"Veinte narradores latinoamericanos nos recuerda que la vida es un cuento, que a partir del cuento es posible internarse en otros mundos. Estos relatos siguen el ciclo de vida: niñez, adolescencia, juventud, vejez, muerte; presenta situaciones graciosas, ocurrentes que van desde un estofado de cocodrilo, el reato de un sueño, la decencia a toda prueba en un hotel, el típico apagón en los túneles del metro, el niño que paga cara su última travesura, hasta momentos dramáticos como la desesperación por ganar una apuesta para que la vida continúe... ¿quién no se siente tentado a aventurarse por estas historias"
Agusto Roa Bastos, Augusto Monterroso, Felisberto Hernández, João Guimarães Rosa, Julio Ramón Ribeyro, Francisco Tario, Guillermo Cabrera Infante...
Como toda antología, los cuentos son recorridos y aproximaciones a distintas formas de acercarse al género del cuento. Encontraremos una multiplicidad de poéticas, registros, temas y fórmulas que, si bien ya se puede esperar por el título del libro, giran en torno a escritores latinoamericanos. Es de esperarse que la mayoría de los cuentos versen alrededor del realismo, parodiando así la forma en que percibimos nuestro territorio sur a través de la literatura.
Hay buenos cuentos y también excelentes muestras, como si estuviesen en un plano diferente de concepción. Mi mención siempre se inclina a Felisberto Hernández, quien hace apareción con "El acomodador". La antología me permitió, además, descubrir a autores como Enrique Jaramillo Levi (su cuento fantástico "El jardín" destaca), Francisco Tairo, Guillermo Infante, Renato Prada Oropeza o José Luis González.
Sí, el cuento más raro, tanto técnica como conceptualmente, es aquel que da título a la compilación: "La mano junto al muro", del venezolano Guillermo Meneses. Al igual que su novela El Falso cuaderno de Narciso Espejo, Meneses construye aquí una fastasmagoría entrelazada entre el pasado, el presente y el futuro, al mejor estilo de un cuento policial, para dar cuenta de un asesinato y las implicaciones de este. Una maravilla inimitable y dura de roer.
En general, estos cuentos son entretenidos acercamientos. Hay para reírse, pensar, llorar y seguir leyendo. Eché en falta, eso sí, autoras. Para alguien que quisiera adentrarse en la narrativa latinoamericana, hubiese sido acertado incluir a Elena Garro, Silvina Ocampo, Ana Teresa Torres o Mariana Enríquez.