la nuit, elle essaye de se saisir d'une histoire familiale tentaculaire, monstrueuse, et pourtant évanescente. Mettant à nu sa démarche de romancière, elle raconte avoir mené, des semaines durant, des conversations avec divers membres de sa famille, avoir questionné sans relâche les dates, la nature des événements, la présence des participants, et s'être heurtée toujours à des récits divergents. Divergents, car nos souvenirs le sont ; divergents, car ils devraient forcément l'être. Dans une tache courageuse et impossible, l'auteure essaye de se saisir d'une vérité qui a déjà fui, qu'on ne peut que reconstruire par une histoire réinventée, aux multiples dimensions ; elle rend hommage à chaque témoignage, en restituant la diversité des récits qui lui sont faits. Ce faisant, elle écrit le livre du souvenir, celui qu'ils ont recréé, et en même temps, celui qu'elle doit décider.
Les portraits de mères-enfant s'enchevêtrent dans le livre, au point qu'on a parfois du mal à distinguer Delphine de sa mère, Lucile, et de sa grand-mère, Liane. L'une est pourtant une grand-mère gymnaste au justaucorps brillant ; l'autre la femme à qui est consacré le livre, qui se battit toute sa vie contre les troubles bipolaires ; la dernière, enfin, l'auteure en quête du souvenir. Mais toutes sont soumises à la même violence : violence patriarcale, violence familiale, violence des mères confrontées, impuissantes, à la souffrance de leurs enfants.
La violence encercle avant tout, pourtant, le personnage de Lucile, la mère de l'auteure, la jeune femme au col roulé noir qui fume une cigarette sur la couverture du livre : d'une enfance troublée à une mort choisie, de crises délirantes aux hospitalisations, Delphine de Vigan peint tout en retenue le portrait d'une femme exaltée, d'une femme qui l'a faite. Seule Lucile est dessinée, et en creux, on devine pourtant les souffrances de tous ses proches. L'écriture, toujours juste, jusque dans les détails les plus morbides, évite le glauque en lui faisant face. Le lecteur en demeure hypnotisé. Hypnotisé par le malheur, d'une manière un peu malsaine, comme on le serait par la lecture d'un tabloïd ? Peut-être un peu. Hypnotisé, également, par la forme du texte : les fréquents allers-retours entre le passé reconstitué, et le présent de l'écriture, permettent à la romancière de distiller quelques informations sur les événements à venir, de tenir son lecteur en haleine dans le récit d'une fresque familiale qui, si l'on n'y prend pas garde, pourrait, sait-on jamais, virer au talk-show.
Le portrait de Lucile, esquissé depuis son enfance, maltraité par les souvenirs terribles que ses filles retiennent d'elle, ne peut que toucher quiconque a eu une mère. C'est le récit de l'impuissance, la terrible impuissance face à la souffrance – et à la folie – de celle qui nous a amené au monde. L'impuissance, et le sentiment de l'injustice de la douleur, reçue comme seul héritage.
Plus rien ne s'oppose à la nuit, dit Bashung ; rien ne justifie.
Había leído mucho acerca de Nada se opone a la noche, obra cumbre en la bibliografía de la autora francesa Delphine de Vigan. La mayor parte eran comentarios positivos. Tanto, que me daba un poco de respeto enfrentarme a una obra cuya única posibilidad era que me gustara. Una vez más, la realidad supera a la ficción: no sólo me ha gustado, me parece una maravillosa obra.
Todo en Nada se opone a la noche está por encima de la media de lo que vamos a encontrar en las librerías. Su sugerente e invitador título, la fotografía de la portada de una joven, su narrativa clara y sencilla a la hora de enfrentarse a situaciones tan traumáticas como la muerte de una madre, los conflictos familiares, el dolor propio.
Nada se opone a la noche es la biografía de la madre de la autora. Para su comprensión, la narración entronca con el matrimonio de sus abuelos. Desde los años 40, la autora someterá al juicio de sus lectores la historia de su madre desde antes de su nacimiento, tal vez para comprender su enfermedad mental y su suicidio.

Es por lo tanto una obra dura. Más si cabe, si el objetivo de la narración es la propia madre. Quizá en ese aspecto radique el inconcebible mérito de la autora, su capacidad para mantenerse objetiva, para contar la historia de su madre y en parte la suya propia de un difícil de comprender alejamiento de ésta.
Hay mucho más que me gustaría contar, pero en cierto modo me sentiría culpable de revelar parte de la obra. Léanla. Háganlo por el maravilloso libro que es Nada se opone a la noche y por el ejercicio de contención de sentimentalismo que habría sido lo sencillo a la hora de su despliegue.
Sprachlich großartig, berührend, teilweise anstrengende Themen wie Inzest, Suizide (ja, mehrere) haben mir das Lesen dieses autobiografischen Romans aber nicht leicht gemacht.
Die emotional aufwühlende Aufarbeitung der Familiengeschichte hat die Autorin sicher viel Kraft gekostet.
Unfassbar, was diese Familie durchleben musste, aber ebenso unfassbar für mich, wieviele Missstände die erwachsenen Familienmitglieder teilweise hingenommen haben, das hat mich - stellvertretend für die Kinder - wütend gemacht.
Warum um alles in der Welt lautet die deutsche Übersetzung "Das Lächeln meiner Mutter"?? Der französische Titel bedeutet eigentlich "Nichts steht der Nacht entgegen" und fasst das Endziel dieses Buches perfekt zusammen. Ich habe für diese 400 Seiten deutlich länger gebraucht als normalerweise. Dieses Buch hat mich emotional so mitgenommen wie schon lange keins mehr, obwohl ich schon andere Bücher über die behandelten Themen gelesen habe. Vielleicht weil dieses hier keine Fiktion ist und weil ich meine eigene, enge und entfernte Familie in einigen Teilen wiedergefunden habe. Vermutlich findet sich fast jede Familie hier auf irgendeine Art und Weise wieder. Denn besonders das Schweigen über Unglück, über Dinge die einfach nicht passiert sein dürfen, habe ich in vielen Familien erlebt. Dieses Schweigen ist meiner Meinung nach das Schlimmste von allem. Es trägt nicht dazu bei, dass Familien zusammengehalten werden, im Gegenteil, es zerfrisst sie von innen.
Lucile entwickelt mit ca. 30 Jahren eine bipolare Störung, sie hat Depressionen und immer wiederkehrende Wahnanfälle. Sie hat mehrere Aufenthalte in er Psychiatrie und kann schließlich nach der letzten Einweisung einen wackeligen Weg zurückfinden. Dabei wird sie die Nacht nie ganz fernhalten können, sie wird immer knapp über dem Abgrund schweben. Ich habe mich gefragt warum solche Eltern wie die Luciles, sieben Kinder bekommen. Eltern die das Leben so vieler ihrer Kinder zerstören werden. Für mich gibt es kaum etwas Verantwortungsloseres, kaum etwas das mich wütender macht. Die Geschichte dieser Familie hat mir mehrmals in Erinnerung gerufen warum ich selbst kein Familienmensch bin und warum ich denke dass viele Menschen besser keine Kinder bekommen sollten. Und dann waren da wieder die Abschnitte in denen man die Fröhlichkeit, die Wärme dieser Großfamilie herausspüren konnte. Wie passen diese beiden Bilder welche die Autorin hier zeichnet zusammen? Ich kenne diese beiden Seiten ja selbst auch und kann sie so schwierig zusammenführen. Aber steht es mir überhaupt zu über diese Familie, diese Eltern zu urteilen? Die Autorin hat sich entschieden sehr persönliche, sehr intime Dinge über ihre Familienmitglieder zu veröffentlichen, es kommt mir schon fast schäbig vor, wenn ich als Leser diese Personen angreife und verurteile.
Delphine de Vigan schreibt auf sehr poetische Weise, sie betont mehrmals dass sie auch nach bestmöglicher Anstrengung, vermutlich keine ganz objektive Biographie ihrer Mutter schreiben kann. Sie hat Angst davor längst begrabene Erinnerungen wieder aufzuwühlen und Angehörigen und sich selbst damit zusätzlichen Schmerz zu bereiten. Die Frage, die sie dazu veranlasst dieses Buch zu schreiben, die sie bis zur letzten Seite (und vermutlich auch nach danach) herumtreibt, ob sie den Selbstmord ihrer Mutter irgendwie hätte verhindern können, kann sie sich letztendlich auch mit Hilfe ihrer eigener Kinder selbst beantworten. Nein, denn nichts steht der Nacht entgegen. Der letzte Zweifel lässt sich wie bei allen Hinterbliebenen nie ganz auslöschen. Am Ende des Buches bleibt auch der Lichtschimmer, die schönen Zeiten die Delphine mit ihrer Mutter und deren Familie verbracht hat und dass Lucile trotz allem eine wahnsinnig starke Frau war.
Volle fünf Sterne weil ich es gern mit Kafkas Worten halte: "Ein Buch muss die Axt sein für das gefrorene Meer in uns." Das hat Delphine de Vigan definitiv geschafft.
The relationship between a mother and her child is something special. Delphine de Vigan is able to make this special relationship come across in her memoir about her own mother, Lucile, who died shortly before Delphine started writing this book. In the beginning, Delphine tries justifying to herself writing this memoir of a woman that only she and a few others know - after all, there are so many other memoirs out there about mothers. However, Delphine decides to go through with it, and she ends up with a beautiful account on who Lucile was through which Delphine’s talent as an author comes across. Lucile was no ordinary woman. She’d had quite an intriguing life that we are told about from her childhood till she died at the age of 61. Amongst other interesting things, Lucile was a child model and at one time modelled together with the famous Brigitte Bardot. Later in the account, we hear more surprising things about Lucile and her family which only adds to our fascination with her life. Even though I didn’t know Lucile personally, I feel like I got to know her well through reading this memoir. The close relationship between Lucile and her daughter shines through from the very beginning, and it’s moving to read of Delphine’s own struggles with writing this; however necessary it might seem to her. I was surprised at how much this memoir made me grow to care for a woman I didn’t know at all, but that I found truly fascinating.
Delfine de Vigan, l'autrice, ricostruisce la storia della madre Lucile, della sua vita, del suo irrisolto rapporto con lei, per ritrovare la pace a fronte al di lei suicidio.
Le pagine iniziali in cui parla dell'infanzia della madre parlano di una famiglia numerosa, allegra con tante risorse. Scavando un po' più a fondo traspare una realtà oscura ben diversa, quella di una famiglia che per sopravvivere ha avuto bisogno di far lavorare la figlia Lucile come modella, traspare un rapporto al limite dell'incesto con un padre possessivo collerico e sicuramente molto donnaiolo, una madre che si cura solo dei suoi bimbi quando sono neonati. L'infanzia di Lucile tutt'altro che luminosa.
Per non parlare del numero di morti premature o per disgrazia o per scelta che costellano la storia famigliare di Lucile. Quasi a voler giustificare la personalità bipolare della madre, l'uso di droghe, la frequentazione di personaggi al limite, l'incuria nei confronti della stessa Delphine e della di lei sorella Manon fino all'abbandono delle stesse per ricovero in una clinica psichiatrica.
Insomma una lunga (e a tratti davvero deprimente e pure un po' sfinente ) ricostruzione per riuscire ad elaborare il lutto.
"Nessuno può impedire un suicidio".
"Ho pensato che essere adulta non mi preservava dalla sofferenza alla quale andavo incontro, non era più facile di prima, quando eravamo bambine, che potevamo anche crescere e fare la nostra strada e costruirci la nostra vita e la nostra famiglia, non c’era niente da fare, venivamo da lì, da quella donna; il suo dolore non ci sarebbe mai stato estraneo."
Sicuramente non ne consiglierei la lettura a chi sta attraversando un momento difficile. Chissà se può essere utile a qualcun altro, oltre all'autrice stessa, per affrontare i propri demoni.
Qué maravilla de libro y de homenaje. La autora reconstruye la vida de su madre tras su muerte y lo que comienza como una infancia idílica en el seno de una familia numerosa, pronto se torna oscuro. Con la muerte, el suicidio y la enfermedad mental destilando por toda la novela, la historia familiar atrapa y remueve más de lo que muchos quisiéramos. No es una historia de vida bonita, es angustiosa, dolorosa, amarga. Pero eso es, al fin y al cabo, la vida.
Hacer esta reseña me duele porque aún tengo mis sentimientos a flor de piel. Hace mucho tiempo que no me daba una resaca como la que tengo con el libro que les hablaré a continuación. Me lo habían recomendado hace algún tiempo y me lancé en su búsqueda. Debo confesar que trabajar en una librería te vuelve más obsesiva y me encontré con solo dos ejemplares a nivel nacional. Me dije: ¡Uno es mío! Y así fue. Madre e hija, secretos, trastornos, perdón, abandono, resentimientos. Son solo un poco de lo que encontrarás. Lloré y lloré. Una historia muy sincera que te transmite tantoooo. Se necesita bastante valentía para sacar todos los secretos de tu familia en forma de prosa. Está escrita de una forma tan maravillosa que te invita a no parar. En fin, es una historia real y por eso te dan ganas de abrazar al libro cuando lo terminas de leer. Siento que de esa forma envío mis emociones a su escritora. Si tienen la oportunidad...NO DEJEN DE LEERLO!
Nada se opone a la noche (2011), de la escritora francesa Delphine de Vigan (1966-) trata el tema de la enfermedad mental y del suicidio que recorre como una aceptada maldición a varios miembros de una saga familiar y delimita inevitablemente las relaciones entre ellos.
Lo singular del tema estriba en que dicha saga familiar es la de la propia autora y, por tanto, en un sentido metaliterario, de Vigan nos describe los problemas a los que se enfrenta en el mismo acto de escribir al tratarse de sus propios recuerdos, de sus propias emociones, de las distintas visiones de sus parientes sobre un mismo hecho y de las consecuencias que traerán sus palabras respecto al resto de la familia.
La autora utiliza la primera persona y podría parecer la protagonista, pero para mí sin duda el personaje principal es Lucile, su madre, y la novela empieza y termina con ella. La trama, además, no se queda ahí y repasa, con honestidad, los defectos y virtudes del resto de la familia. Más de sesenta años de altibajos emocionales escritos con una simplicidad que te hace sentir una fuerte empatía con Lucile y con la autora (aunque esto a veces parezca contradictorio).
Nada se opone a la noche es un profundo viaje a la intimidad de De Vigan, dolorosa, pero atrayente para aquellos lectores que confíen en la veracidad de sus palabras. Solo así se podrá comprender el verdadero mérito de una obra como ésta.
Haré una reflexión profunda sobre este libro y escribiré algo mas que lo que ahora voy a poner. Estoy conmocionada, ya no solo por lo leído, sino también por lo intuido entre líneas. Vigan me ha ganado para siempre también. Leer, a veces, se convierte en un proceso que te desgarra el alma, que te encoge el estomago, y te hunde en el sofá pegada al objeto de tu sufrimiento sin poder soltarlo. Vigan no habla de ella, quizás no hace falta, y eso es lo que más me ha llamado la atención, esa narrativa en primera persona sin una queja ante todo el sufrimiento. Solo se queja del proceso de la escritura. El proceso de sangrar en palabras una historia que seguramente le duele mucho más que escribirla. Quiero mas de Vigan...
Una novela que puede encasillarse en ser autobiográfica, contada en primera persona y con un estilo sencillo y fluido , que aunque tiene un ritmo pausado, te mantiene en tensión, una de esas novelas que no quieres dejar de leer solo por saber que va pasando. La novela comienza cuando la protagonista principal, encuentra el cadáver de su madre (Lucile) al llegar a casa de esta tras varios dias sin tener noticias suyas. Todo parece indicar que ha sido un suicidio. Asique con mucho renconr, dolor, y culpa, Delphine empieza a buscar en la vida de su madre para entender que ha pasado, quien fue, y que pasó. Intentara recomponer la vida de su madre, una mujer que vivió en una familia con muchas tragedias, usará material de todo tipo, tanto testimonios familiares, como cintas de audio, cuadernos, fotografias... Intentará narrar de una forma lo mas objetiva que pueda, tendrá que dejar a un lado lo ocurrido con ella y hablar de una forma sincera, sobre temas incomodos... así el lector ira avanzando poco a poco, en una historia escalofriante. La novela esta dividida en tres partes, que coinciden con diferentes etapas de la vida de Lucile, los capitulos cortos y agiles van alternandose, irán unos hablando de la vida de Lucile de forma cronologica y otros hablandonos del presente, informando como esta investigando toda la historia y como poco a poco ha ido montando la novela. Son muchos los personajes que aparecen en esta novela, porque muchos eran los que formaban la familia de Lucile, cada uno con su historia, con su misterio, con sus desgracias y cada uno con el concepto propio de libertad)
Una novela intimista, dura, valiente, intensa, y necesaria para la autora, porque conocerá, entenderá y perdonará a su madre. Con un cierre brutal que te deja con la boca abierta, y que recomiendo mucho, pero la recomiendo en un momento de tu vida que seas capaz, porque es dura pero son dos mujeres que lograron muchas cosas en una vida muy oscura.
Había leído varias veces eso de que la autora francesa Delphine De Vigan era de esas que con cada libro te conquistaba mientras te partía el corazón en mil pedacitos. Pero siempre pensé que eran exageraciones para describir a una de las autoras más conocidas y leídas de Francia y del panorama actual, una de esas con legiones de fans, millares de ejemplares vendidos de sus trabajos, varios galardones a sus espaldas y abundantes buenas críticas en las redes sociales y en los medios especializados en literatura. Pero claro, para saber si una cosa es verdad no hay nada como lanzarse a comprobarlo por uno mismo. Y eso es lo que he hecho al animarme a leer por primera vez a esta autora con una de sus obras más emblemáticas “Nada se Opone a la Noche”.
Y solo me ha quedado rendirme ante ante De Vigan. Sin paleativos ni cortapisas de ningún tipo. Hacía tiempo que no coincidía tanto con las críticas.
En un viaje desde la Francia de los años 50 hasta la actual, conoceremos la historia de una mujer llamada Lucille por medio de la narración de su hija, quien hace un repaso a la existencia de su madre y a la relación que está mantuvo con sus hijas y su familia después de que falleciera en “extrañas circunstancias”. Y así reconstruye un pasado marcado por los problemas mentales, la inestabilidad y complejos y oscuros secretos familiares.
Sin lugar a dudas, “Nada se Opone a la Noche” ha sido una de las mejores lecturas que he hecho de lo que llevamos en 2024, y tengo cero dudas de que estará en mi Top cinco cuando llegue el final del año. Por más que he pensado antes de ponerme a hacer esta reseña alguna cosa negativa que imputarle a esta novela, es que no he encontrado absolutamente nada que decir en este sentido. Porque no es una novela perfecta, dudo mucho que eso exista, pero tampoco lo pretende, y es en esa imperfección donde reside la grandeza sencilla pero contundente y envolvente de una obra con un argumento aséptico, pero que arrastra totalmente al lector por el buen hacer de su creadora. Cuando lo cogí, me esperaba que este libro fuera otra cosa. Y prácticamente desde la primera página me sorprendió para bien. Delphine De Vigan nos presenta una historia muy sencilla, íntima y retrospectiva , muy enfocada en los sentimientos y en las vivencias de la madre de la protagonista y de la propia protagonista y narradora, y en las relaciones que hay entre ellas y el resto de sus familiares, y en cómo estas se van moviendo al compás de las vivencias, por las que van pasando y como todo esto forja sus personalidades de una manera a veces catastrófica, y siempre profundamente melancólica. Hay belleza en la prosa de Vigan pese a su sencillez y la dureza de los episodios que cuenta, por la manera simple pero poética que tiene de narrar; por lo realista y franca que es su voz y su manera de narrar; por la crudeza y lo mil y un matices que tiene su sinceridad, cada uno de una tonalidad blanca, negra o grisácea diferente y única.
¿Qué es en realidad una familia? De Vigan no se ciñe solo a estas cuestión, sino que bucea en los secretos que se conocen en la costuras del tapiz de los núcleos familiares, presentan de cada a la galería, y que forman su intrahistoria, con sus tradiciones, su propia mitología, sus particularidades.… Y también sus secretos y sus tradiciones.en un ejercicio periodístico de fuerte, intensidad intimista, la autora a ahonda en todo lo que calla una familia de la Francia de los años 50, en sus silencios cómplices para lo bueno y para lo malo y en sus vergüenzas. Unas que les cuesta aceptar y que prefieren que sigan acallados, optando por un silencio mudo y anestesiante, prefiriendo ser testigos mudos que reconocer que su autoimpuesta aceptación implícita les convirtió, en cierto modo, en cómplices. Todo esto se suma a una crónica de la evolución de Francia desde los años 50 a la actualidad, macerada con diferentes referencias políticas, musicales, periodísticas y, especialmente, literarias. Entre las cuales se merece una velada crítica hacia esta sociedad en muchos de sus aspectos. Lo cual da a la novela muchas más capas de profundidad
En realidad el libro cuenta una historia increíblemente sencilla en la que no pasan muchas cosas. Se trata de una crónica familiar y humana que la narradora va desgranando en poco más de 350 páginas a través de conversaciones que la narradora tiene con familiares y amigos, cintas de cassette, videos caseros, fotografías que van marcando el paso del tiempo, cartas, diarios y escritos y textos de diversa índole. Y hacer este tipo novelas es muy difícil, porque tienes poco a lo que agarrarte y es muy fácil que se pierda de vista lo verdaderamente importante, o que la historia se estanque o caiga en lo aburrido o predecible. Pero la señora De Vigan es una estupenda narradora, tiene una prosa muy directa y de gran calidad, pero que a la vez muy delicada y especial, vivaz y demoledoramente melancólica. Y por todo ello no puedes dejar de leer aunque los episodios que te pongan delante sean tan duros. Los protagonistas están esbozados con unas pinceladas tan fluidas y contundentes, y a la vez tan escasas que es impresionante por como son sus retratos psicológicos de unos caracteres realistas y llenos de claroscuros.
Si algo hace aún más cruda esta lectura es que todo tiene visos de haber ocurrido. En realidad, los personajes están creados con una patina de puro realismo que hace que, durante toda la lectura, no puedas evitar pensar que la autora está contando su historia auténtica. Algo que corrobora que la única vez que se menciona el nombre de la narradora sea el de la propia autora, Delphine. No tengo muy claro si los hechos narrados fueron o no verdad, pero sinceramente creo que sí. Porque la realidad muchas veces supera la ficción y puede ser igual mente más dramática que cualquier novela ideada por el escritor de turno. Y esto hace que a medida que vas leyendo el devenir de Lucille y su familia, la manera en que los oscuros secretos familiares que comparte con sus numerosos hermanos y unos padres cuyas complejas relaciones terminan por influir y tener su eco en la forma de ser de Lucille y en las conexiones que tiene con sus propias hijas, hay momentos en que sientas que no puedes parar. Pero hay algo hipnótico en el baile que la Lucille adulta tiene entre ella misma y su cordura, la forma en que todo esto resuena en las vidas que la rodean. Las descripciones sobre el periplo psicológico de Lucille destrozan mientras la lees, por su lucha por seguir a flote y sacar lo mejor de si misma cuando no está en algunos de sus brotes psicóticos, protagonistas de algunas de las escenas más escalofriantes de todo el libro.
Pero por encima de todo “Nada se Opone a la Noche” es el relato de una mujer en la búsqueda nostálgica de recomponer la imagen de su difunta madre, atraparla, entenderla, perdonarla, encontrar los nexos de unión, entre ambas, y con ello, tratar de comprenderse así misma. Y de perdonarse así misma con ello. Delphine De Vigan se anima a escribir esta historia que le toca tan de fondo con el fin de superar su duelo y cerrar heridas abiertas, no solo las suyas personales, sino también las de su propia madre.
Me ha vuelto a suceder, ha llegado una nueva escritora a mi vida y tras leerla ya no soy la misma persona. Siendo totalmente franca, presentía que me iba a gustar esta obra, dan fe de ello los otros tres libros suyos que esperan su turno en mis estanterías; pero mis altas expectativas no albergaban que pudiera llegar a ser uno de los libros de mi vida. Así que, me enfrento al gran reto de hablaros de “Nada se opone a la noche” y eso, queridas, es una tarea muy pero que muy ardua, por lo tanto no esperéis una reseña al uso, sino una mezcolanza de opiniones y emociones que siento ahora mismo.
En general me conmueven las historias autobiográficas, me emocionan las relaciones maternofiliales complicadas, me atraen irresistiblemente los testimonios de enfermedades mentales, me atrapan las narraciones realistas, elegantes y críticas y también me desestabilizan pues de ellas emergen los fantasmas del pasado, grotescos y burlones que se lanzan sobre mí y hacen que tenga que volver a aprender a mantenerlos a distancia. Porque hay veces que aunque una historia pueda ser la más simple del mundo, resulta única y especial para ti. Porque toca aquel tema que sabes que te rompe, que te toca la fibra y te la retuerce, ya sea porque te sientes identificada en lo que encuentras entre sus páginas o porque la autora transmite tan bien sus sentimientos que es inevitable empatizar y sufrir con ella. Cuando estás dentro ya no hay vuelta atrás.
Eso es lo que me ha sucedido durante esta lectura. He leído este libro con gran pasión, un frenesí alimentado por el morbo ha reinado durante todo el proceso y me he hallado ansiosa de conocer más detalles, de saber todo acerca de esta familia y poder, de una manera o de otra entender o comprender porqué la vida, tan fácil para unos puede ser tan agobiante, frustrante y oscura para otros. ¿Cuántas de nosotras hemos vivido situaciones parecidas? ¿Cuántas salimos mentalmente limpias de ellas? Creo que no hay salvación como tal, solo queda acostumbrarse y aceptar ese peso día tras día.
En conclusión y para que me entendáis no quiero destripar nada de lo que sucede en este escrito. Esta obra es pura vida, real, tormentosa, dolorosa… son vivencias, es un sufrimiento que quien haya tenido que vivir algo similar sabe lo anclado que se queda en la mente. Es un golpe certero, amargo y dulce, un refugio y homenaje para su autora, una vía de escape a todas esas situaciones que en algún momento debían ser liberadas. No debo convencer a nadie, a mí me ha abierto una brecha pero también me ha sanado, salgo reforzada de esta lectura, simple y maravillosamente implacable. Ojalá sea os marque tanto como a mí, yo, humildemente, solo puedo deciros que la leáis.