Una carta de amor de Máximo Huerta a la literatura y un homenaje a todas las librerías. «El pueblo, dormido en la memoria durante años, despertó para mí (…) Doña Leo, mi perra, a tirones, me llevaba de un sitio a otro, saludando árboles y esquinas que ya empezaban a ser de nuevo familiares por habituales; el micro mundo del sofá y la cama se ofrecía nuevo en cada plaza (…) Una mañana de no sé qué mes, solo recuerdo el frío, apareció el deseo: -Mira esa fachada. Mira esa tienda vacía». Las primeras líneas de esta historia nos invitan a un fascinante viaje en el tiempo. Máximo Huerta regresa a Buñol para cuidar a su madre y los recuerdos se amontonan: las primeras lecturas, los vecinos, los días de lluvia, las tardes de rotuladores, chocolate y el abrigo de las primeras lecturas. «Sin leer estaría muerto», reconoce el autor. Mi pequeña librería es un canto a la vida de los grandes personajes, de las buenas historias, aquellas que nos descubrieron territorios infinitos, esas que, como este libro, se quedarán para siempre en nuestro corazón.
Que Máximo Huerta se halla en un gran momento profesional es innegable. Si bien la vida personal le llevó hace un tiempo a tomar la decisión de regresar de nuevo a Buñol, ese reencuentro con sus raíces o retorno al orígen han logrado que incorpore en su haber un nuevo concepto de felicidad y que nos regala en "Mi pequeña librería'.
En esta entrega nos vuelve a llevar por las calles de su memoria y su infancia, donde creció y comenzó a evadirse del mundo gracias a su imaginación y a la literatura. En aquel tiempo se gestaría en su interior la pasión por un mundo que en su entorno, casi nadie entendía pero que le otorgaba alas de libertad y le permitía volar a otros mundos, otras realidades, en busca de felicidad. En la actualidad, instalado de nuevo entre sus recuerdos y entre las gentes que le vieron crecer, un día en un paseo, un impulso interior fueron suficientes para despertar la ilusión buscando alcanzar un nuevo reto: tener su propia librería. Así comienza una aventura incierta, cargada de anhelos y sueños que se ha convertido en la exitosa "Librería de doña Leo", punto de encuentro de autores y lectores de todo el país, y que han bautizado como #elkilómetrocerodelafelicidad.
Unas memorias presentadas en una preciosa edición, cuidada con mimo, con ilustraciones de Máximo y que os animo a leer; entre sus páginas se rinde un cálido y sentido homenaje a la vida, a los libros, a la familia (la heredada y la que se elige), a la capacidad de ilusionarse y de perseguir los sueños. Y es que como bien dice el autor "Y lo que solo era rutina empezó a convertirse en ruta".
Me gusta mucho cómo escribe M. Huerta, pero este libro no ha sido para mí. Salvo por dos instantes fugaces, que no han sumado ni dos pág entre los dos), el resto me ha parecido descafeinado.
Sabía que no era una historia al uso, que no era una novela y que hablaba en realidad de su regreso a la tierra y cómo surgió la librería de doña Leo, pero lo que no me esperaba es tanto relleno: títulos de novelas, listas de autores, citas de personajes ilustres, anécdotas deslavazadas y hasta cartas personales.
No hay trama, solo un mejunje que apenas funciona como entidad.
Un libro intimista en el que el autor habla de muchas cosas de su vida: su infancia, su estancia en Paris, sus libros, su madre.... Maxim nos cuenta que vuelve a Buñol, su pueblo de origen, a cuidar de su madre. Allí, entre lecturas y paseos, se le ocurre una idea: abrir una librería en Buñol. Nos cuenta cómo fue el proceso y cómo fue surgiendo, cómo en el bar, entre vinos, se iban animando a hacerlo... El libro me ha gustado. Sobre todo, las cartas del final. Esas cartas que deberías haber escrito hace años, esas visitas que no hemos hecho y que ahora cuando vamos a hacerlas, nos encontramos que la floristería ya no está, que Tilde ya no vive allí... Y eso es la vida...Ahora es cierto que es más fácil mantener el contacto, si se quiere. Pero cuando no había teléfonos móviles o e-mail, es más complicado. Me ha recordado a mi vida en Paris y a las personas que dejé allí... con unas mantengo el contacto y con otras, espero que les haya ido bonito.
Una Delicia de libro.Me recuerda a un cuaderno de campo que cuando yo estudiaba arquitectura hacíamos con dibujos y leyendas de lo que el paisaje nos transmitía ... Es una biografía íntima maravillosamente escrita con dibujos propios de Máximo que aún le dan más originalidad y valor al libro,nos habla del tiempo, libros ,sus libros y otraa grandes novelas ,citas...de la vejez, del amor....una obra tan tierna que mientras el describe su día a día y recuerdos construyendo un sueño que al final se materializa en su librería...a mi me hace recordar también momentos de mi infancia...mis primeras lecturas y actuales, mis padres..
Es un regalo de novela para todos los que amamos la lectura .
Un libro que se siente como un abrazo a las personas adultas que en su niñez fueron asiduas a las bibliotecas. También es como un manual sobre cómo abrir una librería; una guía de lecturas; un libro con cartas a escritores/as admirados; sobre cómo es la vida sencilla pero llena de afectos en un pueblo; y la generosidad en el gesto de acompañar a una madre. Muy honesto y tierno. Me ha gustado mucho.
Otros libros del autor no me han gustado pero este me ha llenado el corazoncito. Un relato ligero y entrañable que repasa las obras anteriores de Máximo mezclándose con los recuerdos de su más tierna infancia y su acercamiento a los libros libros y la literatura. Amor, tristeza, nostalgia, alegría, añoranza y positivismo envuelven la apertura de su librería y potencian la importancia de las letras.
"Las librerías son un ejercicio de justicia poética"
Estamos ante una obra intimista donde el autor nos contará todo el proceso de su librería, desde la idea hasta después de cumplir su sueño, pera ello lo conoceremos a él más profundamente.
El libro nos habla de la vuelta a Buñol junto a su madre por problemas de salud, de los amigos que se pierden por el camino, conoceremos retazos de su infancia y volveremos en ocasiones a su amado París, pero lo más importante y destacable que hacía que se me erizara la piel, ha sido su pasión por los libros.
Muchos podremos sentirnos identificados con esta pasión que nos da vida, la manera en la que lo transmite me ha parecido poética, como viajamos y vivimos a través de los libros, nos salvan y nos curan cuando es necesario, y son compañía y abrigo. · Estamos ante un libro que transmite, nos llena de nostalgia, nos habla de la vida, de los momentos perdidos, de la vejez, de crecer y de cumplir sueños. Se lee del tirón y es parada obligatoria para todos los amantes de la lectura, pues dudo que nadie pueda explicar el amor que le profesa a los libros de una manera tan bonita como lo hace Máximo en este libro. Le da sentido a la lectura y le busca motivos cuando realmente todos los lectores sabemos que no son necesarios, pero en su día a día los vemos. En la infancia quizás sea la curiosidad, la diversión y con el paso del tiempo se convierte en una manera de soñar con otros lugares, momentos...
No puedo más que recomendaros este libro, vivir junto al autor como es ir cumpliendo tu sueño hasta ver en pie la preciosa librería con la que tanto soñaste.
Una idea preciosa, un libro que te deja un pellizquito en el pecho. De forma indirecta describe ese punto en la vida en el que el hijo es lo suficientemente mayor como para comprender del todo a sus padres, queriendo que su yo del pasado haga las paces con ellos. Plasma el dolor del momento, y es que llega siempre demasiado tarde, y junto a él aparece el miedo al paso del tiempo y a las arrugas en sus caras, y el miedo a la enfermedad y te invade el deseo de volver a ser niño, de desear, en cierto modo, que tus padres sean eternos.
“Recordamos para volver a vivir. Para saborear el placer de un momento caduco, conscientes de la limitación que tiene el tiempo, haciendo la travesía a la inversa, recogiendo las migas que quedan, confiando en que cuando lleguemos al recuerdo... quede algo. ¿Qué buscamos cuando decidimos ir en busca del tiempo perdido? Esta pregunta inequívocamente proustiana solo puede tener una res puesta: entender el presente. Sin más. Al aflojar la tensión del hoy, encontramos el ayer, con la sencillez de un niño que dibuja una casa con camino, árbol y chimenea de humo vivo. Así es el recuerdo, algo simple. El tiempo resta, resuelve, aclara, ayuda, reduce, abrevia, separa y facilita”.
Recomendable para lxs amantes de la lectura. Qué bonito y delicado a la vez.
Leer a Máximo es una cura y un alivio para tu alma. Entra por los ojos y el gusto que te deja es inexplicable. Sabía lo que me exponía a leer en este libro diminuto, pero su carga emocional, por lo que explica y regala al lector o lectora, es una experiencia única.
Cada libro que abro de Máximo siempre busco el que me hace reflexionar, me pellizca, el que me hace entender cosas que ya sabía y me perfecciona. Con este libro me he emocionado y me ha motivado.
Máximo vuelve con un libro autobiográfico y nos regala parte de una nueva etapa que ha emprendido: la apertura y el proceso de su librería Doña Leo.
Durante el libro te explica cómo encontró el local, qué historia tiene detrás, cómo le vino la distribución y decoración de la librería, qué libros entrarán primero para vender y un sinfín de anécdotas súper interesantes que te llevan a más viajes de su pasado y de su carrera como escritor. Su madre, sin duda, es la gran protagonista de este libro porque hay conversaciones con Máximo tan bonitas e inquietantes sobre cómo era ella como lectora, y más anécdotas que deberás descubrir.
Luego, una de las cosas más curiosas es cómo ves tu nivel como lector al haber leído clásicos. A mis 4 años como lector, todo lo mencionado sabía de lo que hablaba y me faltaba por leer, y me ha dado un empujón más para sumergirme en estas historias. Lo que más destaco es el amor y el respeto que tiene el autor por la lectura y la escritura.
Deja unas frases tan bonitas y unas reflexiones tan hermosas y profundas que te las llevas en tu corazón, y la mente las convierte en algo tan positivo que cuando cojas tu nueva lectura o te expongas a crear una nueva historia, te lo cambiará todo a mejor. Por eso este libro es recomendable para aquellxs que aman los libros (aquí pongo una cosa mía) y no es recomendable para aquellxs que leen por modas o por dejarse guiar por expectativas. Un libro que te enseña a leer y a respirar.
“Tú tienes el poder de cambiar tu mundo.” Las primeras líneas de esta historia nos invitan a un fascinante viaje en el tiempo y por ello hace que te enganches. Mi pequeña librería es un canto a la vida de los grandes personajes, de las buenas historias, aquellas que nos descubrieron territorios infinitos, esas que, como este libro, se quedarán para siempre en nuestro corazón.
Un libro dedicado a los libros, a recuerdos de las lecturas del escritor. Prosa llena de ternura, y de poesía, que invita al lector a nuevas lecturas, a visitar la pequeña librería.
En Mi pequeña librería, Maxim Huerta nos invita a habitar un espacio donde el tiempo deja de ser una línea recta para convertirse en una serie de olas que van y vienen, trayendo recuerdos, esperanzas y pérdidas. Con una prosa sencilla, pero cargada de emociones, Huerta construye un refugio hecho de libros y silencios, donde cada página es una puerta hacia el pasado y una promesa hacia el futuro.
Este libro no es solo sobre una librería en un pequeño pueblo, sino sobre el poder de las historias para alimentar el alma. Huerta nos recuerda que la vida, como los libros, está hecha de esperas: la espera del amor, del cambio, de la reconciliación con nosotros mismos. Las palabras que encierra cada título en la librería de Doña Leo no solo cuentan historias, sino que ofrecen consuelo y respuestas a quienes, como el propio autor, buscan un poco de luz en medio de la incertidumbre.
📚 Cada caja que se abre en esta librería contiene mucho más que palabras; contiene fragmentos del pasado que resuenan con el presente. Cada lector que cruza la puerta no está solo comprando un libro, está encontrando un pedazo de sí mismo en las páginas.
“La memoria es novelera”, dice Huerta, y nosotros no podemos evitar pensar en cómo nuestros recuerdos también se transforman con el tiempo, igual que las historias que habitan en los libros.
Si alguna vez has encontrado refugio entre las páginas de un libro, este relato te hablará. Y te recordará que en la espera, y en las historias que leemos, se forja el futuro que soñamos.
3,5. Me encontré con este libro paseando por la biblioteca, lo cogí, lo hojeé y me lo llevé sin pensarlo demasiado. No he leído ninguna novela del autor, pero me ha resultado tierno y poético. Un libro sin pretensiones, que se lee fácilmente.
Como no refugiarse en la lectura, si con los libros podes vivir mil vidas. Es un tiempo ritual, en el que te das cuenta que los humanos pueden hacer magia. ✨Jamás tanto silencio puede decir tanto✨
Este libro esconde la biografía de cómo la librería de color azul cobalto, con un banco desgastado en el exterior, tras su gran ventanal y de aspecto parisino fue construida poco a poco en una de las calles de Buñol (Valencia) de nombre Doña Lola, como no podía ser de otra manera, como la perra del dueño de la librería, y del autor del libro, cuyas cubiertas tienen el mismo color.
Escrito con encanto e ilustrado con trazos descuidados pero bien hechos y unas dosis de colores, Máximo Huertas te profundizará en la historia de cómo desde pequeño amaba los libros y supo, desde que entró en su primera biblioteca, la del barrio, que él quería también, tener su propia biblioteca, o librería, y un día, ya de mayor, cuidando de su madre, al mudarse a Buñol: lo vio. Vio su sueño.
Y ante todo pronóstico, aunque la gente allí no leía: para qué, si nadie aquí en el pueblo lee, le decían. La librería tuvo el éxito que hoy conocemos. Ese encanto, esas estanterías llenas. Platero y yo, el primer libro en salir de la caja y en estar en las estanterías, arriba del todo.
Un libro que si te gustan los libros, tienes que leer.
Hoy he podido dedicar la tarde en lecturas. La primera, después de muchísimos meses, en casa. Ha sido con mi autor placentero, una macedonia y la ventana ligeramente abierta.
Mi pequeña librería tendría el nombre de una gata.
El pueblo, dormido en la memoria durante años, despertó para mí. [...] Doña Leo, mi perra, a tirones, me llevaba de un sitio a otro, saludando árboles y esquinas que ya empezaban a ser de nuevo familiares por habituales; el micro mundo del sofá y la cama se ofrecía nuevo en cada plaza [...] Una mañana de no sé qué mes, solo recuerdo el frío, apareció el deseo. «Mira esa fachada. Mira esa tienda vacía.
En un fascinante viaje en el tiempo, Máximo Huerta regresa a Buñol para cuidar a su madre y los recuerdos se amontonan: las primeras lecturas, los vecinos, los días de lluvia, las tardes de rotuladores, chocolate y el abrigo de las primeras lecturas. «Sin leer estaría muerto», reconoce el autor.
Mi pequeña librería es un canto a la vida de los grandes personajes, de las buenas historias, aquellas que nos descubrieron territorios infinitos, esas que, como este libro, se quedarán para siempre en nuestro corazón.
Una novela sencilla, corta y de rápida lectura. Donde el autor nos va narrando el momento previo a la inauguración de su nueva librería en Buñol (Valencia) “La librería de Dª Leo”, en honor a su perrita. En el relato encontraremos: citas de libros, veneración por todas las librerías del mundo, hace mención a grandes autores y nos hace ver que los sueños se cumplen. Además, está cargada de nostalgia, recuerdos, vuelta a la niñez, muchas historias leídas y vividas, … Es una pequeña historia que transmite mucho y se lee en unas horitas.
Nosotras no solemos leer este tipo de género, pero en ocasiones lo hacemos porque no queremos dejar pasar novelas como esta, que la verdad, merece la pena conocer. Hacía mucho tiempo que no leíamos a @maximohuerta y no porque no nos guste, al contrario, tiene una pluma que transmite mucho y es fascinante, pero siempre lo vamos posponiendo… hasta hoy!.
«Da igual qué libro elijas, si lees bastante siempre llegarás a alguna parte»
Un libro lleno de poesía sobre como el autor cumple un sueño: abrir una librería. Una defensa a ultranza de los libros, las palabras, los recuerdos y la niñez. Sencillo pero muy bonito.
"Mi pequeña librería" es una historia bellamente contada de cómo el autor abre una pequeña librería en su pueblo de origen.
La narración va dando cuenta de todo el proceso, que no inicia con identificar un local vacío, sino muchos años atrás, desde cómo en su niñez se fue gestando el amor por la literatura, donde su abuela, una lectora consumada, se constituye en el origen de una pasión que lo llevó e erigirse no solo como un lector voraz, también como un gran escritor.
A medida que avanzan las páginas el autor va dando detalles acaso triviales de la adecuación del local y las trabas burocráticas, hasta otros más íntimos como las charlas con su madre, las anécdotas de la infancia y de esos amores que a veces se quedan atravesados en la garganta.
El autor reivindica la importancia de la literatura en la vida de la gente y su poder modelador (quería escribir "transformador") del comportamiento y del ser. Así mismo, casi sin quererlo, subraya el valor del presente y la urgencia del hacer, especialmente de aquello que nos llena el alma.
Podría decir que hacia el final la lectura se pone un tanto zalamera, pero tal vez para mi y mi personalidad huraña y desdeñosa; en general debo decir que disfruté mucho este libro y, gracias a las redes sociales, pude además conocer la librería, más allá de las meras descripciones.
➡️ Con la llegada del autor a su pueblo para cuidar a su madre, aparecen con él los recuerdos de niño, sus primeras lecturas, los lugares infinitos por donde divagar con los personajes de esos libros que dejan huella imborrable en ti, esas cartas tan bonitas a personas vitamina, esa ilusión por un sueño: su pequeña librería.
➡️ El relato de cómo se fue creando su propia librería hace que, a los que nos encanta leer, sintamos como nuestro ese espacio donde las palabras tienen voz y el olor y canto a la vida misma se transmita al entrar. Tal y como expresa en palabras es al ir allí a la Librería de Doña Leo, una librería más que especial.
Este libro para mí ha sido un auténtico regalo. Porque es una oda a los libros, las librerías, las bibliotecas y los lectores. A lo maravilloso que es recorrer otros mundos con algo que puedes tener en tus manos. Pero, sobre todo, porque reconocía todos y cada uno de los lugares de mi pueblo. De nuestro pueblo. La biblioteca, con el mismo bibliotecario desde que tengo uso de razón. Nuria y su droguería. La pequeña relojería de la plaza a donde iba a comprar pegatinas. Y por supuesto, la librería de Doña Leo, que ha dado tanta vida al pueblo. Porque para mí, Buñol siempre será casa y lugar al que volver 🏠❤️🩹
📚 Una bella novela biográfica que cuenta la realización de un sueño y, a través de ella, nos habla de libros, escritores/as, citas y del valor de la palabra escrita y leída. Las historias que lo forjaron como lector y como escritor. El deseo que renace, encuentra su lugar y su forma.
📖 Ágil, corta, sencilla, emotiva y entretenida. Para repasar lecturas, añorar personajes y recordar pendientes. Para disfrutar, en palabras del autor, de "una declaración de amor a la literatura". ¡Me gustó!
En ocasiones, una pequeña iniciativa personal se convierte en un impulso que puede cambiar la vida de una persona. Así, cuando Máximo Huerta se tiene que ir a vivir a Utiel para cuidar a su madre, decide montar una librería. Y en este pequeño y poético ensayo, nos cuenta tanto la gestión necesaria para abrir la librería, como una reflexión interior acerca de la lectura, la escritura, las relaciones familiares... Muy recomendable.
Un libro del que sentía que me lo estaban contando en voz baja; cotidiano, pero poético; realismo mágico en una realidad poética; con tantas frases lindas, ideas, emociones. Muy recomendable. No me gusta esa frase de “una carta de amor a…”, pero es cierta en este caso. Este libro habla del amor hacia los libros, como objeto y como contenido; como camino y objetivo… Gracias, Máximo Huerta… y aún me queda pendiente “Adiós, pequeño”, pero esa es otra cita y será en otro momento.
Una preciosa oda a la vida, a la infancia, a la literatura... Máximo Huerta hace que se te escapen las sonrisas y también alguna que otra lágrima. Lo disfruté de principio a fin.
Por ponerle un "pero", destacaría las cartas que dedica a los personajes de sus novelas, ya que solo me leí "Una tienda de París" y no entendía bien muchas de las cosas que escribía; pero lo hace tan bien que hace que quieras seguir leyendo todos sus libros.
Precioso libro de Máximo Huerta en el que nos cuenta su pasión por la literatura, desde sus inicios como lector hasta cumplir el sueño de abrir una pequeña librería. Frases maravillosas y reflexionas profundas del autor sobre la lectura, los libros y la vida. Una historia para sentir recordar los libros que nos han acompañado y nos acompañarán.