Yosa Buson nació en 1716 en un pueblecito que hoy forma parte de la ciudad de Ósaka y se trasladó a Edo, la actual Tokio, a los veinte años. Allí estudió pintura y el arte del jaiku con Hayano Hajin, un discípulo de Basho.
Vivió toda su vida como pintor, destacando en este arte por su maestría, cultivando al mismo tiempo la poesía del jaiku, en la que también se le consideró y se le sigue considerando un consumado maestro. Murió a los sesenta y seis años, en 1783, rodeado de sus discípulos y familiares.
La fama de la pintura de Buson eclipsó durante algún tiempo la de su lírica, pero un siglo después de su muerte el poeta Masoaka Shiki reivindicó el gran valor de los jaikus de Buson, cuya obra es considerada a partir de entonces una de las cumbres de esta forma poética.
Yosa Buson or Yosa no Buson (与謝蕪村) was a Japanese poet and painter from the Edo period. Along with Matsuo Bashō and Kobayashi Issa, Buson is considered among the greatest poets of the Edo Period.
Quizás lo más extraño del jaiku sea para mí la desaparición del poeta. En occidente el yo lírico que canta desde el verso prevalece, incluso como nota implícita, en el ritmo general del poema. En oriente la música borra en la imagen a los ojos que la contemplan. En el fondo la extrañeza se traduce en la certeza de que el mundo y el asombro del mundo existen más allá del observador. Esto no es una declaración netamente filosófica, es una certeza estética, y entre ambas cosas se crea con palabras una oportunidad de que alguien comparta esa verdad: el mundo existe sin ti, te susurra cada jaiku leído. El mundo existe sin ti.
Claro que hace ruido el árbol que cae sin que nadie lo escuche, claro que se abren las flores que nadie observa, claro que amanece si no despiertas. Y eso es bellísimo y poderoso. Y eso es aterrador y aniquilador. Me gusta asomarme a ambas cosas. Seguiré mi exploración del jaiku.
Ah, y estos, de Buson, son una belleza, así Buson no exista.
Buson es uno de los cuatro grandes de los origenes del Haiku y como tal en este libro (así como en otro similar de la Ed. Satori: En un sueño pintado) nos presenta sus haikus inmortales, perfectos, compactos, recogiendo la esencia de una tarde, una imagen, un momento en diecisiete sílabas. Muy recomendable.