Dividido en tres partes que tienen como trasfondo el atardecer del 10 de septiembre de 1973, la noche entre el 10 y el 11 y el amanecer del 11 de septiembre, día del golpe militar en Chile, Zurita es tanto el nombre de un libro y de un autor, como la cifra de una voz que es ocupada por infinidades de otras voces en las que confluyen simultáneamente uno de los episodios más heridos de la vida de un país, una historia privada (la de quien escribe) y las demoledoras imágenes; muchedumbres vueltas cenizas, ciudades arrasadas, genocidios, dictaduras, que hicieron de la última centuria la más cruenta que haya conocido la humanidad. Escrito en un presente inmediato y a la vez como si todo lo que se narrara hubiera sucedido hace millones de años, las casi 800 páginas de este libro van trazando un fresco en el que la poesía se transforma en novela y la novela en historia. Zurita es la obra más importante de un poeta crucial de nuestro tiempo y una de las apuestas más arriesgadas de la desoladora literatura con la que ha comenzado el presente siglo.
Raúl Zurita was born in Santiago de Chile. In 1973 he was arrested by the Pinochet regime and imprisoned in the hold of a ship. He was a founder of the group Colectivo Acciones de Arte (CADA), which undertook extremely risky public-art actions against the regime. In 1982 five airplanes wrote his poem “La Vida Nueva” in the sky above New York City, and in 1993 he had the phrase “NEITHER PAIN NOR FEAR” bulldozed into the Atacama Desert in a permanent, two-mile-long installation, visible only from above. Zurita received the Chilean National Prize for Literature in 2000 and the Asan Memorial World Poetry Prize in 2018.
Tres meses en leerlo, de manera no continua. Es impresionante. Misma tónica que en resto de su poesía. Asemeja la geografía de Chile a la barbarie, la decodifica y mezcla. Chile está roto por la dictadura. Hay un tiempo de él con parkinson desde Berlín recordando, otro tiempo de él en Chile el día del golpe o después. Es casi una forma de redención, personal. Alterna con poemas y estructuras universales, alterna consigo mismo y con su familia. Así recicla otros libros, o las ideas y estructuras de otros libros: Purgatorio, el de los cementerios, lo de Atacama. Es una obra completa. Repite estructuras para darle uniformidad. Es iterativo y hasta repetitivo. Las mismas imágenes se repiten una y otra vez, como para que no se olviden. Narra amigos suyos desaparecidos y errores suyos del pasado, ¿se arrepiente? Es redención continua cuando habla de sí mismo, cuando no es universal. ¿Poemas medio en mapuche? ¿Muy chilenos?. No sé, buenísimos, qué oralidad. Cuando quiere oralidad la consigue, mismo con ritmo, mismo con emoción. Un país geográfico que se desmorona. Un territorio enemigo, como dice. «Le dije también que después de todo no dejaba de ser extraño ser chileno y no ser un desaparecido» Las ciudades de agua 9, p656
La famosa y manida frase de Adorno en relación a que después de Auschwitz el mero hecho de escribir poesía debería ser considerado un acto de barbarie. Este libro es un claro ejemplo de la necesidad de seguir escribiendo poesía, precisamente como reflejo de la barbarie.
«Yo sobreviví a una dictadura, pero no a la vergüenza».
Esta obra da la razón y al mismo tiempo desdice aquello de "escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie". No se me ocurre mayor elogio que ese.