La ciencia ficción suele tener muchas definiciones. En general suele ser una especulación sobre el futuro. Pero como todo género popular, permite múltiples entradas. Y una de ellas es la de los cuerpos desobedientes. Cuerpos cyborgs, cuerpos intervenidos, cuerpos transformados por el deseo, cuerpos metamorfoseados por la magia o las modificaciones voluntarias (e involuntarias). Cuerpos que viven de una manera diferente porque sus cuerpos involucran otra dimensión. Este libro está lleno de los saberes de esos cuerpos. Esos cuerpos que me intimidan porque conocen una región que han explorado y trazado, en la que han dejado huellas de cemento y de ceniza, pero es un territorio al que solo pueden acceder esos cuerpos, los de ellas. Y al hacerlo, también transforman ese territorio en un lugar-otro, en un espacio de ciencia ficción.
Un texto con alguno de los relatos más desgarradores y al mismo tiempo esperanzadores de Claudia Rodríguez. Si bien hay algunos que no me gustaron tanto y cuesta acostumbrarse a la visión que tiene Claudia de la ciencia ficción. De todos modos una primera aventura en la narrativa completamente interesante, vale la pena para después entrar más en su poesía (sugiero partir por dramas pobres y enferma del alma)
La propuesta teórica de la ciencia ficción travestí es una maravilla trans humanista: el cuerpo trans como el cuerpo cyborg y la ciencia ficción vista desde esos saberes otros, ancestrales, no canónicos, que abordan en las existencias trans: pensarse otros presentes y futuros de la existencia relegada por la sociedad.
Algunos cuentos son ejemplos de esta teoría que, considero, va a seguir ampliándose con el corpus de muchxs creadorxs.
«Esa noche había harta gente. De a poco las estrellas fueron saliendo, la dueña del circo, la Gata, la Mirian Hernández, la Monroy y justo cuando venía una pausa para que la gente comprara comida, yo apagué todas las luces del circo y le puse un foco solo para ella. Le di volumen al karaoke y el escenario se llenó con la Titi. Fue espectacular, la gente se quedó pegada en sus asientos. A todos los agarró de sorpresa, a oscuras, con la música lenta, como de un teatro de ópera y la Titi comenzó a cantar y en todo el circo se sintió su voz. Yo miraba a la Titi y sus ojos brillaban más que su vestido. Estaba totalmente entregada a su arte. Su voz bailaba, iba suave hasta el corazón de la gente y se convertía en un volcán de tristeza que hacía llorar a todos, a las viejas, a los niños, a los hombres. Yo también lloraba dijo la Sandro, esa canción era de una película que vimos juntos sobre la historia de un castrado: Déjame que llore mi suerte cruel Y que suspire para la libertad
Y que suspire Y que suspire para la libertad Libertad
Que el dolor rompa aquellos enlaces De mi martirio, si no fuera solo por piedad De mi martirio, si no fuera solo por piedad
Déjame que llore mi suerte cruel Y que suspire para la libertad».
Si bien es cierto que es cortito y sabe a poco (más contando su precio, que en España son 17€ por 90 páginas), me han encantado los relatos. Si alguien espera ciencia ficción estricta, no es eso lo que va a encontrar aquí. Ellas lo explican muy bien, pero yo más bien lo calificaría como realismo mágico travesti, muy en la línea de Sosa Villada o la misma Claudia Rodríguez en Cuerpos para odiar. Si te gustó este último, los relatos te gustarán. Yo he conectado con unos más que con otros, pero tanto el capítulo inicial (a medio camino entre el ensayo y la narración) como Travesti filosófica me han parecido geniales. Oye, y si los 17€ van para Claudia y para las valientes que la editan, bien pagados sean. Eso sí, espero pronto la gran novela de furia travesti. Claudia, la necesitamos.
Se nota que la edición y la corrección de los textos fue muy deficiente. El prólogo de Mariana Enriquez no aporta nada más que una movida de marketing que una preocupación por una buena lectura, porque es bien soso.
Creo que el mejor texto es el primero, el ensayo que define esta suerte de género y poética autorial en torno a la especulación con los cuerpos. Quizá por lo mismo da la sensación de que el primer cuento, "Le chique no binarie" sea el mejor por ser el más jugado y más especulativo. Desde ese buen inicio, creo que va perdiendo impulso tanto en las imágenes como en la escritura, volviéndose incluso un tanto repetitivo. Sin embargo, al igual que en los otros, da la impresión de que faltó darle una vuelta más, una revisión más.
Ahí entra el problema de la edición como proceso con los textos. Da la impresión de que no se conversaron, de que se trata de primeras versiones.
El otro texto que rescato es "Travesti filosófica". Curiosamente, el más confesional de todos, pero que se hace cargo del propio cuerpo, pero va y viene entre un cuerpo individual y un cuerpo colectivo (un cuerpo-tipo o una forma de relación con el cuerpo travesti y su exhibición y venta).
Me gusta mucho la forma en que Claudia arma los relatos y las repeticiones que hace en sus textos, traen un ritmo específico y una insistencia maravillosa de ciertos asuntos que quiere comunicar. Me parece muy novedosa también la forma de abordar la ciencia ficción, planteándose en términos biológicos, plásticos y farmacológicos lo cyborg en vez de armar un universo híper tecnológico como los clásicos del género. Entiendo también que las faltas de ortografía que aparecen son intencionales y reflejan el espíritu demoledor travesti frente a las normas del idioma y me parece muy valioso también incluir esta forma de horadar el lenguaje mismo desde la literatura.
Me gustó, me gustó su tono de manifiesto e incomplitud a ser explorada por otras voces. Algunos cuentos me parecieron maravillosos, otros no tanto y algunas ideas repetitivas entre su introducción de corte ensayista y sus contenidos ficcionales. Claudia trae mucho y es una genia. Ojalá más sigamos sus pasos. Como coda, el prólogo me pareció un fallo, algo faltó por más que quiera a Mariana, no me dice nada aquí. Quizá Sosa Villada hubiera enmarcado mejor los espacios de este libro que así como continúa tradiciones crea nuevas y ese es el placer de ser trans y querer escribir nuestra verdad.
una propuesta teórico+ literaria muy bella y emotiva Desde la introducción entras a un nuevo espacio que utiliza la ciencia ficción para mostrarnos la realidad travesti desde una perspectiva desgarradora y humana La antología te da sueños, metas, filosofía y un golpe de realidad de lo que enfrentan los cuerpos travestis. La ciencia ficción siempre nos libera, siempre nos ayudará a crear otros mundos posibles. Buen libro no por nada Mariana Enriquez le escribió un prólogo.
Hay algunos errores en las correcciones de redacción y escritura, pero de todas formas le doy 5 estrellas. Los cuentos son breves y rápidos de leer. Junto a los “cuerpos desobedientes” que menciona el prólogo, se habla en ellos de las dificultades históricas de esos cuerpos, pero a lo que se agrega una sensibilidad casi onírica a través de esta ciencia ficción. Muy recomendable.