La poesía de Rocío Cerón —tanto en su expresión escrita como en su dimensión sonora de espectáculos en vivo—, está tomada por la investigación de la soledad y de sus irradiaciones, que son su núcleo y pulpa. Pero también sus versos se hallan atravesados por la materialidad de cuanto nos rodea; a veces mística exquisita, a veces mundana underground, es su obra un manantial de la inequívoca sensualidad que emerge de las más humildes cosas. Se fija en ellas y las hace brillar, ante nuestros ojos las hace otras. Pocas autoras son capaces de convertir las palabras en un cuerpo completo. Cerón dota de carne viva al lenguaje. Su compromiso poético con la abstracción y con la experiencia inmediata es radical, absoluto. Rocío Cerón, siempre un paso más allá del horizonte, es un caso único en nuestras letras. (Agustín Fernández Mallo)
Poeta, ensayista y editora. Ha publicado Materia negra (Parentalia, 2018), Borealis (FCE, 2016), La rebelión. O mirar el mundo hasta pulverizarse los ojos (UANL, 2016), Anatomía del nudo. Obra reunida (2002-2015) (Conaculta, 2015), Nudo vortex (Literal, 2015), Diorama (UANL, 2012; segunda edición, Amargord, España, 2013), Tiento (UANL, 2010), Imperio (Ediciones Monte Carmelo, 2009), entre otros.
Admiro mucho las exploraciones sonoras que hace Rocío Cerón. Me gusta pensar que al compartir su trabajo nos permite entrever como vislumbra al mundo. ¿La cama como laboratorio? ¿Las arrugas de las sábanas como lenguaje? La intimidad comunicante para quien observa. Agudo y bello.
Muy bueno. Cerón no falla en sorprenderme. Tiene ideas diferentes que retan mis ideas sobre el mundo: la soledad, el tiempo, el deseo, la convivencia. Nunca me detuve a pensar en toda la creación y la historia que hay en el sonido. Nunca me detuve a pensar en que, aunque no nos viéramos, seguimos haciendo historia a través del sonido, seguimos existiendo.