El juez Aurelio Cabredo es un hombre tímido y solitario. No falta a misa ningún domingo en la basílica de Begoña, y todos los viernes almuerza un pollo asado. Su único amigo, el forense Benito Cereijo, le dice que está bebiendo de más. Lo cierto es que, desde que sus padres murieron en el incendio de la pastelería que regentaban en Ávila, el juez se siente desvalido. Ha visto, además, tanto sufrimiento en los juzgados, que intenta no mezclarse mucho con la vida; quizá por eso le llaman la Sombra. La escritora vasca Teresa Uriarte, fallecida en 2022, nos traslada en este libro al Bilbao de los años ochenta para bucear en la vida de un hombre que, si bien a primera vista podría resultarnos ajeno, nos gana por entrañable y humano. Con una voz particularísima salpicada de humor, Uriarte traza en El juez Aurelio un retrato de tono costumbrista, una obra sorprendente y perspicaz que permite descubrir de manera póstuma su indudable talento.
Abandono en la página 57. El primer capítulo no está mal, pero los dos siguientes me han sacado del libro por cuestiones de la historia, no de la narración. Los tres o cuatro capítulos que le he dado de cortesía, no han hecho más que empeorar las cosas. A otra cosa.
La verdad, no está mal del todo pero tampoco me ha dado la sensación de para tirar cohetes. Es un conjunto de relatos cuyo nexo común es la justicia y en algunos casos el juez Aurelio. Cómo en todos los relatos unos gustan más y otros no te dicen mucho Pero es cierto que ha habido tres o cuatro que me han resultado bastante emotivos.
No apto para personas a las que no les gustan los relatos con finales abruptos, ya que hay unos cuantos así.
Teresa tiene el don de mostrarnos unos personajes -esbozados a partir de pocos y singulares detalles- de los que querríamos saber siempre mucho más. Su prosa fluye elegante, sin pretensiones y maneja con sutil e inteligente ironía las historias que rodean al juez Aurelio (y por extensión, la vida). Uno de esos libros que da mucha pena terminar porque no quieres salir del universo en el que reconoces una y otra vez a la escritora en todo su esplendor.
El juez Aurelio termina conquistando con sencillez y ternura. Los apuntes finales lo representan a la perfección y no tienen desperdicio. Casi, lo mejor de la novela.
Me ha ido gustando más según avanzaba en la lectura porque con cada capítulo se abría una nueva puerta que daba a una habitación distinta dentro del universo de lo que yo llamaría 'el juez Aurelio y sus alrededores'. Por otra parte, no sé si me resulta creíble que haya personas tan supuestamente empequeñecidas como el juez... Y siendo juez, es decir, tiene una carrera profesional potente. Porque es un libro que me ha gustado también porque creo que busca dar voz a los fracasados y por un momento hacerlos visibles.
Genial! Me gusta el enfoque, el hilo conductor de la historia y las historias mismas. Muy recomendable para lectura entretenida. Fan de los apuntes finales del libro 🤣