What do you think?
Rate this book


The stories of Exile and the Kingdom explore the dilemma of being an outsider - even in one's own country - and of allegiance. With intense power and lyricism, Camus evokes beautiful but harsh landscapes, whether the shimmering deserts of his native Algeria or the wild, mysterious jungles of Brazil.
Here a Frenchwoman is gradually seduced by the sheer difference of North Africa, a mutilated renegade is driven mad by the cruelty of his own people, and a barrel-maker watches the slow decline of his craft. A kindly teacher must choose between the law and a life, while a modest painter is out of his depth in the hypocrisy of the art world, and a French engineer discovers a new sense of belonging in a distant land.
128 pages, Kindle Edition
First published January 1, 1957
“Allá, más al sur todavía, en aquel punto en que el cielo y la tierra se juntaban en una línea pura, allá, le parecía de pronto que algo la esperara, algo que ella había ignorado hasta ese día y que sin embargo no había dejado de faltarle”Este extrañamiento del mundo, este sentimiento de soledad existencial, este exilio permanente que sienten los personajes de Camus en su existir es el hilo que une estos seis cuentos que para mí empezaron de forma sublime con “La mujer adúltera” …
“¿Hay otro amor que no sea el de las tinieblas, un amor que grite a plena luz?”… para continuar con un monólogo delirante que bien pudiera haber inspirado a Gabo el estilo de El otoño del patriarca en “El renegado o un espíritu confuso”, …
“… el bien es un sueño, un proyecto sin cesar remitido y seguido de un esfuerzo extenuante, un límite que jamás se alcanza, su reino es imposible. Solo el mal puede ir hasta sus límites y reinar absolutamente.”… y que después de un par de cuentos que no me dijeron mucho, como tampoco lo hizo el que cierra el sexteto, me divirtió mucho la visión humorística del mundo ruidoso, caprichoso, interesado y cruel que rodea a un artista que retrata en su “Jonás o el artista trabajando”.
“Los discípulos de Jonas le explicaban largarmente lo que él había pintado y por qué lo había pintado. Jonas venía a descubrir así en su obra muchas intenciones que le sorprendían un poco y una multitud de cosas que no había puesto en la tela. Se creía pobre y, gracias a sus alumnos, se encontraba de pronto rico. A veces, frente a tantas riquezas hasta entonces desconocidas, lo asaltaba una pizca de orgullo.”Solo por estos tres relatos que menciono, ganas me dan de otorgarle una estrellita más, pero estoy atravesando una fase tacaña, ya la pasaré.