Cuatro corazones con freno y marcha atrás es la historia de unos mortales que no sólo se convierten en inmortales sino que, descontentos con ello, acaban rejuveneciendo poco a poco. Los ladrones somos gente honrada es una comedia de simple y estricta diversión, porque en ella, según Jardiel, no hay cimientos psicológicos, pasionales, metafísicos o filosóficos que la justifiquen.
Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 15 de octubre de 1901-ibídem, 18 de febrero de 1952) fue un escritor y dramaturgo español. Su obra, relacionada con el teatro del absurdo, se alejó del humor tradicional acercándose a otro más intelectual, inverosímil e ilógico, rompiendo así con el naturalismo tradicional imperante en el teatro español de la época. Esto le supuso ser atacado por una gran parte de la crítica de su tiempo, ya que su ironía hería los sentimientos más sensibles y abría un abanico de posibilidades cómicas que no siempre eran bien entendidas. A esto hay que sumar sus posteriores problemas económicos y fracasos de público durante la dictadura franquista. Sin embargo, el paso de los años no ha hecho sino acrecentar su figura y sus obras siguen representándose en la actualidad, y se han rodado además numerosas películas basadas en ellas. Murió de cáncer, arruinado y en gran medida olvidado, a los cincuenta años.
¡Qué buen dramaturgo es Jardiel Poncela! Sus comedias paran el tiempo, en este caso nunca mejor dicho.
BREMÓN. —Eso es verdad, porque yo no puedo acostumbrarme a tus versos. HORTENSIA. —En otro tiempo me los pedías... BREMÓN. —Pero una eternidad poética es insufrible, Hortensia. Llevas escritos treinta y dos tomos.
ESPAÑOL: Es la tercera vez que veo o leo esta obra, que está de actualidad, porque ahora mismo los medios de comunicación se vuelven locos anunciando que dentro de poco vamos a ser inmortales.
En esta obra de Jardiel, un científico descubre una sal extraída de algas marinas que detiene el envejecimiento, por lo que los que la tomen pueden vivir indefinidamente. Cinco personajes (dos parejas y el cartero, que pasaba por allí) se toman la sal, se vuelven inmortales, y se van a una isla desierta. Pero la inmortalidad es muy aburrida, y al cabo de los años se cansan y buscan una solución...
ENGLISH: This is the third time I've watched or read this work, which is very opportune today, when the media are going crazy announcing that we will soon be immortal.
In this work by Jardiel, a scientist discovers a salt extracted from seaweed that stops aging, so those who take it can live indefinitely. Five characters (two couples and the postman, who was passing by) drink the salt, become immortal, and go to a desert island. But immortality is boring, and after several years they get tired and try to find a solution.
Una de las obras de teatro más originales del autor, y a mi gusto, también una de las más divertidas.
Narra la historia, a lo largo de varios años, de una serie de personajes que ponen solución a sus problemas con uno de los brebajes más ansiados por la humanidad entera. Pero la felicidad no dura para siempre, y es posible que este gozo se suma en un lío mucho mayor de lo que imaginaban...
Es una obra muy fácil de leer, de hecho, hay varias ediciones dirigidas a los alumnos de secundaria que están muy bien presentadas, tal y como ocurre como esta. El tema es fácil de entender y los personajes están bien caracterizados, abundando las situaciones humorísticas.
Además, el tema es muy atractivo, lo que convierte a esta obra teatral en una de las más curiosas de entre la biblioteca de Jardiel, respecto a otras donde no había un elemento tan pseudo-científico. Y está muy bien aprovechado, como se observa especialmente en el Acto Tres.
Recomendable como un buen ejemplo de una obra distinta del autor, pero sin dejar de perder su esencia.
"Para él las enfermedades se dividen en dos clases: las que se curan solas de cualquier manera y las que no las cura nadie de ninguna manera. Las primeras, como se curan solas de cualquier manera, dice que no necesitan médico, y las otras, como no las cura nadie de ninguna manera, pues tampoco."
Las obras de Jardiel Poncela no tienen sentido; la literatura española sin Jardiel Poncela, pues tampoco.
Un libro muy regular que muestra una obra de teatro peculiar, tanto por la escenografía como por la cantidad de personajes como por la trama, pero me parece que su humor ha dejado de ser vigente.
He tardado un día en leerlo! Me gusta mucho este escritor y siempre se me hace ameno leer obras suyas. Sus composiciones teatrales son un respiro de las novelas.
Una obra teatral muy divertida, me he reído mucho con el personaje de Emiliano (el cartero). Es inspiradora su paciencia infinita, su capacidad de planificación y su forma de ver la vida.
Los tres actos son geniales y en todos ellos me he podido imaginar sentado en las gradas de un teatro visualizando la obra. Está todo perfectamente descrito para imaginar las entradas salidas, movimientos y gestos de cada uno de los personajes.
El peor libro que tuve que leer para el cole. Tuve que incluso hacer un trabajo (20 páginas de sufrimiento) a cerca de los sucesos y el autor. Lo hice sin rechistar, pero al final final del todo, aclaré que era un pésimo libro y que no me había gustado en absoluto.
No sé si mi profesora leyó esto, pero solamente respondió con ‘excelente’.
Hace unos años vi la adaptación a película (Rafael Gil, 1943) de su obra Eloísa está debajo de un almendro y me llamó la atención por la historia, el título y por ese humor absurdo, que quise leer algo de él.
La obra elegida fue esta por la sencilla razón de que había oído que se basaba en los años 20. Absurdo como el teatro que el autor escribió, pues sí.
Sin embargo, según iba leyendo me sorprendía lo bien llevada que estaba la obra, los temas que trata y cómo te hace reflexionar con algunas píldoras de sabiduría que sueltan sus personajes.
"Morirse es un acierto estupendo... Morirse es vivir... Cuando se ha sabido aprovechar la vida, morirse es vivir. De igual modo que cuando no se ha sabido aprovechar la vida, vivir es morirse."
Es verdad que no tenemos más que unas breves pinceladas en cuanto a descripciones al principio de cada uno de los tres actos, pero según observamos el modo de actuar de cada uno de los personajes, nos vamos haciendo una idea de cómo es cada uno y su forma de pensar y sentir.
En cuanto al humor, está servido. No faltan escenas ni situaciones en las que se da alguna problemática, siempre a cuenta de la edad, y en la que los personajes, por suerte, siempre salen bien parados.
Me atrevería a decir que es una obra de teatro de género cozy, puesto que no he pasado mal rato en ningún momento y, es más, seguía leyendo con ganas para saber qué nuevas ocurrencias o excentricidades se les ocurrían.
Es una lectura muy ágil y que no conlleva mayores complicaciones en la pluma del autor que la de hacernos pasar un buen rato.
Esta obra de Jardiel Poncela a diferencia del resto da un gran valor al tiempo que es la base principal del libro. Ofrece una visión desde una perspectiva cómica del paso del tiempo, de como todo tiene su fin y del deseo de las personas de ser y existir por siempre. Trata muchos temas de interés y todo relatado desde situaciones descabelladas y absurdas que configuran una obra muy inverosímil pero con una gran enseñanza; que el ser humano esta creado para desear lo que no tienen y una vez que lo consigue no se conforma con ello. Tiene muchas frases que hacen reflexionar como la siguiente: “se ama la vida porque se sabe que va a concluir pero cuando se sabe que no concluirá nunca, se la odia”. Se escribió en el siglo XX pero a diferencia de lo que puede pensarse emplea un humor muy actual y entendible por todo lector, además de que se hace muy amena su lectura pues la historia tiene lugar en tres escenarios distintos. Es una comedia muy recomendada.
Cabría preguntarse si Jardiel Poncela, antes de escribir esta obra, se encontró allá por los años 30 con algún ejemplar de El curioso caso de Benjamin Button, escrito por F. Scott Fitzgerald 14 años antes y con el que guarda más de una similitud (al menos en la temática, obviamente). Y es que el lector/espectador moderno no le serán ajenos los dilemas de la obra del madrileño si también se ha visto la película. No obstante, tiene el mérito de plasmarlo en teatro y, además, de una manera entretenida y con algún punto bastante humorístico. Y con nuestra Guerra Civil a puntito de estallar, ojo, que se estrenó un 2 de mayo de 1936. Pero da la impresión que descuida sus personajes, que eres incapaz de distinguir a uno de otro (excepto al cartero y al doctor). Que al final da igual quién esté hablando, mientras interrumpa cómicamente a otro.
Un 3,5 en verdad. No esperaba nada de este libro, y el hecho de que fuese teatro, género que nunca antes había leído, me echaba para atrás. Pero me ha dado una buena sorpresa. Me lo he leído todo de una sentada, cosa que no me había pasado hacía mucho tiempo. Porque es muy entretenido y ameno, con un humor que aunque no me hacía soltar carcajadas ni nada por el estilo, si que me hacía sonreír y pasar un buen rato. Y el tema me ha parecido muy original e interesantes. Realmente me ha gustado cómo lo exploraba mediante el humor, pero también, en algunos momentos, con un punto de vista más profundo. Pero también es verdad que me he hecho un lío con los personajes. Quizás es porque me lo he leído rápido y no he tenido tiempo de asimilar los nombres bien. Pero la cosa es que me he liado. Y no sabía la diferencia entre Fernando y Federico. Tenía que pararme a pensar para ubicarlos.
Obra de teatro en tres actos con un prólogo, de la mano del propio Jardiel Poncela, donde indica cómo se empezó a gestar la obra, las dificultades, la búsqueda de la inspiración. No tiene desperdicio.
En cuanto a la comedia, poco hay que contar que no se sepa. Cinco personas le dan un esquinazo a la parca volviéndose inmortales, aunque no es tan bonito como pensaban.
Enrique Jardiel Poncela nos muestra la inconformidad del ser humano en clave de humor. Cuando conseguimos lo anhelado deja de ser importante y deseamos otra cosa.
La he visto en la televisión varias veces, pero me faltaba leerla.
Bajo mi punto de vista y pese a ser estrenada en 1936, esta obra envejece de categoría. Seguimos buscando lo mismo y continuamos siendo igual de absurdos.
Yo no sé por que no he leído esta obra antes si disfruto tanto del absurdo y de su humor.
Y así fue como llegué a esta obra, pensando que sería una comedia divertida y para pasar el rato. Lo que me he encontrado es con una genialidad que puede criticar la sociedad, los deseos humanos y la moral de la época de manera sutil y magistral a través del humor.
Con frases perspicaces y afiladas se ridiculiza la obsesión por estar siempre joven, el miedo a envejecer, el paso del tiempo y muchos otros sinsentidos de la vida. Al parecer las obsesiones humanas no han cambiado mucho en los últimos cien años.
Es la primera obra que leo del autor y ya estoy deseando leer más.
Una estrella no porque no me haya gustado, sino porque no lo he entendido. Quizás aún no esté preparada para esta clase de obras.
Primer acto, todo bien, me ubicaba y entendía por dónde iba el argumento, pero a partir del segundo acto y cambian de escena, allí es cuando me he perdido por completo. Empieza a aparecer más personajes y personalmente, tengo un serio problema con eso, llegando hasta el punto de no saber quién es quién.
Si en un futuro sea capaz de leer libros de este estilo, volveré a abrir sus páginas y calificarlo de nuevo. :((
Un sabio descubre unas sales para hacer inmortales, pero con el paso de las décadas se dan cuenta de que la inmortalidad es más aburrida de lo que imaginaban...
El primer acto lo encontré muy divertido, todos yendo y viniendo sin aclararse. Los dos siguientes son más convencionales.
En cierto momento un personaje dice: "Tiene usted más talento que Matías López". Resulta que fue un gallego del siglo diecinueve, senador vitalicio y que fundó una fábrica de chocolates en Madrid, que sigue existiendo y sigue llevada por la misma familia. Lo que se aprende!
Una comedia al uso del autor, es decir, una maravilla. Sin lugar a dudas tuvo que ser un escándalo en el 36 cuando se estrenó la obra. No soy capaz de imaginar la de críticas que le llovieron. No obstante, si os fijáis bien aparecen elementos del teatro clásico, como el personaje burlón de Lope, o escenas irrisorias que buscan la risa fácil. Como filóloga me ha encantado disfrutar de las expresiones o coloquialismos de la época. Es todo un disfrute. Te hace reflexionar, eso sí, sobre el sentido o sinsentido que tiene la vida y cómo la vemos dependiendo de si disponemos o no de tiempo.
¿Ni cómo te atreves a hablarnos de nada? Se ama la vida porque se sabe que va a concluir; pero cuando se sabe que no va a concluir, se la odia. Por eso la odiamos nosotros. La vida, que es movimiento constante, para nosotros se ha parado indefinidamente y en lugar de correr como un río, se ha estancado como un charco. Somos corazones con freno; a fuerza de saber que ellos latirán siempre, tenemos la impresión de que no laten ya. En realidad, es como si no tuviéramos corazón. Somos unos absurdos en pie. El ser más despreciable del mundo es más feliz que cualquiera de nosotros.
Una comedia francamente original. La acción salta en el tiempo entre unos actos y otros, con diferencias de hasta sesenta años. La situación estrambótica que se plantea en el primero se lleva un paso más allá en el segundo, pero aún se vuelve más loca en el tercero. Realmente se consigue rizar el rizo, es divertida y sorprende. Los personajes se pierden un poco en la versión escrita, es una obra más para ver representada que para leer.
Una buena obra en mi opinión. Una lección de vida a través del humor tan especial que emplea Jardiel. En esta obra teatral se nos presentan personajes con una evolución increíble, ya que la perspectiva de la vida eterna y la mentalidad de estos cambia según avanza la historia. Sin ninguna duda, el inconformismo humano se refleja perfectamente en cuatro corazones con freno y marcha atrás.
Me sorprendió esta obra teatral por su historia en si, muy buena y con mucha imaginación nos lleva por el camino de la inmortalidad sí o inmortalidad no, con un tono casi cómico y personajes muy variopintos, muy entretenida y de muy fácil lectura
Divertidísimo. Genial. Si queréis leer algo de teatro cortito, muy divertido y que sirva para desconectar y echarse carcajadas esta es vuestra obra. Y escrito de manera maravillosa (las acotaciones ya son ellas solas magníficas)
Ingeniosa, divertida y frívola. A través de un enredo teniendo de base la inmortalidad de sus personajes, Poncela teje una obra fresca que bien podía ser llevada al cine al más puro estilo de comedias como Arsénico por compasión. Cumple de sobra su función.
Que divertidas son estas obras de teatro, siempre se disfrutan más al verlas en vivo, pero me lo he pasado genial mientras la leía y alguna carcajada he soltado. Muy original y aunque de forma breve, trata también un tema muy interesante. Muy recomendada.