Hace casi 35 años empezó a publicarse el Salón de pasos perdidos, una de las obras más ambiciosas, indiscutibles e influyentes de la narrativa en español. Desde El gato encerrado a hoy, veinticuatro tomos y más de doce mil páginas que son al mismo tiempo diarios y una novela apasionante y adictiva.
Quien había oído hablar con entusiasmo de esta obra y deseaba empezar a leerla sin saber cómo ni por dónde, encontrará en este Fractal la puerta que le estaba esperando. Y sus lectores de siempre, los happy few, hallarán aquí no solo sus momentos memorables, emotivos e hilarantes, hondos o ligeros, sino una más de sus entregas, misteriosamente nueva y distinta.
Alianza empieza con este Fractal la republicación del Salón de pasos perdidos tomo a tomo y en edición de bolsillo a partir del año 2025.
Andrés Trapiello, poeta y escritor español, nació en 1953 en Manzaneda de Torío, León.
Después de estudiar Filosofía y Letras en la Universidad de Valladolid, donde también trabajó en el diario Pueblo, se trasladó en 1975 a Madrid, ciudad en la que vive desde entonces. De 1975 a 1977 trabajó como redactor en una revista de arte y de 1977 a 1980, también como redactor, en programas de arte y de literatura de Televisión Española.
En 1980 fundó y dirigió con Juan Manuel Bonet las Entregas y Libros de La Ventura, donde ese mismo año apareció Junto al agua, su primer libro de poemas.
En 1982 empezó a dirigir, con Valentín Zapatero, su fundador, la editorial Trieste en la que apareció ese año su segundo libro de poemas, Las tradiciones, al que siguió, en 1985, también en la editorial Trieste, La vida fácil.
En 1988 publicó su primera novela, La tinta simpática, y en 1990 vio la luz El gato encerrado, primer tomo de los diecisiete, hasta la fecha, del Salón de pasos perdidos, conjunto de diarios que ha subtitulado “Una novela en marcha”, publicados todos ellos en la editorial Pre-Textos.
En 1989 empezó a dirigir en la editorial Comares de Granada, de Miguel Ángel del Arco y Mario Fernández Ayudarte, la colección La Veleta, donde han aparecido hasta la fecha más de cien libros, de poesía y de prosa.
En 1992 recibió el Premio Internacional de novela Plaza & Janés por su segunda novela, El buque fantasma, y en 1993 el Premio de la Crítica por su cuarto libro de poemas Acaso una verdad, al que han seguido hasta la fecha Rama desnuda y Un sueño en otro.
En 1993 Las armas y las letras. Literatura y guerra civil 1936-1939 recibió el Premio don Juan de Borbón y señaló el comienzo de sus artículos semanales en el Magazine de La Vanguardia, en la que colabora desde entonces. Ese libro fue revisado, significativamente ampliado y reeditado en 2010.
En 2003 su novela Los amigos del crimen perfecto obtuvo el Premio Nadal, y en 2005 Al morir don Quijote el Premio Fundación Juan Manuel Lara a la mejor novela de ese año editada en español, a la que siguió en 2009 Los confines, todas ellas en la editorial Destino.
Otros libros suyos son La noche de los Cuatro Caminos (2001), crónica de un episodio del maquis en Madrid, El arca de las palabras (2006) e Imprenta moderna. Imprenta y literatura (2006). Colaborador de La Vanguardia, El País, El Cultural o el Abc Cultural y diversas publicaciones literarias, es autor, junto a Alfonso Meléndez, y en calidad de tipógrafo, de un número apreciable de catálogos y diseños editoriales.
En 2003 le fue concedido por el conjunto de su obra el Premio de las Letras de la Comunidad de Madrid, y en 2010 el de las Letras de la Comunidad de Castilla y León.
En 2012 su novela Ayer no más fue elegida mejor novela del año por los lectores de el diario El País.
Sí, éste o la serie completa de la que ha nacido, forma parte de los libros que te llevarías a una isla desierta según el tópico convenido. Es tan bueno que me ha descolocado mi listado de libros más recordados y queridos.
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No he leído los diarios de donde sale la selección, así que no puedo valorar si es buena o no, además, como dice el autor en el epílogo, cada uno tendría la suya propia, lo cual es cierto. Aunque yo creo que la selección es buena porque no se nota que lo sea, hay una armonía de principio a fin. El género de los diarios es, como el epistolar, de difícil lectura, salvo que el personaje sea alguien lo suficientemente relevante para uno, que lo lea por cuestiones profesionales, etc. A mí el personaje me interesa, pero he acabado un poco saturado de él, de M., de R., de G., y de todas las X que no sabe uno a quién se refiere. Lo mejor es cuando habla de personajes famosos, pero como no los nombra, tiene uno que deducir de quién habla. A veces lo he conseguido y otras no. En cualquier caso, Trapiello escribe de maravilla y el libro se disfruta.
Esta antología del Salón de los pasos perdidos de Trapiello me ha ofrecido la oportunidad de formarme una idea cabal de lo que representa este proyecto de escritura, a la par célebre y subterráneo, que de otro modo no me habría atrevido a abordar. El estilo se me hace a menudo demasiado verboso: no veo qué se gana —y menos aún como barojiano declarado— diciendo «venturo» en lugar de «futuro», o «propincuo» en lugar de «próximo»; por no hablar de esa falsa tercera persona que es el «uno», y que generalmente deriva en plural mayestático. Aun así, la lectura me ha resultado adictiva, en ocasiones muy conmovedora, siempre amena y por momentos desopilante (lo de Gimferrer y Arrabal es de traca).
Acabo de llegar a la última página de esta magnífica antología de los diarios de Trapiello y es como si tuviera que abandonar un lugar muy confortable y hospitalario. Salir de estás paginas es como quedar a la intemperie. Cuánta compañía me ha hecho este libro. La voz narrativa de Trapiello es como la de un buen amigo.