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Krematorium
Ein mediterranes Familienepos. Ein provozierender Roman aus Spanien, der mit unserer Zukunft abrechnet. Rafael Chirbes durchmisst das höllische Paradies, in das uns Wachstumswahn und Wohlstandsfanatismus führen werden. Aus wechselnden Perspektiven erzählt er seine Familiengeschichte, die sich zu einem grandiosen Gesellschaftspanorama weitet. Was wir sehen, ist eine aus den Fugen geratene Welt, in der es keine Gewissheit mehr gibt. Und doch ist dieser Roman ein Rettungsversuch, der schmerzhaft deutlich macht, was wir verloren haben.
432 pages, Paperback
First published September 3, 2007
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About the author
Rafael Chirbes
29 books168 followersRafael Chirbes (Tabernes de Valldigna, Valencia, 27 de junio de 1949 - 15 de agosto de 2015) fue un escritor y crítico literario español, ganador del Premio Nacional de la Crítica en 2007 y en 2014.
Desde los ocho años estudió en colegios de huérfanos de ferroviarios. A los 16 se fue a Madrid, donde estudió Historia Moderna y Contemporánea. Vivió en Marruecos (donde fue profesor de español), París, Barcelona, La Coruña, Extremadura, y en el año 2000 regresó a Valencia. Se dedicó a la crítica literaria durante algún tiempo y posteriormente a otras actividades periodísticas, como las reseñas gastronómicas (en la revista Sobremesa) y los relatos de viajes.
Su primera novela, Mimoun (1988), quedó finalista del Premio Herralde y su obra La larga marcha (1996) fue galardonada en Alemania con el Premio SWR-Bestenliste. Con esta novela inició una trilogía sobre la sociedad española que abarca desde la posguerra hasta la Transición, que se completa con La caída de Madrid (2000) y Los viejos amigos (2003). Con Crematorio (2007), un retrato de la especulación inmobiliaria, recibió el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Dulce Chacón. Con la aparición de la novela En la orilla (2013), confirma su trayectoria ascendente. La novela se construye entorno al hallazgo de un cadáver en el borde de un pantano y conforme aborda la biografía del muerto y de aquellas personas con las que se relacionó al final termina construyendo un gran fresco que retrata una sociedad en crisis. También recibió el Premio Nacional de la Crítica, en el año 2014.
La precipitada muerte de Rafael Chirbes, ocurrida el 15 de Agosto de 2015, convirtió ésa obra en su último libro publicado en vida. En 2016 se espera el lanzamiento de París - Austerlitz, novela que Chirbes tenía ya finalizada.
Adaptación televisiva
Crematorio ha sido llevada a la pequeña pantalla en 2011 en una miniserie de ocho capítulos de Canal Plus, con Pepe Sancho como protagonista: el constructor «Rubén Bertomeu». Ha cosechado excelentes críticas.
Obras
Novelas
Mimoun (1988)
En la lucha final (1991)
La buena letra (1992)
Los disparos del cazador (1994)
La larga marcha (1996)
La caída de Madrid (2000)
Los viejos amigos (2003)
Crematorio (2007)
En la orilla (2013)
Ensayos
Mediterráneos (1997)
El novelista perplejo (2002)
El viajero sedentario (2004)
Por cuenta propia (2010)
Premios
1988: Finalista del Premio Herralde con Mimoun
1999: Premio alemán SWR-Bestenliste por La larga marcha
2003: Premio Cálamo "Libro del Año 2003" por Los viejos amigos
2007: Premio Cálamo "Libro del Año 2007" por Crematorio
2007: Premio Nacional de la Crítica por Crematorio
2008: Premio Dulce Chacón por Crematorio
Desde los ocho años estudió en colegios de huérfanos de ferroviarios. A los 16 se fue a Madrid, donde estudió Historia Moderna y Contemporánea. Vivió en Marruecos (donde fue profesor de español), París, Barcelona, La Coruña, Extremadura, y en el año 2000 regresó a Valencia. Se dedicó a la crítica literaria durante algún tiempo y posteriormente a otras actividades periodísticas, como las reseñas gastronómicas (en la revista Sobremesa) y los relatos de viajes.
Su primera novela, Mimoun (1988), quedó finalista del Premio Herralde y su obra La larga marcha (1996) fue galardonada en Alemania con el Premio SWR-Bestenliste. Con esta novela inició una trilogía sobre la sociedad española que abarca desde la posguerra hasta la Transición, que se completa con La caída de Madrid (2000) y Los viejos amigos (2003). Con Crematorio (2007), un retrato de la especulación inmobiliaria, recibió el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Dulce Chacón. Con la aparición de la novela En la orilla (2013), confirma su trayectoria ascendente. La novela se construye entorno al hallazgo de un cadáver en el borde de un pantano y conforme aborda la biografía del muerto y de aquellas personas con las que se relacionó al final termina construyendo un gran fresco que retrata una sociedad en crisis. También recibió el Premio Nacional de la Crítica, en el año 2014.
La precipitada muerte de Rafael Chirbes, ocurrida el 15 de Agosto de 2015, convirtió ésa obra en su último libro publicado en vida. En 2016 se espera el lanzamiento de París - Austerlitz, novela que Chirbes tenía ya finalizada.
Adaptación televisiva
Crematorio ha sido llevada a la pequeña pantalla en 2011 en una miniserie de ocho capítulos de Canal Plus, con Pepe Sancho como protagonista: el constructor «Rubén Bertomeu». Ha cosechado excelentes críticas.
Obras
Novelas
Mimoun (1988)
En la lucha final (1991)
La buena letra (1992)
Los disparos del cazador (1994)
La larga marcha (1996)
La caída de Madrid (2000)
Los viejos amigos (2003)
Crematorio (2007)
En la orilla (2013)
Ensayos
Mediterráneos (1997)
El novelista perplejo (2002)
El viajero sedentario (2004)
Por cuenta propia (2010)
Premios
1988: Finalista del Premio Herralde con Mimoun
1999: Premio alemán SWR-Bestenliste por La larga marcha
2003: Premio Cálamo "Libro del Año 2003" por Los viejos amigos
2007: Premio Cálamo "Libro del Año 2007" por Crematorio
2007: Premio Nacional de la Crítica por Crematorio
2008: Premio Dulce Chacón por Crematorio
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Community Reviews
Displaying 1 - 29 of 220 reviews
December 13, 2020
Rafael Chirbes (1949-2015) es un genio de la literatura sin reconocer lo suficiente dentro de la maraña de autores de su generación. La novela social (género del que este autor forma parte de modo relevante) quedó enterrada bajo la novela optimista que se llevaba durante la próspera democracia española. Parece que los gobiernos acomodaticios y sistémicos no deseaban una literatura crítica y de denuncia y preferían, mientras intentaban modernizar nuestro país por otros medios, una literatura de evasión, de género incluso, sin demasiadas complicaciones, ni reivindicaciones.
Centrándonos en Crematorio (2007), hay que apuntar que es una obra bastante compleja en lo formal. Prácticamente lineal, sin estructura aparente, si la examinamos en profundidad nos damos cuenta que está fragmentada por la intervención o el modo de ver el suceso central de la novela (una muerte) de cada uno de los personajes principales.
En cuanto al contenido, el autor analiza, de modo magistral, la difícil relación de una familia en la que el padre se ha enriquecido gracias a la especulación inmobiliaria en la España de la época de la «burbuja». Nos encontramos con las miserias de esta forma de enriquecimiento, pero también con las miserias de varios seres humanos enfrentados a emociones de lo más primario: la envidia, el despecho, los celos, la venganza... Porque esos sentimientos son los que circulan por toda la novela; sentimientos que se corresponden con la justificación propuesta por cada personaje para entender una vida en la que no aprueban la actuación de Rubén, el arquitecto que vendió su alma al diablo para convertirse en millonario, pero de la que todos han sacado provecho en mayor o menor medida.
Chirbes nos muestra la delgada línea que separa lo honesto de lo deshonesto y nos obliga a tomar partido, aunque no queramos. Algunas veces, envuelve la decadencia en papel de regalo, en afable melancolía, haciendo que sea más difícil aún tomar postura y que provoca cierta incomodidad. Con esta artimaña el autor logra mantener la atención del lector aunque no haya apenas acción: porque nos enfrentamos a una obra eminentemente descriptiva. Unas descripciones de las emociones de cada personaje de esta familia Bartomeu (padre, esposas, hermano, hija, cuñado, amigo...) tan incisivas y minuciosas que nada se escapa a nuestra comprensión y nos produce una sensación de obra redonda culminada por un final demoledor.
En definitiva, para mí, 5 estrellas.
Centrándonos en Crematorio (2007), hay que apuntar que es una obra bastante compleja en lo formal. Prácticamente lineal, sin estructura aparente, si la examinamos en profundidad nos damos cuenta que está fragmentada por la intervención o el modo de ver el suceso central de la novela (una muerte) de cada uno de los personajes principales.
En cuanto al contenido, el autor analiza, de modo magistral, la difícil relación de una familia en la que el padre se ha enriquecido gracias a la especulación inmobiliaria en la España de la época de la «burbuja». Nos encontramos con las miserias de esta forma de enriquecimiento, pero también con las miserias de varios seres humanos enfrentados a emociones de lo más primario: la envidia, el despecho, los celos, la venganza... Porque esos sentimientos son los que circulan por toda la novela; sentimientos que se corresponden con la justificación propuesta por cada personaje para entender una vida en la que no aprueban la actuación de Rubén, el arquitecto que vendió su alma al diablo para convertirse en millonario, pero de la que todos han sacado provecho en mayor o menor medida.
Chirbes nos muestra la delgada línea que separa lo honesto de lo deshonesto y nos obliga a tomar partido, aunque no queramos. Algunas veces, envuelve la decadencia en papel de regalo, en afable melancolía, haciendo que sea más difícil aún tomar postura y que provoca cierta incomodidad. Con esta artimaña el autor logra mantener la atención del lector aunque no haya apenas acción: porque nos enfrentamos a una obra eminentemente descriptiva. Unas descripciones de las emociones de cada personaje de esta familia Bartomeu (padre, esposas, hermano, hija, cuñado, amigo...) tan incisivas y minuciosas que nada se escapa a nuestra comprensión y nos produce una sensación de obra redonda culminada por un final demoledor.
En definitiva, para mí, 5 estrellas.
September 21, 2025
¿Qué queda de nosotros cuando el dinero y el poder lo han devorado todo?
Lo que Chirbes hace en Crematorio no es contar una historia. Es abrir en canal un país entero y dejar que supure. Esto no es una novela sobre corrupción. Es una novela sobre la putrefacción moral de toda una sociedad, sobre la España del pelotazo, la especulación inmobiliaria y los cadáveres —físicos y simbólicos— que fueron quedando por el camino.
El punto de partida es simple: ha muerto Matías Bertomeu, un hombre que en otro tiempo fue comunista y que acabó distanciándose de su hermano, Rubén, un constructor todopoderoso que se ha hecho millonario destrozando la costa levantina con sus urbanizaciones de lujo. A partir de ahí, Chirbes estructura la novela en trece capítulos que se suceden a lo largo de una única jornada, entretejiendo recuerdos, pensamientos y conversaciones que nos dibujan una crónica de la especulación urbanística en la costa levantina, la corrupción política, el tráfico de drogas, la prostitución o el lavado de capitales. Pero también es la historia de una traición familiar y de lo que implica mantenerse fiel —o renunciar— a unos ideales, y de cómo el éxito o el fracaso personal y económico terminan por dictar esas lealtades
Lo más impresionante es cómo está contada. Chirbes se mete hasta el fondo en las cabezas de sus personajes con un monólogo interior brutal, sin concesiones. No es solo que haya múltiples puntos de vista, es que la narración fluye sin descanso, sin un solo punto y aparte en muchas páginas, saltando de una idea a otra como si fuera un río desbordado. El monólogo interior en Crematorio no es solo una técnica, es una inmersión forzada en el torrente de pensamientos de cada personaje. Chirbes nos atrapa en una corriente sin respiro, con frases largas y entrecortadas que imitan el fluir de la conciencia, con ideas que se interrumpen y se retoman páginas después, en un caos que es, paradójicamente, absolutamente preciso. Eso hace que la lectura exija un esfuerzo: aquí no hay trama lineal ni narrador que te tome de la mano. Crematorio te obliga a meterte en el fango y sacar las conclusiones por ti mismo.
Y el fango es espeso. Porque Crematorio no es solo una historia sobre corrupción inmobiliaria. Es una novela sobre la traición. La traición de unos ideales, de una generación que pasó de la militancia política a la codicia sin freno. Rubén Bertomeu es el símbolo perfecto de esto: un hombre que desprecia la moralina barata, siempre que no interfiera con el negocio, claro, y que en el fondo sabe que lo que ha construido huele a muerto. Y en esa podredumbre están también los políticos que se venden, los artistas que justifican su cobardía, los periodistas que miran para otro lado. Aquí no hay inocentes. Solo grados distintos de complicidad.
Chirbes, además, no te lo pone fácil. Su estilo recuerda mucho a Faulkner en la forma en que entrelaza voces, pensamientos e incluso narradores. Si en El ruido y la furia Faulkner nos lanzaba sin brújula a la mente de los Compson, aquí Chirbes nos sumerge en la de toda una generación desencantada. La diferencia es que el sur gótico de Faulkner aún tenía un lirismo trágico; aquí, en cambio, Chirbes nos arrastra al desencanto absoluto. Crematorio es pura desolación: no hay nostalgia, solo la constatación de que el saqueo ya terminó y lo único que queda es polvo. Hay momentos en los que uno siente que la novela entera es un solo gran monólogo ininterrumpido, como un largo lamento por lo que pudo ser y se pudrió. Pero ahí está la clave de su grandeza: en la maraña de pensamientos fragmentados, de recuerdos incompletos, de conversaciones que no llevan a ninguna parte, está el retrato más honesto de una sociedad que prefiere no mirar demasiado de cerca su propio reflejo.
Si Crematorio fuese solo una novela sobre la corrupción, ya sería un gran libro, pero lo que la convierte en una obra maestra es su alcance universal. Es una novela sobre la decadencia, sobre el fracaso de toda una generación que creía en algo y acabó convertida en lo que juró destruir. Y en este sentido recuerda a los grandes novelistas que han escrito sobre el derrumbe moral de sus sociedades: ahí están Galdós con su crítica feroz a la España del XIX, o incluso Tom Wolfe diseccionando la avaricia y la hipocresía en la Nueva York de los ochenta. Pero Chirbes no necesita exagerar ni caricaturizar. Su retrato es descarnado precisamente porque es real.
No es una lectura fácil. Pero tampoco lo es la vida cuando te das cuenta de que todo lo que creías sólido era solo humo. Chirbes nos da un mapa de la degradación de un país, pero no para señalar con el dedo a los culpables, porque los da por asumidos. Nos muestra cómo el dinero y el poder lo pudren todo, pero no para que nos indignemos cómodamente desde la barrera, con un gin-tonic en la mano y un discurso moral recién impreso de Twitter —ahora llamado X—. No. Porque, en el fondo, lo que Crematorio nos obliga a preguntarnos es algo mucho más incómodo: ¿qué parte de todo esto es también culpa nuestra?
Porque esto no va solo de Bertomeu y su imperio podrido. Va de todos los que callaron, aplaudieron o simplemente hicieron como que no veían nada mientras se forraban con la vista puesta en la siguiente hipoteca. Crematorio no es una denuncia: es un espejo. Y lo que se refleja ahí no es solo Rubén Bertomeu y su imperio podrido. Está el país entero. Está una generación que se rindió sin admitirlo. Está esa sensación de haberlo perdido todo sin haber luchado por nada. Está el vacío tras la fiesta. Somos nosotros. Y el silencio.
Lo que Chirbes hace en Crematorio no es contar una historia. Es abrir en canal un país entero y dejar que supure. Esto no es una novela sobre corrupción. Es una novela sobre la putrefacción moral de toda una sociedad, sobre la España del pelotazo, la especulación inmobiliaria y los cadáveres —físicos y simbólicos— que fueron quedando por el camino.
El punto de partida es simple: ha muerto Matías Bertomeu, un hombre que en otro tiempo fue comunista y que acabó distanciándose de su hermano, Rubén, un constructor todopoderoso que se ha hecho millonario destrozando la costa levantina con sus urbanizaciones de lujo. A partir de ahí, Chirbes estructura la novela en trece capítulos que se suceden a lo largo de una única jornada, entretejiendo recuerdos, pensamientos y conversaciones que nos dibujan una crónica de la especulación urbanística en la costa levantina, la corrupción política, el tráfico de drogas, la prostitución o el lavado de capitales. Pero también es la historia de una traición familiar y de lo que implica mantenerse fiel —o renunciar— a unos ideales, y de cómo el éxito o el fracaso personal y económico terminan por dictar esas lealtades
Lo más impresionante es cómo está contada. Chirbes se mete hasta el fondo en las cabezas de sus personajes con un monólogo interior brutal, sin concesiones. No es solo que haya múltiples puntos de vista, es que la narración fluye sin descanso, sin un solo punto y aparte en muchas páginas, saltando de una idea a otra como si fuera un río desbordado. El monólogo interior en Crematorio no es solo una técnica, es una inmersión forzada en el torrente de pensamientos de cada personaje. Chirbes nos atrapa en una corriente sin respiro, con frases largas y entrecortadas que imitan el fluir de la conciencia, con ideas que se interrumpen y se retoman páginas después, en un caos que es, paradójicamente, absolutamente preciso. Eso hace que la lectura exija un esfuerzo: aquí no hay trama lineal ni narrador que te tome de la mano. Crematorio te obliga a meterte en el fango y sacar las conclusiones por ti mismo.
Y el fango es espeso. Porque Crematorio no es solo una historia sobre corrupción inmobiliaria. Es una novela sobre la traición. La traición de unos ideales, de una generación que pasó de la militancia política a la codicia sin freno. Rubén Bertomeu es el símbolo perfecto de esto: un hombre que desprecia la moralina barata, siempre que no interfiera con el negocio, claro, y que en el fondo sabe que lo que ha construido huele a muerto. Y en esa podredumbre están también los políticos que se venden, los artistas que justifican su cobardía, los periodistas que miran para otro lado. Aquí no hay inocentes. Solo grados distintos de complicidad.
Chirbes, además, no te lo pone fácil. Su estilo recuerda mucho a Faulkner en la forma en que entrelaza voces, pensamientos e incluso narradores. Si en El ruido y la furia Faulkner nos lanzaba sin brújula a la mente de los Compson, aquí Chirbes nos sumerge en la de toda una generación desencantada. La diferencia es que el sur gótico de Faulkner aún tenía un lirismo trágico; aquí, en cambio, Chirbes nos arrastra al desencanto absoluto. Crematorio es pura desolación: no hay nostalgia, solo la constatación de que el saqueo ya terminó y lo único que queda es polvo. Hay momentos en los que uno siente que la novela entera es un solo gran monólogo ininterrumpido, como un largo lamento por lo que pudo ser y se pudrió. Pero ahí está la clave de su grandeza: en la maraña de pensamientos fragmentados, de recuerdos incompletos, de conversaciones que no llevan a ninguna parte, está el retrato más honesto de una sociedad que prefiere no mirar demasiado de cerca su propio reflejo.
Si Crematorio fuese solo una novela sobre la corrupción, ya sería un gran libro, pero lo que la convierte en una obra maestra es su alcance universal. Es una novela sobre la decadencia, sobre el fracaso de toda una generación que creía en algo y acabó convertida en lo que juró destruir. Y en este sentido recuerda a los grandes novelistas que han escrito sobre el derrumbe moral de sus sociedades: ahí están Galdós con su crítica feroz a la España del XIX, o incluso Tom Wolfe diseccionando la avaricia y la hipocresía en la Nueva York de los ochenta. Pero Chirbes no necesita exagerar ni caricaturizar. Su retrato es descarnado precisamente porque es real.
No es una lectura fácil. Pero tampoco lo es la vida cuando te das cuenta de que todo lo que creías sólido era solo humo. Chirbes nos da un mapa de la degradación de un país, pero no para señalar con el dedo a los culpables, porque los da por asumidos. Nos muestra cómo el dinero y el poder lo pudren todo, pero no para que nos indignemos cómodamente desde la barrera, con un gin-tonic en la mano y un discurso moral recién impreso de Twitter —ahora llamado X—. No. Porque, en el fondo, lo que Crematorio nos obliga a preguntarnos es algo mucho más incómodo: ¿qué parte de todo esto es también culpa nuestra?
Porque esto no va solo de Bertomeu y su imperio podrido. Va de todos los que callaron, aplaudieron o simplemente hicieron como que no veían nada mientras se forraban con la vista puesta en la siguiente hipoteca. Crematorio no es una denuncia: es un espejo. Y lo que se refleja ahí no es solo Rubén Bertomeu y su imperio podrido. Está el país entero. Está una generación que se rindió sin admitirlo. Está esa sensación de haberlo perdido todo sin haber luchado por nada. Está el vacío tras la fiesta. Somos nosotros. Y el silencio.
December 29, 2020
3.5/5 Estrellas.
Novela dura, novela ácida, novela impresionante. El libro sobrevuela los últimos años del siglo XX y comienzos del presente, una sociedad que muchos de nosotros hemos vivido y sufrido, con luces y también con muchas sombras, sobre todo en las zonas donde la burbuja inmobiliaria ha golpeado con más fuerza: corrupción, mafia, políticos de medio pelo con la vista más puesta en el cazo, que en el bienestar de los ciudadanos que los han elegido.
La novela pretende abarcar todos los aspectos de esta sociedad compleja, desde la Transición hasta la época previa a la crisis inmobiliaria de 2008, a través de los recuerdos de Rubén Bertomeu, uno de esos empresarios hechos así mismo, al rebufo del desarrollo desaforado y descontrolado de las zonas costeras españolas, con una mezcla de talento, sobornos, y asociación mafiosa, que tras la muerte de su hermano pequeño, hace un repaso de sus recuerdos: recuerdos de amigos, muchos de los cuales se han quedado por el camino, por incapacidad, falta de suerte o inteligencia o por tener escrúpulos de los que él carece por completo. Recuerdos de la Familia, esa institución tan respetada, llena de hijos, hermanos, nietos, yernos...y también llena de silencios, de rencores y envidias arrastrados durante años y que lastran la vida de la familia del respetado empresario, pese a todo su dinero.
Estos amigos y familiares también nos aportan su particular visión de la sociedad y de todos ellos.
El libro es un compendio de erudición, lleno de citas literarias y sabiduría acumulada, sin embargo tengo que reconocer que no me ha resultado una lectura agradable. Los capítulos son densos, largos, sin descansos, sin puntos ya parte. Requieren una gran concentración, ya que cualquier mínima desconexión hace que pierdas el hilo, ya que hay continuos cambios de narrador, de interlocutor, del tiempo en el que transcurre lo narrado, obligando a continuas relecturas para retomar el pulso de lo que el autor esta intentando transmitir.
En este libro tenemos cabida todos: idealistas, ricos, pobres, gente sin escrúpulos, ecologistas, borrachos, listos, tontos, intelectuales, fanáticos, vividores, drogadictos, put@s, clase media venida a menos, burgueses, agricultores, peones, asesinos, mafiosos, religiosos, agnósticos....en fin...el libro deja un poso pesimista: disfruta el momento, el dinero es el fin de todas las cosas, carpe diem......me gustaría que no fuera así, pero tengo dudas, me voy a tomar un par de copas a ver si se me pasa.....
Leedlo, por favor.
Novela dura, novela ácida, novela impresionante. El libro sobrevuela los últimos años del siglo XX y comienzos del presente, una sociedad que muchos de nosotros hemos vivido y sufrido, con luces y también con muchas sombras, sobre todo en las zonas donde la burbuja inmobiliaria ha golpeado con más fuerza: corrupción, mafia, políticos de medio pelo con la vista más puesta en el cazo, que en el bienestar de los ciudadanos que los han elegido.
La novela pretende abarcar todos los aspectos de esta sociedad compleja, desde la Transición hasta la época previa a la crisis inmobiliaria de 2008, a través de los recuerdos de Rubén Bertomeu, uno de esos empresarios hechos así mismo, al rebufo del desarrollo desaforado y descontrolado de las zonas costeras españolas, con una mezcla de talento, sobornos, y asociación mafiosa, que tras la muerte de su hermano pequeño, hace un repaso de sus recuerdos: recuerdos de amigos, muchos de los cuales se han quedado por el camino, por incapacidad, falta de suerte o inteligencia o por tener escrúpulos de los que él carece por completo. Recuerdos de la Familia, esa institución tan respetada, llena de hijos, hermanos, nietos, yernos...y también llena de silencios, de rencores y envidias arrastrados durante años y que lastran la vida de la familia del respetado empresario, pese a todo su dinero.
Estos amigos y familiares también nos aportan su particular visión de la sociedad y de todos ellos.
El libro es un compendio de erudición, lleno de citas literarias y sabiduría acumulada, sin embargo tengo que reconocer que no me ha resultado una lectura agradable. Los capítulos son densos, largos, sin descansos, sin puntos ya parte. Requieren una gran concentración, ya que cualquier mínima desconexión hace que pierdas el hilo, ya que hay continuos cambios de narrador, de interlocutor, del tiempo en el que transcurre lo narrado, obligando a continuas relecturas para retomar el pulso de lo que el autor esta intentando transmitir.
En este libro tenemos cabida todos: idealistas, ricos, pobres, gente sin escrúpulos, ecologistas, borrachos, listos, tontos, intelectuales, fanáticos, vividores, drogadictos, put@s, clase media venida a menos, burgueses, agricultores, peones, asesinos, mafiosos, religiosos, agnósticos....en fin...el libro deja un poso pesimista: disfruta el momento, el dinero es el fin de todas las cosas, carpe diem......me gustaría que no fuera así, pero tengo dudas, me voy a tomar un par de copas a ver si se me pasa.....
Leedlo, por favor.
September 25, 2025
https://kansasbooks.blogspot.com/2025...
"El principio de la realidad que tanto le gusta a su padre: La vida no es lo que tú llevas en la cabeza, es lo que las cosas son, le decía cuando sentía que debía aportar algo a su educación, aunque no fuera más que ayudarle a apearse de sus fantasías. Lo de la cabeza no puede estar ahí antes, tiene que venir después. La cabeza se llena con lo que te vas encontrando fuera, con material del exterior."
De Rafael Chirbes lo primero que leí fue hace unas semanas La Buena letra y me quedé bastante impresionada. Este año la verdad es que me propuse leer más literatura española: tengo una asignatura pendiente con nuestros autores porque aunque sí que he leído cosas, salvo alguna excepción, me sentía poco conectada así que este año he leído a autores que no suelen estar en el candelero entre ellos, Rafael Argullol, Andrés Ibañez o Juan Francisco Ferré y la cosa iba encarrilada, iba muy bien, y se me cruzó La Buena Letra. Pero resultó un texto tan corto que me supo a poco así que me decidí con Crematorio, y tengo que admitir que ni La Buena Letra me había preparado para esto, no tan simbólico como pudo ser La Buena Letra pero el realismo de Crematorio se puede decir que viene disfrazado porque es igual o más poética que La Buena Letra: sus bofetadas de realidad mantienen al lector anclado prácticamente sin respiro hasta que acaba cada capítulo y creo que es por su profunda atención a los pequeños detalles, al fluir de la vida y por la forma en la que encadena esa profunda ternura que Chirbes acaba sintiendo por sus personajes aunque pueda ser brutal en su realismo. Cada capítulo estará narrado por un personaje diferente, en un flujo de conciencia intermitente, en el que el capítulo completo constituye a la vez un único párrafo. Desde el comienzo de cada capítulo hasta el final (algunos más largos que otros, quizás 11 o 12 capítulos) ocho personajes ligados a la familia Bertomeu o pertenecientes a la misma, nos narrarán sus propias vicisitudes. Matías Bertomeu acaba de morir y a partir de aquí se pone en marcha este finísimo artilugio de ingeniería literaria que será esta novela, magistralmente narrada por Rafael Chirbes.
"En cualquier caso, acepto que hay códigos de familia, reglas que deben cumplirse aunque uno haya tenido las peores relaciones, también eso ocurre como en el teatro, finges que no ves la fragilidad del decorado, de la tramoya, para seguir adelante con tu papel, y dar correctamente la réplica. La fraternidad se incluye entre estos estados que obligan al cumplimiento de drásticos códigos de representación."
Matías Bertomeu fue un ideólogo que cansado y desencantado de la política la cambió por la ecología y la agricultura de postureo. Su hermano Rubén, que soñaba con ser un arquitecto refinado eligió convertirse en constructor y promotor inmobiliario. Rubén será el centro neurálgico de esta novela que retrata como ninguna lo que fue la España postfranquista hasta llegar a este siglo XXI en el que el hormigón se convierte casi en el protagonista de la vida de estas familia. Crematorio fue publicada en 2007 justo un año antes de que estallara la burbuja inmobiliaria y se puede decir que ya todo estaba aquí porque se estaba narrando un momento crucial de la sociedad española. El franquismo es ya cosa del pasado y había nacido una sociedad democrática y capitalista en la que el dinero mandaría por encima de todas las cosas ("Si muchos tienen mucho dinero, el dinero pierde valor, deja de ser útil. El dinero vale porque hay poco y porque el poco que hay se acumula en pocas manos. Si no, se devalúa: para volver de la compra con un paquete de mantequilla en una mano tienes que salir de casa llevando en la otra un cesto repleto de billetes..., en el mundo económico el dinero es el resumen de la mercancía."), y aunque parezca hipermegaexagerado lo que nos estaba contando aquí Chirbes, un año después de la publicación de la novela, se demostró que todo era pura realidad y que no formaba parte de ninguna especulación literaria, que en definitiva esta novela no era otra cosa que el estudio de un hipercapitalismo exacerbado. A través del retrato que Chirbes hace de esta familia ligada al auge inmobiliario a lo largo de la costa del Mediterráneo, estaba retratando una parte de una España que aspiraba a toda costa a la exclusividad.
"Si pega su cara al metacrilato de la ventanilla, podrá ver este paisaje enfermo, todas las edificaciones apelotonándose unas sobre otras, los solares, las grúas, y el mar quieto como una mortaja bajo la luz dolorosa del mediodía, luz como de pesadilla, polvo de maquillaje que envuelve los matorrales, los árboles resecos.
Pero ahora ya vemos el anticristo, está entre nosotros: se llama Hormigón..."
A través del monólogo imparable de cada uno de los personajes: Rubén Bertomeu, el pater familias, su joven esposa Mónica, la hija de su primera esposa, Silvia, su yerno, Juan Mullor que está preparando una biografía de Federico Brouard, viejo amigo de los hermanos Bertomeu, afamado escritor y algunos personajes más ligados a la empresa inmobiliaria, Rafael Chirbes se centra en los pequeños detalles, en los traumas de infancia, en las injusticias, en la corrupción por defecto cuando el ganar dinero ya se amasa con el piloto automático puesto, también en el drama psicológico que parecen sufrir cada uno de estos personajes insatisfechos y desconectados de la realidad. Una novela que además estará narrada en un solo día, precisamente el del día en que será incinerado el cuerpo de Matías. Muchos personajes construyen sus monólogos conduciendo el coche a lo largo de autovías interminables, con un paisaje de fondo de cemento y urbanizaciones idénticas las unas a las otras en las que se atisbará el mar de fondo, un mar que parece lo único real en un escenario de cartón, piedra y cemento. "Aquí todo el mundo tiene prisa, una urgencia como de último día del mundo, se acaban las conversaciones enseguida y se pasa al asalto." Una España que parece haber quedado reducida a cemento y edificios que apenas dejan aire para poder respirar. Todos y cada uno de los personajes aparecen asfixiados por el entorno, e incluso la generación más joven a la de Matías y Rubén, que reniega de esta empresa constructora por lo que puede representar no solo para la economía sino para el entorno natural, realmente no deja de ser una negación solo de cara al postureo porque es un sistema que sostiene toda una forma de vida de cara a la galería y al dinero. Chirbes no deja ni un momento de cuestionar este pijerío que vive a costa del confort de este hormigón armado. Yo diría incluso que el aspecto clave de esta novela es también el análisis político que hace de una España, que cuando acaba la novela, está totalmente perdida, sumergida en una profunda crisis moral y existencial; no sé hasta qué punto Chirbes no daba un duro ya por el ser humano a tenor de en qué se había convertido el idealismo inicial de sus personajes, incluso el de Rubén.
"Hemos vivido una etapa inigualable de progreso, y, sin embargo, con demasiada frecuencia no sabemos qué hacer con lo que nos brinda. Si no hemos sido más felices, seguramente se debe a que el ser humano no da mucho más de sí."
Pero no es solo el retrato que hace de una España en caída libre lo que puede impactar de esta novela, sino además el retrato psicológico que hace de cada uno de sus personajes a través del flujo de conciencia de cada uno de ellos. La información casi vuela a la velocidad de la luz a medida que comienza cada capítulo y el monólogo interior dispara datos, reflexiones, recuerdos y cada capítulo adoptará el estilo narrativo del personaje en cuestión. El florecimiento y caída de una sociedad, la española, va íntimamente ligada al auge y caída de sus personajes, pero el íntimo, el de la reflexión interna, el del desgaste de las ideas, el del desencanto de sí mismos. Lo que realmente me ha fascinado es como Rafael Chirbes consigue enlazar temas tan universales como el de la masculinidad y la sexualidad, con el capitalismo, el turismo, incluso el papel de la mujer que tiene que desenvolverse en un torno eminentemente masculino y cómo en este entorno, ellas pueden ascender socialmente más rápidamente que ellos. Chirbes además crea una novela réquiem en la que no solo todo girará en torno a la muerte, sino que la presencia del cuerpo de Matías en el curso de estas 24 horas, dará lugar al repaso de toda una existencia. Y Chirbes no se corta un pelo, nos saca los colores, nos zarandea y nos pone frente a frente a un país que en menos de medio siglo estará más desencantado que nunca en toda su historia, pero y sobre todo, lo que más me ha maravillado de esta novela que es casi una epopeya, será la reflexión que hace sobre el arte, la literatura y sobre todo la creación literaria “¿O es que el arte no es precisamente la mezcla de trabajo y representación?”, porque de alguna forma está identificando el arte con la vida, y porque andarán íntimamente enlazados. Admito que no he leído mucha literatura española, pero de la que me he encontrado en mi vida, Crematorio sea quizás una de las novelas más importantes, y Ruben Bertomeu uno de los personajes más colosales, ambiguos y absolutamente realistas, que será además, como el hormigón arrasando todo a su paso. Termino con la impresión de que Chirbes ha trazado un símil entre lo que es la escritura y lo que será la vida misma, pura resistencia.
"Escribes muy bien, no te abandones. El don no es nada; o lo es todo, si tienes cuidado de añadirle la disciplina. Se necesita capacidad de resistencia."
♫♫♫ J.S. Bach - Cantata BWV 12 "Weinen, Klagen, Sorgen, Zagen" ♫♫♫
February 15, 2025
Soberbia, así sin florituras, lo cual me lleva a que tengo que recuperar a Galdós, mal que le pese a Benet.
January 11, 2021
“Un fantasma sobrevuela Europa”. Pero ahora ya no es el comunismo que anunciara Marx, sino, al menos en Europa occidental, el aburrimiento, el fin de los sueños y los objetivos, y como respuesta el afán de riqueza, el consumismo, la ecología, el anarquismo. Esta es la realidad que nos describe Chirbes en esta muy buena novela.
Y en esta realidad se mueven los personajes de Crematorio. Muchos de ellos vivieron su juventud en la asfixiante y gris dictadura de Franco, frente a la cual apostaron a la esperanza de la revolución social, la del arte, la de la cultura. Ante la inminente muerte de uno de ellos, Matías Bartomeu, el que más perseveró en sus convicciones juveniles, el contraste entre los sueños y su realidad actual empieza a salir a la luz.
Cada capítulo se centra en alguno de sus protagonistas, a través de un monólogo, reservado en este caso para Rubén Bartomeu, su yerno Juan y su colaborador Collado, que muchas veces se dedican a hablar sobre uno o varios de los otros personajes, y en otras ocasiones por un relator omnisciente.
A través de una muy buena prosa, obsesiva y abigarrada (no hay punto y aparte), el autor es capaz de meterse y meternos de lleno en la piel de cada personaje, sin darnos respiro.
En síntesis, una muy buena novela, con abundante material y referencias culturales (algunas que se me han escapado, aunque este hecho no interfirió en la comprensión) que no se puede leer sin sumergirse plenamente en ella.
Rafael Chirbes España, 1919-2015) formó parte del movimiento de literatura realista, junto a Juan Goytisolo y otros.
Y en esta realidad se mueven los personajes de Crematorio. Muchos de ellos vivieron su juventud en la asfixiante y gris dictadura de Franco, frente a la cual apostaron a la esperanza de la revolución social, la del arte, la de la cultura. Ante la inminente muerte de uno de ellos, Matías Bartomeu, el que más perseveró en sus convicciones juveniles, el contraste entre los sueños y su realidad actual empieza a salir a la luz.
Cada capítulo se centra en alguno de sus protagonistas, a través de un monólogo, reservado en este caso para Rubén Bartomeu, su yerno Juan y su colaborador Collado, que muchas veces se dedican a hablar sobre uno o varios de los otros personajes, y en otras ocasiones por un relator omnisciente.
A través de una muy buena prosa, obsesiva y abigarrada (no hay punto y aparte), el autor es capaz de meterse y meternos de lleno en la piel de cada personaje, sin darnos respiro.
En síntesis, una muy buena novela, con abundante material y referencias culturales (algunas que se me han escapado, aunque este hecho no interfirió en la comprensión) que no se puede leer sin sumergirse plenamente en ella.
Rafael Chirbes España, 1919-2015) formó parte del movimiento de literatura realista, junto a Juan Goytisolo y otros.
November 28, 2021
Cremation is Valerie Miles' translation of Rafael Chirbes 2007 novel Crematorio.
In 2019 a poll of critics in El Pais ranked this 13th in a list of the best books of the 21st century to date - a list topped by 2666 and Austerlitz, and featuring novels by Emmanuel Carrère, Javier Marias, Mario Vargas Llosa, Ian McEwan, Zadie Smith, Javier Cercas amongst others.
I had previously read the author's On The Edge, in Margaret Jull Costa's translation. This was published in 2013 in Spanish, and 2016 in English, and set in the post-financial crisis Spain of 2010, and the aftermath of the bursting of the money-fuelled construction boom.
The two novels make fascinating companions. Cremation takes us into the world of pre-financial crisis Spain, when the boom was at its peak. Crucially, it was finished in February 2007 and published that year (although not published in English until 2021); the novel highlights the hubris of the age, and hints at the likely fall from grace to come, but this was not written with hindsight.
It is set in a coastal town, Misent, ficticious but based on the Valencian resorts of Dénia or Xàbia. The latter (Jávea in Spanish) is coincidentally where, in the immediate post-Franco early 1980s, I experienced my first Spanish beach holiday in the early stages of the mass tourism movement. But by 2007, Misent is a riot of concrete and construction
Misent, a place far removed from any. thing a person truly has to do in life. Like an insipid theme park, a stupid place for a vacation. There's quality of life, but only relatively. She and Juan decided to stay in Misent after they married, hoping to find that quality of life—when Federico Brouard first settled in Misent, he too talked up the quality of life there (now he complains bitterly), the sea, the sky, the landscape and climate, the gardens in bloom all year round, flora to the heart's content, Brouard had said—but any time you have to do some-thing out of the ordinary, grab a train or a flight, go somewhere else, the whole experience plummets: it's hard to get out of Misent with the constant traffic jams on the roads that lead in and out; there's no train, there's not even a good bus system, uncontrolled development is crushing the city, half-built structures in use all over the place, construction sites everywhere, it was built for a population only half its size off-season and a fourth of its size in summer. Juan says you have to resign yourself to it, because heaven and hell are promiscuous and always travel in the same coach. What else can you do, he says, though also: Theologians should be analyzing the city, not urban planners. It deserves a postmodern reading of Revelations, of the Divine Comedy. Juan says: Misent's recent history works like the parody of a voyage, except backward: it starts in paradise and ends in hell.
And at the heart of this activity, and the novel, is Rubén Bertomeu, an idealistic architect, cultured in his younger days, now in his early 70s and a ruthless building magnate. He likes to tell other that I’m a bricklayer whose head happens to be a little more organised than the others’, I’m all about building, the rest of it is only what I need to do to make it happen, but this 'rest' includes not only bribes for planning officials and forceful persuasion of those who won't sell up, but also involvement in the local drug trade.
As the novel opens his younger brother, Matías, an idealist to Rubén's pragmatist, has just died after a long illness, causing those associated with him to reflect on his and their lives.
Each of the novel's 13 chapters are told in a single paragraph from the point-of-view (at times 3rd and others 1st person) of different members of the extended family and business: Rubén's second wife Mónica, over 40 years his junior; his daughter from his first marriage Silvia, older than Mónica with two teenage children of her own, Miriam and Felix, and who works as an art restorer; Federico Brouard, an author of novels, a childhood friend of Rubén, but now estranged from him after a dispute over Federico's land; Juan, Silvia's husband, a literary professor who is writing a biography of Brouard; Ramón Collado, formerly Rubén's right-hand man and fixer and Yuri a Russian gangster, both of these men in love with the same woman, a prostitute who is the lover of a more senior Russian mobster, Triain.
It's a rich cast of characters with some potentially juicy sub-plots, and in Spain the book was also adapted into a hit TV series (https://en.m.wikipedia.org/wiki/Crema...). But the novel doesn't go in the direction of plot and drama but rather its strength lies in its prose, so hectic and yet dense that I found myself needing to pause for breath at the end of each chapter and often in-between. Indeed, looking back on my review of On The Edge (translated by Margaret Jull Costa), the same comment I made then would apply here: "It all makes for an effectively powerful but somewhat unpleasant read. The stream-of-thoughts style of the novel means it is best read in long sittings, but the subject matter and indeed length (400 pages) makes that difficult."
One criticism here might be that the voices of the family members (less so Collado, Yuri and Mónica) can sound somewhat similar, but then they do stem from the same family line, and the novel is fascinating in it juxtaposition of culture and capitalism, Silvia scorning the source of Rubén's money but happy to use it to live a lifestyle rather beyond an academic art restorer and lecturer. Although the novel felt more grounded and subtle that On The Edge which at times I felt went beyond realism into exaggeration and polemic. I also commented on On The Edge that "not a comment I often make on books, [it] perhaps overstayed its welcome" and my tolerance for long novels has reduced significantly since
Overall: I certainly wouldn't rate this as highly as the El Pais critics, but another fascinating work by Chirbes. 3.5 stars rounded to 4.
In 2019 a poll of critics in El Pais ranked this 13th in a list of the best books of the 21st century to date - a list topped by 2666 and Austerlitz, and featuring novels by Emmanuel Carrère, Javier Marias, Mario Vargas Llosa, Ian McEwan, Zadie Smith, Javier Cercas amongst others.
I had previously read the author's On The Edge, in Margaret Jull Costa's translation. This was published in 2013 in Spanish, and 2016 in English, and set in the post-financial crisis Spain of 2010, and the aftermath of the bursting of the money-fuelled construction boom.
The two novels make fascinating companions. Cremation takes us into the world of pre-financial crisis Spain, when the boom was at its peak. Crucially, it was finished in February 2007 and published that year (although not published in English until 2021); the novel highlights the hubris of the age, and hints at the likely fall from grace to come, but this was not written with hindsight.
It is set in a coastal town, Misent, ficticious but based on the Valencian resorts of Dénia or Xàbia. The latter (Jávea in Spanish) is coincidentally where, in the immediate post-Franco early 1980s, I experienced my first Spanish beach holiday in the early stages of the mass tourism movement. But by 2007, Misent is a riot of concrete and construction
Misent, a place far removed from any. thing a person truly has to do in life. Like an insipid theme park, a stupid place for a vacation. There's quality of life, but only relatively. She and Juan decided to stay in Misent after they married, hoping to find that quality of life—when Federico Brouard first settled in Misent, he too talked up the quality of life there (now he complains bitterly), the sea, the sky, the landscape and climate, the gardens in bloom all year round, flora to the heart's content, Brouard had said—but any time you have to do some-thing out of the ordinary, grab a train or a flight, go somewhere else, the whole experience plummets: it's hard to get out of Misent with the constant traffic jams on the roads that lead in and out; there's no train, there's not even a good bus system, uncontrolled development is crushing the city, half-built structures in use all over the place, construction sites everywhere, it was built for a population only half its size off-season and a fourth of its size in summer. Juan says you have to resign yourself to it, because heaven and hell are promiscuous and always travel in the same coach. What else can you do, he says, though also: Theologians should be analyzing the city, not urban planners. It deserves a postmodern reading of Revelations, of the Divine Comedy. Juan says: Misent's recent history works like the parody of a voyage, except backward: it starts in paradise and ends in hell.
And at the heart of this activity, and the novel, is Rubén Bertomeu, an idealistic architect, cultured in his younger days, now in his early 70s and a ruthless building magnate. He likes to tell other that I’m a bricklayer whose head happens to be a little more organised than the others’, I’m all about building, the rest of it is only what I need to do to make it happen, but this 'rest' includes not only bribes for planning officials and forceful persuasion of those who won't sell up, but also involvement in the local drug trade.
As the novel opens his younger brother, Matías, an idealist to Rubén's pragmatist, has just died after a long illness, causing those associated with him to reflect on his and their lives.
Each of the novel's 13 chapters are told in a single paragraph from the point-of-view (at times 3rd and others 1st person) of different members of the extended family and business: Rubén's second wife Mónica, over 40 years his junior; his daughter from his first marriage Silvia, older than Mónica with two teenage children of her own, Miriam and Felix, and who works as an art restorer; Federico Brouard, an author of novels, a childhood friend of Rubén, but now estranged from him after a dispute over Federico's land; Juan, Silvia's husband, a literary professor who is writing a biography of Brouard; Ramón Collado, formerly Rubén's right-hand man and fixer and Yuri a Russian gangster, both of these men in love with the same woman, a prostitute who is the lover of a more senior Russian mobster, Triain.
It's a rich cast of characters with some potentially juicy sub-plots, and in Spain the book was also adapted into a hit TV series (https://en.m.wikipedia.org/wiki/Crema...). But the novel doesn't go in the direction of plot and drama but rather its strength lies in its prose, so hectic and yet dense that I found myself needing to pause for breath at the end of each chapter and often in-between. Indeed, looking back on my review of On The Edge (translated by Margaret Jull Costa), the same comment I made then would apply here: "It all makes for an effectively powerful but somewhat unpleasant read. The stream-of-thoughts style of the novel means it is best read in long sittings, but the subject matter and indeed length (400 pages) makes that difficult."
One criticism here might be that the voices of the family members (less so Collado, Yuri and Mónica) can sound somewhat similar, but then they do stem from the same family line, and the novel is fascinating in it juxtaposition of culture and capitalism, Silvia scorning the source of Rubén's money but happy to use it to live a lifestyle rather beyond an academic art restorer and lecturer. Although the novel felt more grounded and subtle that On The Edge which at times I felt went beyond realism into exaggeration and polemic. I also commented on On The Edge that "not a comment I often make on books, [it] perhaps overstayed its welcome" and my tolerance for long novels has reduced significantly since
Overall: I certainly wouldn't rate this as highly as the El Pais critics, but another fascinating work by Chirbes. 3.5 stars rounded to 4.
March 8, 2013
"Crematorio", de Rafael Chirbes, no es solo una magnífica novela, es ante todo un tratado sobre el ser humano, sobre la vida, sobre las innumerables vicisitudes que la jalonan. La maestría de Chirbes para integrar pasado y presente casi en cada línea, para ahondar con profundidad en los personajes, para plantear con elegancia e inteligencia cada situación, convierten esta obra en toda una joya literaria. A mi entender, otro de esos libros imprescindibles publicados en España la primera década del siglo XXI.
March 26, 2016
"Uno acumula saber como las urracas, oye miles de discos, lee libro tras libro, ve cientos de programas de televisión, hojea millones de revistas a lo largo de la vida, piensa, se informa, y luego se muere, y seguramente, si le queda un hilo de lucidez, piensa también en todo el tiempo que ha perdido".
November 27, 2014
O el mundo se ha vuelto loco (que es posible), o los locos somos nosotros (que también), pero este libro no nos ha gustado nada, nada, nada. Reseña completa:
http://www.libros-prohibidos.com/rafa...
http://www.libros-prohibidos.com/rafa...
December 16, 2020
Es difícil catalogar una novela como esta, cuyo alcance (lo que el escritor se propuso inicialmente) sobrepasa de manera contundente el marco formal en el que está contenida. En principio, por el estilo de escritura, un fluir verdaderamente sorprendente, tanto en la rítmica como en el fondo, una avalancha de ideas, opiniones y percepciones que van dando forma a la trama, encarando diálogos internos y externos (stream of consciousness y soliloquios), citas literarias, recuerdos, situaciones, visiones, sentires, uniéndose hasta alcanzar la gran ola que lo cubre todo, incluido el lector que va dando vuelta a las páginas ávido de continuar y comprender mejor un todo que se va develando con fuerza avasalladora, cada capítulo una pieza que se adhiere a la siguiente, centrado en la visión única e irrepetible de cada personaje y así, progresivamente, sumando volumen, como la piedra pequeña que cae desde lo alto de la montaña y termina siendo del tamaño del mundo. La inercia acompaña las líneas y las va llevando hasta sus últimas consecuencias, opiniones que se refuerzan con descripciones, detallados retratos de todos quienes deambulan por las páginas del libro, las razones que explican el por qué de sus actos, las debilidades y fortalezas que comulgan en el trato cotidiano, vicios y virtudes, la manera en la que todos conviven en ese enorme melting pot que es la tierra. Cuando Rubén se dirige en su coche al tanatorio, Matías, su hermano muerto está siendo preparado para entrar al Crematorio (el crematorio de Misent es del otro estilo: barroco teatral), curioso nombre de la novela que se refiere también y por asociación, a la ceniza: la gloria es algo que lleva uno, que dura un instante, arde como una cerilla y enseguida deja nada más que ceniza, pero ese momento luminoso vale toda una vida y en la que todos terminaremos tarde o temprano los ojos, manos, piernas, estómago, riñones, bazo e hígado de Matías, con sus respectivas metástasis, se convertirán en cenizas, el ceremonial ya que esparcirán tus cenizas, Matías, y no quedarán símbolos, ni la hoz, ni el martillo, la eterna lucha contra el paso del tiempo la vida es una inversión muy cara para convertirla tan deprisa en cenizas, la manera en que los seres nos alimentamos unos de otros esa parte de ti que él se ha llevado estará pronto bajo tierra, o se habrá convertido en cenizas, aquella de la religión la ceniza que el cura te pone en la frente al empezar la cuaresma y esa otra, como Polvo y ceniza, el cuento de Joyce en Dublineses, y de lo que solo quedarán restos de ceniza en el tanatorio, cenizas solitarias que se diluyen bajo el tronco de un algarrobo, cenizas confundidas con las tierras abandonadas de la montaña.
La trama se centra en el boom inmobiliario que en España ocurrió más o menos en el decenio 1997-2007 y en la figura de Rubén Bertameu, arquitecto exitoso (yo soy un albañil con la cabeza mejor ordenada que otros...) en la ciudad ficticia de Misent (que cada vez se parece más a México deefe, cemento y escombros por todas partes), que simplemente afirma, no sin un halo de falso desdén que siempre han crecido las ciudades a golpe de corrupción, eso sí que se lo digo, frutos de la especulación. Y la historia comienza y termina con él, en su coche rumbo al tanatorio, escuchando en el primer capítulo el CD con las últimas sonatas de Schubert con Andreas Staier al fortepiano, ese ancestro del piano moderno que nos acerca mucho más al tiempo y estética en que fueron escritas. Y no puedo dejar de pensar que hay algo schubertiano en la narrativa de Rafael Chirbes (1949-2015), lo que atinadamente describe Alfred Brendel en sus eruditos ensayos, al referirse a la música del compositor vienés como “el caminar de un sonámbulo”, un paso que no se sabe adonde va a llegar, por donde se va a ir, siguiendo una lógica que es más bien ilógica, rodeando y bordeando el abismo sin saberlo (o más bien sabiéndolo sólo el subconsciente), a punto de desplomarse en la nada, tomando la ruta más larga y tropezando cuando algo sale a su paso, en resumen, un caminar perfectamente imprevisible. Y es justamente ese sonambulismo lo que considero otra de las grandes virtudes de esta novela: la manera en que se desenvuelve, se esparce cual copa de vino que cae en el mantel impecable, desenrollándose como un pergamino que observamos a duras penas a la luz de una vela y que, al amanecer, finalmente vemos en todo su esplendor. En el último capítulo Bertameu sigue en el coche, recorriendo la ciudad de un extremo al otro, el tráfico para llegar al tanatorio se ha intensificado y decide cambiar el CD y escuchar ahora las sonatas de Brahms con Anatol Ugorski, ese prestidigitador del teclado que convierte casi todo lo que toca en oro (su grabación del Catalogue d’oiseaux de Messiaen es una joya y un milagro a la vez). La escritura de Chirbes lleva consigo también los momentos de belleza que el pianista ruso logra al dar forma a las frases perfectamente delineadas y minuciosamente construidas por Brahms, ese impecable arquitecto de sonidos -y por ello quizá Bertameu lo admira, por qué sabe que hay una planificación del espacio sonoro en diferentes niveles, una construcción con andamios armónicos, usando ese hormigón o concreto que tanto alaba a lo largo de la novela (que es la base sobre la que ha edificado su poder y su fortuna) y que en música también aparece en las obras maestras- que alcanzan su climax de manera gloriosa; la narrativa se adhiere a principios melódicos, la voz que cuenta según el capítulo, es conducida a la par de un acompañamiento que la guía e impulsa. En momentos, el acompañamiento se convierte en contrapunto y otra voz frecuentemente toma la delantera, llevando a sorpresivas revelaciones (la vela se acerca al pergamino). En este capítulo final los recuerdos y las reflexiones han entrado a otro nivel de introspección, aquel que acompaña la nostalgia y el dolor de la pérdida y así, imaginamos el cuerpo incandescente de Matías Bertameu ardiendo bajo las llamas. En una nota final a manera de apéndice, el autor se refiere a las páginas de este crematorio, llevando la idea hasta sus ultimas consecuencias.
Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.
Impresionante novela.
Andreas Staier joue Franz Schubert - Sonate en la majeur D959 (Andantino)
Anatol Ugorski - Brahms Sonate 3 - II. Andante Espressivo
___
La trama se centra en el boom inmobiliario que en España ocurrió más o menos en el decenio 1997-2007 y en la figura de Rubén Bertameu, arquitecto exitoso (yo soy un albañil con la cabeza mejor ordenada que otros...) en la ciudad ficticia de Misent (que cada vez se parece más a México deefe, cemento y escombros por todas partes), que simplemente afirma, no sin un halo de falso desdén que siempre han crecido las ciudades a golpe de corrupción, eso sí que se lo digo, frutos de la especulación. Y la historia comienza y termina con él, en su coche rumbo al tanatorio, escuchando en el primer capítulo el CD con las últimas sonatas de Schubert con Andreas Staier al fortepiano, ese ancestro del piano moderno que nos acerca mucho más al tiempo y estética en que fueron escritas. Y no puedo dejar de pensar que hay algo schubertiano en la narrativa de Rafael Chirbes (1949-2015), lo que atinadamente describe Alfred Brendel en sus eruditos ensayos, al referirse a la música del compositor vienés como “el caminar de un sonámbulo”, un paso que no se sabe adonde va a llegar, por donde se va a ir, siguiendo una lógica que es más bien ilógica, rodeando y bordeando el abismo sin saberlo (o más bien sabiéndolo sólo el subconsciente), a punto de desplomarse en la nada, tomando la ruta más larga y tropezando cuando algo sale a su paso, en resumen, un caminar perfectamente imprevisible. Y es justamente ese sonambulismo lo que considero otra de las grandes virtudes de esta novela: la manera en que se desenvuelve, se esparce cual copa de vino que cae en el mantel impecable, desenrollándose como un pergamino que observamos a duras penas a la luz de una vela y que, al amanecer, finalmente vemos en todo su esplendor. En el último capítulo Bertameu sigue en el coche, recorriendo la ciudad de un extremo al otro, el tráfico para llegar al tanatorio se ha intensificado y decide cambiar el CD y escuchar ahora las sonatas de Brahms con Anatol Ugorski, ese prestidigitador del teclado que convierte casi todo lo que toca en oro (su grabación del Catalogue d’oiseaux de Messiaen es una joya y un milagro a la vez). La escritura de Chirbes lleva consigo también los momentos de belleza que el pianista ruso logra al dar forma a las frases perfectamente delineadas y minuciosamente construidas por Brahms, ese impecable arquitecto de sonidos -y por ello quizá Bertameu lo admira, por qué sabe que hay una planificación del espacio sonoro en diferentes niveles, una construcción con andamios armónicos, usando ese hormigón o concreto que tanto alaba a lo largo de la novela (que es la base sobre la que ha edificado su poder y su fortuna) y que en música también aparece en las obras maestras- que alcanzan su climax de manera gloriosa; la narrativa se adhiere a principios melódicos, la voz que cuenta según el capítulo, es conducida a la par de un acompañamiento que la guía e impulsa. En momentos, el acompañamiento se convierte en contrapunto y otra voz frecuentemente toma la delantera, llevando a sorpresivas revelaciones (la vela se acerca al pergamino). En este capítulo final los recuerdos y las reflexiones han entrado a otro nivel de introspección, aquel que acompaña la nostalgia y el dolor de la pérdida y así, imaginamos el cuerpo incandescente de Matías Bertameu ardiendo bajo las llamas. En una nota final a manera de apéndice, el autor se refiere a las páginas de este crematorio, llevando la idea hasta sus ultimas consecuencias.
Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.
Impresionante novela.
Andreas Staier joue Franz Schubert - Sonate en la majeur D959 (Andantino)
Anatol Ugorski - Brahms Sonate 3 - II. Andante Espressivo
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April 27, 2025
Brillante.
January 5, 2017
Crematorio es una buena novela, el esfuerzo del autor por dejarte una imagen en cada renglón es evidente, el acopio de información sobre cómo se producen las actuaciones urbanísticas en la Comunidad Valenciana durante el periodo de la burbuja inmobiliaria, no resulta pesado ni tampoco la capacidad de análisis de las motivaciones de los personajes que las realizan. El problema de la novela, en mi modesta opinión, es su estilo, específicamente utilizar largos monólogos sucesivos en boca de cada uno de los personajes. El protagonista, Rubén Bertomeu, da la talla, pero los demás no y es una lástima porque estos secundarios son, en ocasiones, molestas interrupciones sobre lo más interesante de la novela. Al final, terminas cansado y no solo por el estilo, porque creo que podría haber dicho lo mismo con menos páginas. De todos modos, nadie puede poner en cuestión que Rafael Chirbes sabía escribir. Intentaré leer algo más de él en el futuro.
October 3, 2021
Um conceito interessante de realismo contemporâneo que se perde num excesso de clichés e artifícios de erudição. Uma leitura aprazível.
July 1, 2019
Enorme Chirbes. Habría que tenerlo en un pedestal. Debería ser obligado leerle para aquel que se vanaglorie del gusto por la buena literatura, por la literatura en mayúsculas llevada al terreno de lo social. En Crematorio, Chirbes se sirve de una historia perfectamente encajada en el contexto de la burbuja inmobiliaria y la crisis (o más bien estafa, como debería llamarse) del primer decenio del dos mil, para hacer un ejercicio de crítica social inmenso. Y es que el autor, tal vez sin pretenderlo, nos pone frente al espejo y nos obliga a ver nuestras vergüenzas como sociedad e individuos. El texto es de una contundencia sublime y es inevitable no reflexionar acerca de qué has hecho o estás haciendo tú para cambiar el sistema y luchar contra los lideres del mismo antes de que nos arrastren al camino de no retorno, si es que todavía queda algo tiempo para evitarlo...
"Los norteamericanos han derramado sangre para conseguir su constitución y su poder y su bienestar. Siguen derramándola, dentro y fuera de sus fronteras, para seguir siendo un pueblo orgulloso y rico. ¿Y quién le niega el derecho al proletariado a derramar sangre para liberarse, para aspirar a su parcela de felicidad? ¿Con qué autoridad lo hace esa burguesía que lo ha enviado a matar y a morir por todo el mundo? El proletariado ha derramado sangre en Alemania, en Francia, en Rusia, en todos los desiertos de África, en las selvas de Asia y América Latina. Ha derramado sangre cuando la burguesía lo ha enviado a cualquier parte del mundo a trabajar a la vez como carnicero y como buey que muge atado al pilón en el que el matarife va a descabellarlo, la ha derramado en Vietnam, en Bolivia, en Angola, en Nicaragua. Le ha dado un petate, un fusil; a veces hasta una máscara antigás, y en el mejor de los casos unas botas, y lo han enviado a matar y a morir Pero cuando los proletarios piden derramar sangre en su propio interés, se les niega el derecho. ¿Con qué autoridad se les niega el derecho a seguir haciendo el trabajo para el que se los preparó?..."
"Los norteamericanos han derramado sangre para conseguir su constitución y su poder y su bienestar. Siguen derramándola, dentro y fuera de sus fronteras, para seguir siendo un pueblo orgulloso y rico. ¿Y quién le niega el derecho al proletariado a derramar sangre para liberarse, para aspirar a su parcela de felicidad? ¿Con qué autoridad lo hace esa burguesía que lo ha enviado a matar y a morir por todo el mundo? El proletariado ha derramado sangre en Alemania, en Francia, en Rusia, en todos los desiertos de África, en las selvas de Asia y América Latina. Ha derramado sangre cuando la burguesía lo ha enviado a cualquier parte del mundo a trabajar a la vez como carnicero y como buey que muge atado al pilón en el que el matarife va a descabellarlo, la ha derramado en Vietnam, en Bolivia, en Angola, en Nicaragua. Le ha dado un petate, un fusil; a veces hasta una máscara antigás, y en el mejor de los casos unas botas, y lo han enviado a matar y a morir Pero cuando los proletarios piden derramar sangre en su propio interés, se les niega el derecho. ¿Con qué autoridad se les niega el derecho a seguir haciendo el trabajo para el que se los preparó?..."
May 31, 2016
Una muerte es todo lo que necesita Chirbes para sumergirnos en el tormentoso mar que son las vidas de los personajes que pueblan esta ¿novela? Personajes que, a golpe de recuerdo, nos llevan por la Valencia del boom urbanistico, la del auge de la droga y las mafias, la del pelotazo politico y el trafico salvaje de influencias...
Una muerte, una simple muerte es la excusa por la cual se nos narran memorias, recuerdos, vidas...o mas bien no-vidas atrapadas en el deseo, la ambicion, la corrupcion. Existencias grises, muertos en vida que vagan, erraticos, destino al crematorio...
Una muerte, una simple muerte es la excusa por la cual se nos narran memorias, recuerdos, vidas...o mas bien no-vidas atrapadas en el deseo, la ambicion, la corrupcion. Existencias grises, muertos en vida que vagan, erraticos, destino al crematorio...
September 6, 2021
No conseguí acabarlo. Lo abandone al 30 %.
September 8, 2025
Me ha encantado, sobre moral y dinero.
Todas las juventudes se parecen, es en la madurez cuando empieza la diferencia, nos diferenciamos en cómo resolvemos esa desazón originaria, en cómo abordamos el cruce de caminos que se nos presenta a la salida de la juventud. El tiempo que perdimos. La imposibilidad de recuperarlo. No tener claro si lo que hicimos fue perder o ganar.
Uno nunca sabe si hay otra forma de madurar que no sea perdiendo todo ese tiempo, empeñándose en esas discusiones pour critiquer le monde avec désinvolture, con el yo siempre por delante, el yo como bandera y como objetivo, aunque la vida luego acabe discurriendo al margen. Y mi yerno que no se entera: esa gente no ha querido saber nunca de dónde les han venido las cosas.
Y también: Me parezco a Montaigne en que
(igual que él) tengo unos puñeteros riñones que fabrican piedras, y en que siento curiosidad por todo lo que no me concierne.
Todas las juventudes se parecen, es en la madurez cuando empieza la diferencia, nos diferenciamos en cómo resolvemos esa desazón originaria, en cómo abordamos el cruce de caminos que se nos presenta a la salida de la juventud. El tiempo que perdimos. La imposibilidad de recuperarlo. No tener claro si lo que hicimos fue perder o ganar.
Uno nunca sabe si hay otra forma de madurar que no sea perdiendo todo ese tiempo, empeñándose en esas discusiones pour critiquer le monde avec désinvolture, con el yo siempre por delante, el yo como bandera y como objetivo, aunque la vida luego acabe discurriendo al margen. Y mi yerno que no se entera: esa gente no ha querido saber nunca de dónde les han venido las cosas.
Y también: Me parezco a Montaigne en que
(igual que él) tengo unos puñeteros riñones que fabrican piedras, y en que siento curiosidad por todo lo que no me concierne.
May 30, 2020
Me parece extraordinario el universo que crea en torno al urbanismo, la corrupción, la prostitución e incluso el arte y la literatura; es muy meritoria la radiografía de personajes con pasajes increíbles... pero en conjunto, la novela me ha aburrido a ratos, quizá la he afrontado en unos días complicados.
August 14, 2025
un corte transversal limpio de un cuerpo-época que saca a relucir todas sus vísceras e incongruencias que aún se imprimen en nuestro tiempo. un estudio de carácteres maestro y un flex literario. en fin chirbes qué escritor!!!
August 27, 2025
teníamos el paraíso en la tierra y lo convertimos en un albañil infecto
December 22, 2024
despliega un enorme paisaje tan cínico y tan pero tan divertido de leer
January 10, 2021
Por fin acabé el libro. No sé qué me ha pasado con él. No sé si han sido las expectativas demasiado altas o que no lo he leído en el momento (ni en el formato) adecuado.
Para RETO DE VERANO, ha sido un desacierto: lectura muy densa, sin trama, si cronología... uff, esto sí que es un reto.
Leer en formato para libro electrónico, segundo desacierto: 357 páginas que no tiene apenas puntos y aparte, que carece de capítulos, que no tiene diálogos... ¿dónde parar de leer?
Siento frustración porque no puedo darle más estrellas, aunque estoy segura de que se merecía alguna más.
Puntos positivos:
- Una narrativa arriesgada sin duda, es la transcripción al papel del pensamiento de todos sus personajes que hablan de sus vidas (pasado, presente y futuro) y de la vida de los demás, de ahí que a veces esté narrado en primera persona, otras en tercera.
- Una escritura muy rica, bien formulada, sin excesos descriptivos, con buenas metáforas, aunque quizás demasiadas citas (de libros, de lugares, de música, etc.)
- Todo ocurre en unas horas, son las divagaciones de todos durante unas horas tras un acontecimiento que es el que hace a todos reflexionar sobre sí y los demás (un poco como El Jarama de Ferlosio, pero guardando mucho las distancias). De nuevo muy arriesgado, pero totalmente dominado por el autor.
Puntos negativos:
- Se vendió como "la novela de la corrupción urbanística". Ni el 2% trata del tema, no se hace ninguna crítica, no descubre nada nuevo, no sé, mucho ruido y pocas nueces
- El discurso narrativo, entre el pensamiento y la filosofada metida a calzador, hace que leas como un autómata, no interesa lo que dice, solo interesa pasar de página para llegar al final
- Demasiado largo, para realmente ser solo "pensamiento"
Nunca he analizado tanto un libro que haya leído. O me gusta o no me gusta y lo tengo claro. Pero este no me ha dejado indiferente y sigo sin saber porqué a mí no me ha gustado y a los demás les ha encantado.
Para RETO DE VERANO, ha sido un desacierto: lectura muy densa, sin trama, si cronología... uff, esto sí que es un reto.
Leer en formato para libro electrónico, segundo desacierto: 357 páginas que no tiene apenas puntos y aparte, que carece de capítulos, que no tiene diálogos... ¿dónde parar de leer?
Siento frustración porque no puedo darle más estrellas, aunque estoy segura de que se merecía alguna más.
Puntos positivos:
- Una narrativa arriesgada sin duda, es la transcripción al papel del pensamiento de todos sus personajes que hablan de sus vidas (pasado, presente y futuro) y de la vida de los demás, de ahí que a veces esté narrado en primera persona, otras en tercera.
- Una escritura muy rica, bien formulada, sin excesos descriptivos, con buenas metáforas, aunque quizás demasiadas citas (de libros, de lugares, de música, etc.)
- Todo ocurre en unas horas, son las divagaciones de todos durante unas horas tras un acontecimiento que es el que hace a todos reflexionar sobre sí y los demás (un poco como El Jarama de Ferlosio, pero guardando mucho las distancias). De nuevo muy arriesgado, pero totalmente dominado por el autor.
Puntos negativos:
- Se vendió como "la novela de la corrupción urbanística". Ni el 2% trata del tema, no se hace ninguna crítica, no descubre nada nuevo, no sé, mucho ruido y pocas nueces
- El discurso narrativo, entre el pensamiento y la filosofada metida a calzador, hace que leas como un autómata, no interesa lo que dice, solo interesa pasar de página para llegar al final
- Demasiado largo, para realmente ser solo "pensamiento"
Nunca he analizado tanto un libro que haya leído. O me gusta o no me gusta y lo tengo claro. Pero este no me ha dejado indiferente y sigo sin saber porqué a mí no me ha gustado y a los demás les ha encantado.
September 14, 2014
Nunca había leído nada de Chirbes y no creo que vuelva a intentarlo.
No sé qué esperaba, algo diferente y mucho más crítico, supongo. No me ha parecido muy distinto a otros autores españoles próximos en edad y circunstancias, y me ha resultado muy confuso en ocasiones, volvía atrás con frecuencia para ver qué personaje estaba hablando, todos me parecían el mismo, tenían la misma voz.
Me ha parecido todo demasiado evidente, muy arquetípicos el constructor que va de refinado, la hija pija frustrada, la segunda mujer trepa e inculta de orígenes inciertos y humildes, el hermano idealista y desencantado, el poeta homosexual de vida disoluta, la prostituta rusa y sus macarras, el segundo descontrolado y torpe cruelmente desechado etc. ninguno de ellos me ha llegado, digamos que no he aceptado sus explicaciones y justificaciones, su filosofía de vida.
Encima, no me ha gustado el estilo del autor, muy funcional. Me han sobrado tantas referencias culturales por página y personaje, con que las tuvieran poeta y catedrático hubiese bastado, y siempre sin abusar, es parte de lo que ha hecho que me resultaran todos tan artificiosos. Hubiese agradecido un contrapunto con más personajes de otros ambientes socioeconómicos.
No me he sentido en un pueblo costero valenciano, no me basta que me cuentes que hay huertos con naranjos, chalets con buganvilias y que todos se metan rayas, me ha faltado atmósfera y profundidad.
Entiendo su voluntad crítica, pero me resulta insuficiente. Supongo que la única solución es buscar a otro tipo de novelista que hable de estos temas, está claro que Chirbes no es para mí.
August 9, 2021
Aburrido. Poco más qué decir. Narrativamente está bien, no es una forma que me agrade mucho (torrentes y torrentes de cosas y situaciones que se suceden o sucedieron) pero Chirbes se va por las ramas, por muuuchas ramas, y esas situaciones intrascendentes terminan por:
a) Hacerte bostezar
b) Interrumpir constantemente la lectura para responder correos.
c) Provocarte a echar una buena cabezadita por la página 50, como lo terminé haciendo.
Al que sigue, sin más. Máxima de Borges aplicada.
a) Hacerte bostezar
b) Interrumpir constantemente la lectura para responder correos.
c) Provocarte a echar una buena cabezadita por la página 50, como lo terminé haciendo.
Al que sigue, sin más. Máxima de Borges aplicada.
August 25, 2013
Esperaba leer una novela negra con la burbuja inmobiliaria, la corrupcion y la violencia como fondo y realmente lo que me he encontrado es un estupendo tratado de filosofia.
February 13, 2020
En esta novela, el argumento es lo de menos, más bien es un ensayo filosofico, donde el autor se encarga de destripar la miseria humana de sus personajes. Por momentos me ha recordado a Dostoyevski.
November 2, 2021
they say that animals and plants can feel an eclipse before it happens, that nature panics, and that's where you find fear, in that broken routine, in what steps outside of the everyday, your ability to laugh or to suffer. human beings are the only animals capable of laughing and suffering, they alone sigh to think of the future, nothing else can—no mineral, vegetable, or animal—fear is a vision of the future, and only humans can do that, nothing else is able to calculate his or her own future, no other animal, and it's the future, fear of the future, that's the root of all suffering.much as he did in his dark, devastating on the edge, rafael chirbes' cremation (crematorio) confronts the corrosion and decay of modern life: familial, economical, social, political. the late spanish author, in prose beautifully disproportionate to its subject, focuses on an extended family's response to and reckoning with the final days of its longtime patriarch. façade, privilege, wealth, excess, greed, chirbes chronicles society's devourous decline with remarkable (and unflinching) acuity. perhaps not quite as caustic or acidic as on the edge, cremation (published six years prior, both winners of the prestigious premio de la crítica de narrativa castellana) is nonetheless a stirring, stunning reflection of culture through the deeds and doings of a single family — a polyvocal appraisal of avarice and apathy individual and immense.
her husband's tone became bitter whenever he talked about culture, about his work as a literature professor: we're not cancer researchers, he'd say, we're not trying to come up with a polio vaccine, or something that will end up saving humanity. we're a whim that rich societies can indulge, while poor ones can barely consider it. we're like escorts, lotus blossoms that open above a nauseating puddle of opulence, we provide entertainment that is barely more refined than what the street girls offer (and less intense). beauty, sentiment: malarkey—ado, as the comedy goes. we read a book, see a painting, hears a song that moves us so deeply and maybe even stirs up a tear, but then it's over, and we go back to daily life and forget we ever even heard that song. feelings aren't that strong, that certain or that lasting. we exaggerate their value. they're closer to the animal, to pavlov's salivating dogs who hear the noise alerting them that food is on the way. they're drool. emotion is not the most human of things. the intellect is human, and surely also the capacity to come up with evil for the long term: like what my idiot brother's bosses are doing, fabricating long-term instruments for killing. this is surely the most specifically human thing there is, death on the installment plan, to give it a céline-like title.
*translated from the spanish by valerie miles (granta en español cofounder)
4.5 stars
August 14, 2025
Nunca pensé que en un libro podría caber tanto.
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