Este libro inclasificable no es solo un sumario razonado de notas y cartas escritas por suicidas. Es también una aproximación al pulso que late bajo la decisión extrema de quitarse la vida. Porque ninguna nota redactada antes de un suicidio consumado se escribe en balde.
Marc Caellas aplica el oído a la pared torácica de cada nota, como quien ausculta, para sondear el fondo humano de lo ahí escrito, sin juzgar, ni justificar, sin ensalzar. Y lo hace desde una perspectiva individual y social, poniendo de relieve la necesidad de conversar sobre el suicidio, en contraste con el tabú que aún hoy lo silencia tanto en el ámbito público como en el privado.
Si bien Simon Critchley dice que carecemos de lenguaje para hablar del suicidio, no hay duda de que hay un pensamiento, un deseo y, sobre todo, un dolor detrás de cada uno de estos gestos de despedida. Después, sí, nos quedamos sin palabras.
«No tengáis prisa, sin la posibilidad del suicidio ya me habría matado hace mucho tiempo». Enrique Vila-Matas, Suicidios ejemplares.
¿Te quieres matar? fue lo primero que me respondió un amigo al que le comenté que estaba leyendo este libro. Me lo topé de pura casualidad hojeando títulos en una librería en el centro de Madrid: un tamaño pequeño, letras negritas en grande que ocupan toda la portada en amarillo intenso, con un titulo simple pero provocador “Notas de suicidio” invitan al lector a escudriñear algunas cartas de suicidio seleccionadas y clasificadas tematicamente.
El libro no es una simple exposición de notas, sino que combina perfectamente extractos con reflexiones del autor. Es poderosamente llamativo que las notas están cuidadosamente citadas con color azul marino (o eso creo, soy pésimo para los colores) que le dan un potente efecto de solemnidad, se siente a ratos como si la persona fallecida te estuviera hablando o que lo escribió para ti.
Después de leerlo puedo decir que es finalmente un libro sobre la vida (o con esa impresión me quedo), porque se adentra en lo más profundo de los sentires humanos y pensamientos de las personas que tomaron esa decisión.
Como chileno me gustó la nota de Violeta Parra clasificado como “antinota de suicidio”, como un guiño a su hermano Nicanor, el antipoeta. Si existiera una segunda edición se podría ampliar la “nota de suicidio politica” con fragmentos del último discurso publico de Salvador Allende - que después de leer el libro - creo que se puede considerar también una nota de suicidio y una de calibre mayor, porque involucró la figura de una presidente de la nacion en ejercicio y fue transmitida en vivo, manteniendose los audios intactos hasta el dia de hoy.
me lo he leído entre ayer y hoy, muy ligera su lectura, no es superficial, ya que indaga bien en algunas notas, y trata los suicidios de autoras que adoro (plath, pizarnik, sexton, kane...), pero en ocasiones hace comentarios algo morbosos y desagradables a mi juicio, además de que comete algunas imprecisiones (menciona que pizarnik dejó un solo verso escrito en su pizarra antes de suicidarse, cuando no fue así). por ello mismo no puedo aprobar el libro y salgo con una sensación más negativa que positiva, aunque no ha sido una mala lectura como tal
Hmmmmm, me genera un poco de contradicción este libro, sobre todo no por el contenido del mismo, sino por la poca sinceridad, que, si hubiese sido otra, le habría puesto al menos una estrella más, y paso a explicarme:
[... Marc Caellas aplica el oído a la pared torácica de cada nota, como quien ausculta, para sondear el fondo humano de lo ahí escrito, sin juzgar, ni justificar, sin ensalzar. ... ]
Esto, que forma parte de la sinopsis, y no se si de algún tipo de crítica realizada por un amigo o por el propio autor en tercera persona; es, en esencia, completamente falsa. Marc Caellas, se deja influenciar (de manera tremenda) por sus propias vivencias, sus propias opiniones y no duda en plasmarlas en el papel. Mientras algunas notas de suicidio se encuentran comentadas y enmarcadas desde el respeto, la admiración e incluso la acusación a un tercero sobre las motivaciones de ciertos suicios. En otros, el texto se ve invadido por un desdén, un falta de empatía y (perdón si sueno duro) ignorancia. Esto en ningún caso me supondría un problema, si no fuese porque las expectativas que la propia contraportada del libro (y las entrevistas que encuentras por youtube al propio autor) cuentan una visión completamente sesgada del contenido del mismo. Es este cisma, entre sinopsis y realidad lo que me ha hecho encontrarme con un contenido que aun siendo corto, se me ha hecho pesado, me ha desilusionado y me he quedado con una sensación de "me han engañado". Si hubiese existido un ejercicio más crítico por parte del autor y sincerarse para anunciar que el contenido son sus pensamientos y visión del mundo, tal vez habría decidido o no acercarme a este libro, a sabiendas de lo que encontrar, pero (y ya termino):
Punto número uno, todo el libro está impregnado de su expíritu y opiniones. Y punto número dos, no empatizo personalmente con su manera de ver la vida/muerte/suicidio del autor, con lo que el punto número uno se me hace aun más indigesto. Como digo, no quiero ser en exceso duro, de hecho solo puntuo con 1 estrella libros que me parezcan "a evitar", y en este caso creo que alguien podría encontrar en él algo que yo no. Pero hubiese agradecido mayor atino a la hora de venderlo.
1 star: A evitar. 2 stars: Recomendable solo si buscas algo muy concreto. 3 stars: Hace una propuesta genial, que pocos/ningún libros se atreven a hacer. 4 stars: Personalmente un libro que estará entre mis favoritos. Aunque quizás no le pondría la etiqueta de imprescindible para todo el mundo, se lo recomendaría a personas que conozco. 5 stars: Libros que me parezcan imprescindibles. En mi vida y en la ajena, seas quien seas debes enfrentarte a ellos una vez en la vida.
Me daba mucho miedo que fuera un libro que tratara el suicidio de forma morbosa o que hablara tanto de la muerte que me revolviera demasiado por dentro… pero no. Habla de las notas, del mensaje, del contexto (aunque no mucho, solo tiene 144 páginas), no de lo que viene después
Me ha gustado mucho. Si, me ha removido, pero no de la manera que me imagina y que no quería
Las notas de suicidio para consolar a los padres…. Me han destrozado
“No quería matarse, que solo quería salir un rato de la vida y descansar. “¿Por qué no salir de la vida como un comensal saciado?””
Also: me he terminado el libro bajo los efectos de un alprazolam, curiosa casualidad (pero no me voy a suicidar. si lo hiciera, estaría dedicada mi nota a la UCM)
Fascinoume o concepto e a lectura é moi levadeira, pero non concordo con case ningunha conclusión ou conexión do autor (antoloxista?). Iso si, deixei o libriño cheo de post-its e inspirou varias conversas interesantes.
“El suicidio es una derrota en la lucha a muerte con la vida”
“Alguien dijo que el suicidio era una solución permanente a un problema temporal, pero la vida también se puede contar como la suma de una serie de percepciones erróneas que conducen a una montaña de decisiones equivocadas. Errar es humano y el suicidio puede ser visto como el gran error final.”
Libro editado originalmente en el año 2023 y escrito por el autor y director teatral nacido en Barcelona, Marc Caellas (1974-).
Antes de comenzar la reseña, si vivis en Argentina y necesitas ayuda, podes comunicarte gratuitamente y de forma anónima al 135. No estás solo/a.
No sé ni cómo empezar a hablar (escribir) sobre este librazo de Marc Caellas, editado en Argentina por Interzona. Veamos que sale. Palabras. Las últimas palabras de personas, artistas que a través de sus poesías, melodías o trazos sobre un lienzo hicieron un mundo mejor que el que era. Y un día escribieron un último mensaje dirigido a sus familias, a alguna amistad imaginario de su infancia, a la justicia, a un amante, a nosotros. Con el correr de las páginas leemos los mensajes finales de personas tan dispares como talentosas, por ejemplo: Lepoldo Lugones, Kurt Cobain, Alejandra Pizarnik, Sid Vicious, Per Ingve Ohlin (Dead de Mayhem), Mayakovski, Wendy O. Williams, Robert E. Howard, entre otros. Estas notas, estas palabras que sobrevivieron a su autor (¿no lo son todas?) son analizadas por el autor, tratando de clasificar, de entender, de empatizar con quién tomó esa decisión, casi siempre estudiada de antemano según muchas notas, casi siempre evitables, siempre dolorosas. Sin juicios, sin justificaciones. No se acerquen a esta lectura con morbo, lean con la cabeza y el corazón a la par.
espero no ofender a nadie con esta reseña quizás pretencioso... decepcionante es la palabra apropiada, sé que las expectativas me las había creado yo sola, empujada un poco por la librera que me dijo que seguro me encantaría este libro, pero pfffff... y qué decir, sinceramente me parece un mojón, eliminaría todo el texto que no está en azul, séase, todo lo que no son literalmente notas de suicidio... el resto... no aporta nada
Notas de suicidio es mucho más que la recopilación de las notas que diversos artistas dejaron antes de poner fin a su vida. Es un ensayo sobre el suicidio, tratado con mucha diligencia, con la intención de hablar sobre un tema tan incómodo como cotidiano, y hacerlo sin complejos.
Marc Caellas hurga en la esencia del ser humano, y hace que te plantees dónde empieza la locura y acaba la cordura, o si acaso, éstas se solapan.
Muy interesante, sobre todo en formato audiolibro, para disfrutar del gran narrador que es Marc Caellas.
"Para la mentalidad occidental biempensante el suicidio comparte con el consumo de drogas el lugar antes reservado a la masturbación o la homosexualidad, de ser pensado como un acto libre en la antigüedad, paso a ser pecado con el cristianismo, luego se convirtió en crimen, y ahora se considera una enfermedad"
Me ha gustado mucho la actitud de Marc Caellas frente al suicidio, sin implicarse demasiado, tomando distancia, arrojando reflexiones profundas sin buscar pontificar o sentar cátedra sobre el tema. De hecho, desde las primeras páginas asume el autor, humildemente, que después de mucho leer sobre el suicidio sigue "sin tener certeza de nada". Contiene el libro una breve selección de notas de suicidio, agrupadas según una temática y clasificación particular, que fueron escritas, o bien por personajes relevantes de la literatura o de la música, o bien por individuos no tan conocidos pero que poseen el mismo o más interés que las que dejaron aquellas personalidades ilustres de la sociedad y la cultura universal.
No le doy una mayor valoración porque me he quedado con ganas de más. El propio autor también, pienso, desearía ampliar su recopilación de notas de suicidio. Así, comparte con los lectores su idea para un libro futuro que tal vez nunca escriba, y que trataría sobre las notas de suicidio de los que fracasaron en su intento: los suicidas fallidos. Sin duda, tales textos enriquecerían y ampliarían el foco sobre el tema como, sin duda, lo harían, si es que pudiera haber algún registro o algún modo de acceder a ellas, las notas de personas anónimas que decidieron poner fin a sus vidas.
Aprecio la originalidad de intentar aproximarse al suicidio desde esa última voz, única, que dedica el suicida a aquellos a quien se dirige, en ese territorio exclusivo del suicida, cuya determinación le ha llevado a escribir sus últimas palabras desde el lado mismo de la muerte.
Este libro es un pequeño recopilatorio que nos trae el autor sobre distintas notas que dejaron diversas personas de diferentes campos de índole artístico más o menos conocidos (poetas, músicos, pintores o escultores, escritores...) antes de suicidarse, seleccionando así el tipo de nota por su forma de ser escrita y evaluándola según cómo se expresó la persona.
Es un libro altamente interesante por la forma en que expresa el autor sobre la libertad de los humanos a elegir sobre la vida o la muerte, siendo ésta última totalmente lícita cuando sencillamente, uno ya no puede más, sea por la circunstancia que sea, sin juzgar ni ser juzgado el problema por el cual has tomado dicha decisión.
A pesar de que la vida puede tener partes muy bonitas, sólo el suicida conoce las más feas y sólo éste reconoce el motivo por el cual decide tomar fin. Él y el lector de la carta, si es que decide escribirla, de despido.
Un libro altamente recomendable si decides conocer un poco más la expresión de libertad a elegir sobre tu propio cuerpo, sobre la vida y la muerte y los motivos que corren tras despedirte del mundo.
Es una lectura ligera en cuanto a cantidad, que trata un tema nada ligero. En mi opinión tiene reflexiones muy interesantes sobre la motivación del suicidio y todo lo relacionado sobre el mismo pero partiendo siempre desde el punto de vista personal de Marc Caellas.
Las reflexiones, aunque interesantes, son bastante superficiales. Como si el autor prefiriera abrir el tema y dejarte pensando, sin darte demasiada información, a profundizar en las múltiples ramas de los temas alrededor del suicidio que se abren. Algunas reflexiones resultan frívolas y un poco sin sentido (las menos) junto a otras que el mismo autor hace y que valen mucho la pena.
PD: El libro no es nada “public place” friendly. Con su discreta portada, todo el mundo creerá que te quieres suicidar 😂😅 Me parece un contrapunto genial dado el tabú alrededor de este tema
Si te da miedo que sea una recreación morbosa de suicidios o que sea demasiado lúgubre y te deje muy mal cuerpo puedes entrar de cabeza. El libro es una obra ligera pero muy bien documentada que estudia desde un punto de vista literario el ejercicio de la nota de suicidio de decenas de poetas, escritores o filósofos. Y todo desde una perspectiva que evita juzgar y desmitifica de la culpa cristiana y las y los juicios sobre el fracaso personal. De hecho, hay un pasaje sobre como en las escuelas deberían poner ‘A Dos Metros Bajo Tierra’ para que, desde pequeños, aunque no entendamos si hay algo o no después de la muerte empecemos a aceptarla como una parte inevitable de la vida.
Y que al final, igual que hay gente que quiere seguir hasta el final puede haber gente que quiera dimitir de todas sus funciones.
“El suicidio es un crimen pasional, se mata lo que se ama”
Exquisita recopilación de notas de suicidio, reflejando el autor una opinión que difiere de la visión actual del suicidio. La lectura se ha extendido en el tiempo para poder degustar cada nota así como la reflexión del autor de cada una de ellas. Y yo me pregunto, hasta qué punto los psiquiatras podemos decidir sobre la vida de otros? Si la decisión de terminar con su vida proviene desde la razón y en plena consciencia.
Me quedo con esto que Efraín Huerta le dedica a Virginia Woolf:
porque el suicidio —diga que sí— es una corriente de palabras bien dichas y las olitas nos comen otra vez los huesos y yo muero feliz porque la amé hasta no cansarme nunca de amarla tanto.
Y también con la parte final de la carta de la nota de suicidio de Per Ohlin, el cantante de Mayhem:
Como un último saludo, les presento «Life Eternal». Hagan lo que quieran con la puta cosa.
Lo compré de casualidad al verlo en una librería. Su edición es muy llamativa: pequeñito, amarillo y con letras enormes, como llamándote a leerlo. Su lectura, muy amena, ligera e interesante. Paradójicamente, contiene reflexiones muy interesantes sobre la vida.
"Todo suicidio es un crimen pasional. El suicida se sacrifica siempre por un amor no correspondido: El que siente por alguien - por sí mismo" - Juan Bonilla
En momentos anteriores de mi vida este libro me habría sido de gran ayuda. Depende, como todo, de quién lo esté leyendo y su estado emocional, pero creo que todos aquellos que se hayan planteado alguna vez el suicidio deberían leerlo, al igual que sus allegados. En este ensayo, Caellas recoge cantidad de notas de suicidio escritas por distintas motivaciones y las analiza profundamente, indagando en las vivencias de sus autores con un estilo que ameniza la lectura y te mantiene con ganas de más.
Podría parecer que el libro es una oda a la muerte, pero nada más lejos de la realidad: me parece una oda a la vida. Marc Caellas no solo nos expone notas de suicidio, sino que también reflexiona sobre ellas. Me pareció fascinante ver cómo se despedía de la vida cada uno de los personajes. Y no se trata de morbo, sino de la vida misma: la muerte, en cualquiera de sus formas, está presente en la vida de todos.
El suicidio sigue siendo un tabú hoy día, ¿Por qué debería seguir siéndolo cuando cada día se suicidan, solo en España, unas 11 personas? ¿Por qué debería tratarse como un acto vergonzoso cuando se necesita más valor para quitarse la vida que para seguir viviéndola?
Sin duda, no es un libro para cualquiera ni tampoco el que regalaría así sin más, pero me ha parecido interesantísimo los motivos de la gente que decide poner fin a sus días.
- "No quiero oler a viejo", le dijo Gabriel Ferrater a su amigo Jaime Salinas. - “Querido mundo, me voy porque estoy aburrido. Siento que he vivido lo suficiente. Os dejo con vuestros conflictos, vuestra basura y vuestra mierda fertilizante en esta dulce letrina. Buena suerte. George", escribió George Sanders en su nota.
Me ha costado mucho terminarlo. La premisa del libro está clara: son notas de suicidio recopiladas por el autor y las comenta. No hay más. Aunque me ha aburrido soberanamente que hablara de sus novias o hiciera comentarios que no tuvieran apenas que ver con cada nota. Pero bueno, que está bien.
Si te ofendes cuando el humor trata temas delicados, este no es tu libro. Es un canto a la libertad y busca dar explicación, cuando no la tenemos. Comprender desde dónde toman las decisiones los suicidas.
Se puede hablar del suicidio de muchas maneras y romantizarlo tal vez sea una de ellas. No obstante, creo que no es la más conveniente. Tampoco quiero decir que deba ser un tabú o un tema prohibido, pero hay que tener claro que no todos los suicidas son famosos ni todos los famosos se suicidan, así como no todo el que se suicida se vuelve famoso. De hecho, la gran mayoría de los suicidas, quizá el 99.9%, no dejarán de ser una simple estadística, una noticia que se da en forma de número y que puede sorprender de forma fugaz a algunos. Luego, el mundo sigue igual, salvo para los deudos de aquel que decide terminar con su vida.
Del libro de Caellas rescato la compilación y clasificación que hizo de las notas de suicidio. Se nota un ejercicio juicioso de búsqueda y de orden, y también me gusta el complemento que hizo a algunas de las notas con textos y frases de otros autores que se acoplan bien al contexto. Sin embargo, en mi opinión, sobran los intentos de análisis que hace de las notas. Creo que la esencia literaria se pierde y no se sabe si intenta ser un texto académico o reflexivo. La realidad es que esos agregados no pasan de ser percepciones subjetivas, y a veces hasta cursis, que dañan hasta cierto punto lo bueno de la obra. Además pregunto ¿qué necesidad hay de agregar de nuevo líneas de las notas suicidas al final cada apartado? Como estrategia ocasional puede ser valioso, pero resulta ser repetitivo lo que demuestra un abuso de este recurso.
Más allá de ello, mi crítica se basa más en el apartado llamado Antecedentes, que es lo que me lleva a rechazar la romantización del suicidio, y que infortunadamente es la parte que abre el texto.
En mi labor como profesional de la salud, tengo permanente contacto con intentos suicidas, particularmente a través de envenenamientos. Y ello me lleva a decir que eso de romántico no tiene nada. De hecho, puedo concluir que la gran mayoría de personas que se intentan suicidar en realidad no pretenden morir, y que lo hacen en actos impulsivos, sin premeditación alguna, y con notas que, aunque escasas, muestran más el desespero que un pensamiento reflexivo alrededor de la muerte autoimpuesta. No todo es tan bonito ni tan artístico. El suicida que ya tenía un plan estructurado es una excepción, y sus notas, en estos casos, tienen mucho valor desde lo médico y lo psicológico, pero también desde lo humanista y, por supuesto, desde lo literario. Pero eso no quiere decir que sea algo a generalizar puesto que no es el caso de todos aquellos que no ven otra solución.
La enfermedad mental existe, y exaltar al suicidio como “el comodín de juego de cartas de la vida” (y otras sandeces), es negar su existencia o restarle importancia. Como profesional de la salud pienso, entonces, que romantizar el suicidio es desacertado, y la realidad es que la mayoría de las notas de suicidio sólo servirán para ser analizadas por los médicos legistas y abogados, y luego quedarán como un recuerdo doloroso en los anaqueles de alguna familia. No saldrán publicadas en ningún libro la notas suicidas de los don nadies, aunque estas sean literariamente buenas. Las de los personajes ilustres podemos entonces disfrutarlas, sin romantizarlas, pero dejémosle entonces los análisis a los psicólogos, a los médicos, a los religiosos o a los humanistas, y la necesidad de leerlos, a los que directamente estén buscando o necesitando este tipo de textos, sea cual sea la razón.
La portada del libro no miente. Y, no. No leí la contraportada porque si no es un resumen del libro son reseñas fantásticas y un tanto engañosas. Personalmente el tema en cuestión me atrae. ¿Porque cada vez sube más la tasa de estos hechos? Lo único que leído al respeto es Durkheim y sociólogos que hablan de cómo la sociedad oprime o conduce a una persona a tomar esa decisión o el mensaje que esa persona quiere dejar al resto.
Pienso al leer las notas, varias cosas. Dolor, conciencia, culpa, el que dirán. Sobre las notas del lector a mi me sirvieron en algunos cosas, en otras me parecieron de más, cómo las personales.
Cuando comencé a leer el libro sentí que el escritor estaba muy a favor de tomar esa decisión, y que de hecho (al menos así lo sentí yo) que el en algún momento tomara esa decisión. Y esta postura del autor me hizo pensar en que podría impulsar a alguien que así lo estuviera pensando.
Al pasar las páginas me inquietaba su comprensión, pero a su vez en algunos casos criticaba la decisión. Esa contradicción me incomodó, pero no tanto. Porque simplemente te va llevando al eje, y este no es otro que ponerse en ek lugar de la persona que se suicido. El autor no está convencido (al menos con cada uno de quienes lo hicieron con las maneras o las formas de llevarla a cabo. Si, hay críticas respecto de algunos, y si se vendió distinto, si pienso que fue un engaño de marketing. Al menos yo, no fui engañada.
Siento que no es un libro que se lo recomendaría a cualquiera. Pienso, que si una persona a tomado o a pensado en ello, o lo está haciendo, este libro puede impulsar más aún.
En ningún momento habla de problemas psicológicos, y lo entiendo porque no es especialista. De todas maneras, no hubiera estado de más mencionar algo al respecto. El Paso por la vida, no tiene que ser un letargo, ni un sufrimiento y cualquier puede hacer con ella lo que quiera. La muerte es parte de la vida y creo que hay que dejar de hablar del suicidio como tabú.
Por último, el libro me ha sabido a poco. Se que es corto, y es un tema pesado. De igual manera, hay tanto para escarbar allí. El final lo sentí precipitado. Es más, el mismo dice que ha recopilado una cantidad indecible de notas, y que el libro a tratado de ser algo ordenado de todas ellas.
En contra: Las contradicciones del autor. Su postura frente a determinadas notas y otras no. Sentí que por momentos el escribía su nota final con la excusa del libro. No es un libro para recomendar.
A favor: la crudeza. Dejar al lector con ganas de más. De indagar más. Poner en eje a la persona que tomar la decisión de suicidarse.
Es por ello que tiene 3 stars
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Este es, como otros tantos, uno de los libros que me hubiese gustado escribir a mí. Cuando me adentro en las cartas de algún escritor, en mi cabeza siempre resuena esto de @unandresbarba: «Susan Sotang comentó en una ocasión nuestra fraudulenta, avergonzada y vouyerística manera de contemplar el dolor de los demás, y hay que darle la razón en una cosa: tanto el dolor como el amor de los otros parece siempre más sencillo, tal vez solo porque no estamos obligados a vivirlo. Leer las cartas de amor ajenas es el privilegio de la rata husmeadora, del espía y del enamorado».
Andrés hacía referencia a las cartas de amor, esas que muestran la vulnerabilidad de su autor, que se vuelve transparente frente a su destinatario. Algo así sucede con las notas de suicidio. Nos adentramos en las últimas palabras, pensamientos, sentimientos, miedos y arrepentimientos de alguien que, voluntariamente, decide poner fin a su vida. Aunque, quizá, no serían tan relevantes si las mismas no hubiesen sido escritas por cantantes, escritores/as o músicos famosos. Nombres importantes como Anne Sexton, Virginia Woolf, Kurt Cobain, Stefan Zweig, Pizarnik, Ian Curtis, Paul Celan o Walter Benjamin.
Personas antes que artistas. Madres y padres que se despidieron de sus hijos a través de una nota, como Anne Sexton (aprovecho para decir que 'Buscando Mercy Street' es uno de los libros más duros y difíciles que he leído nunca). O hijos que se despidieron de sus padres, como Andrés Caicedo o Assia Wevill. O de sus maridos/mujeres, como Woolf; o muertes en pareja, como Zweig y su mujer, Lotte.
Notas lúcidas, o notas escuetas, como la de Pizarnik y su «No quiero ir nada más que hasta el fondo»; notas literarias, como la de Edouard Levé, que escribió su despedida en la novela 'Suicidio', quitándose la vida diez días después de entregársela a su editor; o escritas con sangre, como la de Yesenin (que yo siempre defenderé que fue un asesinato y no un suicidio).
¿Estaban hechas esas notas para ser leídas por desconocidos? ¿Fueron sus creadores conscientes en ese momento de que sus últimas palabras, brutalmente sinceras, iban a ir a parar en un futuro a ojos y manos ajenas? ¿Habrían cambiado alguna palabra de saberlo? ¿Las habrían destruido antes de abandonar este mundo? La vulnerabilidad y la cercanía a la muerte, ¿nos hacen más sinceros?
Hay una cosa que tengo clara: el amor, la soledad, la enfermedad y la muerte nos hacen terriblemente vulnerables.
@floresyunlibroenblanco
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. 📚 Marc Caellas ♂️ Notas de s******o 📕 Fisico _________________________
⭐5⭐
Este libro me llamó muchísimo la atención hace un par de años en León, pero no lo compré porque bueno la portada no tiene engaño y me dije "bah, ya lo compraré". Pero el año pasado lo volví a ver en la feria del libro y no solo eso, sino que me lo regalaron✨. Estaba claro que este libro y yo estábamos destinados a estar juntos.
Notas de s******o como digo no tiene trampa, es exactamente lo que cuenta. El autor hace un repaso de las notas de s******o por s*****das conocidos e intenta hacer un análisis tanto psicológico como literario de esa notas. Tenemos notas de diferentes figuras literarias como Virginia Woolf, a musicales como Kurt Cobain. Solo por nombrar unos pocos: Stefan Zweig, George Eastman (creador de Kodak), Alejandra Pizarnik, Cesare Pavese, etc...
Ya sabéis que el tema de la muerte es un tema que me apasiona en todos sus géneros, literarios, fotográficos, en folklore, terror o como en este caso el s******o. Personalmente estos libros a mí no me afectan, pero sé que no son para todo el mundo. Son duros, son tristes, desconsoladores e irremediables, ya que estamos leyendo a gente que ya no están.
Faltan muchos autores/ personajes pero creo que sería un libro además de extenso, repetitivo, así que creo que el autor ha contado en unas pocas páginas lo importante que es la vida y vivir.
Si sois como yo y este tema os resulta interesante es un libro que está muy bien escrito y aprendes muchos sobre algunos autores. Si en cambio sufrís con este tipo de libros, no lo recomiendo, es duro, es real y es algo que está, pero algunos preferimos evitar pensar.
Este libro me conmovió profundamente. Notas de suicidio aborda el suicidio desde múltiples perspectivas, sin simplificarlo ni juzgarlo, y eso lo vuelve poderoso y necesario. Me impactó cómo el autor se permite mirar el tema con honestidad, dando espacio a las contradicciones, al dolor, al cansancio y a las preguntas que casi nunca se dicen en voz alta.
Lo que más valoro es que el texto valida. No romantiza, pero tampoco invalida la experiencia de quien ha pensado en morir. Hay una empatía constante, una escucha silenciosa que acompaña al lector incluso en los pasajes más incómodos. Leerlo se siente como estar frente a alguien que no intenta darte respuestas fáciles, sino que se queda contigo en la pregunta.
Hay una frase que resume mucho de lo que este libro provoca:
“Todos hablan de calidad de vida, pero nadie habla de calidad de la muerte.”
Esa idea atraviesa toda la lectura y obliga a reflexionar sobre cómo la sociedad decide qué dolores son aceptables y cuáles no, qué conversaciones se evitan y por qué.