"Sentémonos y juzguemos. Y ante todo, amigo mío, como he de callarme o si no hablar con la franqueza que me caracteriza, prométame, dueño y señor de la tienda del Acebo siempre verde, que esto quedará entre nosotros. No quiero afligir a nadie, ni que nadie me aflija a mí. No quiero añadir otros tantos nombres a la ya larga lista de mis enemigos. Porque ya sabe usted que los artistas se irritan con facilidad, genus irritabile vatum. Porque cuando se irritan, son más violentos y peligrosos que las avispas. Y no quiero exponerme a un enjambre de avispas. Porque sería faltar a la amistad que me une con muchos de ellos. Porque estos escritos me harían pasar por malvado, falso, intrigante e ingrato. Porque, como no respeto en estas líneas ni los prejuicios nacionales, ni las mediocres maneras de pintar o, dicho con más claridad, como denuncio los vicios de los grandes y los defectos de los artistas, las extravagancias de la sociedad y las de la Academia, hombres con muchos más apoyos que yo se verían perdidos si se declararan autores de las páginas que siguen".
Si bien es cierto que hubo otros críticos, anteriores y coetáneos, suele considerarse a Denis Diderot como el fundador de la crítica de arte. Sus Comentarios a los salones fundan un género destinado a ocupar un puesto central en la cultura estética contemporánea. No fue una casualidad: Diderot estaba profundamente interesado en las artes plásticas y, además, gozaba de una formación gracias a la cual podía encararse con las obras concretas desde posiciones bien definidas. Con ser todo esto importante, quizás lo sea más su "capacidad para ver" y su preocupación por anotar literariamente lo que veía, su deseo de transmitir del modo más claro y completo posible tanto lo percibido cuanto los sentimientos y emociones suscitados por las obras. El Salón de 1676 es, quizá, el más importante de los salones que Diderot escribió. Algunos autores dicen que es el más filosófico de todos, pero ello sólo es verdad si incluimos dentro de lo "filosófico" esa nitidez de la visión y el acierto y seguridad de los juicios. El Salón de 1676 ha sido traducido por Lydia Vázquez, experta en literatura francesa, que ha añadido una extensa introducción, un riguroso y conciso aparato crítico y una breve Enciclopedia de términos estéticos.
Work on the Encyclopédie (1751-1772), supreme accomplishment of French philosopher and writer Denis Diderot, epitomized the spirit of thought of Enlightenment; he also wrote novels, plays, critical essays, and brilliant letters to a wide circle of friends and colleagues.
This artistic prominent persona served as best known co-founder, chief editor, and contributor.
He also contributed notably to literature with Jacques le fataliste et son maître (Jacques the Fatalist and his Master), which emulated Laurence Sterne in challenging conventions regarding structure and content, while also examining ideas about free will. Diderot also authored of the known dialogue, Le Neveu de Rameau (Rameau's Nephew), basis of many articles and sermons about consumer desire. His articles included many topics.
Diderot speculated on free will, held a completely materialistic view of the universe, and suggested that heredity determines all human behavior. He therefore warned his fellows against an overemphasis on mathematics and against the blind optimism that sees in the growth of physical knowledge an automatic social and human progress. He rejected the idea of progress. His opinion doomed the aim of progressing through technology to fail. He founded on experiment and the study of probabilities. He wrote several articles and supplements concerning gambling, mortality rates, and inoculation against smallpox. He discreetly but firmly refuted technical errors and personal positions of d'Alembert on probability.