En Lírica personal se recogen los romances —desde los filosóficos y amorosos hasta los compuestos con motivo de algún homenaje o por simple pasatiempo—, las endechas, las redondillas, las décimas, las glosas, los sonetos, las liras, los ovillejos y las silvas. De manera especial destaca el Primero sueño , obra maestra de sor Juana y una de las producciones de más difícil lectura en nuestra lengua.
Juana Inés de la Cruz was born in a town in the Valley of Mexico to a Creole mother Isabel Ramírez and a Spanish military father, Pedro Manuel de Asbaje. As a child, she learned Nahuatl (Uto-Aztec language spoken in Mexico and Central America) and read and write Spanish in the middle of three years. Thanks to her grandfather's lush library, Juana Inés de la Cruz read the Greek and Roman classics and the theology of the time, she learned Latin in a self-taught way. In 1665, admired for her talent and precocity, she was lady-in-waiting to Leonor Carreto, wife of Viceroy Antonio Sebastián de Toledo. Sponsored by the Marquises of Mancera, she shone in the viceregal court of New Spain for her erudition and versifying ability. In 1667, Juana Inés de la Cruz entered a convent of the Discalced Carmelites of Mexico but soon had to leave due to health problems. Two years later she entered the Order of St. Jerome, remaining there for the rest of her life and being visited by the most illustrious personalities of the time. She had several drawbacks to her activity as a writer, a fact that was frowned upon at the time and that Juana Inés de la Cruz always defended, claiming the right of women to learn. Shortly before her death, she was forced by her confessor to get rid of her library and her collection of musical and scientific instruments so as not to have problems with the Holy Inquisition, very active at that time. She died of a cholera epidemic at the age of forty-three, while helping her sick companions. The emergence of Sor Juana De La Cruz in the late seventeenth century was a cultural miracle and her whole life was a constant effort of stubborn personal and intellectual improvement.
La poesía de Sor Juana es impresionante. Pueden hallarse poemas laberínticos y encriptados, según la poesía culta inaugurada por Góngora, pero también versos sencillos de increíble profundidad. Para lo primero, de gran ayuda sirven las notas de Antonio Alatorre, conocedor inigualable de la obra sorjuanesca. En este libro se encontrarán versos para todos los gustos, como una canasta de dulces mexicanos: alegrías y aleluyas, como las décimas con que celebra a sus amigos y a Dios; pero también turrones y trompadas, como la mentada con que contestó a quien se atrevió a burlarse de su origen familiar, o como las estrofas en que da cuenta de los estragos que en ella causaron los celos. Con ella se ríe, se llora, y se quiebra el alma entera porque logra el cometido del poeta: nombrar lo innombrable. Sus poesías me [nos] van a veces como anillo al dedo. ¿Cómo no entenderla? “Si acaso [se] contradi[ce]/ en este confuso error,/ aquel que tuviere amor/ entenderá lo que di[ce]”. Es ya, como dicen los que saben, una clásica. “Y mucho más no refiero, porque pasa de locura”. Léanla.
Acá haré la reseña de toda la lírica de Sor Juana, a excepción del Primero Sueño, que haré en la edición de Plancarte. No es secreto entre los que me conocen que la poesía no es mi fuerte; siempre se me han escapado ritmo, cadencia, imágenes en verso. Recién empecé a entenderle cuando leí El cantar del Mio Çid, que me entrenó el ritmo; Sor Juana fue, en definitiva, la que más me ayudó con eso. Sus poemas, la maestría que tiene, parecen venir musicalizados, no es necesario más que leerlos en voz alta y solitos se recitan. Siempre le agradeceré eso, como se agradecen las primeras veces. De más está decir que es una señora poeta como pocos, y que su arte se eleva hasta los cielos, que es donde seguramente está ahora.
Es un muy buen libro tanto para los ya recurrentes lectores de Sor Juana como para los nuevos. Contiene muy buenas explicaciones de parte del editor, quien mejora la anterior edición realizada en los años 50's por parte de Alfonso Méndez, aunque su edición es una diferente y que únicamente mantiene el orden de los poemas propuesto por MP. Es un libro que recomiendo bastante y cuyas notas me parecen bastante sensatas y bien fundamentadas.