Un romance LGTBIQ+ de aprendizaje que te dejará el corazón calentito.
Mateo vuelve al pueblo para acudir a un funeral que lo arrastra inevitablemente a su adolescencia. A aquel verano en que comprendió la importancia de la amistad y de la familia; el verano en que el arte le dio alas; el verano en que se topó no solo con un chico, sino con dos, que le rompieron todos los esquemas; el verano en que, mientras ardían las flores, al fin comenzó a conocerse a sí mismo.
Hay libros tan bien construidos que, desde la sencillez, te remueven como un torbellino que se te asienta dentro y te empuja a establecer un paralelismo constante entre la ficción y tu propia experiencia de vida.
Esta novela es un clamor a la disidencia adolescente que sufren las personas queer… esa confusión constante entre el amor y la búsqueda de aprobación y reconocimiento en cualquier persona desde edades muy tempranas (cuando ya notas que eres diferente y vives esa diferencia desde el rechazo más primitivo).
Me gustaría hablaros, en primer lugar, de la narrativa… sensible, cuidada, perfectamente acompasada con el sentir del protagonista y las incongruencias/vaivenes emocionales que supone esa edad. Mateo es una hecatombe sentimental y se contempla perfectamente en los capítulos, eso hace que conectes completamente y termines con más de inusitada lagrimilla que se escapa entre parpadeos.
Por otra parte, esa celebración de la amistad, de la familia encontrada… tras muchos años de aislamiento - muchas veces, en búsqueda de protección por sentirnos diferentes -. Es un proceso precioso de liberación que vas experimentando con Mateo y el lindo círculo familiar y de apego que quiere verle crecer y aprecia sus talentos y su esencia más pura.
También, ese amor visceral, ese primer ‘cuerpo del deseo’, ese primer enganche que no tiene explicación, que no nos da motivos, pero que nos mantiene en vela, suspirando por un simple roce, por una simple mirada… esa primera obsesión emocional que nos hace creer merecedores de tan poco, pero que al mismo tiempo nos hace gigantes… a veces cuesta mucho salir de ello, sobre todo porque hay personas que se aprovechan de la necesidad de afecto que experimentamos como personas lgtbq+ (me alegro de que este libro enseñe a los jóvenes a pensar de forma crítica en torno a ello).
Podría seguir enumerando los motivos por los que hay que leer esta novela juvenil:
- Buenas referencias pop y culturales a lo queer.
- Buenas reflexiones y activismos en torno al colectivo y los prejuicios que muchas personas tienen (incluido el buen reflejo de la homofobia interiorizada en la juventud y la plumofobia).
- Buena representación.
- Buena construcción de las dinámicas relacionales, así como de los procesos de búsqueda identitaria y de la cultura de cuidados entre las personas queer.
- Preciosas conversaciones en torno al futuro y a las expectativas de los demás vs. quien tú necesitas ser y cómo construirte en una sociedad que te empuja siempre a seguir una norma.
En resumen, me falta reseña para hablar de todo lo que contiene esta historia de búsqueda personal, encuentros/desencuentros y, sobre todo, aceptación y respeto absoluto por ser quienes somos. Todos hemos sido un poco Mateo, todos hemos tenido un Zeus que nos ha puesto la vida patas arriba… y, con suerte, espero que todo el mundo pueda encontrar ese lugar tan bello donde bailar hasta el amanecer.
Esta es una historia de autodescubrimiento y aceptación, entre otras muchas cosas, que invita a reflexionar. Desde la primera página, me sumergí en el mundo de Mateo, un protagonista increíble cuya vida es el reflejo de muchas vidas reales.
La pluma del autor es muy cuidada y bonita. La prosa fluye con elegancia, siendo sencilla y profunda a la vez. Este estilo narrativo no solo embellece la historia, sino que también enriquece la experiencia de lectura, invitándote a saborear cada frase.
Uno de los aspectos que más me fascinó fueron las referencias a la cultura pop que aparecen a lo largo del libro. Estas referencias sirven como anclajes en el tiempo y el espacio, sintiendo la historia aún más real.
El ritmo de la narrativa es perfecto. No hay prisas innecesarias ni pausas forzadas; todo se desarrolla con una naturalidad que me mantuvo enganchado de principio a fin.
Es una lectura que invita constantemente a la introspección, a cuestionar nuestras propias percepciones y a valorar la diversidad.
En resumen, esta obra no es solo una historia de autodescubrimiento y aceptación; es un espejo en el que muchos podrán ver reflejada su vida. Mateo, con su inocencia y sus expectativas, nos recuerda que todos estamos en un viaje continuo hacia la aceptación de quienes somos. Con una pluma exquisita y un ritmo envolvente, esta lectura se convierte en una experiencia inolvidable que recomiendo a todos aquellos que buscan una historia que, más allá de entretener, invite a reflexionar y a reconectar con su esencia.
Desde las primeras páginas de El verano en que ardieron las flores, Bruno Darío captura una atmósfera cálida y nostálgica, que invita al lector a sumergirse en los recuerdos de Mateo, el protagonista. La narrativa, en forma de carta o memorias, se siente íntima y personal, como si estuviéramos leyendo un diario dirigido a alguien especial. Este estilo ágil hace que la lectura fluya sin que el tiempo pase, logrando una conexión inmediata entre el lector y la historia.
La novela explora temas universales como la amistad y las relaciones durante la adolescencia. Mateo, al recordar ese verano crucial, se enfrenta a relaciones que, en última instancia, lo ayudan a aprender sobre la confianza y el apoyo mutuo. A través del arte, especialmente el dibujo, Mateo encuentra una vía de escape y autodescubrimiento, procesando sus emociones de una manera visual y creativa.
El arte no es el único medio de exploración en la vida de Mateo. La confusión propia de la adolescencia también lo lleva a enfrentarse a su identidad sexual y emocional. A lo largo del verano, las relaciones que entabla lo confrontan con sentimientos que hasta entonces le eran desconocidos. La historia ilustra las dificultades de aceptar estos nuevos aspectos de sí mismo y el impacto emocional que generan.
Bruno Darío nos presenta un retrato honesto y conmovedor de las dificultades que atraviesan los adolescentes, especialmente en el contexto LGBTQ+. Los sentimientos de rechazo y la complejidad del primer amor son temas centrales, y la forma en que Mateo lidia con ellos es conmovedora y cercana. A su vez, el autor también toca el tema de la ansiedad social, algo con lo que muchos lectores pueden sentirse identificados, logrando un acercamiento íntimo a la mente de alguien que enfrenta esas dificultades.
Las relaciones familiares no quedan exentas de exploración. A lo largo de la novela, Mateo debe lidiar con la tensión entre las expectativas familiares y su deseo de independencia, un conflicto común en la adolescencia que Bruno retrata con sensibilidad.
Uno de los aspectos más poderosos de la novela es su capacidad para evocar nostalgia y hacer que el lector reviva esos veranos de la adolescencia, donde la confusión, el amor, el dolor y la euforia del crecimiento personal son intensos y transformadores. El entorno rural que describe Bruno Darío, con paisajes que respiran tranquilidad, refleja también las emociones del protagonista, jugando con la dualidad entre la calma y el encierro emocional.
Aunque hay muchas historias que tratan sobre el autodescubrimiento LGBTQ+, El verano en que ardieron las flores se destaca por la forma en que capta la amplia gama de emociones humanas. La historia no solo trata sobre el proceso de salir del clóset, sino también sobre la importancia de encontrar a personas que nos comprendan, el primer amor y las lecciones que deja cuando este no se desarrolla de la manera esperada.
Personalmente, recomendaría este libro por la montaña rusa de emociones que me hizo sentir. Desde el inicio, me atrapó la calidez de su escritura y me recordó lo que es vivir un verano lleno de incertidumbre y descubrimientos. Fue una experiencia que me hizo revivir esos momentos cruciales de la adolescencia, cuando las emociones son intensas y confusas. Cada página se sentía como un viaje hacia mis propios recuerdos, y creo que muchos lectores encontrarán en Mateo y su historia una parte de sí mismos. Es una lectura que toca fibras sensibles, te hace reflexionar sobre el amor, la amistad y la búsqueda de uno mismo, y lo hace de una manera que es a la vez dolorosa y profundamente humana.
En conclusión, Bruno Darío ha escrito una historia que marca un punto importante en la narrativa contemporánea LGBTQ+. Es un viaje agridulce que invita al lector a reflexionar sobre aquellos momentos cruciales que definen quiénes somos y hacia dónde vamos. Una lectura emotiva que resonará en quienes hayan vivido un verano que les cambió la vida.
Espero que estén comenzando un buen fin de semana (a pesar de este calor insoportable!!!).
Hoy vengo a hablarles de un libro que terminé anoche, a la 1.30 AM, y que no deja de darme vueltas en la cabeza: “El verano en que ardieron las flores”, de Bruno Darío.
Jo, primero, no puedo explicarles la ilusión que me hace leer un libro de un amigo. Segundo, me hace más ilusión todavía, cuando es un libro que está tan bien escrito, tan bien logrado y que tiene un mensaje tan poderoso como este, y una voz que está destinada a grandes cosas en el mercado editorial (y sí, lo digo siendo editor. Bruno, tienes un futuro brillante).
Lo primero que me atrapó fue la prosa. Bruno tiene una gran habilidad con las palabras, con los tiempos, mostrando sin explicar, jugando con los detalles, con lo sutil. Rápidamente me sentí en los zapatos de Mateo, nuestro protagonista, y caí bajo el hechizo de Zeus, el personaje a quien, en gran parte, está dedicada esta historia. No quiero ahondar en la trama, porque creo que es un libro que tienen que descubrir por ustedes mismos.
Pero sí puedo decirles que hay muchos libros LGBTQIA+ sobre la salida del armario, pero pocas veces me he topado ante un relato tan honesto y sentido como “El verano en que ardieron las flores”. Fue muy fácil conectar con muchas escenas, situaciones y sentimientos de Mateo; Bruno detalla a la perfección la sensación de no encajar, la culpa y, especialmente, el miedo. Porque sí, creo que el miedo es lo que marcó a nuestra generación a la hora de salir del clóset.
“El verano en que ardieron las flores”, para mí, es por sobre todo una carta de amor a la identidad, a la importancia de ser nosotros mismo, a la amistad y a familia; es una carta de amor a aquellas personas que aparecen en nuestras vidas y, por fugaz que pueda ser su paso, dejan huella; es una carta de amor al amor en sí mismo.
Lloré, me reí, no podía dejar de leer. Felicitaciones, Bruno querido, porque has escrito un libro que, estoy seguro, dejará huella en muchas personas. En mí ya lo ha hecho.
Qué cosa más bonita de libro... es un puñetazo en el estómago y, a la vez, un abrazo. Huele a verano pero de este tipo de verano de tardes existenciales de calorazo donde piensas "no sé si quiero irme a la piscina o me quiero morir inundado en sudor". Es descubrimiento y también seguir perdido. No sé, es que me ha gustado mucho. He llorado con Mateo, y me encantan todos los personajes. Pero tengo adoptadísimo a Nico.
En fin, que os leáis este libro, por favor. Yo he tenido la genial idea de leerlo POR FIN en verano y no me arrepiento. Ha sido increíble, una de mis lecturas favoritas de este 2025.
Una novela sobre el primer amor, el descubrir de la identidad sexual y el salir del armario. Una novela muy necesaria aún. Escrita de forma exquisita, sencilla pero envolvente. Narra el recuerdo de un verano, ese que nos marca la vida. En mi caso me hizo recordar tanto mi adolescencia que en momentos no puede reprimir la emoción. Se nota en cada línea el amor y la dedicación que Bruno Darío, su autor, ha puesto en esta historia. Es de agradecer la delicadeza de esta historia escrita con el corazón y alma.
He disfrutado mucho de esta novela. Más que una historia de amor, es el recuerdo de un verano de autodescubrimiento para el protagonista. Lo que más me ha gustado es justamente esa cosa retro de recuerdo de otro tiempo que tiene, desde las referencias dosmileras hasta la propia prosa del autor.
La suerte que tienen ahora todos los adolescentes de contar con una novela como esta en todas las librerías es una envidia. Muy sana. Porque ojalá haber tenido tan fácil alcance a historias así.
Todo está bien en el libro. Cómo escribe Bruno es una delicia, todas sus metáforas y formas de explicar los pensamientos y sentimientos de su protagonista, Mateo, es un placer lector increíble.
Además… Tenemos a Zeus y una found family que muchos hubiéramos querido tener tan temprano. Del primero, creo que es probable que todos conozcamos o hayamos conocido a alguno en nuestra vida. De la found family… en fin, los verdaderos héroes de la historia. La historia de amor y confusión que hay entre las páginas es muy enriquecedora, y también calorcito para el corazón.
Sin dudarlo es un libro precioso. Toca muchos temas, muchos sentimientos. Bruno lo hace con una delicadeza increíble. Es un libro que recomendaré siempre.
Al principio debo confesar que dudé un poco si esta historia sería para mí. Con mis más de 37 años, la sentí un tanto juvenil en sus primeras páginas. Sin embargo, algo en su trama me atrapó y terminé sumergiéndome por completo en sus líneas, ¡hasta el punto de no poder soltarlo!
Fue una lectura muy linda y ágil, de esas que se disfrutan de principio a fin. Me hizo viajar en el tiempo y recordar mis propias épocas de adolescencia, con todas esas vivencias (y también las no vividas) que a veces añoramos haber disfrutado con mayor naturalidad.
"El verano en que ardieron las flores" resultó ser una lectura entretenida y evocadora. Sin dudarlo, la recomiendo si buscas una historia fresca, que te haga sonreír y quizás, como a mí, te conecte con esa etapa tan especial de la vida. ¡Un libro encantador!
Le pongo 5 🌟 iba a poner 4 porque me he quedado con ganas de saber un par de cosas… pero no sería nada justo para esta novela. La empecé ayer y la he terminado hoy. Hacía meses que no leía algo con tanto ímpetu, con tanta ilusión. Me he sentido absolutamente absorbida por este libro, por la historia, por los personajes, por la lírica de Bruno… Hay tantas cosas bien en este libro. Ha sido justo lo que prometía, y ha cumplido con creces. Me he paseado con este libro durante dos días, lo he llevado arriba y abajo de la casa, leyendo en cada oportunidad que tenía. Creo que el hilo de pensamientos de Mateo es increíble, y he disfrutado muchísimo de él, de sus idas y venidas, de sus dudas, de que no fuera perfecto. Las emociones de los personajes han resonado conmigo a pesar de no haber vivido nada de todo lo que viven, y he encontrado pedacitos de mí misma a veces, cuando me he visto reflejada en ellos. Esto es un texto muy largo porque me ha gustado mucho y lo he sentido especial. 😭😭😭😭
Un libro de autodescubrimiento, de como una persona puede sentir, de ver las señales, equivocarse o no al respecto, de las buenas o malas decisiones que se toman. Me ha gustado leerlo, me ha atrapado en su historia y he de admitir que no esperaba que fuera de esa manera, pensaba que la historia daría una vuelta completamente distinta y sería un drama (que si, es un poco drama). Un muy buen libro para pensar y reconectar con los primeros amores, para pensar en lo que nos hicieron sentir y también, para valorar la existencia misma.
Un libro muy tierno que te deja el corazón blandito en el que nos encontramos a Mateo y el viaje que hace durante su autodescubrimiento y su primer amor, como él mismo lo llama.
La manera en la que está perfectamente definido el personaje principal es muy guay. En varios momentos me he sentido muy representado cuando tiene todas esas dudas e incertidumbres que cualquier chaval de 16 años tendría a su edad. 👍🏼
Tengo bastantes frases marcadas, lo que es muy buena señal 🤭
Por decir algo negativo, tal vez me habría gustado que fuera un libro más largo. He echado en falta más reflexiones internas y un proceso de aceptación algo más lento. Creo que ha ido algo deprisa y aunque en parte lo agradezco también para evitar tramas innecesarias, algo más de desarrollo de los personajes en ese aspecto hubiera estado guay. 📚
Me he quedado con ganas de ver algo más de dudas en la "elección" entre Zeus y Pol. Creo que al final se decanta demasiado rápido por uno de ellos. Y también me habría gustado que el final se desarrollara algo más ( ¡¿qué nos hemos perdido?! ). En definitiva, me faltan páginas 😭. Si hubiera sido algo más pausado todo, habría sido chef kiss porque es genial.
Al final la reflexión que subyace durante todo el libro es el motivo fundamental por el que el autor escribió la novela (o eso creo yo, vamos): la representación y la visibilidad. Algo de suma importancia para que los "pequeños Mateos del mundo" puedan saber que nunca han estado, ni estarán, solos 🫶🏼
Compré el libro hace meses sin siquiera leer la sinopsis, simplemente me enamoró la portada. Tras tenerlo olvidado en la estantería durante tanto tiempo, esta mañana decidí empezar a leerlo y no he podido soltarlo. Aunque no tiene una historia especialmente profunda, siento que era justo lo que necesitaba: un libro bonito, ligero y ameno.
La historia, en sí, me ha parecido preciosa. Como menciona el autor, es un libro de autodescubrimiento, similar a otros en este género (que para mi opinión no hay suficientes que de verdad te hagan sentir identificada). Sin embargo, la forma en que se narran las emociones del protagonista y el hecho de que el libro esté escrito como una carta dirigida a Zeus me ha parecido simplemente precioso.
Iba a ponerle 4 estrellas, pero rápidamente he cambiado la puntuación. La única razón por la que le he querido poner 4 es por lo corta que se me ha hecho la lectura, necesito leer mas a Mateo.
Este libro ha aparecido en mi vida justo cuando lo necesitaba. Justo cuando, al igual que el Mateo, pasaba por mi primera ruptura y necesitaba más que nunca la frase: “El amor auténtico no tiene por qué ocurrir una sola vez en la vida” 🩷
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Me ha encantado esta historia de descubrimiento y amor propio. Una historia en la que muchas personas nos podemos sentir identificadas, y es reconfortante saber que no estamos solos.
«Allí, sobre el lecho del claro, sentí cómo se prendían todas las flores blancas que me habían perseguido aquel verano, cómo ardían bajo el único cuerpo que formábamos los dos, envolviéndonos en unas llamaradas desconocidas y embriagadoras». ✨ Solo voy a (permitirme) poner esa cita, pero en realidad esta reseña podría fácilmente componerse a base de ellas y no terminarían de hacerle justicia a lo precioso que está escrita esta novela. Supongo que eso es lo primero que tendría que destacar, lo que más atrapó mi atención durante las primeras páginas y lo que acabó por atravesarme el corazón en las últimas: la forma en la que juega con las palabras, en la que las lanza sobre la página para construir cada rincón, cada pensamiento, cada sentimiento y cada conversación. Es simplemente maravillosa. Me he sentido ahí, escuchando cada sonido, oliendo cada aroma, viviendo cada segundo del verano de Mateo y sin querer abandonarlo en ningún momento. Esto se relaciona con la que quizás podría haber llegado a ser la única pega que podría sacar a la novela, lo corta que se me ha hecho, pero al verla en perspectiva, al comprender del todo sus engranajes, te das cuenta de que no: tiene la longitud necesaria y, en parte, perfecta. El problema es que, sencillamente, no quería que se acabara. Por otro lado, tengo que admitir que pensaba que la historia sería muchísimo más melancólica y pesimista, pero en absoluto; sí es cierto que trata temas duros, que no todo es un camino de rosas, que los pensamientos de Mateo en ocasiones se llenan de sombras; no obstante, tiene cierto toque humorístico en ocasiones y el mensaje que subyace a todo es de los que te llenan por dentro. He adorado a los personajes. Ya sabéis que para mí es lo primordial, y estos… Es increíble la cantidad de capas que tienen; los sentía vivos y a punto de escapar de cada párrafo y… no sé. Que estoy muy orgulloso y con el pecho calentito. Que necesitas leer esta historia y cualquier cosita que escriba Bruno. Yo pienso hacerlo; no me queda ni una sola duda💙
La trama es tan... cercana. Casi parece como si todos los hombres gays hubiéramos vivido algo así. ¿Será eso? ¿Que hay una línea de sucesos en nuestras vidas que todos los adolescentes homosexuales compartimos? En mi caso, la historia se aproxima tanto que hasta da miedo. Incluso valorando eso positivamente, lo cierto es que el libro me ha dejado una sensación insípida. Tal vez porque esperaba una historia de amor más bucólica, porque el título y la premisa habían formado en mi mente el prejuicio de que estaba a punto de leer algo frágil y crudo al mismo tiempo —y no ha sido así—... y porque no me ha gustado nada el final. Un acierto para los que busquen algo "real", una historia ágil, ligera, y fácil de seguir —sobre todo si eres adolescente—. Pero si, como yo, buscas algo que te haga flotar —que te haga suspirar, que haga que se te encoja el estómago, que te haga creer en el amor de los cuentos—, no lo recomiendo.
Este es el libro que necesitan todos nuestros niños interiores, "enfermos pasajeros" que piensan estar viviendo el fin del mundo cuando, simplemente, están comenzando a vivir. Admiro la capacidad que tiene Bruno de narrar esta historia desde la perspectiva de un adolescente en el que parece haber arrojado parte de su experiencia. Si no, no me explico que haya sabido hablar con tanta belleza del primer amor (o capricho), desde la nostalgia de quien ha pasado por algo parecido. Ojalá muchos y muchas puedan encontrar estas líneas para encontrarse un poquito y comprenderse mejor a sí mismos. Es un libro que llega tarde para mí, que hubiese necesitado hace 11 años, pero que me ha hecho conectar con esa niña y abrazarla en las noches en las que no paraba de llorar por no ser correspondida por esa chica con la que descubrió el amor y se descubrió a sí misma.
De los mejores libros que he leído este año. Tierno, ligero, bonito y diferente. Qué importantes son los espacios seguros, la libertad y el apoyo de amigos y familia. Qué importante es tener referentes, sentirse representado y saber que no estas solo en el mundo.
Me ha sacado de un bloqueo lector importante. Es justo lo que necesitaba, super ligero de leer pero no por eso básico o sencillo, cargado de emociones y la forma en la que estas se expresan me han hecho volver y comprender mucho mejor a lo que un dia fui y lo que soy. He conectado mucho, tanto con el protagonista como con los demás personajes, ya que están muy bien escritos y colocados en la trama. Es el libro ideal para verano, para sentir el calorcito en el corazón, para emocionarte como las veces en las que cruzabas una mirada y temblaba todo. Y es, además, una lección de progreso, de crecimiento y de madurez emocional. A traves de la evolución Mateo, comprendes que hay personas en la vida con las que no podrás compartir camino de la forma en la que deseas, y que todos pueden sorprendernos más allá de lo que creemos que son. Sin duda, está literatura no solo es necesaria por lo que reivindica, sino porque nuestro colectivo también merece sentir y experimentar en la literatura romances y procesos sanos.
Estaré muy pendiente de este autor. Su forma de narrar me llegó muchísimo.
Me apetecía una lectura ambientada en verano ahora que el calor ha llegado de golpe, y este libro me ha dado justo lo que esperaba. una historia ligera, tierna y que invita a reflexionar sobre la batalla que muchas veces supone encontrarse a uno mismo
Qué lectura tan disfrutable, sencilla y realista; me atrevo a decir que esta impregnada de sentimientos vividos porque solo así uno los siente al estar leyendo, los que hemos tenido un “Zeus” en nuestra vida nos ha echo no poder soltar el libro en muchos momentos. Totalmente recomendable para todos aquellos que sienten que no han podido salir del “clóset”, aquellos que hemos sido rechazados o nos hemos compartido como todos unos patanes por no saber expresarnos.