O narrador de Uma oportunidade tem certeza de que está enfeitiçado e de que isso o impede de tomar certas decisões contundentes e resolutivas – como, por exemplo, ligar para uma bruxa que possa solucionar seu problema. Entre taças de vinho, viagens, interrogatórios, tulpas e egrégoras, o protagonista faz de tudo – inclusive escrever um livro – para desfazer o feitiço que paira sobre ele. “Um autor genial. Faço bem em copiá-lo.” - César Aira “Eu o desfruto loucamente.”- Alejandro Zambra
Pablo Katchadjian es un escritor y poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1977. Graduado en Letras por la Universidad de Buenos Aires, Katchadjian ha dedicado su carrera a explorar formas innovadoras de escritura, desafiando las convenciones narrativas y expandiendo las posibilidades del lenguaje literario. Debido a eso, su obra es conocida por su creatividad y audacia, así como por su talante experimental y la capacidad para jugar con los límites de la literatura, abarcando poesía, narrativa breve y novelas.
Entre sus trabajos más comentados hallamos El Aleph engordado (2009), obra que reescribe y amplía el célebre cuento de Jorge Luis Borges, añadiéndole palabras y párrafos a la vez que mantiene el texto original. Esta obra tuvo como efecto colateral la apertura de encendidos debates acerca de los derechos de autor y los límites de la reinterpretación literaria, consolidando además a Katchadjian como una figura controvertida y audaz de la literatura latinoamericana, imprimiendo un estilo caracterizado la mezcla de humor, reflexión filosófica y experimentación con las estructuras narrativas.
Además de su faceta como escritor, Katchadjian ha sido editor y promotor de proyectos culturales. Sus libros incluyen títulos como Gracias (2011), una novela breve cargada de ironía y juegos de lenguaje, y Qué hacer (2010), una obra híbrida que combina poesía y narrativa.
El narrador y personaje de esta novela, parte desde el punto en donde está tratando de desenredar lo que le pasó, y la razón por la cual está escribiendo es para entenderlo y cuenta con un tono coloquial lo que le va pasando. Ya desde ahí entras en el mundo Katchadjian, en donde todo es posible, como si alguien te contara un sueño. Te transporta a un lugar en donde hay brujas y brujos, egregors, fantasmas, gitanos, guerra, vinos mezclados, interrogatorios, es una aventura y a la vez no es nada. Y siempre el asombro con el humor, una ternura medio inexplicable, y el que todo se puede ir a la mierda, pero de alguna manera milagrosa, no sucede así. Ese es el mundo medio rozando lo onírico y a veces rozando la realidad en el que te mete esta novela. Un poco te hace tomar todo en serio, y a la vez nada. Si Beckett existiera, seguro sería su fan.
“Nada más difícil que mover lo que se mueve como loco mientras está quieto.”
“...Quiero decir que prefero intuir y descubrir problemas, no describirlos o poetizarlos, y mucho menos explotarlos a mi favor. Me gustaría que... bueno... que leer o escribir sean una experiencia liberadora.”
“Me gustaría pedirles que momentáneamente aceptaran (ustedes) la exsitencia de cosas que ocurren y no ocurren al mismo tiempo, como el capítulo anterior. No es un pedido muy excéntrico, de todos modos, porque buena parte de la vida se desarrolla en ese lugar.”
“Qué maravilla, pensé: ¿Cómo podían darse las cosas así? Así se dieron. Aunque parezca, sobre todo esto último, algo inventado por mí, quiero pedirles que me crean que estoy contando lo que pasó.”
Este no era el libro de Katchadjian que buscaba pero fue el que encontré y ha sido un grato acercamiento a este autor.
Si logras pasar de la repetición del primer capítulo en el que este narrador (poco confiable) te cuenta por qué está escribiendo este relato, disfrutarás leerlo. Coincido con Swcheblin cuando dice que este libro tiene una onda de burla de los libros de autoayuda.
P.D: A mí me dio una onda a "si una noche de invierno un viajero" de Calvino, por cómo se va presentando todo
Me ha gustado mucho leerlo y pensar que lo estaba leyendo en el momento adecuado (creo que se necesita cierta predisposición para pasar por las partes más repetitivas y dispersas) Pero es divertido, tierno y te deja con una sensación que todo va a estar bien (o no pero que tampoco pasa nada).
"Porque -y ahí no había habido nada que elegir- yo quería llamar a una bruja porque quería que me desembrujaran. No tenía dudas sobre ese deseo".
"Creo que mi fantasía es que quien lee se maree también y así se le revele la posibilidad de que un texto le guste pero no por el texto sino por otra cosa".
Una nueva genialidad de Pablo Katchadjian. Los vericuetos del protagonista parece que no caben en una novela tan corta, pero con esta prosa se pueden hacer maravillas.
Me resulta difícil puntuar este libro ya que sus diversas partes (6 capítulos) me han generado sensaciones diferentes. El capítulo 1 me enganchó enseguida sumergiéndome totalmente en su lectura por lo que le pondría un 5/5 si el libro fuera esta sola parte. La segunda ya es un juego raro de experimentación que rompe con lo anterior y que me desconecto por completo resultándome incluso fastidioso. Con los posteriores capítulos me costó más volver a interesarme y sumergirme en el texto, gradualmente fue ocurriendo, pero no con la fuerza de la primera parte. En los dos últimos capítulos volvió a pasarme lo mismo que con el segundo. En conclusión, considero que es un libro que vale la pena leer. Quizás teniendo en cuenta la existencia de giros bruscos de la historia y narración en cada capítulo no resulte brusco y desagradable esos cambios repentinos. También, considero que, se podría pensar el primer capítulo de forma independiente como una obra que te sumerge y, por otro lado, el libro entero como, bien al estilo del autor, un juego de experimentación con la narración. Ambas formas de considerarlo aportan a su lectura.
El único capítulo que no me gustó fue el segundo. El resto me gustó muchísimo. Lejos de los libros más originales que he leído (tal vez el más). Me hizo reír bastante.
Nunca un libro había sido un objeto como esto que acabo de leer. Es en sí mismo una contradicción preciosa. Una letra necesaria en la literatura. Termino esta novela como quien termina de ver su futuro. Katchadjian condensa todos los tiempos en una historia simple. Contrapone lo obscuro y lo lúcido, lo complejo y lo vulgar. Recién lo termino y no creo volver a leer algo similar en toda mi vida. Qué felicidad encontrarse con estas voces.
Al terminar este libro (spoiler: con una sonrisa en la cara) se me vino la frase que usó Seba Wainraich cuando explicaba a un pedante periodista lo que causaba el fútbol en él: "No tantas cosas me ponen contento en la vida [...] Me gusta ser hincha porque no sirve para nada".
Eso causan los libros de Katchadjian en mí. Me ponen contento, me hacen reír, disfruto, lo envidio, admiro y me asombra y como dice Seba, me gusta leer a PK porque no sirve para nada. Lo dice él mismo (a traves de su personaje) en las páginas de este libro. No escribe sobre LOS GRANDES TEMAS, esos sobre los que hay escribir, tener una posición y pelear si involucran injusticias (y al no hacerlo sus temas son más trascendentales aún).
En esta ocasión el narrador y protagonista se descubre embrujado. Este embrujo lo restringe de hacer cosas, quiere salvarse y para esto visita 3 brujas (y algunas más). En el camino se enfrenta con unos policías literarios (que lo critican y le recriminan su estilo), se convierte en corresponsal de guerra y en dueño de un bar de sobras de vinos. Todo es anecdotico. El disfrute está en el cómo sucede todo esto.
El libro por momentos se plantea su rol como libro de autoayuda y creo que no está muy equivocado en su autopercepcion. Es una hermosa historia de amor propio, amor por el arte y la necesidad de autosuperación.
Lo empecé hace unos meses y después lo colgué. No me enganchó. Si bien la historia está buena, es dinámica, se lee rapidísimo y las cosas que le pasan al narrador tienen cierta gracia, en general no me terminaba de convencer, me parecía todo muy superficial, un tanto desparejo, ni fu, ni fa. Pero hace unos días fui a una charla entre Katchadjian y Carlos Ríos en la feria Edita de La Plata, lo escuché hablar al autor, fabular e inventar puras pavadas arriba del escenario, mover sus manos y sus dedos con nerviosismo mientras hablaban los demás, y no sé, me dieron ganas de retomarlo, de darle una oportunidad (guiño, guiño) y lo agarré de nuevo. No lo empecé otra vez, seguí por donde lo había dejado, que era algo así como la mitad. Y no te voy a decir que es una cosa maravillosa y excelente, pero me terminó gustando más de lo que me había gustado cuando lo empecé. ¿Tendrá algo que ver que el propio Katchadjian, que antes tenía por un tipo medio porteñópolis pedante, ahora me haya caído bien después de escucharlo hablar? No lo sabremos nunca. Pero hay que darle una oportunidad a Una oportunidad; es una buena y muy dinámica novela.
Un narrador embrujado escribe para liberarse del embrujo. Para despistar al espíritu que lo acosa escribe cualquier cosa, pero especialmente sobre la escritura misma. No le interesa la ficción, que le parece poco; desconfía del sentido: "no estoy pensando en que se entienda lo que digo sino en contar algo para entenderlo". Mi lectura derivó entre la incomodidad y el hastío, aunque por momentos me divertí o cacé una buena idea en el aire. Me fatiga un poco la reflexividad semántica, siempre revisando la frase anterior, jugando con las palabras, huyendo deliberadamente de todo lo que empiece a parecer una narración convencional. "Estar al borde del desastre sin caerse exige bastante control", dice el narrador, y tiene razón; no creo que ese control sea suficiente en este caso. Hay que aceptar una y otra vez nuevos contratos de (in)verosimilitud: reporteros de guerra, brujos que huyen a Cancún, expolicías matones con sensibilidad poética; la ironía se agota en algún momento. En una nota al margen, ¿será consciente el autor de lo conservadoras que resultan las fantasías machistas del narrador en medio de tanta experimentación formal?
Una oportunidad de cambiar (o no), una oportunidad de dejarse llevar (o no), una oportunidad de elegir (o no)...
Mi primer acercamiento a Katchadjian, muy interesante. En mi desconocimiento de todo, me ha recordado a lo aún poco que conozco de Cesar Aira. Una historia que va avanzando, sin grandes sobresaltos, narrada por el propio protagonista, con un lenguaje sencillo (y tal vez mentiroso) en el que pasan cosas a veces un poco irreales; un embrujo, fantasmas, brujas y brujos... todo con pequeñas reflexiones sembradas aquí y allá y un algo de juego (ese interrogatorio), de ligereza pero con profundidad. El juego de la vida, lo inesperado, los fastidios y la grisitud... Me ha gustado y repetiré con el autor.
Rara. Rarísima. Una prosa horrible hecha a propósito es bella (?). El libro admite un crisol de lecturas, pero me quedo con dos:
1) la idea de “””parodiar””” la autoayuda es buenísima. No sé si lo consigue dentro de una expresión algo torpe del mensaje que parece querer hacer llegar, pero el simple intento tiene mérito.
2) la figura de la autoridad es una metáfora para referirse a los críticos, los “dueños” de los cánones estéticos literarios. Válido.
Quizás no termina de encantarme. Y es que puede que no esté hecho para mi. Pero me gustaría volver a leerlo más adelante. Porque parece que las malas novelas también pueden ser buenas, o no (¿entendieron la referencia? jaksjaksj xD).
¡Bueno! me demoré en escribir esta reseña sobre una oportunidad. hace un tiempo que terminé esta novela, entonces creo que esta reseña no va a ser lo más reciente que me voy a acordar sobre la historia de nuestro protagonista. lo que me puedo acordar es que el narrador está embrujado y tiene una suerte de mierda, ja, ja, ja. la vida del narrador es el contrario de la mía. sinceramente, yo tengo una suerte y hago todo lo posible para que una bruja no me embruje. pero conozco uno o dos chabons que tienen la misma suerte que nuestro narrador. yo no soy muy simpática con esta gente, porque lo merecen.
Primer libro que leo de Katchadjian. Me encantó. Le escuché decir en una entrevista que escribiendo se divierte muchísimo, que en parte se debe a que no sabe a dónde conduce la historia y que escribe para enterarse. Esa creación in situ se transmite al lector, creo. Es una novela absolutamente impredecible. La ficción como varita mágica que le permite -dentro de un marco realista- cumplir con deseos como un niño en un parque de diversiones. Imposible de soltar; experiencia de puro (primer) placer.
Me hizo pensar en la enfermedad, en la búsqueda constante de un momento, entre los momentos, donde no pensar en ella. Por su absurdismo y genialidad, este libro es un gran momento.
"Uno está embrujado desde el momento en que se da cuenta que está embrujado"
"A mí me dolía y no me dolía, porque todo ocurría y no ocurría".
Sólido 4.5 Apenas he cruzado la barrera de los 100 libros leídos, por lo que seguramente encontraré lo que me ha fascinado de Pablo en algún lugar. La novela de Pablo ha hecho conmigo lo que ha querido, el narrador me ha usado y no me siento apenado ni culpable pues en su proceso lo he disfrutado. Poco dice la sinopsis y creo que es mejor. Anímense.
Una Oportunidad es un juego entre la ambigüedad y lo obvio, lo que se sale a buscar pero se tiene en frente. La narrativa es caprichosa pero te cuenta las cosas como pasaron, para encontrar sentido a lo que se vive, sin detenerse en detalles innecesarios, en donde quizá puedas encontrar un poco de ayuda y entretenimiento si le das la oportunidad :)
Me costó terminar este libro. La prosa fuera de lo común hace difícil empatizar con el personaje y con la narración. Sin embargo, la propuesta de literatura de vanguardia es interesante y la crítica a la literatura actual está clara. En general, creo que es una propuesta interesante que vale la pena explorar con paciencia y con mente abierta.
Estupendo. No sigue ningún tipo de norma ni estructura. El narrador es completamente inestable y disperso, divertido. He sentido el egregor como un símbolo de mis propios pensamientos repetitivos y obsesiones. Igual también tengo un egregor. Como dice la bruja, todos estamos embrujados.
Simpático, divertido y profundito. Las contradicciones constantes del narrador envuelven a una en el embrujo y eso no es desesperante como podría ser la falta de certezas sino que es agradable y relajante
Um relato maluco, que oscila entre o paródico (auto ajuda, esoterismo), a crítica da literatura auto reflexiva e a aventura filosófica. Definitivamente a leitura mais divertida desse ano. Daria um filme engraçadíssimo.
o começo do livro é espetacular, mas no meio se perde muito o ritmo e o tom (é terrível a parte do interrogatório). De qualquer forma, acho que vale a nota pela criatividade da narração e pela (muito engraçada) sutileza com que constrói a questão do feitiço
Un libro original, dificilísimo de reseñar. Es entretenido, es único, es gracioso, es ganchero. Por momentos se pone extremadamente delirante pero cuando retoma es genial. No se, me gustó.
Me gustó mucho. Disfruté ir encontrando en la historia un mundo de posibilidades en las que todo puede suceder. Además la prosa me ha parecido muy linda.