Este libro que hoy edita Baile del Sol es el más emblemático de los libros de un poeta legendario, si tal término es aplicable a un poeta. Su vida azarosa, su obra vital y profunda, su muerte temprana y confusa son los ingredientes que confluyen para llevarlo al territorio del mito. Aquí están algunos de los textos más conocidos y celebrados de un «poeta de culto». Dijo en una ocasión Paul Valery de Stéphane Mallarmé: «Hay, en cada ciudad de Francia, un joven secreto que se dejaría matar por usted»; Roque Dalton es uno de esos poetas que tiene, quizá en cada rincón del idioma, uno de esos lectores apasionados, un coleccionista de sus versos y sus avatares increíbles y quevedescos. He encontrado «daltónicos» en Argentina y en Holanda, por supuesto en Cuba, en Portugal, en muchos lugares de España... Para todos ellos Dalton es un poeta mítico, pero a la vez de una mitología palpable, cercana y carnal. Como ya apuntábamos en Taberna y otros lugares se congregan los poemas acaso más emblemáticos del autor salvadoreñ Americalatina, El descanso del guerrero, La segura mano de Dios, O.E.A., Buscándome líos, Sobre dolores de cabeza, Revisionismo o el largo «poema collage», como el mismo Roque lo definiera, que da título al libro, entre otros. ‘La taberna’ es la más célebre cervecería de Praga, U-Fleku, en los convulsos y esperanzados tiempos que precedieron al fin, manu militari, de la Primavera de Praga y del Socialismo «de rostro humano» que preconizara Alexander Dubcek. Los «otros lugares» son, esencialmente, El Salvador y la Cuba de sus amores y sus desengaños, la misma cuyo gobierno aprobaría, para espanto y vergüenza de gran parte de la intelectualidad de izquierdas de la época (que en gran medida rompe a partir de ahí con el castrismo) la oprobiosa invasión del país de la Taberna. En 1969, un jurado compuesto por Antonio Cisneros, René Depestre, José Agustín Goytisolo, Efraín Huerta y Roberto Fernández Retamar otorga, por unanimidad, el premio de Poesía Casa de las Américas al libro que llevaba el número 87 y que llevaba el seudónimo de «Farabundo».
Roque Dalton was born on May 14, 1935, in San Salvador, El Salvador. His father was one of the members of the outlaw Dalton brothers and his mother was a registered nurse whose salary supported the family. After a year at the University of Santiago, Chile, Roque Dalton attended the University of San Salvador in 1956, where he helped found the University Literary Circle just before the Salvadoran military set fire to the building. The following year he joined the Communist Party; he was arrested in 1959 and 1960 for inciting students and peasants to revolt against the landowners. Dalton was sentenced to be executed, but his life was saved the day before his sentence was to be carried out, when the dictatorship of Colonel José María Lemus was overthrown. He spent 1961 in Mexican exile, writing many of the poems that were published in La Ventana en el rostro ("The Window in My Face," 1961) and El turno del ofendido ("The Injured Party's Turn," 1962). He dedicated the latter book to the Salvadoran police chief who had filed the charges against him.
From Mexico, Dalton naturally gravitated to Cuba, where he was well received by the Cuban and Latin American exiled writers who gathered in the Casa de las Américas. From that point on, starting with La Ventana en el rostro and El Mar ("The Sea") in 1962, almost all of his poetic work was published in Cuba. In the summer of 1965, he returned to El Salvador to continue his political work. Two months after his arrival, he was arrested, tortured, and again sentenced to execution. However, he managed to escape death once more when an earthquake shattered the outer wall of his cell, enabling him to dig his way out through the rubble.
He returned to Cuba and a few months later the Communist Party sent him to Prague as a correspondent for The International Review: Problems of Peace and Socialism. His book Taberna y ostros lugares ("Tavern and Other Places"), reflecting his long stay in Prague, won the Casa de las Américas poetry prize in 1969 and established Roque Dalton, at the age of thirty-four, as one of the best young poets in Latin America. In 1975, a military faction of the Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), unjustly accused him of trying to divide their organization and condemned him to death. They executed him on May 10, 1975, four days before his fortieth birthday.
¡Vaya poeta que es Roque Dalton! Agradezco a los nuevos encargados del FCE por este espléndido rescate. Poemas de un sarcasmo delicioso, complejos, políticamente cargados, dinámicos. Sí, los poetas nunca mueren (aunque los asesinen).
Dalton nos da una muestra del dominio poético en diferentes formas. Para el 66, año en que se escribió Taberna, ya estaba muy desdibujado la línea entre narrativa y poesía, Dalton se aprovecha de esto y lo usa como pretexto catársico para explicarse la ausencia del padre, entre otros sucesos. Los poemas panfletarios son pocos, cosa que favorece en gran medida al libro. Pero siempre está presente la ideología de Roque, sabiéndola usar como recurso y no como centro de los poemas. Polifonia, politemática y multiregístrico serían buenas maneras de adjetivar este libro.
Ya sabemos lo que pasó con Roque Dalton, de modo que podríamos decir que es una trampa leer estos poemas en clave de su destino (traicionado y ejecutado por sus propios compañeros del ERP). Pero se podría hacer la trampa y leer a un poeta que se entregó a la revolución sin caer en el panfleto, desenmascarando las mentiras que tanto nos dicen de la patria, y sin dejar de poner en evidencia las propias contradicciones de la teoría que reñía con la realidad de su pequeño país centroamericano.
Los poemas de Roque Dalton son la muestra de que se puede abrazar una causa sin traicionar a la poesía, o mejor dicho, que se puede abrazar la causa con la poesía mediante.
Siempre grande, Roque Dalton. Espectacular sus poemas-objeto y su manera lúdica de significar, resignifiicar y sugerir a través del ritmo y la rima. ¡Genio!
Es un libro dramático, con el drama que logra Hemingway en sus cuentos, en los que puede haber motivos de fiesta todo el tiempo, brindis, borracheras, chistes, canciones, sexo, pero, en el fondo, el lector sabe perfectamente que todo se derrumba lentamente, que asistimos a un ocaso, que al final, como desde el principio estaba prefigurado, aguarda la muerte con sus dientes podridos y las risas que se escuchan están compuestas, también, por su risa. Saber que Dalton fue ejecutado por luchas dentro de su propio grupo guerrillero, que fue asesinado estúpidamente por disparidad de criterios acerca de la forma de hacer la revolución, parece un mal chiste, un pésimo chiste de la historia.
Este libro está plagado del desengaño de un hombre libre, que se choca una y otra vez contra los muros de la realidad. La ironía (pero el amor, también) con la que se refiere a su país El Salvador, el cual, según él, es tan pequeño que no se puede dar el lujo de hacer la revolución a través de grandes matanzas, pues los muertos enterrados afectarían la producción agrícola nacional, atraviesan todo el libro. Hay un desengaño anticipado y tal vez una suerte de falta de solemnidad al referirse al partido comunista, a los pilares esenciales de la lucha revolucionaria, que estaba adelantada para su época. En el humor era el más revolucionario. Sus versos recuerdan y parecen homenajear a Nicanor Parra y anticipan la sintaxis apocalíptica de Bolaño. Pero aún le quedó tiempo para crear cuadros surreales que transcurren en la cárcel, imágenes construidas tal vez mientras estuvo detenido, en su país natal, hacia 1960 ("El té", por ejemplo, que se parece -superando- al mejor Rodolfo Wilcock y que se emparenta con algunas escenas de los cuentos del uruguayo Mario Levrero).
Anticipación de Pedro-Juan Gutiérrez, de Mario Levrero, de Roberto Bolaño. Un poeta libre. Un poeta.
El libro, se enfoca en explorar la vida cotidiana, las experiencias personales entrelazadas con su perspectiva política y crítica. Dalton muestra una gran sensibilidad hacia la injusticia y la desigualdad de su pueblo. Maneja cada palabra con cuidado al expresar su crítica política y social.
Aunque Dalton tenía una ideología comunista, en su obra no desarrolla un tratado sobre el comunismo, más bien, lo utiliza como un trasfondo y una herramienta literaria para contextualizar sus poemas. Muy bien por ello.
Dalton es un Miguel Hernández violento, ese Detective Salvaje del que tanto obsesionó a Bolaño en su literatura. Maestro de la prosa poética contestataria, leer al poeta salvadoreño es leer la rabia irónica de un continente como el nuestro. Apasiona este libro de poemas, pero es precisamente “Taberna” el que cambia las reglas del juego de lo que la poesía puede ser capaz de ser, esa poética de ruidos y polifonías en un espacio cerrado, convergiendo con humor y seriedad al mismo tiempo. Leer a Dalton es “dejarlo todo, nuevamente. Lanzarse a los caminos”. Primer libro del año, una joya.
El final es lo que hace del libro, justamente recordarnos que nuestro entorno es poesía que dejamos pasar desapercibidos. Por lo demás, es un libro muy arraigado al patriotismo, a ideales políticos y a un par de costumbres isleñas.
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Y, hay quien insiste en llamar a Roque Dalton poeta guerrillero. Nada más distante entre pasan más los años. Su poética explora el alma humana, incordia, desajusta, flagela, incendia. No es un poeta al que se pase por su obra y no salga uno raspado. Caray, tal vez sí sea un poeta guerrillero.
Es un libro compuesto por poemas que tratan sobre la vida cotidiana o realidad vivida en El Salvador en los años de la revolución en el país y otros países de Latinoamérica. Fue un gran exponente de la poesía a nivel mundial.
Yo no soy muy asidua a la poesía, por lo que entrar a la poesía de Roque Dalton ha sido una experiencia nueva e interesante, me llevó a investigar el contexto de su vida y en lo que basa su poesía y he salido aún más sorprendida de su vida. Muchos de sus poemas los leí hasta 2 veces para entender mejor lo que quería expresar y es que los temas socialistas y políticos que aborda son tan reales que pegan en nuestra actualidad porque lo expresa desde su lado izquierdista, colocándose del lado de todo aquel que sufre o es oprimido, alzando la voz por los que no pueden o no saben como hacerlo.
Tiene una mezcla que es nueva para mí, ya que lleva su parte de poemas en estrofas y en toda su estructura, pero también en este otro tipo que es más narrativa en donde el profundiza más en sus posturas y sentir sobre las injusticias. Es una obra no solo para leer, sino para estudiar con detenimiento.
Una mezcla interesante de poemas de varias formas y estructuras. El autor mezcla el espíritu revolucionario lleno de esperanzas con el amor. Al principio explora la situación del momento de su país, y después toma un tono más de exploración del deseo y de lo que es ser Salvadoreño en un lugar extraño, diferente, y lejano.
La Habana, Cuba, año 1969, en la sede de la Casa de las américas un jurado integrado por Antonio Cisneros, René Depestre, José Agustín Goytisolo, Efraín Huerta y Roberto Fernández Retamar otorga, por unanimidad, el premio de Poesía Casa de las Américas de 1969 al libro de poemas que llevaba el número 87, titulado "Taberna y otros lugares..." y escrito por un tal "Farabundo", seudónimo que Roque Dalton Garciía usó para concursar.
Taberna... es ya la versión madura y cínica del joven e idealista Roque Dalton de La Ventana en el Rostro, sus poemas van siempre cargados de emoción, pero sumergida en una capa de duro sarcasmo e indentidad política, el libro se convierte en un manifiesto político e ideológico, vierte su compromiso social ante todo y sus dudas existenciales trascienden el lirismo.
27 años Es una cosa seria tener veintisiete años en realidad es una de las cosas más serias en derredor se mueren los amigos de la infancia ahogada y empieza a dudar uno de su inmortalidad.
Tenía 25 años cuando lo leí por primera vez y ya tenía amigos muertos en derredor, además de serias y profundas dudas sbore mi inmortalidad.
EL GRAN DESPECHO País mio no existes Sólo eres una mala silueta mía una palabra que le creí al enemigo
Antes creía que solamente eras muy chico y que no alcanzabas a tener de una vez Norte y Sur pero ahora sé que no existes y que además parece que nadie te necesita no se oye hablar a ninguna madre de tí
Ello me alegra porque prueba que me inventé un país aunque me deba entonces a los manicomios
Soy pues un diosecillo a tu costa
(Quiero decir: por expatriado yo tú eres ex-patria)
La visión de la propia patria, de quien ha viajado y conocido otras tierras y culturas, se estrella cruelmente contra el muro de las diferencias tercermundistas, contra la fría indiferencia del viejo continente en donde transcurre la obra, Praga.
Esas vivencias se convierten en ataque y contra ataques hacia la cultura imperante, en un pais dentro de la cortina de hierro, en torno a una ronda de cervezas con sus amigos de varias nacionalidades, en la Taberna Praguense U-fleku.
Taberna (Fragmento) ...Bueno: no te falta más que hablar del budismo Zen, es la moda.
CORRECTO: EL BUDISMO ZEN ES UNA EXPERIENCIA MAGNÍFICA, SIEMPRE Y CUANDO TE LLEVE PAULATINAMENTE AL TERRORISMO.
¡Oh, baja el dedo didáctico!
PERO ESO ES PEOR QUE EL ANARQUISMO, HASTA AHORA CAIGO EN LA CUENTA, DIGO, ESO QUE DIJISTE MACE UN RATO DE LA GUERRILLA. ¿GUERRILLA PARA QUÉ CLASE DE MUNDO?
AH, EXTRAVIADO: ASÍ COMO LA BLASFEMIA ES LA RATIFICACIÓN DE DIOS, EL ANARQUISMO ES LA RATIFICACIÓN DE UN ORDEN QUE SE MUERE DE RISA. ESCOGER ENTRE LOS MUNDOS POSIBLES: ¡HE AHÍ EL CASTIGO DIVINO!
No es poesía para niños, ni para poetas, es el desgarramiento del alma política de un poeta ideologizado que duda hasta de su propia ideología.
"...Oh mariposas para enmudecer! ¡Ah! Oficinas de la Revolución! Lo que soy yo me compro una pistola”..."
El mito, el estatus talismánico al que se ha elevado (¿o reducido?) a Roque Dalton, ha significado que, por desgracia, las discusiones más serias sobre su obra pasen a segundo plano.
Si nos sentimos iconoclastas, podemos aceptar que no todos los versos de Roque son magníficos; su etapa Nerudiana, por ejemplo, es dolorosamente derivativa mientras que otros de sus poemas son disminuidos por su rigidez ideológica o por su (ab)uso compulsivo de la ironía.
Entonces regreso, no tanto a Taberna ni al Poema de amor, sino a Los hongos y a los poco comentados Seis poemas en prosa. Considero que el mejor Roque, el más maduro y el más seguro de su propia obra, era aquel que divagaba (sin abandonar su ritmo exquisito, su potencia intelectual y su humor absoluto) por los rincones más "banales" de su alma: Zdena, los curas del Externado de San José, sus amigos medio locos y aquel nuestro país al que detestó con todo el amor de su corazón.