Una noche lluviosa, un artista de Ukyo-e holográficos llamado Takeshi Torres rescata a Shinobu, un aprendiz de samurái quien solo desea una muerte gloriosa. El samurái artificial Sukekata descubre que ya no puede cumplir con su deber cuando se enamora de su amante Chikayori, un onnagata sintético cuyos días de gloria sobre el escenario han quedado atrás. Estas dos historias se entrelazan en Nuevo Edo, la capital post moderna de un Japón que ha decidido emular el cerramiento cultural del periodo Edo, y donde la inteligencia artificial convive con los seres humanos. En este escenario donde se repite la tensión política entre samuráis y artesanos, y donde la humanidad se hunde en un consumismo despiadado, los cuatro personajes se debaten entre el hedonismo y el sacrificio, entre la rebeldía y la obediencia, mientras se preguntan: ¿qué es la belleza, la vida, la muerte?
De este libro no tengo ninguna queja, pero si muchos halagos, vapores del mundo flotante es una novela corta de ciencia ficción que mezcla futurismo, cultura japonesa y existencialismo de forma fluida y muy concreta para probar sus puntos. En los aspectos técnicos destaca un Japón futurista altamente tecnologizado rebautizado como nuevo Edo muy bien logrado, personajes caracterizados de forma creíble y que pese a la escases de páginas logran mostrar cierta evolución, y por supuesto una historia de ritmo ágil con los giros en los lugares correctos, por encima de lo técnico Pappas logra plasmar el concepto de humanidad como algo fluido, lo que le permite pasarlo de un personaje a otro hasta que el origen se diluye dejando solo la esencia.
Además, creo que es algo muy destacable del libro, la autora logra poner sobre la mesa tres puntos importantes que respalda con su obra.
1- Una historia no necesita de muchas páginas para ser compleja y profunda. 2- No importan cuantas veces se haya usado un tópico, en este caso la definición de humanidad mediante la diferenciación con los maquinas, siempre hay una nueva forma de enfrentarlo, o en su defecto una nueva forma de mostrarlo. 3- Un libro puede ser una historia de hombres gays subida de tono, que de hecho esta historia lo es, sin por eso ser vulgar o vacía. Y del mismo modo una historia puede ser profunda y reflexiva sin dejar de ser una historia de hombres gays subida de tono.
Así que nada más que agregar, solo espero que publiquen más de esta historia en Chile para poder seguir leyéndola.
Una historia de amor y humanidad, en un Japón futurista que busca desesperadamente quedarse en una burbuja de su pasado. Interesantísimo libro, fluido, escrito con elegancia, bien armado. Es, claramente, una novela de amores imposibles. Un escenario detallado, hermoso, cyberpunk (o lo que sea) y con mucha lluvia. Breve en demasía, cierra la historia de forma un poco brusca pero aceptable. Este universo daba para alargar más, profundizar aún más en personajes y situaciones. Recomendable.
¿Puede una obra de ciencia ficción futurista combinar la tradición japonesa samurái y una historia romántica? En este libro, sí.
Podemos identificar claramente a 4 personajes de esta historia, el libro se separa en capítulos con los hombres de los personajes y la historia contada desde la perspectiva de ese personaje. En un mundo que me hizo recordar mucho a la estética de blade runners, conviven los humanos con los artificiales, estos últimos proveen servicios de todo tipo, seguridad, entretención, cultura, etc. Los samurái (artificiales) además de sus tareas establecidas, esperan que vuelva el honor de antaño (esto es interpretación mía, probablemente el neoliberalismo desenfrenado que termino destruyendo los valores de la sociedad) y que los identifica tanto a ellos. Sin embargo, al ser hechos como semejanza a los humanos, a veces fallan, teniendo sentimiento humanos, buscando los placeres que han sido relegados solo a la carne. Cuando un Samurái falla, debe buscar su muerte.
Tenemos una historia que navega por lo romántico, por el honor, por la soledad, la pasión, el deseo, la depresión, la búsqueda implacable del destino y la finalidad de la vida. ¿puede un artificial aspirar a una vida humana?. ¿Qué es vivir si no es sentir?.
El libro tiene 106 paginas, pero además es rápido de leer por la forma en como cuenta la historia.
Se nota un trabajo previo de saber el final de la historia antes de comenzar, de planificar cada partes, antes de hilar todo. Hay pasajes que se pueden imaginar, sentir, oler. Realmente, es una bonita historia, que tiene un poco de todo.
A quien le gusta Japón, los samurái, los futurismo, el ciberpunk, la disidencia, la ciencia ficción y el romanticismo, este es tu libro. Léelo.
Entrega exactamente lo que promete en la portada: cyberpunk, japón, samurais, y vistazos del mundo flotante de Edo. Buena aventura, la acción sucede a buen ritmo y no hay exordios incómodos en la voz autorial; el balance entre diálogo y prosa es razonable y la prosa no es ni artificiosa ni pobre; es decir, evita todos los vicios más característicos de la producción literaria nacional. Como hacen los buenos volúmenes de esta colección de Sietch, hace desear que hubiera habido más.
Un libro exótico, seductor y deslumbrante. El romance se mezcla con el cyberpunk y la cultura japonés de manera excepcional. La autora escribe empapada de amor por la cultura nipona, emulando de manera fresca una prosa con aliento a cerezo. Lo disfruté de sobremanera.
Primero lo primero: La autora tiene un claro fetiche con los twinks. La fetichización de los homosexuales es una red flag inmediata.
Luego, siguiente punto: Creo que la autora mezcla demasiado la homosexualidad con l transexualidad. ¿Chikayori es una chica trans o un chico gay? Pappas no se decide y es... una línea que no hay que cruzar.
Siguiente, creo que la prostitución está un poco glorificada. A Chikayori se lo plantea como el aritificial perfecto a los ojos de Sukekata y se da a entender que su relación partió después de que éste solicitara los "servicios" de Chikayori, así implicando que hay algún tipo de "amor" en la destructiva industria de la prostitución.
Por último, y lo más repugnante, es la infantilización de tanto Chikayori como Shinobu. A ambos se los describe como pequeños, bajos, con rasgos redondos, e incluso se menciona la falta de vello corporal en Chikayori. Ese es el cuerpo de un niño.
Tres estrellas de cinco, y no sé por qué. Tal vez es que me atrapó rápido, o tal vez es que, de hecho, está bien escrito. No lo recomiendo, pero si te gusta sufrir, adelante.
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