Lectura corta y amena sobre la historia de la cultura narco en Medellín. No me encanta este tema a decir verdad, más bien soy esquiva, pero siento que es una buena lectura que invita a entender más que juzgar.
Recuerdo mucho ver la portada de este libro en las estanterías de mi casa cuando era pequeño, durante esa época tan difícil que vivió Medellín desde mediados de los ochentas hasta mediados de los noventas. Pero nunca lo leí. Me lo encontré de nuevo después de tanto tiempo, cuando la situación, aunque difícil, no tiene ni punto de comparación con lo que fue en aquellos tiempos.
Salazar (quien se convirtiera unos años después en el alcalde de Medellín) describe a través de varios personajes la dura vida de los jóvenes sicarios y de los habitantes de los barrios más marginados de la ciudad. Usa un lenguaje propio de estos grupos, el cual hoy, casi treinta años después, ha permeado la sociedad en general, lo que tal vez es una señal de cuánto la violencia nos ha marcado.
Es un libro corto y entretenido. Duro, eso sí, ya que expone al lector a realidades que pocos viven, pocos comprenden y muchos queremos cambiar.
En los años ochentas cuando los barrios de Medellín perdieron sus nombres para convertirse en comunas, Alonso Salazar comienza un trabajo investigativo el cual tuvo como resultado este libro que está compuesto de crónicas donde sus protagonistas ( sicarios, sus madres, sacerdotes de los barrios donde vivían los sicarios, enemigos de los sicarios) dejan testimonios que revelan una mentalidad juvenil a la que el estado colombiano se negaba a mirar y a considerar. Los personajes hablan con su propia voz, de una manera sincera y a menudo descarnada; muchas veces sin juzgar a nadie, mucho menos a ellos mismos. Son, simplemente, lo que son y así se expresan, se muestran sin vergüenza y a menudo sin culpa. El autor simplemente nos los presenta. Y que seamos nosotros los que saquemos nuestras propias conclusiones con respecto a la cultura de la violencia. Porque la violencia es también eso, aunque sea forzoso reconocerlo: un modo de vida para muchos.
No es más que un desgarrador y brutal relato en voz propia de asesinos y sicarios, durante las peores épocas de violencia en la ciudad de Medellín, Colombia.
No dudo acerca de su valor desde el punto de vista histórico y de las enseñanzas que deja para las nuevas generaciones, también comprendo la atemporalidad de esta lectura, sin embargo se vuelve un ejercicio rutinario y monótono en lo que parece un sinfín de relatos violentos de seres completamente arrodillados al desprecio por la vida y amor por el dinero, un aspecto del cual los colombianos, ya tenemos suficiente.
No nacimos pa semilla Este libro narra experiencias de la guerra entre bandas de Medellín en la década de los noventa, entre ellas por el sicariato, venta de estupefacientes y la delincuencia común. Muchas veces uno ve noticias y piensa que a todas esas personas se deberían encarcelar o en casos más extremos, aniquilar. Pero es que es muy fácil criticar bajo la comodidad de un techo, cuando la realidad de todos esos jóvenes es tan complicada que muchas veces no les queda otra opción que atracar, matar o secuestras. Muchos de ellos, como lo expresa el autor del libro, Alonso Salazar, crecieron sin ninguna figura paterna y es que las mujeres finalmente son más condescendientes y más permisivas con los hijos. Un padre responsable siempre impone límites que a la larga son beneficiosos para los jóvenes. Me llamó mucha la atención la manera en cómo se hacen ciertas cosas por imitación; en el caso de los jóvenes que ven como sus amigos consiguen carro, moto, ropa, chicas bonitas, se siembra en ellos ese deseo de adquirir también ese estilo de vida y como han llevado una vida llena de privaciones quieren salir conseguirlo inmediatamente sin importar a cuál costo. Allí también juega un papel importante la desconfianza y el no creer en la policía, lo que genera que muchas familias quieran tomar la justicia por su propia cuenta. Medellín más que otra ciudad de Colombia ha sufrido más el conflicto y la guerra entre bandas, debe ser por haber nacido allí Pablo Escobar, por estar tan apartada de otras ciudades de Colombia, por su topografía que hace que muchas partes de las laderas sean de difícil acceso para la justicia. También, porque en las montañas de Antioquia se vivió más profundamente la guerra entre guerrillas – estado – paramilitares, por la selva montañosa característica del departamento donde dichas milicias pudieron asentarse con facilidad, lo que generó desplazamiento que desembocó en Medellín; una ciudad con mentalidad de pueblo pequeño que no pudo absorber esa cantidad de cambios y gente. “En Medellín el nivel de ingresos es inversamente proporcional a la altura del barrio.” “La ausencia del estado refuerza la mentalidad de ilegal de los sectores de Medellín.”
This was very interesting and informative. I'm currently trying to edit a novel about tourist culture in Medellin (among other things - LOL that's what it's about for now at least) so this was interesting background reading, even though it takes place in a time period my book doesn't deal with. I found the discussions of the young men as "disposable," as "animals," deeply interesting (anything dealing with humans vs. beasts is deeply fascinating to me). I wonder how much of a parallel there is between the men/boys interviewed in this book and those joining ISIS. Someone told me that their sociologist friend, after decades of research related to terrorism, concluded that terrorism and crime are basically due to a lack of a job or the lack of a girlfriend (to put it facetiously). This book also puts a lot of emphasis on the role of visual culture, of media and films, people becoming "attracted" to certain lifestyles, to wanting material goods (the same reaction First Worlders get scrolling through Instagram). Very interesting, basically. I liked the priest who talked about how there was a lack of respect and belief in authority in Medellin/Colombia overall... and how there was a need for small businesses and community organizers to create a different perception of time, a way to think about the future rather than just the present. Ohhh man, so many problems in the world, isn't there? It can be overwhelming...
Mi interés por "No nacimos pa' semilla" se despertó tras ver dos temporadas de una serie sobre Pablo Escobar en Medellín, Colombia. Fascinado por el español utilizado en la serie, decidí continuar explorando temas relacionados con Colombia y su historia, especialmente enfocándome en Medellín, una ciudad emblemática del país.
El libro narra las vidas de varios individuos durante el dominio de Escobar, destacando el uso auténtico del dialecto colombiano y regional de Medellín y sus alrededores. Esta obra profundiza en las experiencias de los padres, las madres soltadas, sus hijos e hijas, y sus emociones durante un período marcado tanto por la excitación como por la tristeza. La narrativa es especialmente potente al explorar la vida cotidiana afectada por el tumultuoso entorno social y político.
Un aspecto que me tocó profundamente fue la historia del joven asesinado en una parada de autobús. Su vida, caracterizada por la negligencia hacia su propia seguridad pero a la vez cuidadosa con su madre y hermanos, ofrece un momento de intensa reflexión, especialmente durante sus últimos momentos en la cama de un hospital, sucumbiendo a sus heridas.
La autenticidad del lenguaje utilizado en el libro refleja de manera vívida la cultura local, haciendo que los diálogos y las descripciones sean muy creíbles y envolventes. La habilidad del autor para cambiar entre las perspectivas de diferentes personajes enriquece la narrativa, permitiendo a los lectores ver la misma situación a través de diferentes lentes, lo cual es intrigante y enriquecedor.
"No nacimos pa' semilla" es una ventana a las vidas de los colombianos durante un período vibrante y desafiante. La exploración de las motivaciones y emociones de mujeres, hombres, y niños ofrece una lectura conmovedora. El libro no solo es emocionante, sino que también proporciona una perspectiva intrigante sobre los tiempos turbulentos en Colombia relacionados con el narcotráfico y la lucha por el poder.
Recomiendo encarecidamente esta lectura a quienes estén interesados en entender mejor los efectos socio-políticos del narcotráfico en Colombia y las historias personales entrelazadas en este contexto. "No nacimos pa' semilla" no solo es un libro que informa, sino que también conmueve y captura la esencia de un tiempo y lugar significativos en la historia colombiana.
Este es un libro brutal, un documento histórico, una herida. Lo leí con 13 años, por accidente, pues se convirtió en un clásico inmediato: lo vi en mi casa y sentí curiosidad. Me dejó recuerdos intactos, en especial las partes sobre la cárcel Bellavista. Es decir, me dejó durante décadas el miedo en el cuerpo de la posibilidad absurda de terminar allá. Hoy, releyéndolo casi 30 años después, entiendo que en cierta forma me dejó un trauma. No solo el libro está cargado de violencia explícita, ya normalizada para un niño de 13, sino que esa sociedad brutal y toda esa violencia normalizada y, en muchas ocasiones celebrada, constituyen el trauma mismo. ¿Pero y qué hace uno con algo así? De otro modo, entiendo, mejor, que somos una sociedad traumatizada, desquiciada a niveles casi inverosímiles, en ocasiones psicópata. Pensaba, en mi recuerdo, que este libro se ocupaba del fenómeno del sicariato de los 80 en Medellín, y así es, pero descubro que traza una serie de líneas genealógicas que vinculan al fenómeno con la historia política y económica, y con el resto del país. Hoy también me sorprendió lo bien escrito que está, el gusto formal con el que se lee. Tengo prejuicios infundados con el género testimonial y esto les da un vuelco. La poesía y belleza de toda esa fealdad narrada sobresalen; la musicalidad de esta neolengua sostiene un muy buen ritmo. 30 años después de publicado, estos testimonios se sienten, en tema y en estilo, lastimosamente, demasiado frescos. Ya nada es lo que fue, por supuesto, pero en cierta forma todo parece seguir siendo igual.
Desquite volverá, no me cabe la menor duda. Narrando las vivencias de los jóvenes sicarios de la Medellín de los 90, Alonso logra algo que hasta ese entonces parecía impensable y es llevar la voz de sus protagonistas a un texto. No con un fin morboso o apologico al mercado vil del la muerte, sino para desentrañar una problemática social con los jóvenes que buscan el dinero fácil a un costo muy alto: sus propias vidas.
Recomendado, pues aún hoy tristemente hay que decirlo, este fenómeno se vive en nuestro país y no cambiará hasta que se gane a la juventud con oportunidades dignas y qué promueven los valores por la vida.
Esperaba un libro que precisamente hablara de como se genera la cultura de las bandas juveniles en Medellin, pero me encontré con una lectura llena de anécdotas e historias que retratan un poco esa cultura y los motivos por los que se genera, pero no hay un análisis a profundidad o las posibles acciones a tomar.
Las historias se llevan casi todo el libro y debo admitir que la mayoría son impresionantes, pero no se analizan, proponen o muestran soluciones que de verdad hayan impactado de manera positiva a que se reduzcan dichos escenarios.
La lectura es enriquecedora, ayuda a entender un contexto social de hace más de 20 años, pero siento que se queda corto en profundidad.
Testimonios verdaderos de jóvenes que fueron sicarios, víctimas y verdugos a la vez. Es la voz de quienes nunca aprendieron a decir “futuro” porque no tuvieron infancia.
Cada relato es un epitafio breve. Hablan con una crudeza que ningún escritor podría inventar, porque la realidad no necesita metáforas. Y sin embargo, mientras los escuchas, hay belleza: la belleza del dolor que se dice con dignidad.
Este libro es una “biblioteca de los infiernos”: un archivo de almas que no pidieron ser recordadas y, aún así, se niegan a desaparecer. Se me hizo imposible no leerlo con las manos temblando, sabiendo que esos muchachos son los hijos de la desesperación.
Crudo, directo, sin maquillaje. Es muy triste que a más de tres décadas de la publicación de este libro haya tantas cosas que sigan aplicando hoy en día, seguimos en una ciudad/País con pocas/nulas oportunidades para los niños o jóvenes que sólo buscan algo que emular y tristemente sólo encuentran estas figuras que se ganan el respeto/miedo por la fuerza terminan influenciando generaciones que tal vez lo único que necesitan es una oportunidad.
Aunque este libro no otorga respuestas claras al problema de la violencia (sería apresurado que lo hiciera) si demuestra un diagnóstico completo desde diferentes puntos de vista para preguntarse ¿Porque hay jóvenes sicarios? Entre otras preguntas. Una lectura aveces algo difícil pero que realmente cumple su objetivo.
Alonso Salazar realiza una novela que a pesar del tiempo que ha pasado de su escritura, puede aplicarse perfectamente a cualquier época de la vida, pues la realidad no cambia en las laderas de Medellín y el sicariato en una de las "profesiones" más fáciles para los jóvenes que habitan los barrios.
Una obra que retrata fielmente la realidad del sicariato y la violencia en Medellín, pero que además realiza la crítica al gobierno de turno por no haber hallado una solución y al contrario perpetuar ese ciclo violento de abandono a las comunas menos favorecidas de la ciudad.
Interesantes narraciones, pero me da la sensación de que la intención no es escribir ficción, sino periodismo. Tal vez tenga más valor si se hubiese encaminado por ahí.
Buen libro que refleja la tan ya cotidiana realidad colombiana de la violencia, que lastimosamente sigue tan presente en la actualidad de todo el país.
Es un libro que todo latinoamericano debe leer para conocer la realidad, resaltó del periodista el glosario y la importancia que le da a la palabra, palabra como persona como comunidad.
Este libro se publicó en 1990. A pesar de la cantidad de años que han pasado, es atemporal. Si bien los niveles de violencia en Medellín se han reducido, las bandas juveniles siguen proliferando. Vale entonces preguntarnos ¿qué ha funcionado y qué no, para ofrecerle un mejor futuro a nuestros jóvenes? ¿Qué podemos hacer desde las propias herramientas para aportar al cambio? Solo espero que si llegamos aquí, no sea solo para sumarlo al repertorio de libros.
Este libro cuenta la historia real de algunos personajes de los barrios de medellin desde varios puntos de vista ( el que fue víctima, el victimario, el que está en la cárcel , el que quiere ser y el que ya no quiere ser , etc) con el afán de entender la cultura de la violencia de las personas que conforman estas bandas.
Estas historias tan fuertes de esa realidad que hoy por hoy todavía son comunes en los barrios de medallo , hacen evidente un profundo deterioro en el sentido de la vida de nuestros jóvenes y nos invita a reflexionar y a tratar de seguir entendiendo esta problemática cultural de ciudad.
Alonso Salazar escritor de este libro ex alcalde en 2008, considerado por muchos intelectuales uno de los mejores alcaldes que hemos tenido en Medellin , aunque también con opositores que lo tildan de no trabajar los suficiente y dedicar más tiempo a sus actividades nocturnas que administrar la ciudad, nos ilustra sobre una problemática de violencia urbana que perfectamente aplicaría para cualquier lugar del territorio nacional.
¿De que trata?: Este libro relata el trasfondo de diferentes historias y diferentes puntos de vista, relacionados a los peligros, la violencia, trabajos ilegales y la vida familiar en un barrio lleno de las mismas. Jóvenes y adultos que quieren salir adelante pero cada uno a su manera, y a su vez llenando de guerra una zona con personas inocentes, y donde la autoridad hace parte de la misma guerra.
Puntos destacables: Desentraña las historias con un escritura fácil de entender y seguir el hilo de la historia. Marca de manera puntual el mal gobierno de este país apoyando la guerra y la avaricia.
Razón de la calificación: Me gusto porque genera la inquietud de saber que estamos en un país en el cual el mismo gobierno y autoridad, la cual debería cuidarnos y protegernos, está en contra de nosotros. La historia de los diferentes personajes hace que pensemos sobre que podemos hacer diferente para que la vida colombiana cambie.
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Interesante labor periodística la que lleva a cabo Alonso Salazar. Recogiendo los desgarradores testimonios de algunos protagonistas del conflicto armado desatado en las comunas de Medellín en los años 80, durante la hegemonía del narcotráfico y la guerra abierta entre El Cartel de Medellín y el gobierno colombiano; este libro permite al lector adentrarse en un mundo oscuro donde la vida de los jóvenes no vale nada, donde es más importante fallecer como un héroe que vivir para convertirse en esclavo de una sociedad que los rechaza inmisericordemente. Uno de los capítulos más siniestros de la historia colombiana, visto a través de los ojos de sus protagonistas, en un documento periodístico que vale la pena leer, pues ayuda a comprender de alguna forma el trasfondo que existe tras el hundimiento de los valores morales en la sociedad actual.
Este libro fue publicado en los años 80's, época en la cual estaba empezando a surgir el fenómeno del "sicariato". Llama la atención que casi cuatro décadas después está problemática siga más vigente que nunca y que esté tan arraigada a la cultura paisa porque es frecuente que en cada barrio de Medellín exista su respectiva banda la cual impone su poder por encima de la fuerza pública y del estado. Estos relatos para mí no son nuevos ya que siempre he vivido en un sector popular de Medellín, sin embargo no podemos normalizar lo que pasa en los contextos en los que vivimos.