Una tarde cualquiera, en la ciudad de México, en la estación de radio con más rating, se escuchan tres canciones del compositor Xosé Ximénez. De manera sorpresiva, las piezas musicales ocasionan el "fenómeno rosa"... "Quiero escribir canciones que la gente cante. Quiero que esas canciones se les devuelvan a la cabeza cuando vayan contemplando las heridas de la ciudad desde la ventana de un microbús. Quiero agotar las combinaciones posibles para escribir melodías. ¿Cuántas más le quedan al universo? Quiero escribir coros que se sientan en el corazón como se sienten los pies desnudos sobre el pasto. Quiero escribir una pirámide de mil años. Quiero acomodar, en un sencillo de tres minutos y medio, las emociones de diez novelas." Ésos son los anhelos de Xosé Ximénez, protagonista de Yo soy Constantinopla , una novela donde la imaginación se despliega de manera insospechada para contarnos, entre otras, la historia de este joven músico cuyas composiciones provocan el "fenómeno rosa" , una fiebre en las calles donde todos están dispuestos a amar a la primera provocación. Sin duda, se trata de una delirante ráfaga de aire fresco para la literatura mexicana... El arte es peligro. El tiempo es peligro. La protesta es peligro. La música es peligro. La vida laboral es peligro. Ella es peligro. La realidad es peligro. Corre.
Un gran homenaje a Murakami, Tuve el infortunio de leerlo justo después de Kafka on the shore, tuve la gran ventaja de vivir en la Ciudad de México en los 90's, creo que fue un factor importante para no poder despegarme del libro.
As a chilanga, Yo Soy Constantinopla is a must. Julio walked through this journey as Saramago would do, with "El fenómeno Rosa" -The Pink Event-, making me feel very related to a dystopian CDMX, with places and music so familiar. I read this when I wasn't living in Mexico City, and every single page made me fell so close to my home, even at thousands of km far away. And in my head, or course, I was listening Julio's Voice. 💜
Historias entrelazadas en diferentes tiempos. Interesantes, bizarras y oníricas. Personajes bien delineados, pero siempre dejando cabos sueltos a la interpretación. De pronto no se sabe cuál es la historia más fantástica. Muchísimas referencias cinematográficas y musicales, metáforas complejas e interesantes. Refiere a muchos rumbos conocidos, es sencillo verse reflejado ahí. Muy, muy noventero, casi nostálgico. Al final, todo son historias y el libro lo que refleja es un gran amor por ellas. Muy recomendable.
"Fué hasta la tarde del 13 de agosto del 2009 cuando la familia del compositor Xosé Ximenez, decidió llenar los papeles, cobrar los seguros y darlo por muerto".
Novela de ficción que reta a tu imaginación. Mientras transcurre la lectura encontrarás rastros de Murakami, Matrix y Bradbury. El viaje a través de la música, es el hilo conductor de la novela. Una narrativa que te obliga a mantenerte atento a muchos detalles que tienen secuencia uno tras otro. Un reto logrado para ser la primera novela del autor.
Es obvio que me iba a gustar este libro; trata del poder de las historias, y lleva su poder a un escenario donde tienen un valor de cambio que se refleja en status monetario, de violencia y mágico.
Celebro el momento y el lugar donde se lleva a cabo el desarrollo de la trama, el sur del Distrito Federal en los noventa, con los lugares que me son conocidos y propios, con la música que me es conocida y propia, con las referencias que me son conocidas y propias.
Es obvio que me iba a gustar este libro, identifica a las canciones como historias, sin demeritarlas como música, esa sustancia salvaje y primigenia que se ubica más allá del raciocinio y sobrepasa su patron armónico.
La música de nuestra juventud es identidad, es lenguaje y es nostalgia; difícilmente las canciones de nuestros treintas van a tener más poder que las de nuestros veintes, serán más sofisticadas, más complejas y más refinadas, pero no más propias; serán follaje pero no ramas.
Es obvio que me iba a gustar este libro, me lo regaló mi esposa por nuestro sexto aniversario de casados, me escuchó hablar de él y guardó ese dato como una inversión sorprendiéndome en el momento justo, haciendo patente que ese pasado nostálgico tuvo un buen derrotero.