Una novela tan insólita como fascinante, una búsqueda sobre las fronteras entre la ciencia, la ficción y las formas de la realidad.
Un hombre que bordea los cuarenta años ve a su madre decaer a causa de un vertiginoso Alzheimer. Ese caso y el de otros seres queridos que padecen estados de conciencia alterados y experiencias cercanas a la muerte lo llevan a preguntarse, de manera radical, por el funcionamiento de la mente humana, por los mecanismos tras los delirios, los olvidos y las alucinaciones. Su meditación, apuntalada con lecturas que lleva a cabo con devoción -de Oliver Sacks, principalmente, y también de Carlos Castaneda y otros exploradores del cerebro humano-, da por resultado un relato tan insólito como fascinante, una búsqueda personal sobre las fronteras entre la ciencia, la ficción y las formas de la realidad. Cristian Geisse despliega en esta novela una escritura veloz y a menudo cómica para trazar personajes y episodios indelebles. Tu enfermedad será mi maestro renueva las credenciales que lo sitúan como uno de los fabuladores más singulares e imprevisibles de la literatura chilena actual.
"¿Por qué no puedo ser así? ¿Por qué tengo que quejarme tanto? ¿Por qué me cuesta tanto disfrutarlo? Pero no. Juro que en estos momentos lo estoy disfrutando. No sé lo que es, no sé si alguien va a leer esto alguna vez, pero lo estoy disfrutando. La enfermedad de mi madre es mi maestro y sé que no debo quejarme, debo dejar de victimizarme. No me pasa nada. No gano premios, no me dan becas, no hay reconocimientos. No hay retribución. Ya no quieren publicar mis libros. No me pescan. No puedo vivir de escribir. ¡Qué más da! Debo salir adelante, debo disfrutar, debo vivir el proceso, debo encontrar la forma de hacerlo: terminar un bloque, luego editar. ¡Esa es la parte mejor! Volver a lo escrito, corregir, borrar, mover, cambiar: es entonces cuando puedo pasar horas, días, olvidarme de comer, de tomar, de dormir. ¿Qué voy a ganar con todo esto? Yo no soy un prodigio, no soy un genio, no tuve padres tan educados, las condiciones nunca fueron las óptimas, quizás lo escogí por descarte, pero voy a seguir porque en el fondo estoy creando una proyección de mí mismo, estoy alimentando mi alma, mi espíritu, mi mente. Hablar de Sacks, de Castaneda, del extraño y valiendo Jeremy Narby, extiende mi mundo, me hace crecer, me hace avanzar en mi camino hacia el ángel. Escribir extiende mi conciencia, la amplía, crezco de una manera formidable. Para eso escribo. Escribir no me está matando. Escribir no me está esquilmando. Escribir no es autoexplotación. Escribir no es autohumillación. Escribir no es autoflagelación. Escribir me da vida, experiencia, amor".
No había leído nada de Cristián Geisse (1977), aunque es autor de varias novelas, poemarios y cuentos.
Esta es una obra híbrida. Especie de ensayo, crónica y narración, donde se funden datos científicos, referencias literarias, experiencias personales, comentarios, reflexiones.
La madre del narrador tiene Alzheimer. Este hecho lleva al narrador a pensar en la muerte. Son varias temáticas entrelazadas: el envejecimiento, la enfermedad, la conciencia, la escritura, la ciencia, la búsqueda de la verdad, el sentido de la existencia.
Los libros de Oliver Sacks son un eje importante en el relato, ya que sus obras son un punto de referencia y fuente de información relevante para sus reflexiones. Sin duda es la inspiración para el intento del narrador de "profundizar en la relación entre literatura y ciencia". También hace mención a la obra de Carlos Castaneda como otro referente importante, aunque no exento de críticas, en esta compleja relación entre el campo de la creación literaria y el conocimiento científico.
Es un libro que se lee con bastante fluidez, ameno, entretenido, quizás un tanto disperso, pero con una dinámica narrativa eficaz que mantiene vivo el interés de principio a fin.
La parte de la madre no me tocó ninguna fibra, no me llegó su dolor, no me puso triste, no me presionó el pecho, no se me apretó la garganta, no me pude poner en sus zapatos. Tal vez, porque mi mamá tiene una casa de reposo y he visto a tantas personas con Alzheimer que simplemente me acostumbré. Por supuesto, no le quito el peso a su dolor, ni nada por el estilo, pero es muy de él y no llegó a ser ni en una pizca algo mío. Y leer algo triste que no da pena, es como jalar e igual quedarse dormido. La otra parte, la más ensayística, me gustó caleta. Sacks, la teoría de las alucinaciones, la tranquilidad que le genera la escritura a Geisse, el chamanismo, la búsqueda de conectar con el universo y fundirse en él. Todo eso, muy bien, como si por un momento entrara a otra zona de su escritura, una más calmada en la que reposa sus emociones.
Había escrito algo lindo sobre el libro pero se borró. Voy con algo rápido. Después de 20 páginas que me parecieron muy masculinas apareció una voz con genuino interés en el cerebro. Los relatos frontera de ficción - ciencia son muy entretenidos. La relación con su mamá es tierna e interpeladora, la referencia a los cuidados de ella es honesta. Lo curioso es que los cuidados, siendo el tema central de la invitación del texto, se expresan de manera menos explicita. Esto vuelve más interesante el libro porque finalmente se centra en viajes entre la vida, la muerte y la vida. Me gustó.
El nuevo libro de Cristián Geisse es un homenaje doble. Primero, al escritor Oliver Sacks, un escritor por el que siente (dice Geisse) una admiración cercana al enamoramiento. De él destaca su obra, aplicándola a las alucinaciones y visiones que algunas personas sufrieron al ser intubadas por el covid, así como también su calidad humana como médico. Su segundo homenaje es a las enfermedades como proceso de conocimiento a partir del alzheimer que aquejaba a su madre. Si bien esto último justifica el nombre del libro, “Tu enfermedad será mi maestro”, en ambos homenajes subyace la misma idea. Ambas circunstancias nos enfrentan a desafíos de los paradigmas que abrazamos, sea porque desafiamos lo que percibimos (¿qué es lo cierto?), sea porque nos enfrentamos a la muerte no como un fin sino como la experiencia más alucinante de todas. Esto muestra a un Geisse (uno de los mejores escritores de nuestro país) distinto al que había leído antes, logrando uno de los libros más impresionantes de este 2024.
“Yo nunca hago regalos para la navidad. Nunca. A nadie, ni siquiera al Alonso. Le pido a todo el mundo que por favor no me regale nada. La María jamás me ha hecho caso. Este año me dio unos chocolates que quizá sabe que se van a terminar comiendo los demás. Pero yo sentí la necesidad de darle un abrazo de navidad. No es alguien de piel. En muy raras ocasiones nos hemos dado un beso de saludo o despedida. Pero sentí la necesidad de darle un abrazo muy sentido y decirle muchas gracias, María, por todo, de todo corazón. Y lo hice. Creo que es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida”.
Creo que esta es la segunda novela de Geisse en que se plantea el mismo modelo narrativo. En Sapolsky también se usaba esto de rastrear la obsesión de un personaje por las ideas de una persona del mundo real, en ambos casos esta persona es un científico. Antes fue Robert Sapolsky, ahora es Oliver Sacks. La diferencia entre ambas novelas es, tal vez, la maduración del narrador-personaje. Al parecer el alcohólico bueno para la droga ahora es un hijo tranquilo, compasivo y responsable (dentro de lo que se puede). Me llama la atención también este ejercicio de la literatura mirando a la ciencia. Algo parecido a lo que hace Labatut, aunque Geisse lo hace con mucha más presencia y sentido del humor.
Me ha gustado esta novela que linda entre lo real y lo fabulado en la que un escritor cuidando de su madre en los últimos estadios del Alzheimer nos narra las experiencias y alucinaciones que han vivido otras personas estando al borde de la muerte. Me recordó a los libros de Labatut sin acercarse en brillantez, pero muy interesante.