Una novela caleidoscópica que retrata el horror de la violencia en la pareja, el dolor de la ruptura en la amistad y el desgajamiento vital de la migración. En el viaje de regreso a Madrid desde los Estados Unidos, Lydia, cubana residente en España, mira su móvil. En el tiempo de espera en aeropuertos, los recuerdos brotan a través de la pantalla del teléfono: mensajes de texto, sueños, intercambios sexuales virtuales, conversaciones familiares que hacen patente la experiencia migratoria de recorrido itinerante, la relación violenta con su ex, la muerte de su padre, la lejanía con su madre, las malas decisiones, la pérdida del amor, la ruptura con su mejor amiga, las percepciones acerca de la racialización, y un dolor persistente que lo atraviesa todo. Rom com (abreviatura de romantic comedy), da título a esta novela que nos sumerge en las múltiples variables del romance (amistoso, familiar, violento, de todo menos cómico, sexual, uno que abraza y repudia países e ideas de hogar) y nos ata sin remedio a ese lenguaje que desborda en sus páginas: una voz que sirve para comunicarse en todos los idiomas, que no tiene miedo a la mezcla como máxima pureza.
Esta novela es un viaje por el desasosiego emocional de una afrolatina que ha sufrido por amor, por su identidad y por la lejanía forzada. El estilo roto propio de vanguardias, el lenguaje coloquial tan natural como lo son las emociones que plasma o la poética de sus recursos visuales hacen que sea una delicia por la cual perderse.
Una novela que cuenta una historia compleja, angustiosa, en que se habla de maltrato, de ausencia, de distancia con seres queridos, de viejes y nuevos comienzos. Los dos aspectos que me resultaron más interesantes son la forma en que la autora aborda el pasado reciente y remoto de la protagonista; y la forma en que se ocupa de las emociones, la comunicación y el lenguaje mismo, emulando en la escritura con el espectro visual y los códigos a los que nos hemos habituado por las interfaces de los dispositivos electrónicos en nuestra vida cotidiana. Podría decirse que Rom com cuenta una historia que ocurre, que sucede a nivel espaciotemporal, entre el corazón de una chica y un teléfono celular, con algunas escalas en un avión que va a alguna parte
zzz si quiero leer este tipo de cosas mejor voy a mi propia bandeja de mensajes. No indaga en las motivaciones del personaje. Su identidad como migrante/nómada queda en tercerísimo plano.
Una maravilla actual: velocidad, inmediatez, ligereza y nudo en la garganta en una historia que retrata con verdad y brillantez en el lenguaje la historia reciente de una mujer racializada y migrante mediante flashbacks. RomCom fue leer a ritmo de WhatsApp, al compás del ansioso presente pero con la pausa, elegancia y precisión de los mejores clásicos.
Igual es que soy mayor, igual es que no es mi rollo. Pero el lenguaje natural me ha parecido impostado en ocasiones, y eso me ha sacado de una historia que por lo demás me ha parecido transmite una nostalgia preciosa.
RoM Com es sorprendente. Entre recuerdos, sueños y chats se va armando una mirada muy honesta sobre la migración, el amor y lo que significa empezar de nuevo. ¡Amé!