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398 pages, Paperback
First published March 4, 2020
[…] en un instante, alguien puede levantar un hacha para reventar un cráneo humano sin entender los motivos, pero cargado de todas las razones.
La política no nos trae más que disgustos, hijos míos: hay que tener ideas, pero no ideales.
Llegan, con aires de libertad y sonrisa blanqueada por el láser, los vástagos de nuestros embalsamadores. Sonríen en la foto, ocupan su escaño en el Parlamento, apelan a nuestra descendencia —se la quieren meter en el bolsillo—, se dicen salvadores de la patria, aprenden a contar hasta uno, rezan en las plazas públicas, apuntan al corazón de la cierva con su mira telescópica. Buscan criados. Señalan a las mujeres muertas —infanticidas, brujas, mentirosas— y a los niños perdidos —asesinos, sacrílegos, analfabetos—. Y es verdad que no somos iguales.
Estoy harta de luchar para querer. Tirar de piernas y de brazos, aferrarme a un tobillo, ser arrastrada. A la mierda, Luz. Me conviene más Braña-Alcañiz. […] O nada. No me conviene nada. […] Pero, como te decía al principio, no es tan fácil quedarse sola, Luz. Nunca nada es. Fácil. No fácil. Difícil.
Ahora, cogemos aire. Nos recuperamos. Quedamos atentas. Empiezan malos tiempos para las que son como nosotras y sabemos, por esta historia y otras que aún no han sido contadas, que ni los ángeles custodios ni las mujeres mártires resultan eficaces en las tareas de protección paranormal.