José Luis Sastre, el reconocido periodista de Hoy por hoy, publica su esperada primera novela, un relato sensible, emocionante y tierno que va directo al corazón.
Mi padre me ha pedido que por mucho que el mundo se desplome en esta habitación sea siempre verano, y yo quiero darle un verano invencible.
Esta es la historia de un padre y de una hija que, después de una vida juntos, empiezan a conocerse de verdad. Él está por morirse y ella quiere darle un final que esté a su altura, hasta el momento en que el padre pide lo que su hija no sabe si podrá darle.
Esta crónica sobre una despedida es, en realidad, un relato irónico sobre la aspiración de una vida que merece la pena vivir y una reivindicación del presente frente a los riesgos de la nostalgia. Aunque, por encima de todo lo demás, lo que aquí se narra es la importancia imbatible de los libros, del mar y del vínculo íntimo entre un padre y su hija.
José Luis Sastre es una de las voces más relevantes del periodismo actual, y su talento como cronista y articulista se ha trasladado ahora a su primera novela. Las frases robadas es un relato emotivo y feliz sobre la memoria, la dignidad y la muerte que explica cómo una hija puede conocer a su padre a partir de las lecturas que leyó y subrayó. Es, sobre todo, un desprejuiciado canto a la vida.
He acabado con los ojos llorosos y el corazón compungido. Escuchar hablar a Sastre de cualquier tema es una delicia; encontrártelo en su primera novela es maravilloso. Porque sí, te lo encuentras.
Nos encontramos ante una historia conmovedora sobre los vínculos afectivos. La elección del vínculo principal me parece muy acertada, porque el vínculo padre e hija es otro tipo de asunto.
Deseo que este libro no sea la primera incursión de Sastre en la literatura, porque creo que tiene mucho que aportar. Esta primera novela me hizo reflexionar sobre mis propios vínculos y me ha emocionado muchísimo. Pero no, no he subrayado nada. No por nada, es porque este libro va a tener muchas lecturas en el futuro y la primera lectura es para sorprenderse. Pero guardo en mi memoria esas frases que seguramente robe en algún momento.
La delicadeza y la agilidad para expresarse de la que hace gala Sastre hable de lo que hable no iba a quedar fuera de su primera novela. Me he rendido a su propuesta desde el primer segundo en el que padre e hija han empezado a hablarse. Y creedme que he llorado como jamás lo he hecho con un libro, porque es inevitable trasladarte a esta historia pensando en tu propia vida.
No soy de volver a muchas novelas, pero es seguro que aquí sí que lo voy a hacer porque necesito robar muchas de sus frases. Ojalá no sea la única incursión de Sastre en la novela.
Admiro a José Luis Sastre como periodista y tenía muchas ganas de leer este libro, pero he de decir que no me ha acabado de convencer. Tengo la sensación de que ha querido construir un texto marcado por unos personajes memorables y lleno de frases inolvidables y eso ha lastrado la novela.
Los méritos de esta obra son, en primer lugar, el ser capaz de construir una historia con muy pocos personajes y con una única voz narrativa, la de la hija que va a pasar las últimas semanas con un padre moribundo y tremendamente lúcido, mostrando el cariño y también la complicidad entre ambos. Como segundo punto fuerte, el amor por los libros, ese que compartimos los buenos lectores y que nos lleva a simpatizar directamente con el anciano protagonista, además de servir para dar título al libro. El tercero, algunas de las escenas alegres que protagonizan padre e hija y también las de los amigos del enfermo, que sirven para romper los largos momentos de reflexiones entre los dos personajes principales. Por último, la elegancia y sensibilidad de Sastre al escribir, con una fluidez que parece que no le cueste, la misma que muestra en sus columnas periodísticas y en sus comentarios radiofónicos.
Pero ahora vienen los aspectos negativos: un exceso de frases "subrayables" y un montón de vueltas sobre aspectos éticos o filosóficos, lógicos en el momento del final de la vida, pero excesivos a mi criterio. He echado de menos más diálogos frente a tanto análisis del estado de ánimo, más historias del pasado de los personajes (sobre todo de ese maquinista de tren jubilado, tan íntegro, digno y reflexivo, y de su joven cuidador) y algo más sobre la vida de la protagonista al final -ese final que tiene un momento emotivo precioso junto al mar-.
Este es un libro que nos lleva a pensar sobre cómo ha transcurrido nuestra vida, cómo podría ser nuestro final y sobre cómo hemos vivido o viviremos el de personas a las que queremos. Hay mucha buena voluntad y ganas de emocionar por parte del autor, pero reconozco que se me ha hecho algo pesado, aunque no descarto volver a leerlo en momentos en que pueda necesitar un consuelo, porque tiene afirmaciones realmente hermosas.
Me declaro sastrista, así que imagino que, aunque lo intente, no voy a ser del todo objetivo. La vejez, la degradación del cuerpo y de la mente, aunque tengo asumido que es algo que solo puede evitar la muerte prematura (prefiero que no), no es un tema que me atraiga como opción prioritaria. Pero mi madre quería conocer mi opinión, y me lo he zumbado en un abrir y cerrar de ojos. La historia está bien contada, con inteligencia, la prosa es ágil, a pesar de las frases robadas, el autor cae en la pedantería y, a pesar de la temática, no sucumbe a la tentación sensiblera. Es sencillo empatizar con las sensibilidades y las motivaciones de los personajes, incluidas las de Carmen, ese ente aparentemente secundario pero que sacude los cimientos de la hija. Y creo que esa sencillez, se basa en la imperfección. Nadie es un modelo, la relación entre el padre y la hija no ha sido la ideal en el pasado. Podemos tener taras y aun así encontrar la puerta queda abierta para tejer confianzas y confidencias finales. Eso nos calma y nos predispone de manera positiva con la narración. En cambio, el texto generaría rechazo si a este supuesto se llegara desde figuras y comportamientos idílicos. Eso nos dejaría fuera de la ecuación, da igual que nos pongamos en la posición de la hija o del padre. Y sí, hay mucho Sastre en el libro. Su mano, forma de ser, su forma de mirar, está muy presente en el texto. A fin de cuentas, es una ópera prima. Seguiré pendiente de sus próximos libros.
En general me ha gustado bastante. Creo que trata de forma natural y orgánica algunos temas complicados de abordar, como pueden ser el derecho a una muerte digna, el proceso degenerativo de una enfermedad o las fases por las que pasan los seres queridos para aceptar la despedida final. Me ha gustado también como expone la falta (y necesidad) de intimidad de las personas mayores (en especial entre padres e hijos) y que muchas veces se obvia por el mero hecho de ser "personas mayores".
Por poner alguna pega, para mí gusto, en algunos diálogos el autor peca de querer llevarlo todo a un plano demasiado filosófico que hace que me resulte algo complicado creer que pueden ser conversaciones naturales entre Padre e Hija.
De primeras me ha costado entrar en la historia porque lo leía a ratos sueltos y me parecía como un tanto onírico y con formas de hablar demasiado pensadas para que pudieran darse de forma natural.
Luego he tenido ocasión de continuarlo leyendo con calma una mañana y he podido conectar (y llorar) con todo lo que me hubiera gustado hablar, recibir o vivir cuando mi padre se moría.
No he escuchado apenas a José Luis Sastre en la radio ni en podcasts pero esta primera novela suya es simplemente para quitarse el sombrero. Una novela que hace que pases por todo tipo de emociones. Es dura, tierna, escrita con una gran sensibilidad, llena de amor y con un toque irónico que se agradece. Pero sobre todo me ha llamado la atención porque pese a tratar la muerte, 'Las frases robadas' no deja de ser un homenaje a la vida en el que consigue manejar un tema tan doloroso como la pérdida de un padre de la forma más bonita posible. Y es que la historia trata precisamente de eso, una especie de crónica de las últimas semanas de vida del padre de la narradora. Una crónica basada en la conversación, puesto que el principal protagonista es precisamente el diálogo que mantienen padre e hija sobre sus propias vidas con el peso emocional que tiene saber que cada frase puede ser la última; por eso no deja de dar valor al "presentismo" que muchas veces obviamos. La novela trata muchos temas, pero uno de los que me ha parecido más interesante es el de cómo hacerse cargo de un hecho tan controvertido y tabú como lo es el de tener derecho a una muerte digna, a poder decidir cuándo la vida ha dejado de ser tal para convertirse en mera supervivencia. El autor consigue plantear argumentos a favor y en contra a través de sus personajes con mucha delicadeza y sin entrar a hacer juicios de valor de ningún tipo. También me ha parecido muy conmovedora la idea de que una vez que morimos no lo hacemos realmente porque seguimos vivos en los recuerdos que los demás tienen de nosotros, un hueco en sus cabezas y, sobre todo, en sus corazones puesto que la muerte no acaba con el amor hacia la persona que nos deja. Por último decir que me ha encantado que la propia novela es un homenaje a los libros y a la literatura. Está llena de citas de otros libros y es que la hija no deja de acudir a las novela de su padre para conocerle mejor a través de las frases que subrayó y las anotaciones al margen que hizo. Esa es la herencia que deja a su hija, una gran herencia en forma de biblioteca.
A ver, non está mal, aquí o que conta e que para min a forma do libro e o seu contido son cousas distintas. É dicir, as palabras empregadas aquí son bonitas e hai frases “subliñales”. Agora ben, hai trama suficiente para a cantidad de páxinas que ten? Meudeus, non. Moita palla, moita filosofía mr wonderful. E na primeira metade olvidábame todo o rato que a prota era muller, nótase a morte que esto foi escrito por un home.
E hai cousas moi bonitas eh. Quizás simplemente eu non teño relación suficiente co meu pai e xa está.
Un libro que te deja el corazón blandito. Un libro en el que apenas pasa nada, y sin embargo pasa toda una vida.
Lo he amado desde el primer capítulo tanto por las reflexiones como por su prosa. Creo que uno de los libros con más frases subrayadas que tengo, y eso hace justicia al libro.
“Su pasatiempo preferido, más que los demás, ha sido dejar que esos libros, leídos, madurasen en las estanterías igual que los vinos en las barricas para darse el capricho de releerlos a los años en busca de su fortuna, que eran esas frases que él subrayaba”
Un libro con el que he salido totalmente de mi zona de confort. Pausado, sosegado y lleno de reflexiones. No es que no me haya gustado, es que no ha sido para mi a pesar de ser una historia muy emotiva.
Soy una gran fan de José Luis Sastre en su faceta de periodista y cuando me enteré que había publicado un libro me lo compré de inmediato porque quiero seguirlo todo de este hombre.
Pero tengo que decir que este libro no ha sido del todo para mí ya que no me ha gustado en exceso la forma en que está narrado y no he conseguido meterme en la historia ni emocionarme en ningún momento.
En contrapartida es verdad que tengo que decir que dada la temática tan dura de la historia, el libro está lleno de reflexiones para guardar y de planteamientos acerca de si es lícito o no que cada cual podamos elegir cómo sea nuestro final. Esa parte sin duda es la que más me ha gustado.
Le hubiera puesto 2 estrellas, pero sí que es cierto que el final me ha gustado algo más y por eso finalmente lo puntúo con 3.
En cualquier caso, más allá de este libro, seguiré siendo una grandísima fan del hombre que considero que es uno de los mejores periodistas de este país en este momento.
"La ironía. Nos queda la escapatoria de no tomarnos demasiado en serio, de asumir que es esto y que no hay más. Nos queda valorar el momento y ponernos metas sensatas, sin competir con nosotros mismos. Militar el presente antes de que las cosas que iban a ser para siempre cambien DERREPENTE [porque así escrito refleja mejor lo abrupto y atropellado] y se acaben"
Una novela sobre el momento, la actitud y la forma de decir adiós del que se va y del que se queda, sobre la relación de una hija con un padre y sobre la nostalgia.
Tenemos miedo al devenir, a los cambios, a las transformaciones... Sabemos en teoría lo que trae consigo la enfermedad, la muerte, la nada... Nuestra condición humana nos obliga todo el tiempo a tomar decisiones, pero qué pasa cuando tenemos que elegir entre la vida o la muerte de un padre. Esta historia es, en resumen un combate en contra de nuestra moral. Qué hacer con un cuerpo cuando ya no queda una cabeza. "Porque para vivir en paz hay que huir de algunas preguntas"
Me ha parecido muy humana la forma en que aborda el tema de la vida, la muerte y la vida antes de la muerte; el deseo de tener una muerte digna y el deseo de morir ante la visión de uno mismo siendo un hombre incapaz y sin conciencia porque, es entonces, cuando el hombre "ha perdido su condición de hombre".
Si bien es cierto, que al principio me costó cogerle el hilo a la historia, he acabado con muy buen sabor de boca. Creo que en este libro se cuenta la manera en que a todos nos gustaría habernos despedido de nuestro padre y cómo de manera idílica, nos hubiera gustado pasar el duelo incluso antes de la muerte.
Qué manera más bonita de escribir y de expresarse tiene José Luis Sastre. Sin lugar a dudas, soy yo el que acabará robando frases de este libro.
«Mi padre morirá este mes, quizá el que viene. Él lo sabe y yo también. Lo sabe de antes de que se lo dije ran los médicos porque conserva una lucidez cruda que no engaña y no envejece, que cuida como si fuera su último patrimonio. Dice que se alegra de que no se le alargue más la enfermedad y yo le digo que cómo va a alegrarse de morirse, pero entonces me contesta que es peor la decadencia que la muerte. Lo dice serio, que es cuando mejor sonríe».
"Las frases robadas" transcurre durante las últimas semanas de vida del padre de la narradora de la historia. Una novela conversacional, donde abunda un diálogo sencillo, emocional y emocionante en el que cada frase puede ser la última. A lo largo de esas charlas padre e hija ajustarán cuentas pendientes, revivirán o recrearán momentos clave de la infancia, se echarán cosas en cara, debatirán sobre la eutanasia y hablarán sobre los secretos que un padre debe guardar a su hija (y viceversa).
Así como en "Madre de corazón atómico" de Fernández Mallo la historia está contada después de la muerte de su padre, aquí asistimos a los momentos anteriores a la muerte. Creo que esto genera dos planteamientos distintos, pues no es lo mismo escribir desde la emoción que sobre la emoción. De un modo muy similar a como sucede en "Las gratitudes" de Delphine de Vigan, asistimos al ocaso de una persona, a la pérdida paulatina de la conciencia y la lucidez de un cuerpo que se apaga igual que lo hace una lámpara.
Me resulta curioso que en "Los nombres propios" de Marta Jiménez vemos cómo la protagonista empieza a nombrar las personas y las cosas de su alrededor, pues, sin ser nominalistas del todo, sabemos la importancia que tiene llamar a cada cosa por su nombre. El último capítulo se llama "Marta", y es uando asistimos al nacimiento de su conciencia. Pues aquí, en "Las frases robadas", hacemos el camino inverso: olvidamos las citas de nuestros libros favoritos, perdemos los nombres de las personas y las cosas que nos importan y va borrándose nuestra identidad hasta volver al inicio, a ser una especie de niño grande sin lenguaje ni conciencia del cuerpo.
Debe ser complicado ver cómo le falla la memoria a un ser amado que no se da cuenta de ello, no querer decirle que se está equivocando de persona al llamarte Carmen, no saber cómo reaccionar cuando la mirada se le pierde o no querer decirle que la frase que acaba de decir en realidad no es suya si no una frase robada de alguno de los libros que leyó en su infancia.
Un libro precioso, donde prevalece la ternura y el cariño sobre el dolor, la incomprensión y las preguntas sin respuesta. Una novela llena de citas de otras novelas, pues la protagonista acude a los libros de su padre para (re)conocerle en las frases que subrayó y las anotaciones que hizo en el margen. Esa es la herencia que deja a su hija.
Regalazo de Rubén y Raquel en mi 50 cumple, dedicado por Sastre, pidiéndome que siga subrayando y escribiendo en los libros, que somos muchos quienes lo hacemos… dejar huella en palabras de otrxs, vernos en párrafos ajenos, marcar a fuego reflexiones que parecen arrancadas de nuestra esencia… Gracias, Sastre, por tu forma de recordar lo que sabemos y tantas veces dejamos pasar, que la vergüenza y el pudor sobran cuando se trata de vivir, que solo el amor salva de la muerte, y que, como mi bisabuela Juana decía y mi madre me recuerda, poquito mal y buena muerte como filosofía vital. A vivir…
Me ha gustado mucho su forma de escribir y hacer de un momento tan duro una oportunidad única de conocerse , padre e hija y compartir ,sin drama, la cercanía de la muerte
"(...) le aprieto la mano por si llego a tiempo de que esa sea su última cosa concreta del mundo: el recuerdo de aquella lazada en la que nos envolvía a mi madre y a mí mientras él señalaba el mundo con sus ojos. (...) y pienso que cuando se presente la pena me quedarán la alegría y las risas. Una ironía, en fin, que hará que las cosas tengan todavía un sentido".
Es un libro tan triste como bello. Más allá de la historia de un padre y una hija, lo que aborda es el derecho a morir dignamente.