Cristina Sánchez-Andrade (Santiago de Compostela, 1968) es licenciada en Ciencias de la Información y en Derecho y colaboradora de la prensa y crítica literaria.
En uno de los días más huracanados que recuerdo desde que vivo en esta ciudad mientras, como dato curioso, estoy de suplente de conserje en un colegio infantil en Barakaldo, leo este libro en el que el viento es casi un personaje más. Uno secundario, pero temido. Lo leo desde la portería de la ikastola mientras oigo al viento rugir y gritar fuera, y a los niños rugir y gritar dentro.
Hay algo muy crudo, muy duro, en la narración de Cristina Sánchez-Andrade, pero se encuentra en perfecto equilibrio con la manera en la que escoge y coloca las palabras, casi como si flotasen sobre un río limpio y tranquilo en el que deseas bañarte. Del que deseas beber, incluso. Ante esta embriagadora combinación y a la vez que escribo esto, estoy pensando en cual será el próximo libro de la autora que acabe en mi estantería.
Un libro con una historia enrevesada, una forma de narrar desagradable, como la historia de sufrimiento que cuenta. Me ha gustado mucho, no deja. indiferente.
No sé como calificarlo. Es un libro muy poco convencional. Tiene cosas raras, asquerosas e incómodas de leer. Pero siento que trata temas complejos, profundos como pueden ser el trauma, de una forma muy pura, desde la experiencia infantil, lo que hace que sea en bruto y real.
Me gusta el contraste entre Fernanda que engloba la perversión y el bloqueo y Luisito, que es tan dulce e inocente. Este último parece que contagiase a una de las viejas incluso.
Es un libro poco convencional. La manera de escribir es poética y la forma de narrar es muy “cinematográfica”, te hace una y otra vez visualizar las imágenes según lees.
utilitza un llenguatge tan estranyament atmosfèric que tens la sensació de confondre els teus propis sentits. preciós. dels meus llibres preferits. ♥️🎼♥️
"Las lagartijas huelen a hierba" contiene el universo mágico de los cuentos populares: dos viejas que quizá son solo una; una niña azul y un niño sordo a los que dan cobijo (nadie sabe cómo ni por qué) y que encarnan, respectivamente, la inocencia y la perversidad; una casa de pueblo que a lo lejos parece un dibujo infantil... Esta novela primera de su autora y reeditada por La Navaja Suiza, me ha parecido una obra fascinante, perturbadora, cruel y bellísima.