Soy seguidor de Días de Cine desde hace muchos años y Gerardo me cae muy bien. El libro es fácil de leer y cuenta cosas interesantes. Pero tengo que decir que me ha sorprendido mucho la cantidad de veces que se repiten las mismas palabras en la misma página o incluso en el mismo párrafo. Y hay errores de tildes.
Un viaje a la mente de un fordiano nato. Imprescindible para cualquier amante del cine y tremendamente personal y resonante, al menos bajo mis ojos.
Aquí abajo me extiendo mucho más, en mi sección #BobinaYTinta, donde hablamos de literatura cinematográfica, de mi medio #VistoEn35MM ⬇️ https://vistoen35mm.blogspot.com/2025...
Un libro que los muy muy muy cinéfilos disfrutarán mucho. Me ha gustado mucho la primera parte, la relativa a su infancia, pero creo que después se dispersa un poco en nombres para mí al menos, desconocidos. Eso sí, se puede sacar mucha información si se lee despacio y apuntando nombres de películas, etc.
Un verdadero apasionado del cine, de enciclopédica memoria y disparatada verborrea. Para los acérrimos seguidores del programa “Días de Cine” y para marcar en su capítulo más extenso “listas, tontas” una interminable referencia de películas para ver sí o sí. Entretenido.
Muy bien. Un libro excepcional. Un recorrido por los mejores directores y las mejores películas del cine mundial. El capítulo dedicado al cine por sí solo ya es un libro. Enhorabuena por el libro
Quitaría el cinéfilo del título. El tipo dijo una vez en una charla en la que estuve presente: "Si los videojuegos son arte yo soy obispo". No contento con ello, lo dijo en un tono condescenciente. "Yo odio los videojuegos, qué van a ser arte los marcianitos". Dicho de forma sucia y vergonzante. Entonces fui al obispado de los cinéfilos, y ahí estaba él, con su pose, flema y enjundia personal, dándose importancia con efusiva arrogancía, pero ocultándose con comentarios de falsa humildad. Fue ridículo.
Allí todos lo adoraban por estar detrás de un mítico programa de cine de RTVE. Todos lo perseguían como si fueran grupis. A mí simplemente me pareció un puñetero pringado. Alguien que ve tantas películas a lo largo de los años y tiene semejantes prejuicios no es un buen obispo del cine, pues no respeta a los artístas ni a las historias en los diferentes medios en que los narradores las cuentan. Es un sectario del cine, que es otra cosa, y eso no es amar las historias. Y como diría Chaplin, solo los que no aman odian.