Un relato autobiográfico que es también la historia del siglo XX a través de la mirada inteligente, evocadora y vitalista de Manuel Vicent
«Qué certera la mirada de cronista de Manuel Vicent». José Sacristán
«La vida, como el violín, solo tiene cuatro cuerdas: naces, creces, te reproduces y mueres. Con estos mimbres se teje cada historia personal con toda una maraña de sueños y pasiones que el tiempo macera a medias con el azar».
Un niño se sube por primera vez a uno de los caballos de cartón de un tiovivo sin imaginar que esa manera de galopar, arriba y abajo, siempre una vuelta más, presagia todo lo que va a cumplirse a lo largo de los años. La música, las canciones, las lecturas, los perros, los automóviles y el mar —siempre el mar— se trenzan con los sueños, los amigos, los amores, las heridas y los momentos de belleza que conforman una vida.
Ficción y autobiografía se entrelazan en este libro en el que Manuel Vicent, uno de los más agudos cronistas de nuestros días, aborda de manera evocadora y muy literaria la historia reciente de España y muestra una visión propia —vitalista, sensorial y nostálgica— de la existencia y del paso del tiempo. Hay recuerdos alegres y agitados, hay memoria del pasado, felicidad y rebeldía. Y también sueños cumplidos y derrotas inexorables.
cuando preparaba selectividad me sorprendía la cantidad de veces que los textos del examen estaban firmados por manuel vicent. esta conexión siempre ha hecho que me fije especialmente -y con cariño- en sus escritos y en el estilo de su redacción. siempre me gustó su forma de redondear los temas, de cerrarlos de forma tranquila, sin violencias o asperezas. este libro viene a reafirmar mi pensamiento: el final ha culminado de forma emotiva una narración reflexiva que me ha enternecido. es un libro autobiográfico en el que la historia no me ha hecho protagonista, pero sí me ha acercado a la generación de mi padre... y qué bonito cuando un libro te permite observar aquello que no puedes vivir ❤️🩹
Una serena, poética y lúcida reflexión sobre toda una vida y sus circunstancias; la política, la familia, los amigos, los sueños, el amor, la ideología, el desencanto.... desde la perspectiva que otorga la lucidez y la sabiduría de la madurez. Organizado en capítulos muy cortos y sin conexión que simplemente sirven de excusa para hilvanar hermosas reflexiones del autor. Muy recomendable
Considero que está bien escrito pero no me ha gustado mucho, quizás por su base en historia que es un campo que desgraciadamente no me interesa. Mal elegido según mis preferencias pero es un libro bonito que quizás si tienes interés puede gustar.
La #nostalgia, este sería el hashtag de la novela, pero cuando la nostalgia duele, se convierte en la carcoma que todo lo devora. «Durante una temporada he escrito a modo de autobiografía todo lo que recordaba de mi vida desde aquel tiovivo en el que yo, a los cinco años, me quedé solo…».
Hace un recorrido por sus lecturas, su música, su perdida de la fe, algunos de sus recuerdos que forjaron parte de lo que hoy le define como autor, El libro de la selva, La isla misteriosa, o aquella música que no deja de tararear, Mi casita de papel, Angelitos negros…, es curioso, son parte de mi infancia, son los cuentos de mi padre y las canciones que me tarareaba.
Hay un momento de la lectura que me sobrecoge, «Manuel, sal y dale por caridad un trozo de pan». Mi padre hubiese sido ese brazo escurrido sino fuera porque vivía en Madrid, no iba por las casas, sino por sus basuras, o a las puertas de los teatros, pero esto es otra historia. Manuel hace un recorrido por aquellos años, por la guerra que algunos romantizaron y por la posguerra que muchos padecieron, por la desaparición de las cartillas de racionamiento.
Una lectura que evoca la memoria donde el pasado pesa más que el futuro, como dice el propio autor.
Manuel Vincent hace un repaso de toda una vida. Su vida, su historia particular. Nos va a relatar cómo sintió, cómo vivió todos los acontecimientos de la historia reciente de España según iba creciendo con ella. Desde su niñez, su adolescencia, su juventud hasta ahora; desde la experiencia que da la madurez desmenuzará sus sentimientos, su forma de ver la vida, de cómo la veía y de cómo la ve ahora. Maravilloso.
Sus lecturas, sus canciones, sus juguetes, sus coches, sus perros, sus sueños, su deseos de ser escritor, su fe, sus viajes,...su vida.
Con una prosa delicada, elegante, fina; con unas reflexiones que llegan y también emocionan. Me ha encantado este repaso que da a toda una vida a través de todos los episodios que fue viviendo (la posguerra, el franquismo, la democracia, la libertad, la política, la injusticia,...); para acabar con una visión que sólo puede llegar cuando llegas a esa madurez.
Un libro muy cortito y muy recomendable.
"...aquel año, cuando los estorninos desaparecieron al final del invierno, una tarde radiante de primavera, en su viaje también se llevaron a Dios". "Ahora, con una copa en la mano, recuerdo aquellos tiempos en los que la libertad estaba iluminada por la llama de un mechero. Hoy aquella llama ha sido suplantada por la luz de los móviles que se encienden al final de cada concierto para iluminar, igual que antes, el callejón sin salida de la historia." "Me vienen a la memoria esas noches cuando todavía era posible, no odiarse, ser independiente, mientras la libertad se estaba desperezando como una hermosa gata y aún creíamos que la política era una de las bellas artes y no, como hoy, un infierno lleno de palabras." "Todos los lugares del mundo son el mismo lugar. El sueño de todo esto es el verdadero viaje". "Adelantar, siempre adelantar, era mi objetivo en todos los órdenes de la vida, pero en este viaje había decidido reducir la marcha para contemplar el paisaje." "Después de tantos años, cuando viajo hoy en tren, a veces descubro reflejado en la ventanilla el rostro de aquel niño que me acompaña siempre. Pienso que en cualquier viaje existe un andén perdido por donde pasa el convoy, que se dirige a aquella ciudad maravillosa que está más allá de la curva de los sueños".
Leer la vida, la suya, tantas otras. Me acordé de mi padre. De pronto, se siente un niño en un cuerpo de viejo. Qué lejos queda… Dejo esta cita que tan bien refleja el tono nostálgico de la novela.
“Qué lejos quedan aquellos gritos del recreo y las claras acequias donde me bañaba desnudo entre los naranjos y las meriendas de pan con chocolate y los nidos secretos de petirrojos, verderones y jilgueros, y el olor a la linotipia que despedían los cromos y el de las hojas de la morera de la caja de los gusanos. Qué lejos queda aquel chaval que estrenó los primeros pantalones bombachos. Entre los radios de mi bicicleta petardeaba el as de oros, la mejor carta de la baraja. A esa edad soñaba con islas misteriosas de Julio Verne y Salgari y con aquella niña pelirroja por la que sentí por primera vez una pulsión extraña que llevo asociada al aroma de espliego de la primera excursión por la montaña. Qué lejos quedan el joven orteguiano que creía pertenecer a la minoría selecta y que luego en la universidad luchó contra la dictadura frente a los guardias, no quiso alistarse al Partido Comunista y tampoco estuvo en la cárcel, pero durante unos años aún mantuvo la fe en que el mundo podía cambiar a la medida de sus sueños. Hoy es un viejo que no sabría explicar por qué una cólera larvada lo ha convertido en un sujeto lleno de dudas. Solo que en medio de su confusión política e ideológica a veces recuerda a aquel niño que iba a la escuela con la cara bien lavada, tan limpio, tan puro, tan lejano. Y se le saltan las lágrimas”.
Este relato autobiográfico de Manuel Vicent es una obra que destaca por su habilidad para entrelazar la historia del siglo XX con su propia historia personal. Desde las primeras páginas, Vicent nos sumerge en un relato que no solo narra su vida, sino que también ofrece una visión enriquecedora de los eventos históricos que marcaron su época.
Uno de los aspectos más destacados de esta obra es la manera en que Vicent consigue hacer accesible y comprensible la trama de eventos históricos. A través de su lente personal, somos testigos de una narrativa que nos lleva a comprender mejor los sucesos que configuraron el siglo pasado. Esta combinación de historia y autobiografía proporciona una lectura que no solo es informativa sino también profundamente personal y emotiva.
La estructura de la obra, con capítulos breves y concisos, facilita una lectura ágil y fluida. Esta organización no solo mantiene el interés del lector, sino que también permite una reflexión pausada sobre cada uno de los episodios narrados. La brevedad de los capítulos contribuye a una redacción que se siente ligera y dinámica, invitando al lector a continuar sin sentirse abrumado.
Es una obra recomendada para aquellos que buscan una narración fluida y cargada de significado histórico y emocional.
Manuel Vicent me tiene enamorado desde que leo sus columnas de El País. Su escritura es de una delicadeza suprema. Su visión, su forma sutil y precisa con la que disecciona tanto la realidad como sus pensamientos, que convierte en afines a los nuestros, es magistral. Con ese condicionamiento he leído su última obra. Unas memorias escritas en breves capítulos en los que retrata la España desde los años 50 hasta ahora. No tiene la profundidad de un libro de historia ni la amplitud de una crónica exhaustiva. Más bien me parece que Vicent simplemente establece las épocas como escenarios, como marcos en los que desarrolla sus pensamientos, sus ideas y sus sentimientos. Y como siempre, con su pluma de precisión, elabora un relato en el que no sobra ni una coma, en el que cada frase es un collar de piedras preciosas engarzadas en un orden y disposición únicos. Manuel Vicent es un maestro. "I avant" como decimos en nuestra tierra natal común.
Manuel Vicent empieza a despedirse y gira desde la novela hacia la autobiografía. Como cronista de la realidad española de los últimos cincuenta años en su columna de El País no ha tenido precio; como novelista que deja testimonio de esa sociedad que ha ido cambiando, también ha sido maravilloso. Cerrar con la crónica de sí mismo, aunque sea con el mismo oficio de siempre, casi es solo un regalo para sus nostálgicos seguidores.
Maravilloso libro de retazos de una vida escrito con delicadeza, en el que con la excusa del devenir de la actualidad nos hace participes de sus vivencias más personales. Todo ello con un lenguaje cuidado y medido donde cada palabra está especialmente buscada para pellizcarte el corazón. Sin duda es una buena inversión.
Nada como la mirada de Manuel Vicent para retratar la vida en España desde la dictadura hasta la actualidad. A partir de sus palabras que construyen metáforas, Vicent logra el lenguaje poético que tanto lo caracteriza.
Si estás acostumbrado a leer sus artículos, como es mi caso, recomiendo este libro. Permite una conexión más directa con el autor y con el resto de sus publicaciones.
Sin ser ninguna obra maestra (tampoco hace falta), el autor consigue un relato emotivo mediante un repaso a su vida y su entorno, que cubre la historia de España desde la Guerra Civil. Con una mirada retrospectiva y nostálgica, rememora episodios de juventud, sus perros, sus coches o las canciones de aquel tiempo pasado que siempre fue mejor. Recomendable!
Una historia, la suya, que es también la nuestra. Un recorrido por la historia de España a través de los ojos del niño que fue y del adulto en el que se convirtió Manuel Vicent. Un libro con muy buena narrativa y un escritor que acabo de descubrir y del cual leeré más historias.
una biografía de Manuel Vincent que es una biografía del siglo XX de España a través de los ojos de un niño, un adolescente, un adulto y un anciano que te hace conectar con la realidad de nuestro país
Un bonito paseo por la historia reciente de la mano de la mirada inteligente, evocadora y vitalista de Manuel Vicent. He disfrutado mucho con su lectura.
Que delicia de lectura . Que felicidad cuando alguien tan lúcido te narra su vida y la de toda la generación de un país en doscientas páginas . Gracias .