Otro eslabón en la gran cadena mitológica griega desbloqueado. Este texto abre un sinfín de redes entre los conocidos personajes, es como poner a cada quien en su sitio y medir sus posibles alcances. Acaso la edición definitiva de la Teogonía de Hesíodo es esta: una introducción prudente sin afán de ser exhaustiva y erudita, un tamaño de letra generoso y suficiente espacio como para colmar de notas manuales, las notas suficientes para entender algunos problemas que entraña el texto (notas filológicas, históricas, traductológicas y métricas), un buen mapa a modo de árbol genealógico para terminar de unir los cabos sueltos y, por último, un índice de nombres para regresar a ese nombre fascinante y huidizo (creo que todos tenemos algún nombre mitológico guardado en nuestro interior). Sobre la historia no hay mucho que decir, es de común acuerdo; sin embargo, me sorprendió la organización del texto. La traducción respeta de alguna manera el orden y la cadencia de los versos dispuestos por el poeta hace miles de años: se percibe una estructura ahí dentro. Los subtítulos, sin duda, son un gran acierto que permiten que el lector trace el desarrollo de la estirpe de los dioses y los titanes, todo luego se encuentra y se entronca de manera verosímil. Al final, todos comprendemos que el mundo engendra maldad y que esta subyace en alguna parte de nuestro ser: es natural. Dicha maldad está tan "honda bajo la tierra como lejos está el cielo de la tierra. Pues un yunque de bronce que bajara desde el cielo durante nueve noches con sus días, al décimo llegaría a la tierra; e igualmente un yunque de bronce que bajara desde la tierra durante nueve noches con sus días, al décimo llegaría al Tártaro" (v.720-727). Gran texto de referencia a la hora de aprender y enseñar sobre mitologías.
En un libro tan de nicho, no creo que sea necesario reseñar el contenido. La edición en cambio, si que debe de elegirse con cuidado. En este caso Gredos no defrauda. Tanto el prólogo como la traducción y las notas tienen una calidad sobresaliente.
“¡Celebrad, Musas Olímpicas de dulces palabras, hijas de Zeus portador de la égida, la tribu de diosas que, acostadas con varones mortales, siendo inmortales dieron a luz hijos semejantes a dioses!”
Muy útil para hacer un "quién es quién" de la mitología griega, aunque se contradice con otras fuentes e incluso consigo mismo (las Moiras son hijas de la Noche y posteriormente hijas de Zeus en este mismo poema).