Después de no encajar con la antología de El amor ese viejo neón, la última del domingo me ha devuelto a esa conexión con Karmelo.
Me gusta el estilo lento, de observación y de detalle. El regusto que te dejan poemas breves y situaciones normales de las que él es capaz de encontrar algo que las haga especiales.
muy chulo. lo más bonito es cómo encuentra un tema para escribir en cualquier cosa pequeña de la vida. el estilo está bien. a veces igual demasiado directo y las cosas visuales no me convencen, pero con cosas interesantes con las ironías, el ritmo de ciertos poemas, y algunos punchlines interesantes al final.
al final inspira que es lo que cuenta y tocará ir volviendo a él a ver qué tal
Poco más que wow puedo decir de este libro. Llevaba mucho queriendo leer algo de Karmelo y me lo regaló mi amiga Irune por mi cumpleaños. Y no puedo esperar a leer más de este autor. Me ha encantado su capacidad para hablar de forma tan poética de cosas tan mundanas y tan alejadas de él amor y desamor (que son los temas más tópicos). Cada poema me hace disfrutarlo y sobretodo admirarlo.Se me quedan cortas las palabras pero es una lectura que recomiendo mucho muchísimo, eso sí sabiendo que no es un poemario típico de poemas románticos sino algo distinto en donde los poquitos poemas que hablan de ese tipo de amor son muy muy bonitos.
"Si lo pienso la vida ahora también tiene ese tono sol de última hora de la tarde que se agarra a las fachadas cada vez con menos fuerza"
Me gusta como mezcla el concepto de rutina y su impacto en el paso del tiempo (too much boomer amargado en alguna ocasión). Sin embargo creo que se insiste demasiado en esta única idea y la formulación es demasiado directa a veces. Ademas tantas aclaraciones entre el texto en forma de paréntesis o incisos no terminan de gustarme.
Supongo que no es mi estilo, pero hay que exponerse a todo!
This entire review has been hidden because of spoilers.
«Es un mundo inmenso, lleno de matices, por eso, cuando aparece, cada uno es infeliz a su manera.
Luego van pasando los días, el dolor cede, se vuelve rutinario, predecible, te preguntas si acaso no será solo eso la vida, puedes incluso pensar que has podido con ella.
La realidad, sin embargo, es muy distinta: llegados a ese punto, ya ni necesita que la sientas.»