Cuentos telúricos

by Rodrigo Cortés

Cuentos telúricos es una antología de cuentos casi fantásticos, o una colección de relatos mágicos por poco. En Cuentos telúricos caben los califas venerables, los hombres reptil, las niñas listas, los personajes atrapados dentro de personajes, las cartas llegadas del futuro, los círculos en los campos de cereal, los volcanes furibundos, las declaraciones de amor cuántico, los gatos, las abducciones, los calamares gigantes, las fábulas sin moraleja, las emanaciones invisibles surgidas del corazón de la tierra, los curas inmateriales, las mujeres del tiempo... Rodrigo Cortés demuestra una vez más que, si realidad y magia no son lo mismo, son, para su pluma, indistinguibles.

Genres: Short Stories, Humor, Fiction

304 pages, Paperback

Published October 22, 2024

About the author

Rodrigo Cortés Giráldez (Pazos Hermos, Orense, España, 31 de mayo de 1973) es un director, actor, productor y guionista español. Desde joven se encuentra especialmente vinculado a la ciudad de Salamanca.

Reviews

[Jeraviz · Rating 2 out of 5]

Otro libro que no consigo terminar de Rodrigo Cortés. Ya lo intenté con Los años extraordinarios y en ese momento no tenía cuerpo para un humor tan absurdo que pide mucho de la participación del lector para aceptar ese juego y dejar de intentar ponerle cordura a la historia.

Pues con Cuentos telúricos me ocurre mas o menos lo mismo pero en formato corto. El autor escribe muy bien, eso no lo niego, y cada historia tiene su mensaje pero está envuelta en un humor tan absurdo que he abandonado al 50%.

[Marcos GM · Rating 3 out of 5]

[ESP]

Esta va a ser una reseña corta y sencilla.

Rodrigo Cortés escribe de lujo, tiene una imaginación desbordante, y más conocimientos de los que caben en una enciclopedia. Además el tío tiene pelazo, no se puede pedir más.

¿Dónde está el pero con todo esto? Que no soy capaz de conectar con sus obras. Me ha pasado ya con otras, y las leo embebido por los recursos que usa y lo imaginativas que son. Pero a la par son un dislate, no llevan a nada (la mayoría al menos) y acabo de leer pensando "pues no sé si me gusta o lo detesto"

Así que lo dejo en un "ni pa tí ni pa mí", y cada cual que decida. Pero que no se dude nunca de su calidad literaria, el tipo es un grande.

[Xfi · Rating 3 out of 5]

Pues yo quería que me gustase este libro. Me esforcé mucho en que me gustara. De hecho, tanto me esforcé que al final me ha acabado por gustar.
Casi.
Para leer este libro hay que conocer al animal: Rodrigo Cortés, más conocido como director de cine (muy bueno), podcaster (muy bueno), musico (supongo que también muy bueno, pero en esa faceta no lo he seguido) y también escritor (muy raro)
Si su novela anterior "los años extraordinarios" ya exigía la complicidad del lector para seguir una historia absurda pero deliciosa, en este libro, que es una recopilación de cuentos y relatos breves, el esfuerzo exigido es mayor simplemente porque como en toda recopilación, los hay mejores y peores.
Curiosamente los que más me gustaron fueron los tres últimos. Por eso digo que a lo mejor fue debido al esfuerzo por encontrarle el ritmo a un libro que se hace algo pesado (mucho a veces).

Dominio del lenguaje y retórica a tope. La verdad es que escribe de maravilla y maravilla a todo el que lo lee pero este libro creo que hay que leerlo por fascículos...un cuento a la semana estaría bien. Una pildorita de surrealismo para disfrutar en pequeñas dosis.

[Mangrii · Rating 4 out of 5]

Como en TODA colección de cuentos, unos me gustan más y otros, por consiguiente, menos. Pronto espero hacer una reseña más extensa en el blog, pero mientras, dejo mis favoritos: Gente serpiente (el más largo), La casa Bruc (el segundo más largo), El Libro y Mujer del tiempo sobre fondo amarillo.

[Sergio Monroy · Rating 4 out of 5]

Una lectura entretenida y gratificante que hace pensar y divierte a partes iguales. Otra joya de Rodrigo Cortés.

[Jesús · Rating 5 out of 5]

¡Que maldito dominio del lenguaje!
Es una gozada lo bien escrito que está este libro.
Cada cuento es una maravilla que se disfruta gracias a la imaginación, humor y la maestría literaria con la que están escritos.

Desde que leí “Los años extraordinarios” el primer libro que conocí del autor, quedé maravillado con su forma de escribir. En esta nueva obra, no decepciona en absoluto.

No dejes nunca de escribir, Rodrigo.

[Fran · Rating 5 out of 5]

¿Cómo demonios logrará mezclar conceptos, ideas y géneros que se repelen entre sí y que le salga bien?

[Carmen Daza Márquez · Rating 2 out of 5]

El propio Rodrigo Cortés define en su Verbolario la decepción como la confirmación de un presentimiento. No sé hasta qué punto se puede aplicar esto en mi caso, habiendo comprado una ración doble de Cuentos telúricos el mismo día de su lanzamiento, uno para regalar y otro para consumo propio. El caso es que ya conocía algunos de los relatos que se recogen en el volumen, tanto por su publicación en prensa como por su aparición en redes sociales, así que las expectativas (que según Verbolario son fantasías sobre el otro que lo dicen todo de uno) estaban muy altas.

Pero la lectura del libro puso muy pronto de manifiesto que la recopilación no les sienta nada bien a estos escritos, que brillaban con mucha más intensidad cuando aparecían publicados a doble página ilustrada en el periódico dominical, aunque el gazpacho llevara comino y la mujer del tiempo fuera todavía un hombre. O las apariciones todavía sin nombre de las Soutinesques en la red entonces conocida como Twitter, en forma de tuits inesperados e inexplicados en los que el texto iba acompañado de su cuadro respectivo de este artista, en una combinación de texto e imagen que tenía un efecto perturbador en el lector desprevenido que se topaba con ellos.

La edición es muy cuidada y el orden de aparición de los relatos seleccionados no es en absoluto casual. La calidad telúrica de los textos recogidos en este volumen, sin embargo, es muy desigual y realmente no todos dan la talla. Además de que la acumulación acaba saturando, por lo repetitivo de las estructuras narrativas más conseguidas y de un lenguaje deslumbrante pero que no siempre va a favor de lo que se está narrando.

Como colección de ejercicios de estilo, esta recopilación de escritos tan variopintos puede suponer un archivo interesante para los seguidores acérrimos de su autor. Y algunos de estos textos merecían sin duda una conservación más duradera que la de unos recortes de periódico guardados con mimo entre las páginas de Los años extraordinarios. Sin embargo, esta es la primera publicación de Rodrigo Cortés que me ha desinteresado profundamente como lectora. Si leer, una vez más según Verbolario, es pasearse por la casa de otro y colgar en cada pared una fotografía, me temo que los muros de Cuentos telúricos van a seguir intactos después de mi visita.

[Juan Serrano · Rating 3 out of 5]

Es sin duda una cosa.
Niño sobre fondo azul radiante, La fábula del arroz y el jugador de ajedrez, gente serpiente, Agosto y el autómata y alguno más son increíbles.
Pero la forma en que está escrito, a pesar de ser super atractiva y original al principio, se va volviendo farragosa, también por el formato de antología. Me ha costado acabarlo pero me ha gustado.

[Diego Hernandez · Rating 3 out of 5]

Libro que hay que leer con la mente muy abierta.
Rodrigo Cortés escribe para si mismo, guste o no. A mí me ha entretenido bastante, pero me costaría recomendarlo.

[Janmi Pace · Rating 4 out of 5]

Llegué a «Cuentos telúricos» con una ilusión desmedida, tras haberme hecho fan este mismo año del podcast «Todopoderosos» en el que el autor, Rodrigo Cortés participa. Y es este colaborador el que más me gusta de los cuatro.

He leído libros de todos los géneros y pese a etiquetarse esta novela dentro de la de cuentos con cierto sentido del humor, no la he podido disfrutar como me gustaría.

Las premisas de cada relato son extraordinarias. El camino también lo es. Y es que Rodrigo tiene un manejo de la lengua sobresaliente, que excede la media.

No obstante, lo que no me ha hecho disfrutar de la lectura en su conjunto han sido los finales. Me han dejado mal o, directamente, no los he entendido.

Y es una pena, porque todo lo demás es demencialmente bueno, pero creo que los finales de cada cuento no te dejan con una sensación de haberlo terminado de leer. Tienen un matiz de inclusión que me ha exasperado.

Mi relato preferido es el de «Gente Serpiente», y lo que menos me han gustado han sido las píldoras condensadas de «soutinesques». Tan condensado que me he quedado igual.

¿Recomendado? Sí, pero para gente muy concreta.

[Nicolás Vidal · Rating 3 out of 5]

La nota que realmente me gustaría poner es un 2,5 que me deja un buen sabor de boca para ser el aprobado raspado que es.

El libro está compuesto de unas cuantas historias que oscilan desde cuentos sencillos donde se busca una complejidad a la hora de contarlo que lo hace pedante, hasta historias "largas" (el cuento más largo son sobre 20-30 páginas) donde hay algo más de trasfondo y ritmo a la hora de contarlas, haciendo que sea más llevaderas. Poniendo ambos tipos en una balanza, las buenas historias tienen algo más de peso en el cómputo global.

Punto fuerte: intentando ver un poco más allá de lo que se lee, se encuentran ciertas moralejas y referencias que a mi parecer suman puntos al libro.

Punto débil: a pesar de ser capítulos cortos y autoconclusivos que deberían dotar al libro de cierta sencillez a la hora de leerlo, la forma de escribirlo y querer recalcar ciertos matices o estereotipos hacen que hasta la historia más corta se haga pesada.

No me parece un libro para todo el mundo, y pienso que no soy el tipo de lector al que va dirigido.

[Nuria Martí · Rating 4 out of 5]

En la solapa de la contraportada encuentro un par de frases de Juan Gómez-Jurado sobre Rodrigo Cortés, que he encontrado más que acertadas. Dicen así: "Todos usamos las mismas palabras. Rodrigo Cortés hace música con ellas". No podría estar más de acuerdo.

Desde que leí Los años extraordinarios me he encontrado atrapada en el fantástico universo que dibuja este autor, artista con mayúsculas, y esta es otra de sus magníficas creaciones. Es un libro divertido, loco, audaz y que en ocasiones te hace reír a carcajadas y en otras te llega a lo más profundo del alma. En pocas palabras dice mucho.

Recomendado para aquellas personas ya iniciadas en su obra, es una vuelta de tuerca más, un nuevo concepto, una tremenda aventura. Si sois fans, no os va a decepcionar

[Izas]

Lo abandono en la página 178. Igual en un futuro lo retomo pero a día de hoy…

[Jorge García · Rating 4 out of 5]

Creo que tengo un cerebro para los libros que escucho y otro mucho más desarrollado y crítico para los que leo. Este libro lo he escuchado, narrado por el propio Rodrigo Cortés. Muy bien leído y muy bien interpretado, la verdad. Y me ha gustado, creo.

Me ha gustado por momentos, como pasa con todas las colecciones de cuentos. Y los que no me han gustado simplemente me entraban por un oído y me salían por el otro, literalmente. No literalmente. No me convertía yo en un emisor de radio, ¿sabes lo que digo? Escuchaba por ambos oídos a la vez pero nada quedaba registrado en mi cerebro. Pasaba el tiempo y de repente se acababa el relato y no me había enterado de nada. Lo había escuchado mal, supongo, o no había conseguido atrapar mi atención. ¿Volvía atrás? No. ¿Me molestaba la escucha? Tampoco. Y estoy seguro de que si lo hubiera leído sabría exactamente por qué no me gustaba. Habría encontrado múltiples medias decenas de cosas que criticar. ¿Pero al escucharlo? Nada. Ni el nombre del relato, a veces.

Pero hablemos de las cosas de las que sí me he enterado.

Decía en mi crítica de Los Años Extraordinarios (ahí, citándote a ti mismo, sin pudor) que la novela parecía más un ejercicio de escritura creativa y que era complicado mantener el pulso durante trescientas páginas. Pues bien, aquí el estilo es el mismo, pero la fragmentación en distintos cuentos le sienta mejor. Sigue habiendo mucho de escritura automática, de bromas internas, muy meta todo, con historias dentro de historias dentro de historias, y una obsesión con la falta de sentido: las cosas son porque sí, y ya, y punto.

Creo que ese último aspecto es el que menos me convence de la literatura de Rodrigo Cortés, y a la vez es la esencia de su escritura, así que tenemos mal arreglo. Pero la sensación que me deja es que le otorga a su subconsciente, o a su inspiración, o al estado con el que conecta cuando escribe, una legitimidad absoluta. Que si se le ha ocurrido eso y lo ha puesto por escrito será que así es. Como si él nunca quisiera decir nada en concreto. Como si cualquier modificación, cualquier encauzamiento, supusiera una afrenta al acto puro de crear. Como si temiera que algo así, escribir para algo, resultara artificial.

No sé, mira, hay momentos brillantes a los que no habría llegado de ningún otro modo, supongo, y a la vez en general me queda una sensación de que vale, que bien, que eso era el final y ahora viene otro relato. Igual en algún momento lo leo en vez de escucharlo y puedo ser más concreto. O igual no.

Un saludo y un abrazo. Y recuerdos a vuestras familias.

[Lucelia · Rating 3 out of 5]

A Rodrigo Cortés lo conocí por el podcast de Todopoderosos y después por el de Aquí hay Dragones, me enamoré de los podcast, de la interacción de sus integrantes, pero ante todo de la forma en que este hombre cuenta las cosas, de la inteligencia que desprende al hablar y que hace que todo lo que dice te interese (bueno ese es mi caso), así que en cuanto salió este libro de cuentos supe que lo quería leer y así fue. Como en toda recopilación de cuentos siempre vas a encontrar unos que te van a gustar más que otros y así fue. En general son cortos y se leen rápido, son tremendamente originales y definitivamente el uso del lenguaje es maravilloso, tanto que en mi caso me puso a buscar más de una palabra, como dirían en el Profesor super O: “Hemos bajado los índices de ignorancia un poquitico”. La verdad disfruté mucho algunos cuentos como el de Gente Serpiente, con cierta oscuridad, sin saber a dónde te lleva el escritor y con un final tremendo. Mi problema con varios de los cuentos fue su estructura, esa forma de narrar que me sacaba de la historia y me impacientaba, donde por ejemplo se repetía muchas veces el nombre de la protagonistas, si bien puede ser ignorancia de mi parte, a la lectora que soy la sacó del cuento, me provocaba darle tres coscorrones al narrador y continuar con otro. En definitiva, el escritor es brillante, hace prácticamente de todo en el mundo del arte y lo hace maravillosamente, pero a veces prefiero lo convencional, lo que me llega de forma directa, que me mueve de alguna forma, y puede ser que en la  literatura, como en el arte, la pintura, la música, se necesita cierto bagaje o conocimiento para apreciar correctamente ciertas obras. No se si leería de nuevo algo del autor,  pero definitivamente lo seguiré escuchando. 

[Pedro Picapiedra · Rating 4 out of 5]

Tras más de tres años desde que el autor publicase Los años Extraordinarios - novela que recibí con enorme entusiasmo y que leí con placer infantil - he tenido por fin la oportunidad de leer su última obra que, por la admiración que profeso al autor, me resultaba de obligada lectura. En esta ocasión se trata de un compendio de cuentos breves, formato en el que se estrena el autor y al que tengo especial cariño por ser el que utilizo y por suesto gracias a la genialidad de Borges.

Los cuentos de Rodrigo, a diferencia de otros autores, no intentan acercarse a ninguna verdad universal de manera frontal. No es pretensión del autor hacer cátedra de nada sino justo al revés y, como ha reconocido el autor en multitud de ocasiones, él pretende huir de la solemnidad de la forma más ruidosa posible (como ejemplos más palmarios tenemos el cuento 'Mago de verdad', 'La fábula del arroz y el jugador de ajedrez' o 'Las tres monedas'. Pero es precisamente gracias a la inteligencia del autor y a su dominio y precisión del lenguaje, donde nace el contraste entre la solemnidad inevitable de una obra genialmente escrita y unos textos que rozan lo absurdo (ej. 'Desde el ardor', 'Aquilino y la gravedad' o 'Mujer del tiempo sobre fondo amarillo'). Ahí nace la comedia y ahí es, en mi opinión, donde se destilan las verdades de esta novela. Este estilo me parece muy distintivo del autor y desde luego ebulle en Los años extraordinarios.
Como obra, personalmente prefiero Los años extraordinarios porque con ella he podido viajar a más sitios, visitar más rincones. En Cuentos Telúricos tengo la sensación de haber navegado más en la superfie e irme con las ganas de hacer un par de buceos. Tal vez se deba a los altibajos que inevitablemente una obra de cuentos de índole y estilos tan diversos ha de tener y que por tanto me evitan una immersión plena.

Incluyo los cuentos que considero imprescindibles y algunas citas del libro.
- Niño sobre fondo azul radiante
- Marlon y la tormenta
- La casa Bruc
- Los fantasmas, naturalmente, no existen
Estos cuatro cuentos me producen una sensación de estar contemplando a un pintor trasladar una escena a su lienzo, observar cómo alguien crea de la nada un artificio real y verosímil, como si estuviésemos viendo 'Agosto y el autómata' puesto en práctica. Estos cuentos recogen cuatro situaciones completamente cotidianas y que sin embargo gracias a la precisión en la descripción y los recovecos por los que nos conduce es imposible no pensar que tanto el autor como nosotros estamos allí, con la familia en la playa, con Marlon -que parece que ya nos es de toda la vida-, con el crítico al que no hemos perdido de vista desde que ha entrado en el teatro o con Elisa, nuestra amiga de siempre, ¿o tal vez somos nosotros Elisa?. El detalle con el que Rodrigo narra estas escenas sin caer en descripciones engorrosas, la forma en que el libro destila experiencias tan vívidas de situaciones casuales, me parece que sólo está al alcance de alguien con una mirada de la vida muy profunda y de gran inteligencia. 'La casa Bruc' y 'Los fantasmas, naturalmente, no existen' me parecen el paradigma de esta reflexión.
- Los Soutinesques: estos breves extractos de vidas aleatorias me parecen en sí mismas un muestreo de la esencia del libro pero con unas cuantas notas más de dureza y menos comedia. El autor con una precisión en la narrativa asombrosa sólo al alcance de nigromantes consigue materializar palabras inanimadas en vidas reales que nos conmueven.
- Gente serpiente: a día de hoy me sigue teniendo traumatizado.

Y las citas:
Recuerdos a tío Emilio. Tengo muchas ganas de imaginármelo (Desde el ardor)
[...] una cosa es lo que importa - o lo que uno cree que importa - cuando está allí y otra lo que las cosas parecen cuando uno se aleja un poco y todo empieza a desvanecerse no se sabe si en la memoria o en la bruma o simplemente en la mirada de los otros [...] (Gente serpiente).
La costumbre hace elegante el gesto más banal (Gente serpiente).
Si Dios aprecia algo más que la obediencia es, señora Rata, la simetría (El libro).
El joven opositor se hincha tanto como el secretario, como si de alcanzar la mayor indignación posible se tratara. {Que es lo que pasa en la vida}, anota el crítico. (El crítico subraya la reflexión). (La casa Bruc).
Recogen la agonía de la mediocridad humana tan bien o tan mal como cualquier otro cuadro (La casa Bruc).
Los comentarios habituales entre quienes creen merecer un milagro diario y a quienes todo se les hace poco. Así de indolente estaba la nación (Mujer del tiempo sobre fondo amarillo).
[...] la frustración, que es el cuarto nombre de la paciencia (Mujer del tiempo sobre fondo amarillo).
[...] pues caer y volar es lo mismo mientras no se llegue a ninguna parte (Las dos luces).
Soñar que se huye de un leviatán aterroriza ma´s que ser al fin cazado, reducido el terror a formas concretas. La incertidumbre es al miedo lo que la expectación al suspense: su causa y elevador (Las dos luces).
[...] porque lo que Elisa quiere de verdad, piensa Elisa, es dejar una huella en el mundo y encarar de forma exquisita, pero de frente y sin ningún temor, los ángulos inabarcables de la contradicción humana (Los fantasmas, naturalmente, no existen).
¿Es cobarde el hombre que intenta ahorrarle a su amada un sufrimiento indecible? Por otro lado, ¿tiene algún derecho a negarle a Mileva el conocimiento? ¿No es lo que él llama cuidado lo que otros llamarían condescendencia? ¿No sería atreverse a hablarle sin reservas lo que de verdad probaría el respeto que asegura sentir por ella? (La electrodinámica de los cuerpos en movimiento).
Unidos de la mano hacia un horizonte teórico sobre el que se recorta una puesta de sol que, contemplada por un astronauta que estuviera viajando a velocidades cercanas a la de la luz, a millones de kilómetros de distancia, duraría, como el amor de los hombres, apenas un instante. Así es, así será y así ha sido siempre. (La electrodinámica de los cuerpos en movimiento).

[Patricia Carrasco · Rating 4 out of 5]

Siempre que leo algo de Rodrigo Cortés me pasa lo mismo: termino con una mezcla de sensaciones y muchas preguntas.

¿Te ha gustado? Sí y no.
Sí me ha gustado, y al ser un libro de cuentos cortos, hay algunos que disfruté mucho más —como Gente Serpiente y El Jurado— y otros un poco menos.

¿Lo recomendarías? Sí y no.
Sí lo recomendaría, pero no a todo el mundo. Hay que dejarse llevar por el autor que a veces juega con lo absurdo, lo surrealista o lo inesperado y no todos son capaces de disfrutar de esa forma de narrar, pero si logras entrar en su universo, vale totalmente la pena.

Al igual que con Los Años Extraordinarios, Rodrigo ha conseguido que me ría, que piense, que desconecte y que disfrute de la lectura. Con su gran dominio del lenguaje, un humor que no todos disfrutan, y su mundo de fantasía e imaginación, hace de este libro una obra muy especial.

En definitiva, si te gustan los autores con voz propia, que arriesgan y te sacan de lo común, este libro merece una oportunidad. No es para todos, pero si conectas con su estilo, lo vas a disfrutar muchísimo.

[Carlos · Rating 4 out of 5]

Lo más satisfactorio del libro es lo bien equilibrados que están los cuentos, lo fácil que resulta pasar al siguiente. Lo he leído en tres sentadas y la primera mitad, hasta el cuento de la gente serpiente (incluido) me ha gustado mucho más que la segunda, pese a que esta contiene mi cuento favorito de la colección.

En toda su versatilidad, se empieza a poder reconocer la forma de escribir de Rodrigo Cortés, lo que implica también notar trucos repetidos. Es el catedrático que te habla de cuando baja a comprar el pan y hace una referencia a la gala de anoche de Operación Triunfo. Ni bien ni mal, simplemente reconocible e, incluso, preferible. Si importara en algo, sería más un tres y medio que un cuatro, pero porque la perfección técnica me supera con creces el interés que me despierta lo que se está contando. La escritura automática de Los años extraordinarios suponía un gancho que me atrapó con mucha más facilidad que aquí.

[clara · Rating 4 out of 5]

A veces necesitas ciertos libros para sentirte más cómodo en tu desorden, este es perfecto para ello.

La variedad de cuentos recopilados aquí refleja muy bien la esencia del espíritu humano. Ese caos sensiblón que tan pronto te hace llorar como te hace reír en voz alta en el transporte público mientras te carcome la vergüenza porque ahora la señora de la esquina te juzga con una bolsa de peras colgando (¿Por qué no van dentro?) del carrito más feo que has visto en tu vida (ahora tú también la juzgas). Este párrafo es un breve ejemplo de cómo es la novela entera, con frases tan largas y subordinadas diseñadas para reflejar tus pensamientos en su forma más cruda.

Eso sí, había algunos cuentos que con este formato de frases largas y enrevesadas se me han hecho demasiado largos y me han entorpecido la lectura.

Tampoco me esperaba que terminase con un fanfic de Einstein.

Rodrigo Cortés for president.
#RodrigoCortésPresident2024

[Diorama · Rating 3 out of 5]

Hubiera sido difícil encontrar una portada que, de forma más feliz, encajara con estos Cuentos telúricos (2024) de Rodrigo Cortés. El autor, reconocido más por su faceta como cineasta —Buried (2010), Red Lights (2012), Love Gets a Room (2021)— que como escritor —previo a Cuentos telúricos, había publicado obras como Los años extraordinarios (2021) o el curioso Verbolario (2022)— o “podcaster” —maravilloso 'Todopoderosos'—, congrega en esta recopilación de cuentos toda una serie tendencias estéticas que, de buenas a primeras, parecieran que no casan, pero que terminan por formar un peculiar cuadro de extrañezas, alegrías y, no vamos a escondernos, alguna que otra decepción. De ahí que, ese oso malabarista que sirve un té a su osezno con tan variados objetos a su alrededor responda tan bien a aquello que el iniciado lector va a encontrarse en el interior de la recopilación.

La pluma de Cortés resulta, como poco, estupenda. Se reconoce una sensibilidad tanto por el ritmo de la sintaxis como por aquello a lo que referencian, a modo de metáfora, las palabras. En este sentido, Cortés no juega sobre seguro: profundiza en la cualidad expresiva del lenguaje con cuentos de distinta índole que permiten, por ejemplo, el uso de una longitud determinada de oración, la aplicación de un lenguaje ajeno a nuestros días o la manifestación de incisos muy 'à la' David Foster Wallace, solo que perdiendo ese elemento de paranoia para dar paso a algo que podríamos considerar más entrañable. Sea como fuere, el autor juega con la expresión y sorprende al lector de un cuento para otro. Por ejemplo, pasamos del lacónico y preceptivo «El jurado» al más tradicional, pero simpaticón «El libro», para luego encadenar una segunda sorpresa con esas reincidentes «Soutinesques» que tan bien sientan en un inventario de cuentos un tanto barroquizante. Y es que no suele ser lo común que una selección de cuentos roce las 300 páginas. Algunas recopilaciones de los cuentos completos de determinados autores no terminan de llegar a esa cifra, y si lo hacen, no es sobrepasándola generosamente. En este sentido, el lector de Cuentos telúricos, dependiendo de su gusto, encontrará en estas historias razones para alegrarse o, por el contrario, disgustarse.

Mi experiencia ha sido, más bien, democrática. Hay un cierto equilibrio entre el número de cuentos que me han dicho algo y aquellos que, muy a mi pesar, se me han hecho prácticamente mudos. Supongo que es la gracia y, simultáneamente, el riesgo de practicar cambios de estilo marcados en los confines de una misma obra: que no todos los cuentos son para todo el mundo. Si hago una selección rápida, entre aquellos que me han impresionado positivamente cuento el absurdista «¿Se puede?», las breves y sugerentes «Soutinesques» (hay tres capítulos dedicados a estas estupendas gotas biográficas sobre personas que, quizá, no existan), el nihilista «Desde el ardor» y el edificante «Los fantasmas, naturalmente, no existen». Todos tienen en común la inventiva del lenguaje y una aplicación de la narrativa que encuentra, en mi opinión, su cauce de forma rápida y feliz para desarrollarse constructivamente durante cuántas sean las páginas que duran.

De los que no me han terminado de encajar, solo comentaré dos (aunque hay algunos más): «La fábula del arroz y el jugador de ajedrez» y «Las tres monedas». Los motivos de que el primero se me haya hecho bola (y no de arroz, precisamente) radica en esa tendencia barroquizante que ya he comentado. Las constantes digresiones condescendientes e inseguras del protagonista, también encauzados en lo que yo creo que es la influencia del David Foster Wallace más paranoico, me han llegado a dar algún que otro dolor de cabeza. No negaré que, muy probablemente, parte de este resultado figurara entre las intenciones originales de Cortés, pero a mí las migrañas no me parecen un tema del que personalmente me sienta muy orgulloso. Con «Las tres monedas», Cortés incurre en un “quiero y no puedo de manual”, mezclado con un elemento de trampa que me ha sentado regular. Comienza como una narración preceptiva que perfectamente podríamos encontrar en un Las mil y una noches, Sendebar (c. XIII dC) o El conde Lucanor (1575). Eso quiere decir que juega con unas normas concretas, incluyendo un espacio-tiempo concreto y afín a las coordenadas específicas de historias que podrían aparecer en esas tres obras mentadas. Resulta que, aparentemente, la gracia de «Las tres monedas» radica en la subversión de ese mismo contexto. Así dicho, no parece haber ningún problema. Sin embargo, la cosa comienza a flaquear cuando uno se da cuenta de que aquellos elementos que conformaban el comienzo están colocados ahí de forma no muy elegante y sólida para que el golpe subversivo pueda llegar a su hora. ¿Problema? Que una vez identificar la trampa, apenas el golpe se deja notar. En su lugar, me ha gustado esa cualidad expresiva —en este cuento en particular: insultante, soez, satírica, irónica— que me ha gustado en prácticamente todos los demás cuentos, pero lo que quiere hacer Cortés con «Las tres monedas» no ha encontrado un lector ideal en mí. Qué se le va a hacer.

Mi experiencia, aun así, vira hacia lo positivo. Cuentos telúricos tiene una voz reconocible, expresiva, en ocasiones punzante y generalmente bien planteada. Lo atractivo de la propuesta —que es, también, el segundo filo de su particular espada— radica en la variada oferta de estilos y temas que uno se encuentra aquí. Magos, autómatas, animales parlantes, actores y críticos teatrales, gente serpiente, estudiantes de literatura y un largo etcétera de personajes configuran el pintoresco paisaje de una recopilación que, dudo mucho, deje a nadie indiferente.

[Ugo Fellone · Rating 4 out of 5]

Irregular pero con destellos de genialidad (como todo lo que hace Rodrigo Cortés, vamos). Al principio creía que me iba a gustar sin más, pero conforme he ido leyendo le he ido cogiendo el gustillo. Creo, la verdad, que es en la segunda mitad donde están los relatos más inspirados, los, quizás también, menos problemáticos (haber escuchado tantas veces hablar al autor e intuir de qué pie cojea no ayuda siempre). Hay alguno que me ha hecho reír en voz alta y no creo que haya mejor elogio que este. ¿Que quizás podría haberse ahorrado algún relato? Pues sí. Pero chato, qué le vamos a hacer, nadie es perfecto.

[Moncho · Rating 4 out of 5]

Mi primer contacto consciente con el género del cuento escrito, así que tal vez no tenga todas las herramientas necesarias o todo bien afinado.

Un libro escrito con un dominio del español incontestable y mucho humor, pero con algunas historias con las que soy incapaz de conectar.
Cuando los cuentos me funcionan, me funcionan mucho, pero a veces otros se sienten más como ejercicios de pura estética, que como historias. Un par de ellos me han parecido encadenaciones sin intención o destino.

Destaco positivamente: Los círculos de Alton Barnes; Los fantasmas, naturalmente, no existen; ¿Se puede?; Desde el ardor; Himno; Agosto y el autómata; y La casa Bruc

[Daniel Alonso · Rating 3 out of 5]

Si algo debemos reconocerle al autor, es que se nota que escribe lo que quiere, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. No es algo habitual, puesto que me tropiezo (muy a mi pesar) constantemente con libros (y serie, y películas, y videojuegos...) puestos al servicio del consumidor, servilistas y complacientes. Mi impresión es que eso aquí no pasa. Y se nota. No puedo decir que me hayan gustado; tampoco que no. Algunos me han parecido estupendos; otros, no tanto. Eso sí, me lo leí en dos días.

[Nitya Lopez]

Un absoluto ejercicio de presdigitación. He disfrutado mucho algunos de los cuentos. En otros le he dado permiso a mi cabeza para proceder a una lectura en diagonal. He celebrado inconscientemente cuándo las historias ganaban ligereza y aún así admiro la capacidad de derrapar en círculos sobre si mismo que tiene Rodrigo, cómo un mago que se lo pone imposible para demostrarnos que siempre acaba saliendo con la suya.

[David Morillo · Rating 3 out of 5]

Unos cuentos están la mar de bien y otros, en cambio, muy meh. Rodrigo escribe con una increíble musicalidad y, desde luego, saca a relucir todos sus medios para nutrir sus historias, desde el uso de la metanarrativa hasta la misma física de Maxwell, pero a veces siento que se pierde en su rimbombancia, como si tuviera una gran facilidad para escribir pero todo acaba en un borrador al que le falta algún repaso. Son en general disfrutables, pero es fácil desconectar en algunos de ellos.

[María Gallego · Rating 3 out of 5]

Como los pimientos del padrón, algunos me han gustado y otros no. Escribe maravillosamente, a estas alturas es bien sabido, pero con algunos cuentos me he quedado fría. Quizás he sido víctima de no dar lugar a mayor reflexión, porque este es un libro que sin duda hay que leer quieto de mente y cuerpo. Y pararse cuando terminas un cuento y mirar al horizonte para encajar todas las piezas. Mi preferido creo que ha sido el de las tres monedas.

[Iñigo Cobo · Rating 4 out of 5]

Es una antología de relatos cortos bastante entretenidos y originales, pero lo que hay que destacar es la calidad y el uso de la escritura. Cada palabra está en su lugar, en el momento justo, sin adornos de más ni de menos. Es de esos libros donde, más allá de la trama, da gusto simplemente leer por cómo está escrito. Algunos relatos te atraparán más que otros, pero todos dejan claro un gran manejo del lenguaje y la narración.

[Kai Alexander · Rating 5 out of 5]

Brutal, burrada lingüística y fantasía pura. Escrito con gusto, con cariño, cuidando el estilo, con muchísimo ingenio. Rodrigo Cortés demuestra de nuevo su gran uso del vocabulario español y su gran imaginación, en una maravilla de antología de cuentos que no me podía perder. Ahora quiero leer Verbolario.

[Juan Artón · Rating 2 out of 5]

El propio Rodrigo Cortés define en su Verbolario la decepción como la confirmación de un presentimiento. No sé hasta qué punto se puede aplicar esto en mi caso, habiendo comprado una ración doble de Cuentos telúricos el mismo día de su lanzamiento, uno para regalar y otro para consumo propio. El caso es que ya conocía algunos de los relatos que se recogen en el volumen, tanto por su publicación en prensa como por su aparición en redes sociales, así que las expectativas (que según Verbolario son fantasías sobre el otro que lo dicen todo de uno) estaban muy altas.

Pero la lectura del libro puso muy pronto de manifiesto que la recopilación no les sienta nada bien a estos escritos, que brillaban con mucha más intensidad cuando aparecían publicados a doble página ilustrada en el periódico dominical, aunque el gazpacho llevara comino y la mujer del tiempo fuera todavía un hombre. O las apariciones todavía sin nombre de las Soutinesques en la red entonces conocida como Twitter, en forma de tuits inesperados e inexplicados en los que el texto iba acompañado de su cuadro respectivo de este artista, en una combinación de texto e imagen que tenía un efecto perturbador en el lector desprevenido que se topaba con ellos.