Dios -un personaje adorable y, como todo dios, arbitrariose corporiza en diferentes hombres y mujeres para tratar de entender el mundo que ha inventado: en Egipto es un luchador tebano, en Palestina una esclava de Abraham, un médico en el Asia Menor, un espía romano enamorado, el confesor de Voltaire y tantos otros, hasta ser Otto Morgenstern, un judío alemán que emigra a América en una misión secreta.
Un libro que pone en jaque la narrativa histórica tradicional y exhibe el origen del lenguaje y del mundo.
Martín Caparrós es un periodista y escritor argentino. Comenzó su carrera periodística en el diario Noticias en 1973, en la sección policial, a cargo de Rodolfo Walsh. En la dictadura, abandonó el país y se exilió en Europa: se licenció en Historia en la Universidad de París; más tarde vivió en Madrid, hasta 1983. Tras el retorno de la democracia a Argentina, regresó a Buenos Aires. Vive en España y publica sus columnas en El País de Madrid y el New York Times.
A mí me encantó, pero debo decir que no es una de esas novelas que se leen automáticamente. Caparrós ha escrito más que una novela, una provocación para cerciorarse de que aún existen las y los lectores que cuentan con el bagaje cultural para abordar este libro.
Caparrós escribe muy bien, como en todas sus novelas, pero esta novela no está a la altura de sus otros escritos. Una historia que no dice mucho y con un final bastante deficiente. Después de haber leído Sinfín o Larga Distancia esta obra se queda corta, muy corta.
Gran pluma de caparrós. En general divertido y entretenido. A algunos no les gustó el final, pero en realidad, es como cualquier otro. Pudo haber sido cualquier otro personaje con un resultado similar.
Planteamiento interesante, Caparrós siempre escribirá bien, el autor es un seguro en este sentido, pero al final de la novela uno se queda preguntándose "para qué demonios" se ha leído todo eso.