Una novela de suspense psicológico que cuestiona las relaciones de poder entre dos amigas. La narradora de esta historia, Elvira, recibe un mensaje en una red una joven llamada Sara afirma haber sido víctima de un abuso y se encuentra en una situación desesperada. Elvira no duda en ofrecerle su ayuda y le abre las puertas de su intimidad, aunque nada es suficiente para quien no halla consuelo. Poco a poco, Sara se convierte en una presencia asfixiante pero necesaria en la vida de una Elvira entregada a salvarla de sí misma. Las vulnerabilidades es una historia de suspense psicológico que gira en torno a la relación de poder y dependencia que se establece entre dos mujeres heridas y que cuestiona las consecuencias de un acto tan aparentemente altruista como ayudar a los demás. Tras ganar el Premio Biblioteca Breve en 2019 con Días sin ti, su primera novela, Elvira Sastre regresa a la ficción más descarnada con una historia inspirada en un episodio real vivido por la autora. En sus propias «Trato de entender a través de la escritura dónde nacen nuestras heridas. He escrito esta historia para demostrar que la vulnerabilidad es la luz que ilumina la grieta».
Elvira Sastre nace en Segovia el verano de 1992 y ya desde muy pequeña, gracias a la influencia de su padre, muestra su amor por la lectura. A los doce años escribe su primer poema y tres años más tarde abre un blog, "Relocos y Recuerdos", que a día de hoy mantiene activo. Poco tiempo después, gana el premio de poesía "Emiliano Barral" con el relato corto Saudade.
Unos años más tarde, se instala en Madrid para cursar el grado universitario de Estudios Ingleses, sin saber que ese cambio lanzaría su carrera poética al cielo de la capital. En Madrid, Elvira continúa escribiendo y comienza a participar en eventos poéticos acompañada de cantautores consagrados como Adriana Moragues, Diego Ojeda y Dani Hare e importantes poetas como Carlos Salem y Escandar Algeet. Del mismo modo, Elvira ha llegado a compartir escenario con artistas nacionales de la talla de Joaquín Sabina, Benjamín Prado, Jorge Drexler, Rubén Pozo y Leonor Watling.
Poco a poco, Elvira Sastre se va haciendo un nombre en el circuito cultural madrileño y es entonces cuando la editorial Lapsus Calami se interesa por su obra: juntos publican Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo, en diciembre del 2013, con prólogo del afamado Benjamín Prado. Es el propio Benjamín quien apuesta por ella y por su poesía, y de ese modo le abre el camino al mundo de la poesía contemporánea española. Unos meses después, en mayo de 2014, la importante editorial Valparaíso Ediciones, con sede en España y en América Latina, le propone publicar su segundo poemario: Baluarte, que ya va por la tercera edición, con el que aún se mantiene en los primeros puestos de los libros de poesía más vendidos del país. Entre medias, la poeta edita con la también ilustradora Adriana Moragues un proyecto artístico-literario llamado Tú la Acuarela / Yo la Lírica que casa la poesía de Elvira con las acuarelas de Adriana y del que venden más de mil copias.
La carrera poética de Elvira Sastre, la poesía visceral y directa que presenta así como su cercanía con el lector permiten a la poeta participar en festivales y eventos literarios de importancia tales como el Festival Eñe, la Feria del Libro de Madrid y de Soria, el Festival de Narradores Orales de Segovia, el Festival Inverso y demás jornadas culturales.
Actualmente, Elvira Sastre compagina su carrera poética con los estudios de Traducción Literaria en la Universidad Complutense de Madrid.
La narrativa comienza con la historia de una adolescente víctima de una agresión sexual que contacta con la protagonista, también llamada Elvira. Sin embargo, a medida que avanza, se entrelazan numerosos temas, mostrando diferentes escenarios y las propias inseguridades de la narradora.
Al parecer, todo está basado en un caso real, lo que hace que la frase "la realidad supera la ficción" encaje perfectamente. Sin embargo, el desarrollo de la trama es tan lento que se me ha hecho interminable.
Es una historia incómoda, con un desenlace inesperado que me ha dejado desconcertada, tanto, que he tenido que detenerme a pensar que es exactamente lo que he leído.
Este libro es para ti si disfrutas con la pluma de esta autora, pero no esperes un thriller.
Aunque es impactante y presenta reflexiones interesantes, su ritmo es tan lento y tan complejo que me deja con la sensación de que ha sido escrito con la intención de superar, sanar o incluso justificar una situación, lo que personalmente no me ha permitido conectar con la trama. Pero lo que no ha sido para mí, puede ser, sin duda para ti.
La forma de escribir de Elvira siempre me ha fascinado. Creo que es un libro difícil de leer, es un libro que necesitas estar en el momento perfecto de tu vida para leerlo, o leerlo poco a poco. Creo que es imposible no sentirse identificada en muchas ocasiones. No es mi libro favorito de Elvira, pero si creo que es el más personal que ha escrito sin ninguna duda.
Haber leído esta novela ha sido como meterme en una conversación privada, emocionalmente cargada, entre dos personas que intentan encontrarse a sí mismas mientras lidian con sus heridas. Desde el principio, la historia engancha porque se origina de una premisa aparentemente sencilla e inocente: Elvira, la narradora, que bien podría ser una visión ficcionalizada de Sastre, decide ayudar a Sara, una joven que dice haber sido víctima de abusos sexuales, bullying y violencia de género…víctima de todo? Esta historia no podia ser solo eso.
Me adentré en una relación llena de capas y matices. Por un lado, sentía la empatía de Elvira y su deseo de proteger a Sara, pero pronto empecé a sospechar que algo no encajaba. Sara es un personaje que me hace dudar, y esa incertidumbre me mantuvo atrapada. ¿Está diciendo la verdad? ¿O está manipulando a Elvira? Mientras avanzaba, me di cuenta de que la verdadera lucha de la narradora no es solo con Sara, sino consigo misma, con sus propios miedos y carencias emocionales.
Lo mejor de esta novela es la forma en que la autora te lleva de la mano por los rincones más oscuros del alma humana, pero sin perder ese toque poético que caracteriza su estilo, estilo que se que no gusta a todo el mundo. Además, te hace pensar en cómo definimos la empatía y la ayuda. ¿Hasta qué punto ayudar a alguien nos deja expuestos, ¿Dónde está la línea entre el apoyo y el desgaste emocional? Te quedas reflexionando porque Las vulnerabilidades no es solo una historia, es un cuestionamiento constante sobre lo que significa abrirte a otros, especialmente cuando ellos también están rotos. 
Finalmente, me encuentro un desenlace inesperado y un diagnóstico de la escritora, para mí totalmente equivocado si está historia está inspirada en hechos reales.
Se vienen spoilers, pero antes voy a argumentar mi calificación: es una “novela” con un nombre audaz, como si se lo mereciera, cuando no es más que una paráfrasis a los libros de Delphine de Vignan o de Annie Ernaux. En su contenido hay páginas y páginas de paja molida: similar a cuando te llega un paquete del extranjero relleno de burbujas para no estropear su contenido. Salvo que en el caso de la encomienda sirve para algo.
Con mucha seguridad y creyendo que este libro se convertiría en un manifiesto que nos dejara reflexiones tatuadas, me resultó exasperante que tuviera la audacia de siquiera publicarlo. Esto es un reportaje que (bien narrado) podría convertirse en documental, pero algo se repite en la autora: decide que tiene las credenciales para posicionarse en el panorama literario adulto con un libro de 340 páginas (de las que sobran 200).
Según entendí, es un caso de la vida real de Elvira Sastre. Un intento de “A sangre fría”, pero con una letanía exasperante porque, quienes somos lectores de thrillers o consumimos periodismo de investigación (y series noir), ya sabíamos cómo terminaría todo.
Ante la posibilidad de extraer conclusiones que tuvieran un propósito (porque se habla de abuso sexual, redes de apoyo, redes sociales y otros), “Las vulnerabilidades” se vuelve un manuscrito núbil, insoportablemente autorreferente y con dilaciones “literarias” que suenan en extremo infantiles.
Mi yo de los 16 hubiera disfrutado esta lectura. Y no digo de 14 porque trata temas sensibles para una adolescente que aún no comienza su exploración sexual. Mi yo de 43 leyó con un propósito: terminar el libro.
No había vuelto a leer a Elvira Sastre desde los 16 años y a mi pesar he descubierto que yo he crecido, pero que su prosa sigue siendo adolescente.
Creo que el final desdibuja toda la intención del libro y me cuesta mucho no cabrearme por haber escogido un desenlace que bien podría haber escrito un hombre sin h y con v.
Aún estoy recuperándome. Ya tuve tiempo de pensar. Al terminar de leer Las vulnerabilidades de Elvira Sastre, me encontré exhausta, pero profundamente satisfecha. La novela aborda el tema de la vulnerabilidad con una belleza y profundidad poco comunes en la literatura contemporánea. En esta obra, nos sumergimos en una historia compleja, llena de matices y dolor. La autora no teme explorar los rincones más oscuros de la experiencia humana, abordando conflictos y desafíos que suelen permanecer ocultos por miedo al juicio ajeno. Elvira nos lleva más allá de los límites habituales, adentrándonos en territorios emocionales difíciles de transitar. A través de sus personajes y sus historias, la autora da voz a aquellos aspectos de la vida que a menudo se relegan al silencio, buscando encontrar sentido en medio del caos y la confusión. Es una obra valiente y conmovedora que nos invita a reflexionar sobre la naturaleza misma de la vulnerabilidad y su papel en nuestras vidas. Es un recordatorio poderoso de que, aunque el dolor y la angustia puedan ser difíciles de afrontar, son parte integral de la experiencia humana y, a través de la literatura, podemos encontrar consuelo y comprensión en medio de la adversidad.
Este es el primer libro que leo de la autora y me sorprendió mucho ! Elvira es un personaje muy bien planeado y Sara es impresionante... Estas dos mujeres tienen una relación inesperada. Elvira se va a volcar en ella, se refugia en resolver su dolor, a través de las palabras te va envolviendo en una idolatría y manipulación constante, te descoloca y te hace reflexionar, no puedes dejar de comentarlo con quien sabes que está leyendo este libro. No me arrepiento de haberlo leído, tiene frases bellísimas.
Qué cantidad de cosas aprendes y disfrutas cuando apartas los prejuicios como raspas de pescado. Qué bien está esto de Elvira Sastre, qué bien contado y escrito, con una exégesis sucinta y perfecta de los nuevos miedos y violencias de los nativos de la selva digital y con uno de esos finales que te parten en dos.
Woooooow que brutalidad de libro. Nunca lo vi venir. Que difícil temática, que dificil visualizar la historia sabiendo que es real que esto realmente le pasó a Elvira. Pensé que el final era otro pero los capítulos finales son una bomba 💣 Me siento aturdida por la lectura me cuesta decantarla y reseñarla sobretodo porque es cansador y complejo de leer a una testigo-soporte emocional de una adolescente maltratada y abusada sexualmente. Qué locura y que salvajada.
Un libro con un gran tema para desarrollar y visibilizar, pero que se desmorona en el desenlace perdiendo credibilidad y fuerza.
Repetitivo y cansado en las partes donde la autora se echa flores por su gran labor con el personaje, que no sé si es el principal, xq en la recta final de la historia pareciera que Elvira fue la principal (y solo estuvo como JuanGa atrás de la palmera).
En definitiva, seguiré leyendo los poemas de la autora pero no sus novelas :)
Me costó muchísimo poder adaptar mi cuerpo a este libro. Elvira siempre ha sabido llevarme a espacios de calma y paz, aunque sus escritos lleven la nostalgia y la tristeza entrelazados, sin embargo, con este fue totalmente diferente. Me sentí incómoda todo el tiempo, tardé casi un mes en leerlo, en ocasiones no podía avanzar más de dos páginas porque lo que leía me hacía sentir intranquila, con asco, me cuestionaba mi lado humano, y mi lado profesional.
Soy psicóloga, exclusivamente para mujeres, me aterra estar en un cuarto pequeño encerrada con un hombre, pero dar ese espacio único a las chicas a mi alrededor, también me ha llevado a escuchar cientos de historias que son similares a las que pasa Sara. Pero nunca había estado cerca desde la perspectiva que narra Elvira, sin embargo, creo que esa incomodidad vino también desde este papel que me juego todos los días como terapeuta. De saber poner sobre la mesa el papel que juego, que más allá del consultorio no puedo involucrarme porque entonces, eso acabaría conmigo. Que ayudar al otro no es malo, que siempre es a través de un acto de fe, pero que es importante enfocarnos en que nada nos mueva nuestra realidad. Que por más que suene feo y uno lo sufra, yo tengo que estar primero que el otro, que cada uno está con sus batallas y sólo acompañamos, a veces a la distancia y es lo mejor.
No quisiera irme a nivel detalle en personajes, porque creo que todo cae en que somos humanos, que la vida pasa y nos dejan pesos encima que nos dañan hasta las entrañas, que cualquier suceso que nos acontece es una aportación para ser quienes somos y quienes somos no siempre es algo positivo. Me hace ver que las personas podemos estar enfermas de muchas cosas y pasar desapercibidas, dañar y ser dañadas... que nadie puede emitir juicio sin conocer la historia, sin embargo, siempre tendremos la libertad de irnos cuando algo no nos hace bien.
Hubo episodios en el libro que me hicieron revolver el estómago, que no me permitían continuar. Honestamente, me parece una novela maravillosa, Elvira me lo mencionó en un tuit, se vuelve un espejo y eso incomoda y me parece que es bueno para cuestionarse el papel que tomamos en la vida del otro, así como el papel que el otro toma en nuestra vida. Pero no podría recomendarselo a cualquiera. Me daría miedo causarle daño, remover cosas, que su indignación se vuelva parte del día, que su batalla se vuelva real otra vez. Es un libro fuerte, no llevadero. Es un libro que se consume en pedacitos. Pero que sin duda, vale la pena transitar.
Siento que conforme pasen los días tendré muchas más cosas que decir, porque aún estoy asimilándolo, tengo esta tradición de hacer mi reseña en cuanto termine, y esto más que para mí, desearía que Elvira pudiera verlo. Gracias por darnos realidades. Gracias por mostrarnos este lado tan humano, que siempre va primero y que como psicóloga lo olvido, que las emociones están y a veces no se controlan, que las ganas de ayudar son salvajes, necesarias, pero siempre, siempre con cuidado.
Me zambulli en este libro descuidadamente, invadió todo mi ser, se me metió hasta lograr recorrer mis venas, me sofocó intentando ahogarme...
Es una lectura lenta, pausada, calma en sus líneas; es la segunda novela que leo de la autora (más dos libros de poemas) y confirmo que tiene el don de estrujarme el alma (su libro Días sin ti me terminó de romper para que pudiera recoger los pedazos y renovarme)
Es un tipo de escritura terapéutica donde en unos capítulos te relata los hechos y en otro su sentir y su pensar, tan importantes para entender de que van nuestras Vulnerabilidades.
Nos habla del acompañamiento que le da Elvira a Sara una chica de 17 años que se ve expuesta a las consecuencias de que su vídeo sexual fuera difundido por una expareja mucho mayor que la maltrataba.
Está lectura nos muestra que hasta donde te involucras va a ser directamente proporcional de hasta donde puedes salir con daño, pero ¿hay que ser indiferentes? ¿Está bien dar todo por quien nos necesita? ¿Quien merece nuestra confianza?, que poder tan grande le da nuestra vulnerabilidad a otra persona.
Tengo un dolor físico en mi corazón y estómago irreal con esta lectura, pero como me gusta sufrir lo recomiendo.
Citas:
"Tanta sensibilidad me abruma. Mi cuerpo trata de contenerla, pero es demasiado pequeño, así que voy derramandola en los lugares que despiertan mi afecto".
"El amor es tan bonito, tan fuerte, tan poderoso, salva tanto de todo lo malo, reconforta de una manera tan salvaje que no podemos desperdiciarlo".
"El dolor es un mecanismo del cuerpo para que las cosas feas no nos maten, solo nos hagan daño".
no me gusta que no me guste un libro que me han regalado. especialmente, alguien a quien quiero tanto. marta me regaló por san jorge este libro con una dedicatoria que dice "siempre me has enseñado que para cuidar a los demás tengo que cuidarme a mí. supongo que de eso va este libro".
el problema es que marta no ha leído el libro (y tiende a regalar libros sobre violencia de género, realmente es su cosa).
marta es trabajadora social y trabaja atendiendo a mujeres que sufren violencia de género. marta va a odiar este libro.
porque todo en él es frustrante, saber que es una historia real, que alguien sin formación (muy claramente sin formación) se dedica a cuidar y a "salvar" a alguien vulnerable, con una narración que no va a ningún lado, que de hecho es repetitiva y temporalmente para mí un cacao mental importante (llevo leyendo este libro meses, cuando pensaba que algo ya había pasado de pronto descubría que no). por no hablar del final, que tiene mucha tela que cortar.
es cierto que tiene frases bonitas. pongo alguna para redimir lo poco que me ha gustado esto (porque es un regalo de alguien a quien adoro y no quiero que todo sea negativo, lo siento).
toda esa delicadeza caminando, tan frágil, hacia mí. me basta. estoy viendo el mundo.
el consuelo siempre existe entre dos cuerpos que se piensan.
sus palabras eran pequeñas aberturas por las que entraba la luz.
Historia dura pero escrita de una forma sensible, que atrapa , cercana, una obra íntima que tiene parte de su vida , una novela pero con tintes de ensayo. . Una historia de la que no quiero contar más de lo que viene en la sinopsis , pero una historia de esas que deberían ser obligatorias en los institutos. Una historia por desgracia real que da miedo. . Hubo partes que se me hicieron más lentas, quizá por uno de los personajes, pero el final fue totalmente inesperado , un final que te enfada pero un buen final. . Una historia que deja un mensaje claro y es hasta donde estamos dispuestos a ayudar a los demás y no abandonar nuestras propias emociones, que al fin y al cabo es lo primero, y no por ello es ser egoísta.
Estoy impresionada con la historia 🤯 hasta dónde nos puede llevar la mentira de una persona cuando mentalmente no estamos capacitados para identificar y diferenciar lo real de lo irreal. 😱
Con este libro pasé por tres estados: mientras lo leía, cuando lo cerré al final, y la post lectura (cabe decir que vengo rumiando la reseña hace tres días y que lo hice catarsis, gracias Adriana y Valentina por la escucha y opiniones). Durante el libro la lectura me resultó agobiante, sofocante, asfixiante … de una toxicidad extrema, de ambas protagonistas, que pocas veces he leído o conocido. Tratar de hablar de estas impresiones en un párrafo no alcanza, pero voy a tratar de ser breve y en Goodreads y youtube me explayaré más. Dos protagonistas dañadas, una física y mentalmente, Sara, otra mentalmente, Elvira, que es quien trata de ayudar a la primera. Sara (y no quiero espoilear) víctima de violencia de género solo encuentra consuelo en Elvira, mediante redes, mails y mensajes tan reiterativos, tan en bucle todo el tiempo, que crea una dependencia quizá aún mayor que con la de su agresor. Y no puedo decir más para no develar el final. La narradora, es la parte que sentí más peligrosa, y esta es MI OPINIÓN (como madre, como mujer, como víctima y como persona psicoanalizada) me hizo ruido, rechacé su papel, su accionar. Antepuso su EGO, primero lanzando una estrategia basada en la mentira, segundo dándole lugar a su necesidad de “buscar cuerpos dañados, dado que cuando no encuentro a alguien a quien socorrer me encuentro dañada” “¿quien me ha enseñado a querer así?” “Existe algo ególatra en la domesticación del daño, llevo toda mi vida tratando de alcanzar mi dolor”…. ”quiero entrar en el de los demás, reconozco mis angustias en la de los demás y no las quiero para ellos” “llevar a mi cuerpo todas las tristezas, como quien se para delante de un tren”… (textuales). En fin, tanto Sara como Elvira, dos personajes psicológicamente dañados donde la ayuda que se da es “lo que no está bien” (sea ficción o realidad). Duro, tóxico y asfixiante. Una pluma “poética” con miles de frases para marcar 📍 y pegar en post its, se nota el fuerte de la autora, la poesía (avalada x cientos de miles de seguidores) pero su prosa me abrumó, sofocó y me dejó con más preguntas que respuestas, me encantaría hablarlo con Elvira autora.
Me resulta muy complejo hacer una reseña sobre este libro y por el mismo motivo, se me complica calificarlo. La forma de escribir de Elvira siempre la encuentro atrapante y creo que explora con muchísima profundidad y belleza las distintas emociones y experiencias humanas. Pero esta vez me ha resultado denso, demasiado oscuro e intenso. Quizás sea de esos libros que deben ser leídos en momentos muy específicos de la vida. Quizás haya sido demasiado para mi. No lo tengo en claro.
Qué alivio haber acabado este libro... tremenda asfixia y encima sin verla venir. Ha sido un libro incómodo de leer, que señala la grieta de forma demasiado explícita. Quiero darle un abrazo a Elvira y decirle que gracias porque desde hace muchos años es el espejo de mis heridas y mis cicatrices.
“Las Vulnerabilidades” ha sido una montaña rusa de emociones. Lo que más me gustó fue la manera en que Elvira Sastre expresa los sentimientos, logrando que te acompañen a lo largo de toda la historia.
Es imposible no empatizar con Sara, cuya experiencia refleja la realidad de muchas mujeres en su día a día. El final me tomó por sorpresa, y me encantó cómo la autora reflexiona sobre lo vivido.
En este libro nos vamos a encontrar una historia personal de la autora donde nos abre la puerta a su intimidad y se desnuda (emocionalmente), demostrando un acto de valentía al dejarse atravesar por todas esas emociones y mostrándonos un camino de sensibilidad y autenticidad.
una compañera del trabajo (hola berniii) me contó que lo estaba leyendo y la sinopsis breve que me dio me pareció interesante. lo que más me gustó fue el enfoque de autoreflexión y autocrítica de la protagonista. el final sí me sorprendió pero no me parece la mayor fortaleza de todo el libro
Me gusta mucho la pluma de Elvira Sastre, y esta novela me tentó aún más cuando vi en su cuenta de Instagram que en la historia hay mucho de ella y había sido muy doloroso para ella escribirla. Desde la primera página, la novela es adictiva y dolorosa, porque querés saber cómo sigue, pero lo que narra te destruye y rearma poco a poco. Estuvo muy bueno leerla y comentarla al mismo tiempo con amigas lectoras porque íbamos contando pareceres y teorías. La novela trata temas importantes y actuales, como la violencia de género, el maltrato, las autolesiones, los problemas alimenticios, las adicciones y las enfermedades mentales. También nos deja ver cómo muchas veces las redes ayudan y generan vínculos, pero hay veces en las que no todo es lo que parece. El libro da un giro inesperado que me dejó con la boca abierta. Me ang8stioo mucho leerlo, pero lo recomiendo.