"Devoro algo mmmuerto", obra de Lorena Aviña publicada por @liberoeditorial, está formado por un poema introductorio y tres partes: "Destazar", "Engullir" e "Inhumar". Ese poema introductorio habla de la necesidad de la escritura, que emerge como un impulso: "luegoescribofrenética/me gusta ver las palabras mezcladas/como los incontrolables elementos/que forman la arena". Después, la autora deja al descubierto diferentes heridas: disfemia, obesidad, desarraigo.
De la primera parte me ha llamado la atención la forma en la que el verso se mimetiza con los trastornos del lenguaje para expresar la así la dificultad comunicativa y la incomprensión que sufre por ello: "Desde mis primeros miedos/donde aprendí a callarlo todo/y ocultarlo/bajo trincheras/me encuentro en los silencios creados/en el limbo de la insuficiencia y la vergüenza". Los fonemas son dagas que hieren, dificultan y separan. Lorena Aviña logra concentrar en unos pocos poemas la angustia y el sufrimiento que provoca esa situación.
En la segunda parte, "Engullir", aborda otros golpes también dolorosos: "Antes de ser nombrada/me llamaban La gorda/y ella es quien hablará aquí". El cuerpo es una realidad que duele y términos como "asco", "odio" o "rencor" son parte del campo semántico que ocupan este apartado.
La tercera, tras la suma de las vivencias anteriores, deja asomar el resultado una identidad formada desde las vivencias pasadas : "no sabes de dónde viene tu nombre/Reconstruida por otros/hasta los huesos". El cierre habla de la llaga que perdura, sin espacio para la esperanza.
A lo largo de todo el poemario aparece una figura, la de la madre, que oprime y asfixia y su ausencia (su muerte) es sinónimo de liberación de ruptura necesaria y extrañamente sanadora.
El viaje al pasado se encuentra ligado a la necesidad de olvido y así queda plasmado en la dedicatoria del comienzo: "A nuestra memoria,/por el trabajo de olvidar." Se trata, en definitiva, de un poemario incómodo, que remueve por su dureza y que a la vez sorprende.
Tuve la fortuna de entrevistar a la escritora y desde que nos comentó acerca de su novela, supe que definitivamente debía leerlo, vaya que no me equivoque.
El poemario es fuertísimo, dividiéndose en tres parte. La dificultad de vivir siendo tartamuda y disléxica, como es vivir siendo gorda y la relación tan fuerte con la madre.
Sin duda mi parte favorita fue la segunda, la mayoría si no es que todas las mujeres han vivido con problemas respecto al cuerpo y salud. Es interesante poder verlo de una forma tan cruda.
Con algunos poemas debía cerrar el libro para procesarlo o aguantarme las lagrimas.
Mi único problemas tal vez sea que algunas partes tuve dificultad para entenderle por más que las leía, ya sea porque es algo que no he vivido o porque algunos de los poemas se entienden si los lees en voz alta, que en parte es correcto pero eso dificulta la lectura del libro.
Me recordó un poco al libro de Jennette McCurdy pero al igual que ese libro, es crudo, fuerte pero vale la pena leerlo.
Este poemario es corto pero tendrás varias horas de reflexión, versos que duelen o inclusive te reflejas en las palabras de la autora.
Creo que nadie está preparado para leer este poemario, pero deberían hacerlo ...
Tuve la fortuna de conocer a la autora en la feria municipal de GDL y al contarme un poco sabía que era algo que me iba a tocar fibras sensibles.
Los poemas nos transportan por tres partes desde como es vivir siendo una persona con tartamudeo y disléxica; luego nos adentro mucho al ser goda en un mundo que promueve la delgadez y por ultimo el impacto de la relación con su madre.
Aquí nos presenta un sistema donde desde la vista del afectado nos cuesta desarrollarnos en entornos de convivencia lo cual hace que podamos identificarnos mucho mas y también lo duro que es ver a la figura materna como una villana o alguien que solo te daña.
Aunque algo que si puedo mencionar algunos poemas son confusos y eso puede llegar a revolverte o perder en la lectura.