La infancia en una ciudad de las afueras de Barcelona, la madurez en una ciudad alemana: un emocionante e irónico relato de iniciación en forma de memorias literarias.
¿Cómo contar los momentos que iluminaron nuestra infancia, o los que nos acomplejaron en nuestra adolescencia? ¿Cómo dar cuenta de algunos pequeños descubrimientos que luego fueron importantes? ¿O de las historias de terror que sirvieron de rito de paso? ¿Cómo transmitir la convivencia con cuatro generaciones de una misma familia? ¿Cómo explicar nuestra mirada y experiencia cuando hemos pasado la mitad de la vida en otro país y en otra lengua? Este emocionante libro de Rosa Ribas nos descubre que todo ello, y mucho más, puede contarse, y hallar sentido, cuando descubrimos la panoplia de recursos, géneros y precedentes que la tradición narrativa pone a nuestra disposición. Descubrimos así cómo contar solo con sutiles detalles las experiencias de una niña zurda, compadecer con risas las vivencias de una adolescente miope, o entender, con algunos equívocos lingüísticos, lo que significa para una adulta residir en otra cultura. A la vez que recorremos enseñanzas literarias adquiridas a lo largo de la vida, pero en realidad asistimos a un emocionante, irónico y doloroso relato de iniciación en forma de memorias.
Rosa Ribas Moliné nació en 1963 en El Prat de Llobregat, Barcelona. Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona, en la que se doctoró con una tesis sobre los viajeros alemanes a América en los siglos XVI y XVII, publicada en el año 2005.
Desde 1991 reside en Alemania, en Fráncfort del Meno.
Entre 1995 y 2005 fue lectora de español en el Instituto de Lenguas y Literaturas Románicas de la Universidad de Fráncfort, donde desarrolló una intensa actividad docente e investigadora en los campos de la lingüística aplicada y la didáctica de la lengua, fruto de la cual son numerosos artículos y el manual ¿Cómo corregir errores y no equivocarse en el intento?, escrito en colaboración con Alessandra d’Aquino Hilt.
En 2005 comienza su a trabajar como profesora titular de Estudios Hispánicos Aplicados en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Heilbronn; puesto que abandona en 2008 para dedicarse de lleno a la escritura.
Su primera novela, El pintor de Flandes, se publica en 2006; es una novela histórica ambientada en el Madrid del siglo XVII e inspirada en el cuadro "La degollación de San Juan Bautista" atribuido a Bartholomäus Strobel, que se encuentra en el Museo del Prado.
Con Entre dos aguas en 2007 inició la saga protagonizada por la comisaria hispano-alemana Cornelia Weber-Tejedor, cuya acción tiene lugar en Fráncfort. La segunda novela de la serie, Con anuncio, fue publicada en 2009. La tercera, En caída libre, se publica en 2011. La serie ha sido traducida al alemán, con una gran acogida por parte del público.
La detective miope, ve la luz en 2010; es su cuarta novela y recoge las peripecias de una investigadora, Irene Ricart, que acaba de salir de un hospital psiquiátrico, donde estuvo ingresada a causa del shock producido por el asesinato de su marido y su hija. En el hospital ha desarrollado una teoría, basada en la teoría de los "6 grados de separación", a partir de la cual quiere descubrir al asesino de su familia.
Además de su labor como traductora, colabora como editora y lectora para la editorial alemana Edition Reichenberger.
«Retales de mi vida, fotos a contraluz», cantaban en aquel famoso tema de hace ya tantos años. Y eso es exactamente lo que nos sirve Rosa Ribas en su libro Peces abisales, una obra que rehúye cualquier clasificación o etiqueta que se le quiera adjudicar. Aquí, la autora no nos traza su autobiografía personal ni nos da un manual de instrucciones sobre cómo hacerse escritora, aunque algo de todo esto sí que hay. El libro se compone de esos retales y esas fotos de su pasado remoto y reciente y también de su vida actual, dejando que sea el propio lector quien monte la película por su cuenta y complete con su lectura una obra que se le presenta necesariamente sin acabar.
Gracias a unos ojos bastante defectuosos, tengo mucha práctica en rellenar vacíos de información. Quizás por eso no comparto el pesimismo de Martin Amis cuando escribe que «Hemos dejado de cortejar la dificultad en parte porque la relación lector-escritor no es ya siquiera remotamente cooperativa. Hagas lo que hagas, no esperes que el lector infiera nada», y solo unas líneas más tarde afirma que el narrador poco fiable ha dejado paso al lector poco fiable. Yo confío en los lectores, incluso cuando me llevan la contraria. (pg. 33)
Todo lo que no se cuenta es lo que hace que esta obra, de poco más de 200 páginas y con muchos espacios en blanco, se vuelva tan grande en la cabeza del lector a medida que va avanzando en el libro. Porque se trata de una obra que exige no tanto el esfuerzo como el interés de un lector cómplice, que acompañará a la autora en este viaje constante de ida y vuelta a través del tiempo y del espacio, transitando edades, domicilios, ciudades, centros de enseñanza, y recordando a personas con las que hubo encuentros y desencuentros. Siempre con una conclusión o reflexión final que quedará en suspenso: esta no es una obra que dicte sentencias sino que abre interrogantes que solamente podrá cerrar el lector al otro lado de la página, desde su propio viaje espacio-temporal paralelo al de la autora. Como ya he dicho al principio, aquí todas las etiquetas sobran. No se trata de metaliteratura ni de autoficción, lo que tenemos es a una escritora que acaba de mudarse de vuelta a Barcelona después de haber vivido varias décadas en Alemania y que echa de menos el café al que iba cada mañana a escribir cuando aún vivía en Frankfurt. A su regreso a Barcelona, no ha sido capaz de encontrar un establecimiento que se adapte igual de bien a sus necesidades como aquel que voluntariamente dejó atrás. Y de esa desubicación, prototipo de otras muchas, nace esta reflexión en forma de libro sobre qué nos lleva a la lectura y a la escritura, nuestra relación con el lenguaje y los idiomas, los libros que leemos, compramos, prestamos, regalamos y tiramos. Y, sobre todo, lo que nos impulsa a imaginar, contar, escuchar y leer historias. Verdaderas o no, qué más da, porque lo que realmente importa no es lo que sucede sino encontrar la forma correcta de contar y contarnos lo sucedido. Nada más que añadir. Este libro tiene tantas lecturas como personas que se acerquen a él, cada nuevo lector creará su propia versión personal e intransferible de esta obra.
Rosa Ribas tiene una prosa que siempre me ha cautivado porque hace fácil lo difícil. La sencillez, la concisión y la precisión en el lenguaje son algunas de sus señas de identidad. Este libro no es una novela policiaca es una reflexión sobre la literatura y la escritura como oficio con algunos datos autobiográficos especialmente de su niñez y adolescencia. Y lo hace con una honradez que sorprende como si no fuera ella una de las mejores escritoras de novela negra en español. La obra está escrita en un ritmo templado sin estridencias. Tampoco aparecen en su historia rasgos de genio literario, ni grandes tragedias o traumas que la abocaran a la escritura. Es una enamorada del lenguaje y de sus lenguas porque creció simultáneamente en castellano y catalán y luego pasó un largo período de su vida en Alemania donde desarrolló su carrera docente en la Universidad de Frankfurt.Esta brillante trayectoria no hace mella en su libro. Se reconoce como escritora, como miope y como zurda. Una naturalidad que nos seduce un leve sentido del humor, la sutil ironía va llevando al lector de manera placentera por esas páginas. Es una obra breve pero intensa me recuerda un poco a Azorín en ese tono tan sencillo, tan leve y eficaz que la convierte en una de las grandes
Leído para el club de lectura, dejo la reseña para después del debate ❤️
Ayer fue mi primer encuentro en un club de lectura y este fue el libro seleccionado. Disfruté mucho de la lectura, sentí que en el libro podía escuchar a una amiga. El tono de Rosa Ribas es cercano, sin florituras, y me sentí muy identificada con sus andanzas y sentires. La autora escribe habitualmente novela negra; no la leí nunca en su género, este es mi primer acercamiento a ella, pero debo reconocer que me dieron ganas de conocerla en la ficción. Aquí relata, por el contrario, andanzas de su vida en torno a un tema: el relato. El relato que puede ser escrito, verbal o simplemente la forma en que recordamos algo, ordenándolo, completando los baches, imaginando un poquito, haciéndolo más atractivo para el que escucha (incluso si somos nosotros en nuestra cabeza). Qué la llevó a ser escritora, cómo lidia con el lenguaje, con los idiomas, con el método de escritura... Lo que más me llegó, debido a mis vivencias, fue lo relacionado a emigrar, a encontrarse con otro idioma, a que una palabra basta para "delatarnos" como extranjeros, como "personas fuera de lugar". También lo que implica volver tras irse, esa sensación de ya no ser de ninguna parte. Tal vez por eso, pese a que no es un relato emocionante o vertiginoso, a mí me mantuvo atrapada. El humor de la autora también ayuda. Lo recomiendo en especial para quienes ya la conocen a la autora, para quienes escriben y para quienes debieron emigrar. Los demás tal vez también lo disfruten (porque está muy bien escrito), pero puede que lo encuentren algo falto de interés, como le pasó a muchas de mis compañeras de lectura. Por eso agradezco haber enriquecido la experiencia con la perspectiva de las demás.
Molt diferent del que acostumo a llegir, suposo que és la gràcia dels regals :)
Aquest llibre autobiogràfic recull anècdotes d'infantesa de l'autora i les lliga amb les seves reflexions sobre la lectura i l'escriptura. Té tota una aura d'infància feliç que acompanya els relats i ho converteix en una narració lleugera.
No soc un gran lector, tampoc un fan d'aquest tema, i per tant a priori no seria un llibre per mi. Però alguna cosa especial deu tenir perquè no m'ha costat gens i me l'he acabat en dos dies!
Nos cuenta Rosa Ribas en estas páginas que hablan de ella (y un poco de todos los que como ella llenamos hojas en blanco con mayor o menor acierto), que los miopes y los narradores son especialistas en desarrollar la imaginación. Los primeros, por necesidad; los segundos, por gusto. O por eterno disgusto. Por una imperiosa necesidad de transformar lo que nos llega en otra cosa que hable de nosotros, que nos mejore, que mejore algo por poco que sea. Hay tantos pasajes en este libro con los que me he sentido identificada que me ha costado distanciarme y no hacerlo un poco mío, como si fuera yo la que habla sobre cuándo y cómo aprendí a leer, sobre cuál es mi palabra favorita, sobre lo raros que podemos llegar a ser los ratones de biblioteca desde el principio hasta el final. Bendita rareza, maravilla de garabatos, larga vida a los contadores de historias. Y a los miopes, por supuesto.
No suelo escribir reseñas, pero me veo obligada por la poca repercusión que estoy viendo de un libro tan fantástico. Lo cogí de la estantería porque hasta hace unos años me daban pánico absoluto los peces abisales, pero no tenía ni idea de qué encontraría dentro. El amor por el lenguaje y los significados. La manera en la que nuestra percepción del mundo exterior configura el interior. Las metáforas, coincidencias y demás caminos que aportan significado a lo vivido. Me he sentido inmensamente identificada con muchísimas páginas, y las demás las he absorbido para que formen parte de mí también.
Se trata de unos retales autobiográficos sobre su vida relacionada con la lectura, la escritura, el lenguaje, con el contar las cosas, con el relato. Ordenado cronológicamente desde su infancia y adolescencia en una ciudad de la periferia de Barcelona- El Prat-, su madurez en un país extranjero -Alemania- y como se va forjando como escritora. Y lo hace con una prosa directa, sincera, fluida, concisa y unas buenas dosis de humor que te cautivan. Ha sido un placer conocerla y leerla. Un libro muy recomendable para los amantes de la lectura, para los seguidores de Rosa Ribas y para los que la queráis descubrir.
Sin duda voy a leer más a esta autora.
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Rosa Ribas es una escritora magnífica que, desafortunadamente, no tiene la repercusión que merecería. Se tiende a encasillarla como autora de novela negra, pero su bibliografía es mucho más amplia.
"Peces abisales" es una buena muestra. Leerlo te permite, por un lado, constatar (o descubrir si es el primer libro suyo que abres) lo bien que escribe y si, como yo, conoces su obra --y has profundizado en su vida y milagros-- ver (y comprender) con más perspectiva todo su universo narrativo.
Divertida lectura, como vivir una vida nueva, de refrescante mirada, que hace que te identifiques con la autora fácilmente. Es una autobiografía adictiva y mordaz, entretenida, cautivadora, y con gran cantidad de consejos literarios (como Mientras Escribo, de Stephen King) aunque estos son más filosóficos y menos paternalistas. Y la autora es española, eso le suma un plus.
Haig de reconèixer que al principi m'ha costat d'entrar, no és una història seguida, sinó fragments de vida, però Rosa Ribas escriu molt bé i al final m'he endinsat de plè.
Es de esos libros que quizás no habría leído de primeras (no es el tipo de narrativa que consumo), pero estoy muy contenta de haberlo hecho. Me ha encantado.
¡Cómo he disfrutado con la lectura de Peces abisales de Rosa Ribas! Cuenta tanto en esas doscientas páginas llenas de metáforas y analogía... Un deleite que todos tendríais que experimentar.
Es un libro autobiográfico que recoge vivencias y anécdotas de la autora. No lo he podido acabar, creo que nunca me he acabado ningún libro de este tipo, así que no es mi estilo.