Cuatro estaciones en Japón es una bellísima novela dentro de otra novela que nos habla sobre la literatura, el propósito de la vida y el significado de pertenecer a un lugar.
Flo está harta de su vida en Tokio. No confía en sí misma, se siente atascada, no tiene ningún encargo de traducción y está metida de lleno en una relación que ha llegado a su fin. Hasta que, por casualidad, encuentra un libro misterioso que un pasajero ha olvidado en el metro. Desde la primera página, esa novela transforma a Flo, que siente la imperiosa necesidad de traducirla. Y esa decisión la llevará por un camino que le cambiará la vida...
El libro narra la historia de Ayako, una anciana feroz y estricta que regenta una cafetería en la pequeña ciudad de Onomichi, donde empieza a cuidar de su nieto, Kyo. Asediados por una tragedia familiar que decidieron enterrar hace mucho tiempo, ambos han experimentado una dura pérdida y se ven incapaces de hablar de lo que sienten. A medida que Flo sigue la vida de estos personajes a lo largo de un año en el Japón rural, a través de los altibajos de la relación incipiente entre abuela y nieto, no tarda en darse cuenta de que tiene que aventurarse más allá de las páginas de la novela para buscar a su esquivo autor. Y, cuando comprende que sus dos protagonistas tienen más cosas en común con su vida de lo que parecía en un principio, los límites entre traducción y traductora se tornan difusos. Está claro que su viaje no ha hecho más que empezar.
«Sorprende lo conmovedora que es... Una novela situada en varios mundos en distintas formas... Un acertijo posmoderno que también acaba siendo una historia emocionante y cautivadora. Tiene algo para todos». —THE TIMES
Lo cierto es que compré este libro por la portada: me pareció preciosa a simple vista; pero me alegro mucho de haberme guiado por la estética. Hay dos historias que se cuentan al mismo tiempo, un libro dentro de otro libro. Por un lado tenemos a Flo, traductora estadounidense en Japón. Y por otro, tenemos a Ayako y Kyo, abuela feroz y nieto diamante en bruto respectivamente. Me ha parecido muy interesante que Flo se documente hasta el punto de encontrar los personajes del libro que está traduciendo, sin embargo hay algo que no me ha acabado de convencer: hay demasiados términos en japonés. Para alguien que no conoce la cultura, como es mi caso, cuesta un poco hacerse a la idea de lo que está hablando el autor. El no poner en cursiva los términos japoneses me ha hecho, a veces, perder el hilo de la historia para documentarme por mi cuenta. ¿Me ha importado? No, porque la historia me ha resultado encantadora.
Obsesionado con este libro de una forma en que lo acabé prácticamente en una noche.
Un libro dentro de otro libro y vamos viendo cómo ambos mundos, el de la traductora se conecta con el de ficción entre las páginas de El Ruido del Agua.
Los personajes como la abuela se me hacen demasiado reales y tiendo a conectar más con ellos, como en la ladrona de libros, que son todos grumpy pero con un corazón calientito.
Como toda novela japonés / asiática, la existencia y la vida con sus decisiones juegan un papel importante en la trama. Aparte nos muestran un Japón más rural, más natural y muy real. Lo que le da ese toque extra a la historia.
Un libro que realmente llegó a mí y lo disfruté.
// Lo único es que si la protagonista era traductora, se tomó casi todo un año (?) las cuatro estaciones para terminar de traducir el libro 😭
Una historia luminosa, emotiva y sensorial que nos muestra la belleza de la vida en todo su esplendor, la cotidianidad de la vida en Japón frente a los clarooscuros que debemos afrontar para lograr alcanzar nuestra propia felicidad.
Flo está hastiada en su vida, siente que ha cumplido su mayor sueño tras traducir una novela y ver que la han publicado pero se siente encerrada en sí misma por miedo a decir lo que no corresponde y malinterpretar sus emociones.
Su vida cambiará para siempre el día que se topa con un ejemplar olvidado en un tren titulado "El ruido del agua"
Ése ejemplar nos conducirá hasta la pequeña ciudad de Onomichi, a un entorno rural dónde conoceremos la historia de la abuela Ayako y su nieto Kyo. Ésa abuela que regentaba una cafetería y mantenía una rutina diaria que no le gustaba alterar, la vida le había arrebatado dos pérdidas importantes, había pasado por penurias, cometido errores pero aún así seguía escalando montañas cada día siguiendo adelante sin rendirse nunca.
Kyo ese nieto que tendrá que aprender a reconectar con su abuela, conocerse ambos y saldar cuentas pendientes. Kyo tan joven, educado y soñador con un don para el dibujo que deberá dejar atrás la gran ciudad de Tokio y amoldarse a las costumbres y filosofía de vida de esa pequeña aldea maravillosa.
✨️Una historia dentro de otra historia que nos muestra lo caprichoso que es el destino y las causalidades de la vida. Un viaje lleno de matices y contrastes a través de las calles de Onomichi vislumbrando su naturaleza y gastronomía.
🩵 Un aprendizaje constante de lo que implica el ciclo del trabajo y el esfuerzo que es como las estaciones que fluyen de una a otra en círculo. Un maravilloso kaiku de VIDA, de REDENCIÓN, al perdón...❤️🩹
La novela nos presenta a Flo, una traductora estadounidense cuya vida en Tokio no marcha del todo bien: su carrera se encuentra estancada y su pareja acaba de mudarse a otro país. Sin embargo, su rumbo cambia cuando encuentra un misterioso libro ambientado en la ciudad de Onomichi. Esta nueva obsesión la lleva a buscar a su autor y a embarcarse en la traducción de la obra.
El libro aborda diversos temas con delicadeza, sin caer en discursos moralizantes. Entreteje proverbios con gran belleza dentro de situaciones comunes. La narrativa alterna entre la historia de Flo y la historia que se despliega dentro del misterioso libro, titulado "El ruido del agua", la cual sigue a Ayako y Kyo. Me gustó mucho esta estructura de "un libro dentro de otro". Sin embargo, debo confesar que la segunda historia fue la que más me gustó. La relación entre abuela y nieto explora su vínculo creciente, los obstáculos que amenazan con desestabilizarlos y la vida diaria en su comunidad. Sin duda, está bien escrita, con una descripción de las relaciones intergeneracionales y sus cambios.
El autor emplea numerosas referencias a la cultura, historia y literatura japonesas. Es un libro donde no ocurren grandes eventos; la historia se centra claramente en los personajes y no hay momentos impactantes, lo que la convierte en una lectura tranquila y, en general, apacible.
Un pequeño detalle que me dejó con ganas de más fue la resolución de ambas historias, que sentí un tanto abrupta; me hubiera gustado un cierre más completo para cada una. Además, esperaba un mayor desarrollo del personaje de Flo. Creo que el autor se quedó un poco corto en ese aspecto, y me habría gustado explorar más cómo este libro transformó realmente su vida. A pesar de esto, si disfrutas de novelas que priorizan la introspección y las relaciones humanas en un contexto cultural rico, esta es una opción.
“Ese es el problema que tenemos los humanos: creemos que tenemos que conseguir que nuestros sueños se hagan realidad. Y eso nos provoca tanta alegría y tanto sufrimiento”.
No quería terminarlo... Es una historia dentro de otra historia, y es tan bonita.... Personajes que se hacen querer, cultura japonesa tan descriptiva que te hace estar allí y... Esa esencia de encontrarse a uno mismo aunque no sea fácil... Mucha reflexión y corazón calentito❤️
Debo confesar que compré el libro por la portada y porque decía Japón. A las 30 páginas me obsesioné, empaticé con la incertidumbre de Flo y me engancho la historia de Kyo y Ayako. Un libro dentro de un libro. Me hubiese gustado un poco más de desarrollo.
Sinceramente, la historia en sí me ha encantado. Una traductora encuentra el libro que estaba buscando para traducir, un libro que la absorbe tanto a ella como al lector. Una historia de superación. Una historia de búsqueda de uno mismo. Lo que me fastidia, y mucho, es que una historia que va sobre la traducción de un libro esté tan sumamente mal traducida. Parece que la haya traducido la IA. Una lástima, la verdad. 📖❤️
Como una muñeca rusa, una dentro de otra. Dos libros en uno, o para que deje de sonar a publicidad editorial, un libro dentro de otro libro. Esa licencia que se permita el autor en adoptar un personaje de su novela anterior y presentarla como protagonista en esta última es una linda receta literaria.
Sin duda las dos novelas de Nick Bradley El gato y la ciudad y Cuatro estaciones en Japón conversan, se comunican y configuran un solo conjunto, un solo y gran universo. La estructura del libro, las dos novelas tan bien separadas, tan bien contadas y tan bien integradas entre sí. Las dos voces parecen ser de autores diferentes. A medida que Flo avanza en la lectura y traducción de esa misteriosa novela, El ruido del agua, igualmente avanza su vida. Y es justo ahí cuando se cruzan las dos novelas, las dos historias; cuando se abrazan la literatura y la realidad para ser un sola. La literatura es realidad, y la realidad es literatura.
¿Cómo podré vivir sin la compañía de Kyo y Ayako? Me he apegado tanto a este par…
Me ha decepcionado muchísimo. Después de *El gato y la ciudad*, que me pareció una novela original, sugerente y muy bien construida, esperaba algo en esa línea… pero *Cuatro estaciones en Japón* no tiene nada que ver. Aquí hay dos historias paralelas que, sinceramente, no me han dicho gran cosa. Por un lado, está Flo, una traductora insegura, con tendencias depresivas, que encuentra una novela que traducir. Por otro, la historia de Ayako y Kyo, abuela y nieto, que aprenden a convivir. Y aunque esta última parte intenta ser tierna, a mí me ha parecido bastante ñoña. La trama de Flo, por su parte, me ha resultado completamente prescindible. No diría que el libro está mal escrito, pero no me ha despertado nada. Me ha parecido plano, sin la chispa ni la profundidad que sí encontré en su anterior novela.
Un libro dentro de un libro, me ha encantado la estructura de la narración y no he sentido el brinco de una historia a otra, el autor ha sabido a mi parecer, enlazarlas para que sutilmente entres a ellas. He leído autores japoneses contemporáneos y este autor ha tomado elementos de ellos para plasmarlos en esta novela. He vivido el paso de las estaciones al pasar páginas, recordé Japón con esta lectura.
Una historia apasionante. Un placer haber conocido a Kyo y Ayako.
Ay, quién fuera gato. Sueñan, pero no permiten que sus sueños los consuman. Ese es el problema que tenemos los humanos: creemos que tenemos que conseguir que nuestros sueños se hagan realidad. Y eso es lo que nos provoca tanta alegría y tanto sufrimiento.
4,5⭐️ Me ha gustado mucho mas de lo que pensaba cuando me empecé esta historia. El inicio me costó un poco, pero conforme empieza a desarrollarse el día a día de Kyo y su abuela… no me he podido resistir.
Me ha gustado mucho y me ha parecido super ameno. Las partes que mas me han costado han sido las de Flo, pero aún así, me ha gustado mucho.
Un libro que narra una novela dentro de otra en donde expresa el poder de seguir los sueños, si caemos es de humanos pero lo importante es saber levantarse y seguir adelante. Personaje favorito Ayako su fuerza y su valentía. No aferrarse al fracaso si no verlo como una experiencia de vida.
Que bonita historia, nunca me imaginé de qué fuera a tratar. Una historia diferente y única. La portada por si sola es hermosa. No esperaba nada ese final.
One of the most beautiful books I’ve ever read. I wish I could give it more than five stars. Every word—the characters, the stories, and how they connected—I enjoyed it all. An unforgettable read!
Buenísimo, una novela dentro de otra. La historia de Ayako y Kyo muy interesante, la forma de vivir en la zona rural de Japón, creencias y como a veces por prejuicios se guardan tantas cosas en su interior hasta q de alguna manera las debes dejar salir
Que libro más hermoso, nunca un personaje me había llegado tanto al alma como Ayako. Tanto ella como Kyo se merecen todo lo bueno del mundo, y obvio que Flo también. ❤️🩹❤️🩹
Ha sido una gran experiencia leer este libro. Es una lectura amena y poco complicada. Lo que más me ha atrapado ha sido la doble historia que hay tras este libro. Por un lado, está Flo, una chica que está estancada en su vida y no sabe cómo salir de ahí. Por suerte, encuentra un libro que decide traducir y consigue cambiarle la vida. Por otro, se encuentran Ayako y Kyo, abuela e hijo. Son los protagonistas de la historia que está traduciendo Flo. Su historia me ha atrapado desde las primeras páginas, quería saber todo lo que les pasaba y cuando me daba cuenta me había leído todo el libro. Lo que más me ha gustado es que mientras lees vas conociendo las costumbres que tienen las personas de Japón, las diferencias culturales que existen, las tradiciones, la comida... En resumidas cuentas, uno de mis libros preferidos que he leído este año.
Cuando has perdido el rumbo en el camino que te has marcado, necesitas algo que te inspire a encontrar una nueva meta.
De eso trata Cuatro estaciones en Japón, escrita por Nick Bradley, de cómo el destino planeado muchas veces no es con el que nos tenemos que conformar, si no que encontraremos sorpresas en la vida que nos harán cambiar de rumbo y que, en muchas ocasiones, nos harán enfrentarnos a nuestros miedos y encontrarnos a nosotros mismos.
En esta lectura se siguen dos tramas diferentes. Por un lado la de Flo, una estadounidense que viajó a Japón para convertirse en traductora literaria. Sin embargo, cuando realizó el trabajo para el que se había esforzado tanto, ya no encuentra nada que la motive. Un viaje en metro y un misterioso libro harán que vuelva a ver la magia de las palabras y el gusto por traducir.
La historia de ese libro con el que se tropieza Flo, será la segunda trama de la novela. Un relato sobre Kyo, un muchacho que no ha conseguido superar los exámenes para entrar en la universidad, y su abuela, Ayako, la cual tiene un pequeño bar en la ciudad de Onomichi y es conocida por su carácter y fortaleza.
De vez en cuando me encanta sumergirme en estas novelas contemporáneas que me descubren paisajes y costumbres japonesas. Es un país que me encanta y no está mal salir del manga y el anime de vez en cuando para verlo desde una perspectiva diferente.
En concreto, Cuatro estaciones en Japón, ha sido un libro que he leído tranquilamente, sin esperar demasiado, y me he encontrado con personajes muy bien construidos y con ganas de conocer algunos de los rincones que describe. Además, las escenas de Kyo y Ayako, junto con el resto de habitantes de Onomichi, son tanto divertidas como tiernas.
Os lo recomiendo si buscáis una novela relajada y os gusta ver cómo se conocen un nieto y su abuela cascarrabias, además de ver cómo una casualidad hace que Flo vuelva a tener ilusión por su trabajo.
Contempla muchas relaciones interpersonales y formas de ser. Se centra en como todos intentamos luchar contra el fracaso y como nos sentimos frente a la posibilidad de que fracasemos. El libro nos acompaña mientras nos ayuda a ver que el fracaso no es algo estático, que las personas tienen rachas de mala suerte, pero al final de todo puede cambiar y solo ser un momento, no una condena. Me hubiera gustado más saber sobre los personajes que no pertenecían al libro dentro del libro.
Un libro dentro de otro libro. Una historia dentro de otra historia. Me ha resultado totalmente prescindible la trama de Flo. Lo que merece la pena de este libro (y por eso he continuado leyendo) ha sido la historia en Onomichi, de Kyo y su abuela. Además para hablar de una traductora en busca de un libro que traducir, resulta curiosa la mala traducción al castellano de este libro. Se pierde toda la esencia.
Tenía grandes expectativas al abrir "Cuatro Estaciones en Japón". El concepto de una meta-narrativa —una novela dentro de otra, uniendo temas de pertenencia, duelo y el poder de la palabra— era fascinante. Lamentablemente, la ejecución resultó ser tan frustrante como ambiciosa. A pesar de los momentos conmovedores protagonizados por los personajes de la novela traducida, el libro se siente, en última instancia, desequilibrado, insípido y narrativamente confuso.
La estructura de la novela es su mayor debilidad. Sinceramente, el primer 60% me resultó muy aburrido. Pensé varias veces en abandonar la lectura, una señal clara de que el autor no logró justificar la lentitud del ritmo con una riqueza de voz o una progresión de trama convincente. La escritura, en particular en las secciones dedicadas a la vida de la traductora, Flo, se siente tan obvia y llana que resulta sorprendente que el libro haya sido aclamado universalmente. No hay matices, solo una descripción superficial del estado de ánimo que me hizo pensar que estaba leyendo un texto autopublicado. Cuando un libro sobre la literatura falla en la calidad de su prosa, la decepción es doble. Para mí, el error fatal del libro es la protagonista, Flo. Sencillamente, fue un personaje miserable, sin cualidades redentoras, y aburrido de leer. Leer sus secciones era una tortura. Nos presentan a una mujer sin rumbo, deprimida por el fin de una relación, quejosa y que aleja constantemente a quienes se preocupan por ella. La novela quiere que creamos que Flo se lanza a un viaje de autodescubrimiento, pero en realidad, es un personaje completamente pasivo y reactivo. Su obsesión por el libro no nace de una pasión literaria, sino de una mera casualidad (lo encuentra olvidado) y de la necesidad de cumplir con un requisito legal para la publicación. No toma decisiones activas, no persigue nada que le importe de verdad; simplemente se deja llevar por los acontecimientos. Esta falta de agencia me impidió empatizar con ella. Sentí que era un personaje tan miserable que, francamente, la novela hubiera mejorado enormemente si su historia se hubiera eliminado por completo. El núcleo narrativo de este libro siempre debió haber girado en torno a Ayako y Kyo. En contraste con la inercia de Flo, la historia de Ayako y Kyo en Onomichi es lo mejor del libro. Pude conectar con Kyo en su búsqueda de identidad, entendiendo la indecisión sobre la carrera como un reflejo de su trauma y necesidad de arraigo. Sin embargo, incluso Ayako, el pilar de la novela traducida, me resultó frustrante. Si bien se presenta como una mujer fuerte y estoica que ha superado el dolor, su comportamiento con su nieto era innecesariamente estricto y controlador. Sentí que el autor no lograba cuadrar la Ayako joven y soñadora que quería escalar montañas con la abuela obtusa que manipulaba la vida de Kyo. El ejemplo de la rana de madera y su intromisión en la incipiente relación de Kyo con la joven me pareció la prueba de fuego de su hipocresía. A pesar de que la novela insiste en que Ayako evoluciona y aprende a ser una "guía mas no una controladora", sus acciones demuestran lo contrario. Una persona con una vida tan dura debería haber sido más sabia en el ámbito relacional, pero su fortaleza se limitaba a la supervivencia personal, no a la compasión hacia los demás. Su pasado complejo, lamentablemente, nunca se explica con la claridad que merecía para justificar su rigidez actual.
Lo más decepcionante de "Cuatro Estaciones en Japón" es que, siendo una novela sobre la conexión y el propósito, falla catastróficamente en el clímax. El final es abrupto y terriblemente confuso. La promesa de la sinopsis era que Flo encontraría una "profunda conexión" con la historia de Ayako y Kyo; sin embargo, al final descubrimos que esa conexión no era tan íntima ni profunda como nos hicieron creer. Esto, sumado a la presentación caótica de los personajes finales (¿Quién era realmente Hibiki? ¿Cuál era la relación exacta entre el artista Tanikawa Kentaro, Henrik, y Flo?), me dejó con una sensación de ser estafada narrativamente. El misterio se resolvió con una prisa forzada, dejando más cabos sueltos que satisfacción. Finalmente, el tratamiento de las emociones en el duelo resulta superficial, e incluso ofensivo. El pasaje donde un personaje se estremece al recordar sus pensamientos de "quitarse la vida" y los tacha de "egoístas" es una representación inaceptable y dañina de la complejidad del dolor mental. Si un libro se propone explorar la honestidad emocional, no puede recurrir a clichés tan irresponsables. Las dinámicas de Ayako y Kyo fueron conmovedoras y las partes del Japón rural fueron preciosas, pero la inercia de Flo, las contradicciones de Ayako y el desorden estructural del final le restan severamente la posibilidad de ser una obra memorable.
Colección de relatos entrelazados que narran las vidas de varios personajes, utilizando la metáfora de las estaciones.
Cada estación está ligada a los cambios en el entorno, a las emociones y a los estados de ánimo.
La primavera, con su simbolismo de renacimiento y renovación, se presenta como una época de esperanzas y nuevas oportunidades. En una de las historias, un joven fotógrafo lucha por encontrar su vocación mientras se ve rodeado por la belleza de los cerezos en flor.
En verano, el calor abrasador convierte a Tokio en un lugar sofocante. Las relaciones se vuelven tensas bajo el calor y la presión, y hay más desconexión. Una joven se ve atrapada entre el deseo de escapar de la ciudad (necesidad de liberación) y el sentimiento de responsabilidad hacia su familia (obligación). .
El otoño en Japón es famoso por su belleza melancólica, con los árboles teñidos de colores rojizos y dorados. Los personajes, al igual que las hojas, se enfrentan a sus momentos de transición. Profundiza en su nostalgia y arrepentimiento, mientras los personajes miran hacia el pasado y se enfrentan a las consecuencias de decisiones ya tomadas.
El invierno resalta la soledad. Tokio es frío y silencioso, donde las conexiones humanas son difíciles de encontrar. Un anciano vive solo en su apartamento. Muestra un pensamiento sobre el envejecimiento y la soledad en una ciudad donde el tiempo sigue su curso, indiferente a las necesidades emocionales. Al final siempre hay esperanza y humanidad.
Me costó al principio sentirme atraído por la lectura, parecía en un inicio una historia cliché del joven con inclinaciónes artísticas que desea encontrar su camino entre un entorno que no lo comprende. Pero es en mi opinión un acierto qué el autor haya decidido centrar la novela en la relación que tiene Kyo con su abuela Ayako. Ambos personajes tan parecidos y a la vez tan contrarios qué luchan a la par para superar su pasado, encontrando la fuerza necesaria para curar sus heridas.
El como se vincula a ambos personajes protagonistas con la figura del padre fallecido, me ha cautivado, ya que esté simboliza lo bello y destructivo que puede llegar a ser el espíritu apasionado.
Además es en el cariño con el que se intenta retratar a Onomichi y sus habitantes donde la novela se alza. Donde se entrega una verdadera carta de amor a ese gente y a ese espacio. Donde el lector se logra transportar a esos estrechos callejones llenos de gatos y de personas con cálidos corazones que brindan no solo a los protagonistas un lugar al cual llamar hogar, sino al propio lector.
Mi único pero es que la historia de Flo que engloba todo lo demás, se ve duramente opacada por la narración de Kyo y Ayako, interrumpiendo el ritmo y agregando poco a lo que la historia nos quiere contar.
Me encantó este libro y le doy 4 estrellas. Cuatro estaciones en Japón tiene una estructura fascinante, pues ofrece una historia dentro de otra, creando una conexión poderosa entre los personajes principales. Ambos enfrentan decisiones importantes que les permiten reflexionar sobre lo que realmente quieren en la vida.
Lo que más me marcó fue la perspectiva que el libro ofrece sobre las metas: entender que no se trata solo de llegar al final, sino de disfrutar el proceso, porque en el arte y el esfuerzo está la verdadera esencia de nuestras vidas. Hay una cita que lo resume hermosamente: "Como las estaciones que fluyen de una a otra en un círculo, una y otra vez."
El libro tiene un enfoque poético y filosófico, destacando la importancia de vivir el caos como algo personal y único, sin seguir las expectativas de los demás. Me ayudó mucho a valorar mis propios sueños y a reconocer que el proceso de alcanzarlos es lo más significativo.
Si buscas una novela que te inspire y te haga replantearte tus prioridades, Cuatro estaciones en Japón es una lectura ideal. Con una narrativa reflexiva y una ambientación fascinante, es una obra que dejará huella. ¡Altamente recomendada! ⭐⭐⭐⭐
Un libro precioso que sabe abordar tópicos complejos como la pérdida de un ser querido, el suicidio, el sentido de pertenencia, el sobreponerse a las adversidades y vivir nuestra vida como queremos. Todo esto acompañado con un texto precioso y un ritmo calmado que va revelando los cambios que sufren los protagonistas a lo largo del libro. Con unos sentimientos tan profundos y tan comunes, que esta historia podría ser 100% real y que me dejaron al borde de las lágrimas más de una vez.
Este es uno de esos pocos libros que me ponía triste al ver que lo estaba terminando. No quería dejar de leer las vivencias de Ayako y Kyo y los profundos sentimientos con los que estos luchaban. Sin duda es un libro que le recomendaría a cualquier persona, ya que, al menos a mi, me empujó a tomar la iniciativo y comenzar o retomar actividades que había dejado de lado. Además, es divertido ir descubriendo los pequeños "easter eggs" que tiene el libro en si y que uno va entendiendo a medida que lee el libro.
Es la primera vez que leo una novela que encierra a otra novela; un libro precioso del que lo primero que tengo que decir es que lo recomiendo. Flo es una joven traductora que se siente muy desubicada, algo la llama a traducir un libro que no ha tenido éxito y que no se sabe nada del autor y su misión es encontrarlo para que le autorice la traducción, a pesar de que ya la ha hecho. La historia habla de Kyo, un chico, cuyo padre se suicidó y su madre es médica pero nunca tiene tiempo para él; lo envía a vivir temporalmente a una población de Onomichi con su abuela paterna para recuperar las materias que ha reprobado y así poder entrar a la universidad. Nieto y abuela tendrán grandes desencuentros, así como recibirán enseñanzas el uno del otro. Este libro me ha aportado lecciones de vida, de amor al prójimo y de cómo defender en la vida los ideales que uno se proponga.
Flo es una traductora que vive en Japón. Su novia acaba de irse a otro país y la dejó entre otras cosas porque Flo es incapaz de abrirse y expresar lo que siente. Deprimida y atascada en su carrera, en un viaje en tren, descubre un libro olvidado sobre una abuela y su nieto, dos personas que apenas se conocen pero que tienen más en común de lo que creen. Un nieto cuyo padre se ha suicidado cuando era un niño pero a quien nadie le quiere contar no sólo lo qué sucedió con él sino otras tragedias familiares. Mientras Flo avanza con la lectura, intenta traducirlo y superar sus miedos.
Me encantó esta novela que trata sobre los mandatos familiares, los silencios y los secretos que tanto daño hacen, la falta de confianza en uno mismo. Le bajo una estrella porque el final del libro que cuenta la historia entre la abuela y el nieto no es el que esperaba.