La mirada animal se posiciona en el centro de esta novela infantil a través de la voz de Muñeca, una yegua rescatada que tiene su segunda oportunidad en la Primera Escuela Integral de Animales Túpac Amaru, en Tigre. Después de un inicio difícil y de ser arrancada de su lugar de origen, Muñeca transita por diversos espacios en los que el maltrato es el lenguaje común hasta que don José decide llevarla consigo a la escuela. En este lugar, se rehabilitará de las heridas del pasado, respirará aires de cambio y, sobre todo, conocerá a nuevos amigos. ¿Quién es ese Príncipe del que escucha por ahí? ¿Podrá volver a confiar en los humanos? ¿Encontrará su propósito ayudando a otros animales y personas mientras trascurre su recuperación? El príncipe y la muñeca atraviesa desde la voz indómita de un animal las experiencias de la amistad, la discapacidad, la inclusión, el compañerismo, la paciencia y el tiempo, aquel constante ritmo que, como el galope, marca el paso de la vida de una yegua y sus reflexiones más valiosas y sensibles.
Uff, miren, yo soy muy sensible con las historias de animales bien hechas. Siempre termino llorando. Al momento de leer esta historia no sabía con lo que me iba a encontrar, pero conforme fui leyendo me enganché un montón con la historia. La vida de muñeca antes de que la lleven a Túpac me destruyó, sin embargo, cuando se fue adaptando y entrenando amé. Creo que las fotos que están incrustadas en la historia hizo que me metiera mucho más en ella y en los personajes, me hizo querer a Muñeca. Y ese final me destruyó de la mejor manera, me hizo sentir tan contenta por la nueva vida que le dieron a Muñeca que terminé llorando. En definitiva esta es una historia que recomiendo muchísimo.