“En cuanto a La causa justa, ocupa un lugar especialísimo entre su obra última, por ser el único trabajo de ese período (entre otros muchos, tan buenos o mejores, aunque es difícil imaginarse algo mejor) que Osvaldo se preocupó por dar a conocer; más que eso, insistió en hacerlo, y llegó a ocuparse él mismo, cosa rarísima, del mecanografiado. No es fácil acertar con el motivo. Podría pensarse en el exilio, en la urgencia por dar a conocer este nuevo estadio, maduro y conmovedor, de su visión de la Argentina.” (César Aira).
Un delirio bastante lindo y sacado que se lee de una sentada. Elogiado, estudiado y editado por César Aira, Lamborghini constituye una de esas rarezas fuera de espacio y fuera de tiempo, una llaga expuesta y putrefacta en la literatura argentina, incomprensible, ilegible, inabordable. Esta obra en particular, escrita durante su exilio en España, construye de forma cifrada a través de un episodio cotidiano pero al mismo tiempo insólito una suerte de alegoría sobre la violencia política y otros temas contextuales de la Argentina de ese momento. La anécdota central de la historia (que no revelaré aquí) guarda relación con los extremos a los que se puede llegar por el incumplimiento de la palabra, por la incomunicación entre las personas, por tomarse todo para la joda y por tener ideologías muy rígidas. Ese cóctel ideológico da por resultado un momento insólito y absurdo en el que se presentan la violencia física, verbal y sexual de formas inesperadas. En resumen: es breve, es gracioso, tiene algún mensaje interesante, y hasta ahí llega mi lectura.