«¿Quién escribe este diario? ¿Son míos estos recuerdos? Y más aún, ¿son verdaderos?», se pregunta la narradora, quien para no pensar en una incipiente ruptura amorosa, se dedica obsesivamente a traducir un poema de Harold Norse y a registrar ese proceso en una bitácora. Aquí el oficio de la traducción es práctica vital y tiñe todo lo demás: el trabajo como profesora en una escuela, las reflexiones acerca de la escritura, los amantes, las mudanzas. La traducción aparece también como una manera de leer una serie de acontecimientos íntimos y de época. Este diario, que se plantea el interrogante de qué es en realidad un diario y cuál es el límite entre realidad y ficción, recoge a su vez la necesidad de constituirse a través de la lectura de un otro: episodios graciosos, patéticos, sensibles, místicos, que ahondan en una experiencia de literatura y vida como formas inseparables.
Daniela Demarziani (@danielademarziani) apuesta con su primer libro y yo creo que gana, porque en sus anotaciones no solo encontramos a la autora y su mundo interior, su emocionalidad, sino que también encontramos poesía y su profesión: ella es traductora. Y vuelve sobre eso, con citas, con intentos de traducción del inglés al español, con romances y con la búsqueda de cambio, que al final, pareciera la única manera de avanzar. Y creo que también pone un nuevo ojo sobre los diarios íntimos, no hay que escribir todo, no somos puro sentimiento, hay reflexiones random, hay recuerdos ficticios, la memoria distorsiona y a veces, ni siquiera acompaña. Las notas breves también son una posibilidad cuando queremos llevar registro.
Daniela Demarziani (1984) es una escritora, traductora y editora argentina. Trabajó en la corrección de los Diarios de Piglia, Emilio Renzi. Este es su primer libro. (2023).
A veces me atrevo a comprar libros de ciertas editoriales sin saber nada, absolutamente nada del autor ni de la obra. De pura tincada. Este libro fue el caso. Y resultó ser una feliz arbitrariedad porque lo disfruté de principio a fin.
Es un breve relato de poco más de 100 páginas.
Adopta la forma de un diario de vida, pero engañosamente. No incluye la cronología del diario, es decir, las entradas no están fechadas.
La narradora es traductora. Trabaja en un poema de Harold Norse. Además, es profesora en una escuela, con más resignación que entusiasmo. La historia se relata en varios fragmentos no numerados. El tiempo transcurre, y los fragmentos dan cuenta del mundo interno y de las circunstancias vitales de la narradora, breves pinceladas, esbozos, sutiles revelaciones. Adopta un tono tragicómico y hallamos referencias metaliterarias y alcances sobre la naturaleza de la traducción.
A veces irónica, sentimental, analitica, contradictoria. Se pregunta y se cuestiona sobre quién escribe el diario, si son suyos los recuerdos y son realmente verdaderos.
A pesar de su brevedad y concisión, se logran plasmar varias temáticas: el amor o desamor, la alienación, la identidad, la escritura y la lectura (o la traducción, que es también lectura y escritura), el viaje.
Esta interesantísima nouvelle también puede leerse como el proceso de formación de una escritora, como la forma cristalizar un deseo arraigado en la infancia, tal como se revela en el fragmento final, quizás uno de los más bellos y significativos del relato.
“Lo importante no era lo que escribía, sino el acto de estar sentada frente a la máquina, el sonido calmantede las teclas al ritmo de las palabras, el ruido metálico al deslizar el carrete para empezar una nueva línea, la banda del sonido del lenguaje”.
Un diario es una conversación en el espejo, un reflejo de lo que uno es y de lo que quiere ser. Una invitación para ser otro. Una traducción de los recuerdos. En Soy Harold, Daniela Demarziani se transcribe en notas breves, fugaces, de su día a día. Invita al lector a inmiscuirse en su vida; al fragmento de vida que decide mostrar.
Piglia decía que el lector vive en un mundo paralelo y, a veces, ese mundo entra en la realidad. Así se construye este libro, haciendo y deshaciendo el pasado, armando un collage de las palabras. A medida que avanzás en la lectura, se presenta un lenguaje privado: el de la interpretación. Porque traducir es recrear a través del cuerpo hacia un texto.
Lo artesanal de la escritura, la búsqueda de una voz para reflejar la identidad y la ilusión son algunos de los temas que Demarziani toca directa e inconscientemente en su primer libro. En cada concatenación de palabras le da vida al oficio del traductor.
El mejor escenario para leer Soy Harold es una tarde nublada donde el tiempo se diluye entre las páginas.
Amo leer vidas ajenas y a las personas que saben escribir diarios. Daniela hace muy bien ambas, leer (traducir) vidas ajenas y escribir diarios como este. Me tuvo muy pendiente y conmovida, me gustó que admitiera su fragilidad en frases como esta: “Ayer colapsé en la escuela por culpa de un flan”. Hay algo muy bonito en las adultas que se derrumban por cosas muy pequeñas. La quise mucho. Y la última entrada de este diario que habla de su primera aproximación a un diario fue la cosa más linda que leí en mucho tiempo.
Por momentos tiene pasajes con los que me identifico, el formato es fácil de leer porque tiene muchas pausas y los parrafos aunque inconexos te dan una idea general del personaje. Pero le falta algo a mi parecer para que quiera recomendarlo a alguien mas. Es una lectura muy personal.
Lo acabo de terminar. Es hermoso. No recuerdo si alguna vez había leído un diario o algo parecido, creo que este es el primero que llega a mí en este formato tan íntimo. Tan habitación.
El final es muy tierno 💜
Nada mejor que un libro que un libro te sorprenda cuando no esperabas que lo haga.
este libro lo encontré en un intercambio de libros en la facultad de filosofía y humanidades de la universidad de chile. lo leí en la biblioteca de la misma facultad. me sentí acogida y entendida en su posición de profesora que ama escribir
En entradas cortas, va hablando sobre la traducción, sobre su mudanza, romances, y un diario robado en su infancia, muy lindo, fue una linda compañía mientras lo estuve leyendo.