A thrilling metafiction about grief, the internet, and the difficulty of knowing others, The Voices of Adriana combines the psychological acuity of Marguerite Duras with the creative possibility of One Thousand and One Nights.
Adriana has become obsessed with her father’s online dating. Recently widowed, he’s on a self-destructive, manic search for a partner to accompany him through his twilight years. At the same time, her life as an isolated grad student feels unreal, and to fill the void of her mother’s death, Adriana begins writing, trying on different voices. She builds worlds from the online profiles of her father’s latest flings, that is until more fundamental voices—those of her grandmother and mother—begin calling out to her in the night. The Voices of Adriana, the latest from Spanish writer Elvira Navarro, is an innovative novel about grief and how we might reanimate the voices of those we’ve lost, not as ghosts, but as living parts of ourselves.
(Huelva, 1978) es licenciada en Filosofía. En 2004 ganó el Certamen de Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Madrid, y entre 2005 y 2008 disfrutó de una beca de creación en la Residencia de Estudiantes. En 2007 apareció su primer libro, La ciudad en invierno (Caballo de Troya), que fue acogido calurosamente por la crítica y distinguido como Nuevo Talento Fnac. En 2009 publicó La ciudad feliz (Mondadori), que obtuvo el XXV Premio Jaén de Novela y el IV Premio Tormenta al mejor nuevo autor, y que resultó elegido por Culturas del diario Público como uno de los libros revelación del año. Elvira Navarro fue incluida en la lista de los 22 mejores narradores en lengua española menores de 35 años de la revista Granta.
Ha colaborado con revistas como El Cultural de El Mundo, Ínsula, Letra Libres, Quimera, Turia o Calle 20, y con los diarios Público y El País. Ejerce la crítica literaria en Qué Leer y en el blog La tormenta en un vaso, e imparte talleres de escritura.
En este mundo tan preocupado con lo material cada vez es más difícil pararse a pensar o interesarse en lo existencial, pero Elvira Navarro sabe preparar el terreno para que entres por el mundo material de los vivos, a través de la relación de un padre y una hija y acabes mezclándote al final con voces pasadas como las de Adriana.
Se trata de un duelo en tres actos: El padre, la casa y, al fin, las voces. Un tipo de voces que posiblemente todo el mundo lleva dentro y que aquí, como si fuera posible hacer un cordón con nuestros ancestros, podemos escuchar. Este libro es una especie de cadena de ADN, lo que llevamos en nuestros hombros de nuestras madres, padres, abuelos, bisabuelas y lo que en sus hombros cargaban de sus antepasados, una carga genealógica, no solo genética, que sigue acechando en nuestra vida presente. Qué maravilla. ♥️
Es el tercer libro que leo de esta autora. Siempre es una sorpresa leerla, una magnífica sorpresa. En este libro me ha sorprendido la estructura: tenemos un pasado inmediato junto al padre (la parte más tierna de la novela ❤️🩹 y por la que he tardado en reconocer el estilo de esta escritora), un pasado más clásico (la infancia de la protagonista en la casa del pueblo, que quizá sea la parte que más me ha emocionado porque me ha hecho darme cuenta de que no hace tanto éramos muy diferentes a lo que somos ahora) y un hiper-pasado, que son las voces y que solo por esas voces ya habría valido la pena toda la novela.
Llego a esta novela siguiendo las recomendaciones de gente cuyo criterio respeto pero que en este caso no comparto, recomendaciones que solo puedo entender porque "Las voces de Adriana" es un ejemplo de esa literatura tan de ahora, de cercania o proximidad, cuyo merito reside, para quien asi lo considere como tal, en conseguir que quien lee se vea reflejada/o en situaciones y personajes, que se reconozca en tal o cual elemento biografico o en tal o cual sentimiento o historia familiar. Es cierto que la novela va de menos a mas y que mejora cuando deja atras el estilo a ratos literaturizado y a ratos ramplon ("piso coqueto", "espectaculo dantesco") y el cumulo de lugares comunes y compromiso superficial disfrazados de "cirujia precisa y certera de las emociones" como reza la contraportada. Navarro busca la relevancia social en esas 50 paginas postreras incrustando el nucleo de la historia en la Guerra Civil y en la generacion de la abuela pero es un ejercicio en ultimo termino impostado e inofensivo, por mucho atrevimiento estilistico que ensaye.
Esta es una escritora diferente, muy interesante pero que no me es fácil leer ni comprender. Se enfoca mucho en los conflictos y en sus orígenes; en la psique de sus personajes y en la manera que tienen de procesar las cosas. También se enfoca en las edades limítrofes que, entiendo yo, son las transiciones entre el final de una etapa vital y el comienzo de otra. Y a veces esta transición implica pérdida y con ella, cambio. Tiene tres partes: EL PADRE, LA CASA, LAS VOCES. La estructura nos lleva desde lo que se ve, lo tangible, que es su padre (el único familiar que le queda), hasta lo que no se ve, lo que no se puede tocar y que vive en la psique de Adriana, que son sus voces, las voces de su madre y las de su abuela. El eje de la novela es el aprendizaje de la muerte a través de los demás. Rescato una reflexión muy bonita que Adriana hace sobre sus padres. Nos dice que donde su padre aportaba tranquilidad, fortaleza y paciencia; su madre era nervios, fragilidad y exigencia de inmediatez. Y no entendía cómo podían llevarse tan bien. Cuando su madre falleció, lo entendió. Una pareja funciona por lo que sus mutuas diferencias compensan y complementan, más que por sus similitudes.
le pongo 3 estrellas porque tampoco me ha disgustado yo desd un principio no queria leer este libro me daba una pereza inmensa, pero como ganó el cálamo dije venga va… pues bueno siento que si no lo hubiera leído tampoco me hubiera perdido nada
"Cuando los hijos empiezan a ser padres de sus padres, ¿comienzan a estar definitivamente solos?"
"nadie se acostumbra a las caídas a pesar de estar todo el rato cayendo, como quien no para de montarae en aviones y cada vez siente el mismo miedo. Las cosas no se superan. No se sabe qué pasa con ellas, pues a veces todo cambia".
"La casa estaba siempre en un mismo orden escrupuloso. Un vaso encima de la mesa hacía rezongar a su abuela: «Pero ¿quién se ha dejado ese vaso ahí?». Las cosas eran devueltas inmediatamente a su sitio tras su uso no solo por una manía de orden, sino por una cuestión de dignidad hacia los objetos".
"Su abuela todavía no estaba hueca: la habitaban los fantasmas del pasado, seguía hecha de trozos de los suyos. Si sus recuerdos se hubieran borrado, ¿en qué se habría convertido?"
"Si hablaban mal, empezabas a sentirte mal. Pero si nadie decía nada, una estaba bien por dentro. No hay nada dentro que no haya empezado fuera".
"¿Por qué cuando somos niños nunca estamoa solos y siempre hay alguien debajo de la cama o respirándonos en la oreja?"
I've never knowingly read any autofiction before, and this was a great introduction.
For me, this book consisted of two main parts. The first part is Adriana following her father's online dating exploits, which is hilarious and sad in equal parts.
The second part mostly revolves around the death of Adriana's mother, and a lot of reflection on the role of women in general.
It's hard to summarize this book, because it contains a lot of reflection. But I enjoyed spending time in Adriana's head, and the writing (and translation) were incredibly easy to read and enjoy.
La verdad es que me cuesta decir algo de este libro. No había leído antes a Elvira Navarro y me sorprende que este sea su estilo. Cuando lo empecé, me enganchó. Pero no me enganchó la historia, sino la promesa de lo que el libro podría ser. Y, finalmente, creo que para mí se queda en eso: aquello que yo pensaba que encontraría y nunca se materializó. Me parece que la tercera parte de la historia es la más poderosa y, aunque comprendo que sería imposible escribir un libro completo de esa manera, la disfruté lo suficiente como para quedarme un rato pensando en ella. Es más de lo que puedo decir del resto de la narración porque, pese a algunas frases y expresiones “subrayables”, me dejó bastante fría. Me ha parecido un libro del que cuesta decir algo, pero no porque no haya nada que decir, sino porque es todo tan disperso, genera tan poca empatía, la narrativa es tan brutalista… Es extraño.
Dice la contraportada: “¿Qué voces nos habitan?” y en gran parte, Adriana, la protagonista del libro, se dedica a reflexionar sobre ello. ¿Hasta qué punto nos condicionan quienes nos rodean, así como sus experiencias y anhelos? Aunque la historia comienza como una novela al uso, poco a poco se va centrando en analizar el impacto que los ambientes, lugares y personas que forman nuestro círculo más cercano tienen en nosotros; y culmina con una especie de genograma a tres voces. Una obra diferente, sin duda.
Una historia a tres voces, contada por las mujeres de una misma familia: abuela, madre e hija, sobre los fantasmas que nos acompañan. Pero también una historia sobre el ser hijo, y cómo cambia la relación con nuestros padres a medida que crecemos.
A novel about grief, told in disconnected almost vignette-like chapters. Navarro is able to give snapshots in time, illustrating Adriana's grief over time. She grieves her mother, struggles with/worries about her father's behavior, manages school and traveling to help her father, tries to manage her loneliness, and then grieves her father's decline. Writing is her outlet.
An interesting little book, covering a lot of time and worry in under 200 pages. But this is character-driven, which is not really my thing. Yes things happen, but we drop into Adriana's life and then back out of it.
The last section, The Voices, was far and away my favorite, as Adriana, her mother, and her grandmother are in conversation (but not really), and we get some background information and more details that help explain their behavior in the earlier parts. The whole book could have been written this way IMO.
Aquí tenemos una novela dividida en tres partes, las cuales, carecen por completo de diálogos y de capítulos. La primera, introductoria, gira entorno a los pensamientos, preguntas y algunas respuestas en forma de pregunta de Adriana y sobre la relación con su padre. Extraña y diferente. Quizás no la relación pero sí el padre. La segunda parte es más de lo mismo con la inclusión de más trama y más personajes. Además de que aquí se trata más la relación con su madre y el duelo. Todo ello regado siempre por las redes sociales y el avance tecnológico del cual se carecía en otras épocas. También de lo antisociales y retraídos que nos tornamos a medida que avanzamos en ellas, a medida que pasan los años. Una tercera parte que me ha desconcertado en la que, a modo de entrevista sin preguntas, encontramos una especie de resumen de la vida de tres mujeres en tres épocas diferentes. La misma línea familiar vista y vivida por diferentes puntos de vista y diferentes actitudes. En las tres parece que solamente haya como enlace la sangre puesto que en carácter, creencias y pensamientos, difieren en demasía. Un libro en el que si te sumerges, no cuentes con una lectura fácil lo cual parece debido a su extensión pero en absoluto.
Una experiencia literaria de altura. Destaco el manejo y buen uso del lenguaje, de las figuras estilísticas y de la estructura. La obra tiene como tres momentos y está escrita en buena medida a modo coral. Son esas voces narrativas las que le confieren un valor lírico, no exento de poesía en muchas ocasiones, a una narración en la que prima, más que la historia la propia narración. Es una historia de lealtades ancestrales, y del peso de la biografía.
cómo darle voz a tu madre y abuela fallecidas? hablando tú, intentando que hablen desde ti, porque al fin y al cabo tu cuerpo ha estado dentro de tu madre, así como el suyo dentro de tu abuela y por ende, estáis hechas de la misma materia. Sois lo mismo. Un libro un poco caótico pero con reflexiones rescatables.
«Cuando los hijos empiezan a ser padres de sus padres, ¿comienzan a estar definitivamente solos? La razón le decía que no, pero en el corazón llevaba un desgarro anticipado»
¿Podemos ser huérfanos a los cincuenta años? La sociedad no lo ve bien, cuando lo dices te miran de reojillo y, es más, te limitan el tiempo de duelo, como si fuera sencillo pasar página. Cada uno reorganiza sus emociones como puede y superar la muerte de los que nos acompañaron desde nuestro nacimiento, que nos enseñaron a hablar, a andar, a montar en bici, que nos curaron las primeras heridas, aquellos que siempre estuvieron sin esperar nada a cambio, cuesta y mucho. Decía una compañera que es la última enseñanza que nos ofrecen, aprender a vivir sin ellos.
«¿Qué sabe nadie lo que conviene a los demás?»
La madre de Adriana murió, pero le quedaba su padre, sin ser consciente de ello, se agarró a ese lazo para no reconocer la ausencia del otro, pero con el ictus de su padre, algo dentro de ella se rompe, una sensación de ausencia, sin serlo, la sobresalta. Una novela que habla de la familia y la perdida, y todo lo que lleva relacionado, la herencia, las relaciones personales y los conflictos internos.
Una novela que dependiendo del estado de ánimo abre más o menos brecha.
Salta a la vista que Elvira Navarro es una autora de técnica, de altura. Consagrada tanto por premios como por reseñas de los que saben, de los que tienen autoridad.
A mí me ha resultado un libro extraño. Está dividido en tres partes. Y aunque Interesante en su estructura, me ha resultado algo confuso e irregular. Puede que no haya estado lo concentrada que debería para una lectura exigente.
Me ha gustado la idea de las voces que nos habitan, ese legado intangible de los que nos preceden, y su posibilidad literaria, también la noción de cómo se va amputando nuestra existencia a medida que vamos perdiendo a nuestros seres queridos. Ante eso, solo tenemos la memoria, que al final no deja de ser una ficción.
Me ha gustado descubrir a esta autora, una voz diferente, aunque creo que tengo que seguir leyéndola para tener un mejor juicio sobre su obra.
(3,5) Las voces de Adriana es una novela en tres actos que, siendo diferentes entre sí, comparten un carácter que calificaría como más personal que intimista. Explora la relación paterno-filial, el significado del hogar de la infancia y la herencia o cómo se recibe el testigo de generaciones precedentes. Como principal crítica, creo que la novela está orientada a conseguir un resultado muy concreto y para ello recurre a la literatura ágil, a lugares comunes poco originales y a una idealización del periodo de la infancia. Además , la protagonista me ha resultado un poco insulsa. Creo que este relato puede ser visto como un buen ejercicio creativo, pero me habría gustado profundizar de veras en las raíces de esta historia y que fuese la tierra la que se quedara pegada a los dedos de quien lee; no las voces que se lleva el viento.
Reconozco la habilidad técnica de Navarro y la intimidad de su mirada, pero este libro no logró conectar conmigo emocionalmente.
Lo que funcionó: Los capítulos están cargados de significancia personal, y se nota la perspicacia de la autora en cada detalle cotidiano.
Donde perdí la conexión: La distancia cultural (muchos detalles muy españoles) creó una barrera que nunca pude cruzar. Leí cada página sintiendo que observaba desde afuera una vida que no lograba habitar. La inmediatez emocional que busco en las memorias nunca llegó.
Puede que haya sido mi momento como lectora, o simplemente que este texto necesita un lector más afín a sus referencias. Definitivamente hay calidad aquí, pero no para mí.
Las voces de Adriana es una novela dividida en las tres partes de un duelo. Uno de estos libros que no tienes previsto leer pero que te encuentras en la sección de novedades de la biblioteca pública.
De esas tres partes, la primera de ellas, dedicada a sus padres, la relación que tuvo con ellos, y las enfermedades por las que transitaron ha sido la que más me ha gustado.
Sin duda destacar la forma en que la protagonista entremezcla su voz interna con las experiencias de sus padres. Un diálogo no extremadamente profundo pero si muy intimista.
«¿Tenía sentido, se preguntaba Adriana cada vez que observaba a todos aquellos viejos apiñados frente a un televisor en una sala común, que la medicina siempre buscara alargar la vida, aun a costa de que un ser humano pasara sus últimos años como un vegetal? Siempre se contestaba lo mismo: ¿qué sabía ella sobre cuándo era mejor morirse, sobre las circunstancias de aquellos ancianos, de si a sus hijos les confortaba verlos o de si, a pesar de todo, ellos preferían tener la existencia de un mueble antes que estirar la pata?»
No ha sido mi favorito hasta ahora. Adriana es una mujer sola, no logra conectar con hombres, ni por las páginas de citas, se siente triste, su abuela y su madre fallecieron, ahora su padre está muy enfermo y es terco. Gran parte del libro la protagonista habla del cuidado de su padre, las novias de su padre, luego habla de su infancia y bueno, es en resumen la historia de muchas personas que tienen a sus padres ya viejos y con enfermedades difíciles.
This entire review has been hidden because of spoilers.
Un libro magistral. Escrito con tres estilos distintos perfectamente ensamblados, empieza con un tono aparentemente ligero hasta que, al llegar a la parte de "La casa", te agarra y ya no te suelta. Lo he leído con el corazón en un puño, sobre todo la segunda y la tercera parte. Esta última es todo un ejercicio de alta literatura.
Escribir de precariedad, manteniendo una voz narrativa nítida y rica en detalles (sin un tono lastimero) es algo que siembre hay que celebrar. Navarro expone un mundo parcialmente oculto, o del que se quiere omitir: los padres, sus enfermedades, y cómo eso puede suponer una conexión con la ternura, como también con profundos malestares. ¡Bravo, Elvira, bravo!
this took me too long to finish, but I’m glad I stuck it out because I really enjoyed the third part and its musings on trauma, specifically how it is reprised or rewritten within storytelling.
“I’ve been frightened most of my life, but I’ve occasionally experienced power: the opposite of fear…. Is there any other way to scare off fear than by not resisting it?”
Este libro me ha gustado por la forma en la que está escrito porque describe de una forma muy visual todo lo que está pasando. Es un poco atípico, tiene tres partes, en una habla del padre, en otra habla de la casa donde la autora pasaba los veranos y en otra se recogen las voces de los diferentes personajes que intervienen en la obra.
Me ha gustado especialmente la segunda parte. La primera me ha parecido un preludio y la última se me ha hecho pesada; especialmente teniendo en cuenta lo mucho que me había interesado la anterior. Igualmente muy interesante, me ha hecho pensar mucho.
Un libro atipico. Sin apasionarme me ha interesado y me ha mantenido enganchado a esa voz tan particular. Siempre me interesan los pensamientos en voz alta y las reflexiones sobre la propia creación literaria dentro de la misma.
Me gusta como cuenta lo cotidiano su autora y este libro es simplemente pura vida , con su abono transporte, con sus vacios y con sus ausencias y la química humana tan real como inventada. "Las voces de Adriana" de Elvira Navarro, un libro para no dormirse en el tren ni en la vida.