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El padre del fuego
«Nadie es un bebé y vuelve para contarlo. Por eso los hijos son uno de los mayores enigmas que pueblan la faz de la Tierra».
El poeta y periodista Sergio C. Fanjul vivió, en pocos meses, la muerte de su madre y el nacimiento de su hija. En El padre del fuego, a caballo entre la reflexión y la narrativa, entre lo poético y lo asombroso, entre la alegría y la duda, Fanjul es testigo de esa transmisión del fuego de la especie humana.
Un viaje en el que se mezclan los miedos que conlleva la paternidad, el drama del parto y la formación de una nueva persona que conquista la vida día a día; el humor surrealista que provoca la convivencia con esos extraños seres que son los niños, generadores caóticos de situaciones absurdas; los malabares cotidianos en un mundo que no parece estar pensado para criar, y el torbellino que se produce en las relaciones de pareja cuando cae la bomba nuclear de los hijos.
El poeta y periodista Sergio C. Fanjul vivió, en pocos meses, la muerte de su madre y el nacimiento de su hija. En El padre del fuego, a caballo entre la reflexión y la narrativa, entre lo poético y lo asombroso, entre la alegría y la duda, Fanjul es testigo de esa transmisión del fuego de la especie humana.
Un viaje en el que se mezclan los miedos que conlleva la paternidad, el drama del parto y la formación de una nueva persona que conquista la vida día a día; el humor surrealista que provoca la convivencia con esos extraños seres que son los niños, generadores caóticos de situaciones absurdas; los malabares cotidianos en un mundo que no parece estar pensado para criar, y el torbellino que se produce en las relaciones de pareja cuando cae la bomba nuclear de los hijos.
175 pages, Kindle Edition
Published March 14, 2024
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Community Reviews
Displaying 1 - 11 of 11 reviews
May 10, 2024
Me encantan sus columnas y su trabajo como periodista, pero el libro me ha parecido muy flojo. Más allá de algunas partes más íntimas como la muerte de su madre o haber tenido un padre ausente, me ha parecido que está lleno de lugares comunes (ser padre a los 40, papel del padre en el embarazo o parto, amigos sin hijos, cambios en la pareja…), ampliamente tratados en muchos otros libros de ma-paternidad, normalmente escritos por mujeres.
Creo que es un bonito homenaje a su hija, pero no una obra donde se revele nada nuevo.
Creo que es un bonito homenaje a su hija, pero no una obra donde se revele nada nuevo.
March 30, 2024
Me gusta mucho el Fanjul articulista y periodista y tenía un poco de miedo de leerle en largo, pero me ha gustado mucho. El libro está lleno de humor, de reflexiones lúcidas y de imágenes preciosas. Muy divertido y, diría, muy útil.
January 19, 2025
Para los que no somos padres (que sepamos) leer a Sergio es una revelación y eso que no cuenta nada que no podríamos imaginar. Pero una cosa es imaginar, la otra es que te lo cuenten y te digan toda la verdad.
A Sergio se le juntan la ausencia del padre (y uno entiende a través de lo que cuenta, pero también de lo que no, por qué actúa como lo hace antes de ser padre y, luego, en la crianza de Candela, con sus dudas, a veces exageradas, por no equivocarse con la bebita), la pérdida de la madre poco después de nacer la hija (vidas que se entrelazan brevemente y apenas tienen tiempo de despedirse), las dificultades de conciliar el trabajo con las tareas de padres, el repartirlas con una lactante (Liliana, su mujer) que considera lleva la mayor parte del peso de la crianza, y tantas otras cosas. Gestionar todo eso, poniéndose quizás el mundo, pero más concretamente el futuro, por montera. Qué difícil.
Uno entiende mejor su columna de diciembre, la última de 2024, en El País (El imperio navideño contra los rebeldes melancólicos
https://elpais.com/espana/madrid/2024...) cuando lee el libro. A mí tampoco me gusta la Navidad, para qué engañarnos, de nunca (para mí siempre supuso trabajar en la aceituna y también fue cuando mi padre falleció, tres días antes). Las compras exageradas, el engaño de Los Reyes (que a mí me descubrió mi hermano el año que ‘nos trajeron’ Los Juegos Reunidos; qué tiempos). Todo aquello me suena familiar.
Hay momentos emotivos, otros dolorosos, algunos otros que yo entiendo que de soledad, no una soledad real, porque Liliana y Candela están siempre ahí, pero de soledad de un alma que no deja de ser incompleta, porque uno no es otra cosa que el resultado de su propia vida, la que trae consigo hasta un determinado momento, en el caso de Fanjul, la que había sido su vida hasta que se entera que va a ser padre (y el padre, el suyo, siempre estuvo ausente). El genoma es una partitura que viene de serie, cada uno la suya, peliagudo es cómo tocarla y en cada vida hay partes de la obra que nunca se llegan a tocar. Como hay familias ‘normales’, la de Sergio de chico y algo más mayor fue de otra clase. Las ausencias en la vida son vacíos, huecos del alma.
La obra es personalísima. Fanjul habla de su barrio, de su calle, de los problemas de la vivienda, de la pobreza, de la suciedad, de protestas por la sanidad pública, de Ayuso. Ser padre ocurre dentro de esa madeja. Estoy seguro que si fuera a Lavapiés me lo podría encontrar, quizás no a él, pero sí, con toda probabilidad, lo que él ha visto en el barrio a través de sus ojos, hasta el coche de su madre cuando se lo llevaron.
También hay momentos felices, como cuando unos amigos les dejan una casa donde descansar, con piscina, y una preñada y bien preñada Liliana, los prolegómenos del parto. Hay historias de hospital, unas tristes (por lo de la madre) y otras más alegres y emotivas (o más bien emocionantes: acudir en taxi al hospital, como en las pelis, y quedarse a ver si la bebita quiere salir), historias de Gin tonics (con Gordon’s y Schweepes), historias de soltero y de casado, cuando la paternidad era remota como Svalbard.
Pero no yo quiero contarlas, ni adelantarlas. Sería una pena, hasta un desagravio. El protagonista no es él, a pesar de todo, sino una chiquilla que debe ser una dulzura. Yo no digo nada de ella. Que lo cuente el padre, que lo sabe hacer de maravilla.
A Sergio se le juntan la ausencia del padre (y uno entiende a través de lo que cuenta, pero también de lo que no, por qué actúa como lo hace antes de ser padre y, luego, en la crianza de Candela, con sus dudas, a veces exageradas, por no equivocarse con la bebita), la pérdida de la madre poco después de nacer la hija (vidas que se entrelazan brevemente y apenas tienen tiempo de despedirse), las dificultades de conciliar el trabajo con las tareas de padres, el repartirlas con una lactante (Liliana, su mujer) que considera lleva la mayor parte del peso de la crianza, y tantas otras cosas. Gestionar todo eso, poniéndose quizás el mundo, pero más concretamente el futuro, por montera. Qué difícil.
Uno entiende mejor su columna de diciembre, la última de 2024, en El País (El imperio navideño contra los rebeldes melancólicos
https://elpais.com/espana/madrid/2024...) cuando lee el libro. A mí tampoco me gusta la Navidad, para qué engañarnos, de nunca (para mí siempre supuso trabajar en la aceituna y también fue cuando mi padre falleció, tres días antes). Las compras exageradas, el engaño de Los Reyes (que a mí me descubrió mi hermano el año que ‘nos trajeron’ Los Juegos Reunidos; qué tiempos). Todo aquello me suena familiar.
Hay momentos emotivos, otros dolorosos, algunos otros que yo entiendo que de soledad, no una soledad real, porque Liliana y Candela están siempre ahí, pero de soledad de un alma que no deja de ser incompleta, porque uno no es otra cosa que el resultado de su propia vida, la que trae consigo hasta un determinado momento, en el caso de Fanjul, la que había sido su vida hasta que se entera que va a ser padre (y el padre, el suyo, siempre estuvo ausente). El genoma es una partitura que viene de serie, cada uno la suya, peliagudo es cómo tocarla y en cada vida hay partes de la obra que nunca se llegan a tocar. Como hay familias ‘normales’, la de Sergio de chico y algo más mayor fue de otra clase. Las ausencias en la vida son vacíos, huecos del alma.
La obra es personalísima. Fanjul habla de su barrio, de su calle, de los problemas de la vivienda, de la pobreza, de la suciedad, de protestas por la sanidad pública, de Ayuso. Ser padre ocurre dentro de esa madeja. Estoy seguro que si fuera a Lavapiés me lo podría encontrar, quizás no a él, pero sí, con toda probabilidad, lo que él ha visto en el barrio a través de sus ojos, hasta el coche de su madre cuando se lo llevaron.
También hay momentos felices, como cuando unos amigos les dejan una casa donde descansar, con piscina, y una preñada y bien preñada Liliana, los prolegómenos del parto. Hay historias de hospital, unas tristes (por lo de la madre) y otras más alegres y emotivas (o más bien emocionantes: acudir en taxi al hospital, como en las pelis, y quedarse a ver si la bebita quiere salir), historias de Gin tonics (con Gordon’s y Schweepes), historias de soltero y de casado, cuando la paternidad era remota como Svalbard.
Pero no yo quiero contarlas, ni adelantarlas. Sería una pena, hasta un desagravio. El protagonista no es él, a pesar de todo, sino una chiquilla que debe ser una dulzura. Yo no digo nada de ella. Que lo cuente el padre, que lo sabe hacer de maravilla.
March 25, 2024
«En una habitación se nacía y en otra se moría»
Entre el nacimiento de su hija y la muerte de su madre hubo diez meses de diferencia. En una habitación se sumía la vida en oscuridad y tristeza y en otra luz y alegría, no puedo imaginarme ese conflicto, aceptar que unos deben irse para que otros cubran tu lugar. Pero no va de la muerte, esta obra son las reflexiones, los pensamientos, los inmensos cambios que se producen en todos los que un día decidimos ser padres y madres.
«El primer milagro de la vida es que la gente quiera tener hijos»
Qué verdad, si lo piensas, no solo por la situación mundial, sino por el cambio que se produce en cada uno de nosotros. Antes se idealizaba el embarazo, el parto, la maternidad y todo lo relacionado con la crianza, desde hace unos años voces que fueron duramente tratadas y hablaron sin tapujos del embarazo, el parto y la maternidad, abrieron una brecha por la que se colocó la realidad, a pesar de ello, el cerebro es más fuerte, nuestra programación inalterable, tenemos que perpetuar una especie que evoluciona como camina el cangrejo. Tener un hijo supone un gasto, un saco con un agujero en el fondo, una pérdida de libertad, una enorme responsabilidad y nos vuelve vulnerables, de todo, para mí esto es lo peor, no hay amor sin vulnerabilidad. Ojo, un inciso, esta vulnerabilidad no es debilidad, ojito, pensadlo.
¿Ser padre “compensa” a la larga o es una inversión a fondo perdido? Mi hijo mayor tiene diecisiete años, y recordando las palabras de mi padre, el balance de la vida no se hace a mitad de camino, hoy por hoy, no creo que sea ni una cosa ni otra. Lo que sí, más que pensar en los que harán o no por nosotros, es en la responsabilidad que supone traer un hijo, no se trata de que compense los logros que nunca conseguimos, ni darle todo lo que nosotros carecimos, no vienen a compensar nuestra vida, vienen a vivir la suya, por lo tanto, ¿qué padre o madre voy a ser? Es muy complicado, ninguna formula vale dos veces, ni tres, lo que a uno le sirve, a ti ni te ayuda, lo que sí: «Poner límites con firmeza y cariño».
«Todo era igual, pero todo era ya diferente, descompensado de la vida que comenzaba»
Entre el nacimiento de su hija y la muerte de su madre hubo diez meses de diferencia. En una habitación se sumía la vida en oscuridad y tristeza y en otra luz y alegría, no puedo imaginarme ese conflicto, aceptar que unos deben irse para que otros cubran tu lugar. Pero no va de la muerte, esta obra son las reflexiones, los pensamientos, los inmensos cambios que se producen en todos los que un día decidimos ser padres y madres.
«El primer milagro de la vida es que la gente quiera tener hijos»
Qué verdad, si lo piensas, no solo por la situación mundial, sino por el cambio que se produce en cada uno de nosotros. Antes se idealizaba el embarazo, el parto, la maternidad y todo lo relacionado con la crianza, desde hace unos años voces que fueron duramente tratadas y hablaron sin tapujos del embarazo, el parto y la maternidad, abrieron una brecha por la que se colocó la realidad, a pesar de ello, el cerebro es más fuerte, nuestra programación inalterable, tenemos que perpetuar una especie que evoluciona como camina el cangrejo. Tener un hijo supone un gasto, un saco con un agujero en el fondo, una pérdida de libertad, una enorme responsabilidad y nos vuelve vulnerables, de todo, para mí esto es lo peor, no hay amor sin vulnerabilidad. Ojo, un inciso, esta vulnerabilidad no es debilidad, ojito, pensadlo.
¿Ser padre “compensa” a la larga o es una inversión a fondo perdido? Mi hijo mayor tiene diecisiete años, y recordando las palabras de mi padre, el balance de la vida no se hace a mitad de camino, hoy por hoy, no creo que sea ni una cosa ni otra. Lo que sí, más que pensar en los que harán o no por nosotros, es en la responsabilidad que supone traer un hijo, no se trata de que compense los logros que nunca conseguimos, ni darle todo lo que nosotros carecimos, no vienen a compensar nuestra vida, vienen a vivir la suya, por lo tanto, ¿qué padre o madre voy a ser? Es muy complicado, ninguna formula vale dos veces, ni tres, lo que a uno le sirve, a ti ni te ayuda, lo que sí: «Poner límites con firmeza y cariño».
«Todo era igual, pero todo era ya diferente, descompensado de la vida que comenzaba»
February 6, 2025
I have rarely felt so deeply connected to a book as I did with this one. Sergio, the author, masterfully captures the emotions he and his wife, Liliana, experienced as they navigated parenthood for the first time. He articulates their fears before, during, and after childbirth, the challenges of raising a child in today’s complex and often chaotic world, and the struggle of balancing work and family in a society that, as he aptly states, is designed "to produce, not to reproduce."
As I read, I saw my own experiences reflected in his words—those unforgettable milestones of early childhood, from crawling and first words to taking their first steps, moments that remain etched in a parent's memory forever. The book is written in a style that is both engaging and accessible, making it easy to empathize with the author’s journey.
Additionally, I found a personal connection not only in the themes explored but also in the book’s setting. As someone from the same province in Spain as the author, I particularly appreciated the vivid descriptions of Oviedo, a city I know well. This familiarity added an extra layer of enjoyment to the reading experience.
Beyond its personal and emotional resonance, the book also weaves in subtle political reflections that align with my own perspectives, further deepening my engagement with the narrative.
Overall, this is a highly enjoyable and thought-provoking read, particularly for parents—fathers, in particular—who will undoubtedly find themselves relating to the experiences shared. I highly recommend it.
As I read, I saw my own experiences reflected in his words—those unforgettable milestones of early childhood, from crawling and first words to taking their first steps, moments that remain etched in a parent's memory forever. The book is written in a style that is both engaging and accessible, making it easy to empathize with the author’s journey.
Additionally, I found a personal connection not only in the themes explored but also in the book’s setting. As someone from the same province in Spain as the author, I particularly appreciated the vivid descriptions of Oviedo, a city I know well. This familiarity added an extra layer of enjoyment to the reading experience.
Beyond its personal and emotional resonance, the book also weaves in subtle political reflections that align with my own perspectives, further deepening my engagement with the narrative.
Overall, this is a highly enjoyable and thought-provoking read, particularly for parents—fathers, in particular—who will undoubtedly find themselves relating to the experiences shared. I highly recommend it.
August 1, 2024
Con este libro he tenido la sensación de estar leyendo ráfagas de reflexiones poéticas acerca de la paternidad, sus miedos e ilusiones, que me han hecho degustar una lectura profunda de forma sosegada. Tengo que decir que esos momentos de lectura intimista, se han ido alternando con otros que incitaban a ser leidos en diagonal, abordando de pasada temas políticos y sobre el patriarcado, que a mí parecer poco aportaban a una historia tan personal y profunda como son los primeros años de vida de una hija.
May 21, 2025
Me ha parecido muy curioso leer sobre la crianza desde el papel de padre (sobre el que nunca se escribe)
“—Jean Pierre, ¿tus padres son franceses?
—No, de aquí, de Alcorcón.
Sucedió en una escuela infantil a la que asistía la hija de un amigo. Cuando me lo contó pensé que había que ir muy fuerte por la vida para poner a tu hijo Jean Pierre cuando no tienes ni un solo gen francés. Pero, bien pensado, si te gustaba el nombre, ¿por qué no ibas a ponérselo?”
“—Jean Pierre, ¿tus padres son franceses?
—No, de aquí, de Alcorcón.
Sucedió en una escuela infantil a la que asistía la hija de un amigo. Cuando me lo contó pensé que había que ir muy fuerte por la vida para poner a tu hijo Jean Pierre cuando no tienes ni un solo gen francés. Pero, bien pensado, si te gustaba el nombre, ¿por qué no ibas a ponérselo?”
July 24, 2025
por fin un hombre hablando de la paternidad
September 7, 2025
Bien escrito. Un hombre hablando de paternidad algo deconstruida.
September 13, 2025
Cuando paras de leer porque no quieres terminarlo en 1 día y al final te lo acabas en 2, muy bueno.
December 20, 2025
No se ni que decir sobre este libro. Con todos los respetos para el autor. Me parece una mala redacción de instituto, del que solo salvo el Epilogo y algunas referencias y citas a otros autores, que, por otra parte, son principalmente cosas de cultura general más o menos conocidas por cualquiera que esté ‘un poco leído’. Es en su mayoría de una simpleza y una superficialidad espantosa. He leído reseñas en las que se menciona que al parecer el autor sea un buen columnista y que escribe en la sección cultural del diario El País. Puede ser. Es cierto que hace referencias a libros, canciones, películas, y que ‘aparenta’ ser letrado pero, honestamente, creo que el salto de ‘bloguista’, columnista, ‘streamer’ o tertuliano a escritor tiene que ser mucho más grande. El nivel de exigencia debería ser mucho mayor. Estamos hablando de 266 páginas. Hay que escribirlas, sí, pero también hay que leerlas, y con la cantidad de libros buenos que hay por el mundo, no se le puede hacer esto a un lector. Me deja perplejo, que una editorial como Aguilar publique estas cosas, pero, en fin, padres tiene la santa iglesia. Me imagino que un columnista de El Pais y tertuliano de radio nacional y la cadena Ser tiene suficientes seguidores como para que la editorial haya hecho sus números y haya visto un retorno de la inversión. Yo me dejé atrapar por el título y porque un amigo mío le puso 4 estrellas. Otra cosa que me ha molestado mucho es ese ridículo argumento de reducirlo todo al maniqueísmo superficial de la tele y la política para tontos: “palabros” como padre “progresista (atento, de izquierdas)”, padre “conservador (estricto, de quitarse el cinturón, de derechas)”, etc. Por Dios (o por Carlos Marx). Esa es una lógica de parvulario, o sea, de tertulia de televisión o del congreso de los diputados.
En fin, al final han sido 266 páginas y no quita que entre las muchas referencias y las muchas páginas no haya nada que no invite cuanto menos a la reflexión o la curiosidad. Yo me he anotado lo siguiente:
- “Todos somos hijos, pero no todos somos padres”.
- “[… los hijos] no vienen de ti, sino a través de ti; Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas, son lanzados”, Khalil Gibran.
- Asturianadas (cante folclórico asturiano): Rodrigo cuevas y Gelita del Cabanon.
- La canción ‘Vida de rico’, de Camilo.
- ‘Donde esta mi tribu’, de Carolina del Olmo.
- Libro ‘El gesto de hector’, de Luigi Zoja. “El mundo moderno ha engullido al padre”
- “El bienestar vital tiene forma de U”, de Kieran Setiya. Los máximos de felicidad se dan cuando uno es niño y cuando uno es mayor.
En fin, al final han sido 266 páginas y no quita que entre las muchas referencias y las muchas páginas no haya nada que no invite cuanto menos a la reflexión o la curiosidad. Yo me he anotado lo siguiente:
- “Todos somos hijos, pero no todos somos padres”.
- “[… los hijos] no vienen de ti, sino a través de ti; Tu eres el arco del cual tus hijos, como flechas, son lanzados”, Khalil Gibran.
- Asturianadas (cante folclórico asturiano): Rodrigo cuevas y Gelita del Cabanon.
- La canción ‘Vida de rico’, de Camilo.
- ‘Donde esta mi tribu’, de Carolina del Olmo.
- Libro ‘El gesto de hector’, de Luigi Zoja. “El mundo moderno ha engullido al padre”
- “El bienestar vital tiene forma de U”, de Kieran Setiya. Los máximos de felicidad se dan cuando uno es niño y cuando uno es mayor.
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