¿Cómo construir un psicoanálisis contemporáneo, abierto a los intercambios con otras disciplinas y al desafío que impone cada coyuntura sociocultural, sin por ello perder especificidad ni rigor? Luis Hornstein defiende la implicación afectiva del analista y propone una clínica que se articule con los recursos teóricos actualmente disponibles, que en lugar de eludir las condiciones sociohistóricas las asuma. De este modo advierte sobre la necesidad de que el psicoanálisis se actualice para no perder vigencia.