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224 pages, Kindle Edition
First published January 1, 2013
Alejandro Magno tenía una amistad fraternal con su médico personal Filipo de Acarnania, al que conocía desde niño. En cierta ocasión, en la que el monarca había enfermado y requirió la presencia del galeno, fue advertido de que Filipo se había vendido al enemigo y que, muy probablemente, lo envenenaría.
De todos modos quiso que lo visitase y se bebió lo que le preparó el médico. Tras esto, Alejandro Magno dijo: «Prefiero morir a desconfiar de mis amigos».
El célebre político inglés Philip Dormer Stanhope, cuarto Conde de Chesterfield, supo que el rey Jorge II pensaba cerrar el parque londinense de Saint James y transformarlo en un jardín privado para su uso personal, lo que habría causado gran descontento entre la gente del pueblo. El rey le preguntó cuánto podrían costar las obras y él respondió, simplemente, con concisión británica: «Señor, para Vos, sólo una corona».
El rey comprendió la indirecta y el proyecto no pasó de ahí.
El químico francés Hyppolyte Mège-Mouriès ganó un concurso público en 1869, convocado por el entonces presidente de la Segunda República Francesa, Napoleón III.
Dicho concurso nació con el objetivo de conseguir algún tipo de mantequilla artificial de mayor duración y más económica que la mantequilla original, elaborada con leche y grasas animales.
El invento de Mège-Mouriès consistía en una materia elaborada a partir de grasa vegetal, en lugar de grasas lácteas, y el color nacarado de dicho producto hizo que lo bautizase como margarine, que provenía del vocablo griego margaron (perla).
En 1915, el Ejército Británico decidió poner en marcha la fabricación de carros de combate capaces de cruzar trincheras y campos de batalla sin sufrir desperfectos, queriendo llevarlo a cabo bajo un absoluto secretismo.
A los trabajadores que se encargaban de su construcción se les dijo que lo que estaban fabricando eran contenedores de agua móviles para el Ejército Británico desplazado en Mesopotamia.
Estos carros de combate comenzaron llamándose coloquialmente transportes de agua y con el tiempo tanques de agua hasta derivar en un simple tanque.
La frase «hacer un brindis al sol» se utiliza para decir que alguien está haciendo algo de cara a la galería, fanfarroneando o a sabiendas de que no va a cumplir una promesa que ha realizado.
Es una frase muy utilizada en términos políticos para indicar cuando un diputado, ministro o mandatario utiliza falsas promesas para tener contento a parte del electorado.
Pero el origen del término lo encontramos en el mundo taurino y esta frase proviene de cuando un torero dedica la faena a los espectadores que están sentados en las localidades del tendido de sol. Por norma, este tipo de asientos son ocupados por aficionados de menor poder adquisitivo, al ser localidades más baratas, y allí se mezclan personas que saben de toreo, con las que van a pasar el rato o incluso los turistas que van de paso. Los allí alojados suelen ser personas más condescendientes con el torero y su faena, y al estar muchos de ellos sólo de paso aplauden y festejan toda la lidia con más entusiasmo. Por el contrario, aquellos que suelen ocupar asiento del tendido de sombra suelen ser espectadores más expertos y estrictos, por lo que una mala o mediocre faena del torero se llevará pitos y abucheos por parte de este sector.
Cuando un torero prevé una tarde difícil, se dice que hace un brindis al sol para tener asegurado el favor de ese sector del público.
«Más chulo que un ocho» es una de esas expresiones coloquiales que utilizamos para decir que alguien tiene un toque chulesco, va muy bien arreglado o tiene ese cierto punto canalla que tanto gusta.
El origen de la expresión se remonta al tranvía que unía el centro de Madrid con el lugar donde se celebraba la Verbena de San Isidro. El número de este tranvía era el ocho y en su interior todos sus ocupantes viajaban vestidos de chulapos y chulapas (es decir, con el traje típico de Madrid).
Con el pasar de los años el ocho desaparecería, pero sigue habiendo quien es más chulo que un ocho.
¿Por qué la reunión de cardenales para elegir un nuevo Papa se llama cónclave?
Como bien apunta el enunciado de la pregunta, un cónclave es la reunión que celebra el Colegio Cardenalicio para elegir al nuevo Papa de la Iglesia Católica.
El término cónclave viene de la expresión latina cum clavis (bajo llave) y designa este tipo de reuniones, dadas las condiciones de reclusión y máximo aislamiento del mundo exterior en que debe desarrollarse dicha elección. Este sistema de reunión a puerta cerrada se instauró tras el Segundo Concilio de Lyon (1274).
Al contrario de lo que muchas personas piensan, el mejor remedio para aliviar el picor en la boca no está en beber mucha agua o comer miga de pan, sino que se encuentra en el yogur y otros productos lácteos similares, ya que estos contienen caseína, una proteína que rodea la molécula de la capsaicina, neutralizándola y volviéndola ineficaz.
La tortilla de huevos sin más ingredientes, tal y como la conocemos, de francesa no tiene nada y su procedencia es casi tan antigua como la humanidad, haciendo suponer a muchos historiadores que, su origen, se remonta a la prehistoria. Allí donde ha habido un huevo (fuese de gallina o no) ha habido materia prima para elaborar una tortilla, por lo que ésta no tiene un origen específico en patria alguna, incluyendo a Francia.
Eso sí, fue en España donde se le empezó a llamar de ese modo y la mayoría de historiadores coinciden que fue concretamente en la provincia de Cádiz, durante la primera década del siglo XIX.
El asedio de los franceses a las poblaciones de San Fernando y Cádiz, provocó la escasez de alimentos y materia prima para cocinar (patatas, verduras, hortalizas…) pero era común, en la mayoría de las casas, poseer alguna gallina, lo que llevó a que tuviesen que acostumbrarse a cocinar tortillas sencillas y sin ningún tipo de relleno. Este hecho provocó que más adelante, cuando había crisis y no se tenía dinero para comprar alimentos, se recurriese a la tortilla «de cuando los franceses», es decir, elaborada sólo con huevo.
Con el transcurrir de los años, la expresión «de cuando los franceses» sufrió una transformación convirtiéndose en «a la francesa» y así distinguirla de la de patatas; muy típica en la gastronomía del país y que era comúnmente conocida como tortilla española.
En alguna ocasión he llegado a escuchar algunas hipótesis sobre que, el origen del término tortilla francesa, se halla en Cataluña durante la misma época mencionada anteriormente y siendo conocida como truita de quan la guerra del francès [tortilla de cuando la guerra del francés], pero no he encontrado suficientes evidencias y/o reseñas históricas que puedan confirmarlo.
«Se te ve el plumero»
Se utiliza esta frase para decir que hemos visto las intenciones (a veces malas) de alguien. El origen de la locución, y sus derivados, se remonta a la época de las Cortes de Cádiz de 1812, en la que se reconoció y reguló a las milicias nacionales; una fuerza compuesta por voluntarios dispuestos a defender los ideales progresistas. Por su parte, el bando absolutista no era partidario de dicho cuerpo.
La Milicia Nacional se dividía en los cuerpos de infantería, caballería y artillería, teniendo cada uno de ellos su propio uniforme y cuyo gorro militar estaba coronado con un curioso y llamativo penacho de plumas. Este penacho de plumas destacaba en la lejanía, pudiéndose distinguir y saber a qué bando y cuerpo pertenecían sus portadores.
El origen de la expresión comenzó a utilizarse cuando en tertulias o debates políticos entre conservadores y progresistas, en un momento de la discusión se les decía a éstos últimos «a mí no me engañas, que te he visto el plumero», en clara referencia al penacho de plumas del gorro.
«El que se fue a Sevilla, perdió su silla»
En realidad, la expresión está mal dicha porque debería decirse «El que se fue de Sevilla, perdió su silla» y su origen viene de la disputa que hubo en el siglo XV entre un tío y su sobrino al usurpar el segundo el cargo de Arzobispo de Sevilla que ostentaba su tío-abuelo Alfonso I de Fonseca, cuando éste había viajado hasta Galicia para preparar el cargo de Arzobispo de Santiago de Compostela que se le había concedido a su sobrino.
A su vuelta se encontró con el desagradable panorama de que Alfonso II de Fonseca ocupaba su lugar. Alfonso I hizo llegar su queja hasta el Papa Pío II que intervino finalmente enviando fuerza armada para reponer a su legítimo ocupante en el cargo y destituyendo a quién aprovechando la ausencia del que se había ido de Sevilla, había ocupado su silla.
Cuando se dice de alguien que está pensando en las musarañas se utiliza para referirnos a que está absorto en pensamientos carentes de importancia, que se entretiene pensando en cosas de poco valor.
Muchas personas relacionan las musarañas con arácnidos, por la similitud del nombre, pero en realidad se trata de unos diminutos mamíferos muy parecidos a los ratones pero que no pertenecen a la familia de los roedores.
Las musarañas no tienen una actividad útil e importante, por lo que su presencia en el campo se considera intranscendente. Suelen aparecer en entornos agrícolas, saliendo en ocasiones desde la tierra hacia el exterior. A aquellos que estaban cosechando su campo y se distraían mirando como emergían se les decía que estaban mirando las musarañas, ya que estaban perdiendo el tiempo en lugar de estar trabajando. Con el tiempo se aplicó el dicho para aquellos que estaban absortos en sus pensamientos, sin hacer nada de provecho.
¿Tienen algo que ver los bueyes con la palabra cónyuge?
Sí, y no sólo con los bueyes, también con las mulas. Ésta es la explicación.
Según el Diccionario de la RAE, la palabra cónyuge quiere decir «marido y mujer respectivamente» y proviene del latín coniux/coniŭgis, de idéntico significado. Estas palabras provienen de iugum que es el nombre que recibía el yugo en latín.
El yugo es el instrumento de madera que, desde la antigüedad, ha servido para mantener unidos a dos mulos o bueyes por el cuello y así realizar el trabajo de arar conjuntamente.
El hecho simbólico de que los cónyuges deben ir unidos y trabajar conjuntamente por un mismo propósito explica la adaptación de la palabra para designar a los miembros de un matrimonio.
¿Cuándo se popularizó la tradición de tomar doce uvas en Nochevieja?
Durante el último cuarto del siglo XIX, era costumbre entre la burguesía y la clase alta del país despedir el año con uvas y champán, tras una opípara cena compuesta, normalmente, de las mejores carnes de ave y los más suculentos mariscos.
Para la población llana, el simbólico ritual de comer doce uvas en la Nochevieja era un sinónimo de buena suerte, pero no es hasta ya iniciado el siglo XX cuando se popularizó entre todas las clases sociales esta costumbre.
Ante un excedente de uva tras la vendimia del año 1909, un grupo de avispados cosecheros murcianos y alicantinos, haciendo uso de su habilidad e imaginación, animaron a la población a tomar las doce uvas para emular la envidiable y sana costumbre de los más ricos.
El plan les salió perfecto, ya que de ese modo pudieron librarse del excedente de la fruta y popularizar una costumbre que desde entonces lleva celebrándose año tras año. En la actualidad la tradición se ha extendido a varios países de Hispanomérica.
Cabe destacar que en la Nochevieja de 1882 ocurrió un hecho, aislado y que nada tuvo que ver con el origen de la tradición, que fue la presencia de un grupo de ciudadanos que a modo de protesta contra el alcalde y para burlarse de la aristocracia madrileña comieron uvas frente a la Puerta del Sol (emulando a las clases pudientes), pero ese acto no originó la tradición de comer 12 uvas a nivel popular (todos los ciudadanos) la cual no se produjo hasta 1909, tal y como indico unos párrafos más arriba.