«Si no ha leído a Jorge Ibargüengoitia, compre alguno de sus libros y léalo. Es muy probable que no encuentre nada en las librerías españolas, lo que demuestra, una vez más, que la vida puede estar muy bien, pero el mundo está muy mal. Si tiene un amigo en México, consiga que le envíe las obras de Ibargüengoitia. Si no tiene ese amigo, laméntelo amargamente. lea a Ibargüengoitia. Ya está dicho lo esencial. [...] Quiso vivir seriamente, adoptaba un gesto grave en las fotografías y se marcaba horarios de trabajo. [...] En su caso, todos los esfuerzos resultaron inú nació sarcástico y murió sarcástico. Lo que otros llaman sentido del humor era en él una tara congénita. [...] Nació en Guanajuato (México) en 1928 y falleció en Mejorada del Campo, a bordo de un Boeing 747 de la compañía Avianca, en 1983. El avión había partido de París y se dirigía a Bogotá, con escala en Madrid. El piloto efectuó una aproximación incorrecta al aeropuerto de Barajas y la nave se estrelló contra una colina. Murieron todos, ciento ochenta y una personas. Ibargüengoitia era uno de los pasajeros. Le habían invitado a un congreso de escritores en Colombia, se había resistido a acudir y sólo al final, a regañadientes, aceptó embarcar en el vuelo fatídico.» De «Un sarcástico incurable», por Enric González, en El País «Los sellos de su rapidez en el trazo de personajes y en el cambio de las escenas, ojos de piloto de guerra para captar detalles delatores, un sentido de la ironía capaz de traducir tragedias en peripecias de la comedia humana. Su personal percepción del periodismo hizo de él un renovador a contrapelo, o casi secreto. [...] La claridad de sus exposiciones y su imaginación alegre parecían matizar y aun ocultar la inaudita peculiaridad de sus temas. Las vacaciones de una sirvienta, la receta de un guiso, la enigmática existencia de un objeto o las molestias de un viaje adquirieron en sus páginas el rango de lo imprescindible que se volverá clásico. [...] Sólo una vez vi a Ibargüengoitia, hacia 1979. Yo hacía antesala en una editorial para presentar mi primer libro, cuando él subió la escalera, jadeando como un búfalo. Era un hombre corpulento, con corte de pelo de astronauta. No saludó a la secretaria. Sin reparar en mi presencia, abrió las puertas batientes, de cantina del far west, que llevaban al despacho del director de la editorial. Aquel hombre hosco, impaciente, de modales bruscos, era el mejor escritor irónico de México. Me pareció venturoso que pasara antes que yo, una señal de que debía seguirlo.» Del Prólogo de Juan Villoro Reseñ «Acudió a la risa como tribunal supremo de la inteligencia. Un Evelyn Waugh extraterritorial.» Juan Villoro « lea a Ibargüengoitia. Ya está dicho lo esencial.» Enric González (El País) Blog de Javier Marí
Jorge Ibargüengoitia Antillón was a Mexican novelist and playwright who achieved great popular success with his satires, three of which have appeared in English: Las Muertas (The Dead Girls), Dos Crimenes (Two Crimes), and Los Relámpagos de Agosto (The Lightning of August). His plays include Susana y los Jóvenes and Ante varias esfinges, both dating from the 1950s. In 1955, Ibarguengoitia received a Rockefeller grant to study in New York City; five years later he received the Mexico City literary award.
Revolución en el jardín es una excelente colección de artículos breves, publicados por Jorge Ibargüengoitia en diversos diarios y revistas a lo largo de los años.
La habilidad de Ibargüengoitia con el lenguaje es excelente, y su humor, ironía y sarcasmo son capaces de darle relevancia a multitud de temas cotidianos (regalos que nadie quiere, viajes en autobús, problemas de fontanería...)
El prólogo de mi edición decía: Insisto: lea a Ibargüengoitia. Ya está dicho lo esencial. ¡Uno sólo puede mostrarse de acuerdo!
“Revolución en el jardín” es una recopilación de artículos y crónicas que Jorge Ibargüengoitia escribió entre los años sesenta y setenta. Precisamente su crónica sobre su viaje a Cuba es la que da nombre al libro.
Obviamente está lejos del género novelesco que me ha encantado del autor mexicano (Dos crímenes me pareció una excelente obra), pero demuestra entre las páginas de sus artículos esa ironía a medio camino entre un autor lúcido y un cascarrabias con un humor mordaz y autolesivo. A través de sus escritos y reflexiones podemos conocer su mirada del mundo, en una época no menos convulsa que la actual con la guerra fría de fondo y una explosión de avances en todos los ámbitos. Sus textos sobre la sociedad mexicana, sus viajes por Cuba, España o Reino Unido, el cine, su madre... Ibargüengoitia se desnudaba diariamente frente a sus lectores, siempre con un tono confesor, hablando de los defectos ajenos y también de los propios. Una delicia de artículos y vivencias articuladas con todo tipo de anécdotas y vueltas de lo más ingeniosas. Ha sido agradable volver a leer al desaparecido autor mexicano.
"Si nos ponemos a hacer memoria, todos encontramos en nuestro pasado una tía diciendo: - El mar y el fuego ,producen fascinación. Esta frase tan romántica quiere decir que una persona puede quedarse horas contemplando las olas del mar o el fuego de la chimenea, en una actitud que podría ser considerada por un psicólogo inexperto, de ensimismamiento, aunque en realidad no requiere ningún poder de concentración, ni es indicativa de que por el cerebro del sujeto esté pasando ningún pensamiento. En eso consiste precisamente la "fascinación": en mirar estúpidamente una cosa"